Revista Nº12 "INTEGRACION Y RELACIONES INTERNACIONALES I"

Resumen
El presente escrito nace de la inquietud de analizar que implicancias posee para potencias emergentes  representadas en este caso en Brasil, el inicio del proceso de ruptura del orden unipolar dominado por Estados Unidos una vez terminada la contienda bipolar que caracterizóa la post-guerra. En este sentido vamos a recorrer los distintos posibles escenarios actuales y futuros; desde la unipolaridad sin hegemonía, la multipolaridad en dos posibilidades: multipolar cerrado regionalmente y competitivo; el segundo multipolar abierto basado en instituciones1 , y además,  incluso la no polaridad, y sus oportunidades y desafíos para un actor como Brasil que se ha convertido paulatinamente pero con firmeza en un actor relevante y con peso dentro del sistema internacional.

Abstrac
This letter comes from the concern of analysis that has implications for emerging powers represented in this case in Brazil, the commencement of the breakdown of order US-dominated unipolar since the end of bipolar struggle that characterized the post-war. In this sense we will tour the various current and future scenarios, from unipolarity without hegemony, multipolarity in two ways: closed multipolar and competitive regionally, the second based open multipolar institutions, and furthermore, even the non-polarity, and opportunities and challenges for an actor like Brazil that has been slowly but steadily become a major player and weight within the international system.

La decadencia del mundo unipolar y el ascenso de Brasil.
Por: Gonzalo Manuel  Polarolo*
Introducción

El presente escrito nace de la inquietud de analizar que implicancias posee para potencias emergentes  representadas en este caso en Brasil, el inicio del proceso de ruptura del orden unipolar dominado por Estados Unidos una vez terminada la contienda bipolar que caracterizóa la post-guerra. En este sentido vamos a recorrer los distintos posibles escenarios actuales y futuros; desde la unipolaridad sin hegemonía, la multipolaridad en dos posibilidades: multipolar cerrado regionalmente y competitivo; el segundo multipolar abierto basado en instituciones2 , y además,  incluso la no polaridad, y sus oportunidades y desafíos para un actor como Brasil que se ha convertido paulatinamente pero con firmeza en un actor relevante y con peso dentro del sistema internacional.
Cuando discutimos sobre la idea de la unipolaridad debemos realizar un esfuerzo por liberarnos de trabas ideológicas frente a la unidad estatal que se ha convertido desde el fin de la guerra fría en aquella que concentra capacidades económicas, militares y políticas como ninguna otra lo ha hecho en la historia del sistema internacional; Estados Unidos.  No es acertado subordinar a un dogmatismo rancio el análisis objetivo de los beneficios y desventajas que la ruptura de un mundo unipolar implican para las restantes unidades del sistema, principalmente para potencias medias. Un análisis responsable de la cuestión nos permitirá observar que frente al entusiasmo que ostentan algunos mandatarios, funcionarios y analistas internacionales, y aquellos que ven en la multipolaridad el gran paraíso de oportunidades, el fin de la unipolaridad presenta un camino que cuanto menos es escabroso y complicado.
A los fines de realizar el análisis propuesto, debemos:
1- Comprender el ascenso de Brasil.
2- Señalar las características de su política exterior bajo la administración de Lula y sus estrategias.
3-Analizar los escenarios posibles, frente a decadencia del mundo unipolar. (Unipolaridad sin hegemonía, multipolaridad cerrada/abierta, y la no polaridad)
4-  Finalmente identificar en dichos escenarios las oportunidades y desafíos para Brasil.


El ascenso de Brasil:  potencia regional de alcance global


Los criterios para determinar la jerarquía de Estados en el sistema internacional no son uniformes y generan siempre controversias, donde los intereses políticos se mezclan con los desencuentros teóricos. En forma tradicional, podemos distinguir entre superpotencia, grandes potencias, potencias medias y potencias menores. Para nuestro propósito referido a Brasil nos resulta relevante comprender el significado de una potencia media en el sistema internacional. Una idea interesante que expone Detlef Nolte  permite aclarar la cuestión:
En la literatura científica actual se hace una diferenciación entre potencias medianas tradicionales – como por ejemplo Canadá, Australia, Nueva Zelandia, los Países Bajos y los países escandinavos –, que en parte pierden influencia en la política internacional, y nuevas potencias regionales emergentes y potencias medianas emergentes (emerging regional powers y emerging middle powers), entre los cuales figuran por ejemplo Sudáfrica, India y Brasil (Schoeman 2003). Mientras las potencias medianas tradicionales se definieron principalmente por su papel en la política internacional, las nuevas potencias medianas son en primer lugar potencias regionales y además potencias medianas en el ámbito global.          ( Detlef Nolte; 2006: 14)

Ateniéndonos a esta clasificación podemos conceptualizar a Brasil hoy como una potencia media en el plano global y al mismo tiempo como una potencia regional. Teniendo en cuenta que no necesariamente una potencia media en el ámbito global debe ser potencia regional como por ejemplo Canadá.
Podemos considerar como potencias medias a aquellos Estados que, debido a su dimensión (territorial, demográfica, económica, político-diplomática o militar) o a su situación geopolítica en una región determinada, presentan la capacidad y la voluntad necesarias para ejercer una cierta influencia en determinadas áreas de las relaciones internacionales. Esta influencia puede traducirse en la formulación o puesta en práctica de una política exterior activa e independiente, en una participación destacada en los intercambios internacionales (en los ámbitos comercial, de mediación, de participación activa en las Naciones Unidas y en otras organizaciones internacionales, etc.) o en una voluntad de tener un papel destacado en los asuntos que afectan a su región¨.( Palou; 1993:15).
Brasil ha ingresado en los últimos años en un proceso de consolidación y transformación de su status como potencia. Su proyección internacional está resultando evidente, aunque paradójicamente su legitimación en el plano Sudamericano está resultando un proceso extremadamente engorroso. Fundamentalmente Venezuela parece posicionarse como el Estado más reticente a aceptar el liderazgo de Brasil en la subregión, principalmente en razón a su propio interés de posicionarse en ese papel, aunque dicho intento parece fundarse más en su  auto-percepción de un liderazgo potencial desde el discurso político del Bolivarismo del siglo XXI, que en las capacidades objetivas de poder materiales, aun a pesar de su papel geopolítico clave mediante los recursos no renovables del petróleo, y el crecimiento de su capacidad militar. Sin embargo el área de influencia de Brasil no se aplica solo a esta subregión, sino que se está expandiendo progresivamente  a toda América Latina. La ¨norteamericanización¨ de México desde la firma del NAFTA y su mirada puesta en sus relaciones con Estados Unidos, significo una retirada por parte de este país de Sudamérica, otorgando un gran espacio para que  Brasil se perfilara como potencia al menos inicialmente en la subregión.
Pese a que la política exterior de  Brasil ha tendido a diferenciar dos aéreas en América Latina:  América del Sur por un lado y América Latina del norte y el Caribe y a esta ultima históricamente la reconoció como área de influencia de Estados Unidos, los recientes acontecimientos ocurridos en Honduras en este año parecen haber modificado esta histórica posición de Brasil, ya que ha asumido un rol central y determinante en este conflicto y lo ha hecho en el rol de potencia. Por tanto su área de influencia ha traspasado Sudamérica.
Además el radio de acción e influencia de Brasil evade el encapsulado regional, y gana espacios en el escenario global ya que participa cada vez más en la toma de decisiones que moldean el sistema internacional. La combinación de potencia media en el ámbito global y potencia regional es lo que distingue a una potencia emergente como Brasil. Y el peso global de Brasil parece crecer a un ritmo continuado; el status de socio estratégico por parte de la Unión Europea, la invitación para sumarse al G8 con China e India, los acuerdos firmados con los Estados Unidos en materia de cooperación energética a través de los biocombustibles, entre otros acontecimiento parecen confirmar esta tendencia.
El crecimiento y ascenso de Brasil no es una casualidad. Ha aprovechado un contexto internacional que en los últimos años le ha sido favorable, como el gran aumento en el precio de los productos agrícolas-ganaderos. Brasil se ha convertido en un superpotencia agrícola, de la mano de su gran capacidad de  producción, alta competitividad del sector, además de desarrollar un altísimo nivel de tecnología para la bioinvestigación, la expansión y crecimiento de Brasil en este sector le permite explotar dos aéreas de gran relevancia global, el mercado de los alimentos con sus precios en alza, y su creciente peso a futuro como cuestión estratégica por la escasez de alimentos para una población mundial que crece, y  en segundo lugar el desarrollo de biocombustibles como el etanol. Al mismo tiempo ha ampliado y profundizado su industria en forma sostenida y atrae inversión extranjera directa en grandes cantidades. El desarrollo entonces es tanto productivo, como industrial y comercial.
Por otro lado el ascenso de Brasil ha sido impulsado  en forma clara con la palanca de su política exterior y sus estrategias, como veremos en la siguiente sección del presente escrito.
Si Brasil persiste en el camino por el que se está conduciendo y posee la voluntad política y además de los beneficios asume los costos y responsabilidades que implica, es posible que en un futuro no muy lejano se convierta en  una potencia mundial de primer orden.

La política exterior de Brasil en la administración Lula: sus estrategias.
“All scenarios for the rapid return of multipolarity involve
regional unification or the emergence of strong regional
unipolarities.” (Wohlfort 1999: 30)

La llegada al poder del presidente Lula en 2002 despertó resquemores debido a su signo político en la comunidad internacional. Sin embargo la estrategia general mantuvo los  lineamientos básicos de la política exterior del presidente Cardozo. Se podría decir que Lula Da Silva ha profundizado ese modelo, a la vez que le ha impuesto  su propio sello.  La administración Lula ha mostrado coherencia y seriedad a la hora de diseñar su política exterior. Ha sabido plantear la defensa de sus intereses nacionales  sin posicionarse bajo un discurso radicalizado y profundamente confrontativo, que le ha permitido sumar respeto en el marco internacional, una gran combinación entre la defensa de sus intereses y la mesura.
La gran estrategia de Brasil ha sido apostar a los organismos multilaterales y a las instituciones internacionales. En realidad esta es una estrategia típica de las potencias medias en el plano global  o de potencias regionales, que buscan traducir su liderazgo regional en una presencia e influencia más fuerte en el ámbito global y su respectiva agenda. Es por ello que:
    Las potencias regionales usan cada vez más estrategias políticas típicamente adscritas a las potencias medianas tradicionales. Así, a las potencias medianas tradicionales se les atribuye un interés pronunciado por instituciones internacionales (o por crear tales instituciones) y por forjar coaliciones en el marco de estas instituciones para restringir el poder de estados más fuertes (Stairs 1998; Hurrell 2000; Cooper 2000; Royds 2000). Conflictos por el poder o contra-poder y influencia se dirimen cada vez más en el marco de instituciones internacionales .Por eso, se puede medir el poder tanto de las potencias medianas regionales como de las potencias regionales emergentes también sobre la base de la influencia que ejercen sobre la conformación de instituciones internacionales (Hurrell 2006: 11).

Esta fuerte apuesta a robustecer su peso en las instituciones internacionales y  al multilateralismo, está fundada en una revisión del concepto de autonomía que ha realizado la administración Lula. Dicho concepto no refiere a la autonomía como autarquía.

Por otro lado, el significado de la autonomía, de acuerdo con los formuladores de la política exterior del gobierno de Lula, también es distinto de la versión cosmopolita de pensar a Brasil en el mundo ¨de afuera hacia adentro¨. ( Soares De Lima; 200 : 29).
Es decir que en lugar de adaptarse a las regulaciones establecidas, la estrategia actual resulta más ¨ofensiva¨,  Brasil debe ser protagonista en los temas de la gobernanza mundial, debe influir  realmente en la decisiones y establecer agendas. Pensarse ¨ de adentro hacia afuera¨:
La posición es de afirmación de los intereses nacionales, de la necesidad de articular la acción colectiva del Sur con vista a la transformación del orden por la vía de la transformación de las normas internacionales vigentes y de la búsqueda del equilibrio mundial mediante la construcción de polos regionales de poder. Se articula, así, el concepto de autonomía, es decir, que Brasil participe activamente en la transformación de las normas para hacerlas más próximas a los intereses y valores Brasileños.
( Soares De Lima; 200 : 29).
Y es en este sentido en el que ha trabajado arduamente Brasil. No solo ha reforzado su peso y participación activa en instituciones internacionales y en el escenario global, entre algunos ejemplos relevantes podemos mencionar, en  Naciones Unidas fundamentalmente mediante su participación y compromiso en las misiones de paz en razón de la búsqueda de un asiento permanente en el Consejo de Seguridad, también impulsando su protagonismo en la OMC principalmente de la cuestión agrícola, desarrollo y profundización del bloque con India y Sudáfrica, y la articulación del BRIC (Brasil, Rusia, India, China). Es interesante observar en la estrategia de Brasil en relación a la ONU de mostrarse dispuesto asumir una responsabilidad en el mantenimiento de la paz y la seguridad mundial, intentando jugar un rol como Estado estabilizador sobre todo en Latinoamérica, reforzando su papel de potencia regional, y buscando ampliar su peso global mediante su búsqueda del asiento permanente en el consejo de seguridad de la ONU. Su gran participación en la misión de paz en Haití (MINUSTAH) en la cual gano la comandancia de la misma apuntan en este sentido.
Pero como mencionábamos en líneas anteriores la estrategia no solo abarca buscar la reforma desde el interior de las instituciones internacionales vigentes, sino al mismo tiempo la creación de nuevas instituciones, como la iniciativa del UNASUR, y la creación del Consejo de Defensa Sudamericano.
Además existió desde el inicio de la administración Lula un fuerte compromiso por continuar desarrollando y profundizando el Mercosur, y lograr un espacio de integración que represente más que una simple unión aduanera aun con resultados dispares y oscilantes, buscando una integración más amplia y efectiva que abarque la convergencia de las políticas macroeconómicas, el patrocinio y la integración de los mecanismos de protección social, la unificación monetaria, la formación de instituciones parlamentarias comunes e incluso de un sistema propio de defensa.
En realidad  debemos tener en cuenta para una global comprensión que el impulso de creación de nuevos espacios de integración regional, así como la profundización de los existentes que sostiene como política Brasil, está íntimamente relacionado con el concepto de hegemonía cooperativa propuesto por Thomas Pedersen, y a su vez este está vinculado con la estrategia de soft-balancing.
La hegemonía cooperativa implica comprender esta fuerte apuesta a la integración regional de Brasil en términos de sus intereses como potencia regional y su deseo de proyección  como actor con peso en ámbito global. La hegemonía cooperativa:
¨Se trata de una forma blanda de dominación mediante arreglos institucionales cooperativos, que se fundamentan en una estrategia de largo plazo¨(Detlef Nolte;2006: 24)
En realidad para ser más específicos aun, se trata de una hegemonía cooperativa ofensiva en el caso de Brasil, ya que como potencia regional utiliza los diferentes espacios de cooperación regional para reafirmar su intensión de lograr un papel más importante en el escenario global.  Esta hegemonía cooperativa ofensiva, está fundada en poseer un gran poder económico y soft-power, pero sin detentar una preponderancia militar. En cambio la hegemonía cooperativa defensiva tiene que ver con una potencia regional que ha perdido poder militar, e intenta estabilizar su liderazgo por esta vía alternativa que compense su pérdida de poder en ese campo.
La hegemonía cooperativa en comparación con una hegemonía unilateral posee ciertas ventajas para la potencia regional 3 :
1- La integración regional como elemento esencial de la hegemonía cooperativa sirve para la agregación de poder (advantages of scale), lo que es especialmente importante para potencias regionales emergentes que aspiran a un protagonismo mayor en el ámbito global.
2- Una hegemonía cooperativa garantiza estabilidad en la región, porque encuadra a los otros estados en la región mediante incentivos positivos, porque tiene más legitimidad como forma de dominación y porque reduce el riesgo de la formación de contra-alianzas en la región y de alianzas con estados fuera de la región.
3- La hegemonía cooperativa es inclusiva, en lo que se refiere a una estrategia de asegurar el acceso a los recursos (materias primas) en la región, y
4- sirve para la difusión de las ideas y los modelos políticos y económicos preferidos por la potencia regional en la región.
La estrategia de largo en la que se funda la hegemonía cooperativa como decíamos en líneas anteriores, se vincula con la búsqueda del soft-balancing:
Al usar instrumentos blandos para objetivos duros (crear a largo plazo un contrapoder sudamericano)Brasil podría calificarse como una “hegemonía cooperativa”.
Ésta tiene la capacidad de acumulación de poder (power aggregation capacity), de compartir poder (power-sharing capacity) y de asumir un compromiso (commitment capacity).
(Susanne Gratius; 2007:24)
En realidad la intención al menos actual de Brasil no es transformar radicalmente las instituciones y las reglas internacionales, su crítica se basa en el hecho de que esas instituciones no reflejan la real distribución de poder de la actualidad, y cree que esas estructuras han quedado anacrónicas frente a la emergencia de un mundo que cada vez es mas multipolar y menos unipolar.
El  soft-balancing es una estrategia que permite limitar la unilateralidad Estados Unidos, en ese intento de ajustar el entramado institucional internacional a la realidad que Brasil cree actual, tomado aquí el concepto de soft-balancing  como lo define  Robert A. Pape:
Soft-balancing” measures: that is, actions that do not directly challenge U.S. military preponderance but that use nonmilitary tools to delay, frustrate, and undermine aggressive unilateral U.S. military policies. Soft balancing using international institutions, economic statecraft, and diplomatic arrangements has already been a prominent feature of the international opposition to the U.S. war against Iraq.(Pape;2005:10)
Pero Brasil no solo ha apostado a la construcción de este espacio regional, a través de una hegemonía cooperativa que le otorga los beneficios que venimos analizando, al mismo tiempo ha abierto el juego creando espacios de cooperación y coordinación con otras potencias emergentes del sur. En junio de 2003, los gobiernos de India, Brasil y Suráfrica crearon el foro de dialogo denominado con las siglas IBSA. Los vínculos con otros países del sur se han convertido en una fuerte apuesta de la administración del presidente Lula da Silva; la iniciativa de creación de esta foro trilateral nació fundamentalmente por parte de Brasil. El foro puede decirse que actúa en dos planos complementarios, por un lado su agenda de cooperación mutua entre los tres estados se fundamenta en la coordinación de políticas que beneficien a sus integrantes en sus respectivos escenarios domésticos mediante la coordinación trilateral en diversas que aumenten los niveles de comercio, inversión y desarrollo de los Estados miembros, por otro lado el foro tiene como objetivo construir un espacio que gane peso en el escenario internacional convirtiéndose en un actor que como bloque pueda establecer agendas e influir sobre ellas.
Desde que ha nacido este foro de cooperación se han firmado una serie de acuerdos en las áreas de comercio, transporte, energía, desarrollo y salud.  Sin embargo por su carácter de potencias emergentes  que buscan mayor inserción en la economía global, su interese principal está relacionado con el aumento de los flujos de comercio. En este sentido el volumen comercial entre Brasil, India y Suráfrica ha aumentado en forma importante desde el establecimiento del foro en 2003, mas significativamente ha crecido entre Sudáfrica y Brasil. En 2004  fue firmado un  Acuerdo de Comercio Preferencial entre el Mercado Común del Sur (Mercosur) y la Unión Aduanera Surafricana (SACU), aunque con un limitado cupo de incluidos en dicho acuerdo.  Al mismo tiempo una buena posibilidad está dada por la iniciativa de crear un acuerdo de libre comercio entre el Mercosur, SACU e India.
Estas naciones podrían definirse como representantes de sus ámbitos regionales, aunque hasta ahora la cooperación interregional no constituye su principal objetivo, aunque lentamente podría materializarse esta posibilidad. Desde la óptica de la EU por ejemplo el IBSA representaría un gran atractivo ya que este espacio si bien no de forma explícita posee una arista interregional, con Brasil, Sudáfrica, e India como importantísimos actores dentro de sus respectivas regiones.

La participación de estas potencias emergentes del sur puede, como bloque que asume posiciones comunes en las instituciones internacionales, y en general en el marco global,  puede tener una gran repercusión en el sistema internacional. En este sentido, podemos decir que la estrategia fundamental de India, Brasil y Suráfrica es ganar peso en el escenario global mediante un fuerte poder de negociación a través de la aplicación del soft-balancing y no una estrategia contra-hegemónica. El terreno de ¨lucha¨ fundamental para estas naciones está constituido por organismos como la ONU o la OMC, en donde puedan hacer efectivo su poder y sus intereses como potencias emergentes, influyendo sobre las agendas, las reglas y las decisiones en ellas.

Sin embargo, Brasil ha sabido comprender al mismo tiempo que en este periodo de cambios y reacomodamiento del sistema internacional, el poderío militar no es una cuestión menor, por el contrario se ha convertido ( y se convertirá aun mas a futuro) en una palanca muy importante para sostener sus ambiciones en el plano regional y global. No significa esto que Brasil posea al menos en la actualidad planes ofensivos expansionistas, sino que quiérase o no  para aspirar a jugar un rol importante en los negocios globales y compartir la misma mesa con grandes potencias y otras potencias emergentes en condiciones que tiendan a la paridad,  el poder militar continua representando un eje muy importante.
Brasil en 2008  a incrementado su presupuesto destinado al equipamiento militar(inversión de capital en nuevo material bélico)  a US$ 2.585 millones en 2008, contra 1.100 millones del año 2007, lo cual representa una suba de casi el 120%.
El ministro de Defensa, Nelson Jobim asegura que  la estrategia de Brasil no se define por "pretensiones expansionistas sino por el concepto de disuasión,  el concepto de defensa moderno, que nos interesa, es el de inhibir. Es decir, que a nadie se le ocurra que puede entrar tranquilamente en el espacio aéreo brasileño, ni tampoco que nadie piense que puede concentrar fuerzas en el mar, en aguas territoriales brasileñas".4

En realidad la estrategia en el plano militar posee dos aristas:  por un lado está fundamentada en el concepto de disuasión que observamos hace un instante, y por otro lado en la firme intención de desarrollar su complejo industrial militar nacional.

Brasil busca la transferencia de tecnología militar, principalmente, de occidente, y como alternativa, de Rusia, para crear su propia mercado de provisión de armas. (Batalleme; 2009:3).A partir de ahí y utilizando sus éxitos a nivel de producción para la defensa, intenta que, en su estrategia de posicionamiento global, su complejo industrial militar juegue un rol importante en el armado de una periferia sudamericana, al igual que otros sectores de la economía brasileña (Batalleme; 2009:22).

En este sentido los acuerdos realizados entre Brasil y Francia en materia militar, firmados el pasado año 2008, resultan de extrema relevancia. Los mismos se basan en lacomplementación industrial con Francia, que permitirá a Brasil  la producción local de helicópteros y submarinos convencionales, además de reimpulsar el desarrollo de un submarino de propulsión nuclear.
La firma de este acuerdo ilustra de forma clara las estrategias que mencionábamos en líneas anteriores por parte de Brasil. Es interesante y vale la pena mencionar aquí las declaraciones realizadas por ambos mandatarios participes del acuerdo, porque nos permiten demostrar que nuestro análisis se revalida en los discursos oficiales: 5

"La sociedad con Francia permitirá que Brasil haga el necesario salto tecnológico para reestructurar sus Fuerzas Armadas y para poner en marcha nuestra nueva estrategia de defensa," Lula da Silva.

"Francia eligió firmar acuerdos de transferencia tecnológica y de construir helicópteros en Brasil, lo cual permitirá que nuestras compañías actúen en toda América latina. Francia piensa que un Brasil poderoso es un elemento de estabilidad en el mundo." Nicolás Sarkozy.

Al mismo tiempo que su desarrollo militar permite a Brasil nutrir su estrategia de crecimiento en el plano global, también intenta reforzar su posicionamiento como potencia regional, que le permite a su vez incrementar aun mas sus aspiraciones internacionales. Las formas en la que Brasil está jugando sus cartas, son verdaderamente inteligentes, y reflejan sus intereses nacionales, aun a pesar de su discurso por la ¨hermandad latinoamericana¨, en la práctica Brasil ha sabido hacer prevalecer sus propios intereses, de acuerdo con sus intenciones y deseos tanto regionales como globales, lo cual no constituye una crítica sino un elogio.
El reequipamiento militar brasileño es el más extenso de Sudamérica; ya que se propone incorporar unidades militares nuevas, armamento convencional con capacidad nuclear y transferencia de tecnología que le permita producir no sólo para satisfacer sus necesidades, sino también la de sus vecinos. (Battaleme; 2009:21)
La estrategia de Brasil en el plano militar apunta claramente a su propio interés nacional como hemos visto en el análisis realizado, ya que:
  “puede generar sus propias relaciones de dependencia regional. Su esquema, en lo que hace a la construcción de poder regional, es de largo aliento e integral"(Battaleme; 2009:23).

La unipolaridad en decadencia

Para comprender porque la salida del mundo unipolar no representa un panorama inherentemente e irremediablemente positivo para Brasil y  para todo el sistema de Estados,  debemos analizar en forma muy breve, las diferentes variantes que se presentan ante el resquebrajamiento en primer lugar y finalmente la salida de la unipolaridad  hacia otros escenarios. Lo primero (resquebrajamiento) como veremos está representado por la unipolaridad sin hegemonía sostenida por David Wilkinson. La salida definitiva del la unipolaridad  nos deja tres opciones teniendo en cuanta las características del mundo actual:  la multipolaridad en dos posibilidades: multipolar cerrada regionalmente y competitivo; el segundo multipolar abierta basado en instituciones y cooperativo, y por último la no-polaridad.
Realmente desde el fin de la bipolaridad que caracterizo a la guerra fría, y dejo a Estados Unidos como la única Superpotencia, podríamos decir que lejos de instalarse la unipolaridad como un sistema destinado a perdurar décadas y mas décadas en el tiempo, en verdad la unipolaridad siempre tuvo un carácter de sistema transitorio.
La unipolaridad se coincidió con un contexto internacional que comenzó a gestarse a mediados de la década del 70 y que creció y se expandió mucho más aun en parte de la mano de la unipolaridad; la globalización económica, productiva, financiera, los avances tecnológicos, y la aparición en el escenario internacional de actores no estatales que juegan un papel muy importante en el entramado mundial. Este escenario ha reafirmando aun más el carácter de transición de la unipolaridad, ha acelerado el crecimiento de diversos Estados  sobre todo en materia económica y a la vez que ha engendrado actores no estatales con peso que acentúan la continua disfunción del poder.
Cada vez resulta más complicado trasladar el poder de un área a otra. La supremacía en la capacidad militar no garantiza necesariamente lo mismo en el poder económico u otras aéreas.
Por eso en realidad el sistema internacional posee en la actualidad una superpotencia en lo militar ; Estados Unidos, pero el panorama en otros campos resulta mucho más complejo, y en donde la supremacía absoluta no resulta para nada evidente.
El primer escenario del que hablamos es la unipolaridad sin hegemonía, el cual en verdad describe mucho mas la realidad actual que la futura. Wilkinson sostiene que verdaderamente existe una sistema unipolar con Estados Unidos como única Superpotencia, sin embargo el poder  que efectivamente concentra sobre todo el hard-power, se encuentra muy restringido en su aplicación en la práctica por las diversas resistencias que encuentra, es un poder que se posee pero que cada vez se traduce menos en moldear la realidad del sistema internacional a su antojo.  Wilkinson describe muy bien esta idea:
Si la hegemonía es entendida como una configuración unipolar de capacidades político militares, la unipolaridad sin hegemonía es una configuración donde la capacidad preponderante de un Estado no se corresponde con una influencia preponderante( Wilkinson,1999).
El primer escenario a fututo ( aunque algunos analistas hablen de la multipolaridad como hecho consumado) estaría representado por la multipolaridad cerrada regionalmente y competitiva. Esta opción refiere a  " la imagen del escenario internacional donde priman los elementos de anarquía del sistema, márgenes restringidos de cooperación, una presencia débil de las instituciones internacionales, con una superpotencia en decadencia, grandes potencias y potencias regionales que coexisten, principalmente en términos competitivos" (Battaleme; 2009: 4).
Este tipo de multipolaridad será similar a la vivida en el siglo XIX y de principios del siglo XX, donde la anarquía en el sistema internacional está a la orden del día. Los problemas de seguridad militar y el incremento del uso de la fuerza se vería revitalizado por la desconfianza reinante, y el continuo equilibrio de poder seria la regla. Se vería un incremento de las capacidades militares de los diferentes Estados en competencia mutua, ya que la falta de cooperación traerá como consecuencia que la seguridad provendrá de la autoayuda. Mientras  tanto que el unilateralismo prevalecerá por sobre la cooperación y el consenso. 

De este escenario podemos esperar un regionalismo cerrado con crecientes competencias por la consolidación regional de alguno de los actuales aspirantes a la hegemonía(Battaleme; 2009: 24).
Así mismo se podrían reducir las brechas entre las potencias de primer, segundo y tercer orden, lo que significaría una política más cruda debido a que se incrementaría la competitividad entre dichas jerarquías de potencias, por la posibilidad fehaciente de aquellos de abajo de ¨alcanzar¨ a los de arriba, y de ser alcanzados los que están más alto.

El siguiente escenario está basado en una opción mucho mas alentadora: la multipolaridad abierta basada en instituciones y cooperativa. En el cual las instituciones internacionales asumen un rol fundamental, como canalizadoras de posibles conflictos entre los Estados que conforman el sistema internacional  multipolar, sujetando a los mismos y restringiendo su capacidad de movimiento unilateral en sus decisiones, sometiéndolos a normas y reglas comunes. Este panorama sería similar a la sociedad internacional planteada por Bull.

Los regionalismos abiertos y la creación de tratados multilaterales son el eje del sistema, lo cual recrea una serie de compromisos vinculantes entre los Estados, siendo éstos guiados por la idea de autorrestricción estratégica y por el empleo de políticas principalmente de atracción por encima de aquellas vinculadas a la coerción. Bajo estas características no solo se refuerza la ONU, sino también el derecho internacional y las organizaciones regionales. (Battaleme; 2009:24).
Al mismo tiempo existiría una mayor integración y cooperación entre bloques regionales, fundamentalmente mediante el rol de ¨puente¨ que pueden ejercer las potencias de los bloques. Este rol de negociador y porta voz, principalmente será necesario en aquellos bloques conformados por Estados de heterogenias capacidades, donde la distribución del poder hacia dentro del bloque está altamente desequilibrada.
Estos dos últimos escenarios prevén un refuerzo de la unidad Estatal, aunque ambas bajo diferentes modalidades como hemos visto. Sin embargo el tercer escenario plantea un debilitamiento del Estado; la no polaridad.
La no polaridad es un escenario que algunos autores, entre ellos Richars Hass de quien tomamos su planteamiento , describen como un proceso que en realidad como mencionábamos antes, está ocurriendo desde el inicio del proceso de globalización de mediamos de la década del 70, y que sea acelerado a ritmos inimaginables paradójicamente en el periodo en que se instalo la unipolaridad luego del fin de la guerra fría. Esas mismas condiciones de globalización de los mercados financieros, productivos, y de comunicación, de transnacionalización de la producción, han permitido la aparición en escena de otros actores no estatales con peso importante que se suman al juego del propio sistema internacional. Ya no se puede pensar solamente en términos de unidades estatales, sino que el panorama se amplia.

La característica principal de las relaciones internacionales del siglo XXI esta siendo la no polaridad: un mundo dominada no por uno o dos o incluso varios estados, sino por docenas de actores que tienen y ejercen diversos tipos de poder.(Hass; 2008:66)
Como vemos es un mundo donde el poder se encuentra difuso, entre una diversidad de actores relevantes, e incluso cuotas importantes de poder pueden estar en manos de un solo individuo.
De hecho una de las características fundamentales es que los estados nación han perdido el monopolio del poder y en algunos casos incluso su superioridad. Los Estados están siendo desafiados desde arriba, por organizaciones regionales, y globales, y desde bajo por milicias, y por los costados por una diversidad de ONGs, y corporaciones. El poder ahora se encuentra en muchas vamos y en muchos sitios.(Hass; 2008:67)
Al mismo tiempo este escenario al sumar muchos actores además de los estatales que intentan hacer valer su peso e influencia, convertirá en una ardua tarea las negociaciones internacionales, lograr niveles aceptables de cooperación y permitir el buen desempeño de las instituciones internacionales.
Las alianzas perderán gran parte de su importancia, las relaciones serán más selectivas y circunstanciales. Será complicado clasificar a otros estados como aliados o adversarios, pues cooperaran en algunos temas y en otros no.( Hass; 2008:76).
Por el lado de la seguridad internacional la disfunción del poder y la pérdida de supremacía estatal en algunos campos, significara un gran reto. Organizaciones criminales, grupos terroristas y milicias, amenazan la paz mundial. 
Los desafíos que el mundo no polar presenta, dependerán para su manejo y regulación satisfactoria, de lograr lo que Richard Hass llama la ¨ no polaridad concertada¨ es decir:
Fomentar un mayor grado de integración global ayudara a promover la estabilidad. Construir un grupo central de gobiernos y terceros comprometidos con el multilateralismo cooperativo. (Hass; 2008,77).


El fin de la unipolaridad y escenarios futuros: implicancias para Brasil

Cuando planteamos que el fin de la unipolaridad puede derivar en escenario complicados, el fundamento para dicha afirmación no es una oda al dominio Estadounidense, sino que el desmantelamiento del mundo unipolar debería preocuparnos en términos de la ardua tarea que implica reconstruir un nuevo sistema internacional estable, prospero y pacifico. Y todo aquel que crea que el orden en el sistema internacional brotara por sí solo y que el camino será sencillo se equivoca. No solamente porque la transición resulta un proceso complejo, sino por la construcción misma de un nuevo orden.
En realidad Brasil ha mostrado una enorme habilidad para acomodarse y obtener beneficios, en la coyuntura de transición de ruptura del mundo unipolar. Y en verdad  precisamente esta etapa a permitido el crecimiento del peso de Brasil como potencia emergente. Este periodo del que hablamos es el que describimos en la sección previa como unipolaridad sin hegemonía. Debido a las características que hemos analizado oportunamente, la unipolaridad sin hegemonía permite a Brasil un doble beneficio; por un lado disfrutar de las ventajas de la unipolaridad,  a la vez que permite contar con grandes márgenes de autonomía con respecto a la superpotencia.
La unipolaridad aporta estabilidad y márgenes más amplios de seguridad  al sistema internacional indispensables para el crecimiento y desarrollo económico y para focalizarse en ellos, sobre todo para  Estados como Brasil, a la vez que evita desviar la atención hacia  fuertes dilemas de seguridad e incertidumbre.
La ventaja de poder puro y duro de los Estados Unidos significa que una fuente importante de conflictos en los sistemas anteriores está ausente; la rivalidad por el liderazgo hegemónico del sistema internacional. Al mismo tiempo, la unipolaridad minimiza la competencia de seguridad entre las otras grandes potencias. (Wolforth; 1999:07).
Más allá de la reciente crisis financiera internacional, lo cierto es que Brasil ha prosperado en un mundo unipolar. Sin embargo lo ha hecho en una unipolaridad sin hegemonía, con una superpotencia que continua concentrando supremacía en cuanto a nivel de capacidades, pero que no logra traducir, como observamos anteriormente esa superioridad en una influencia preponderante para continuar moldeando el sistema internacional a su antojo. Esta situación es lo que le otorgó mayores márgenes de autonomía y abrió espacios a Brasil entre otros Estados con respecto a la superpotencia a fin de desplegar una mayor presencia y peso en las instituciones internacionales, y en el juego de la gobernanza mundial. Si Estados Unidos demostró siempre un intereses relativamente bajo en Sudamérica, los propios problemas en los que se ha visto envuelto fundamentalmente desde los atentados del 11 de septiembre de 2001,  y el foco puestos sobre ellos, acrecentaron el nivel de desinterés hacia la región, lo que posibilito en parte el surgimiento claro de Brasil como potencia regional, acaparando poco a poco espacios de poder  tradicionalmente en manos Estadounidenses.
Y en este sentido si bien Brasil pretende contrarrestar la hegemonía de Estados Unidos no plantea una relación bilateral de corte confortativa. Brasil ha sido un excelente malabarista y equilibrista, en este periodo de unipolaridad sin hegemonía, aprovechando los vacios con una política exterior inteligente y explotando los espacios de poder que gana, y al mismo tiempo disfrutando los ¨beneficios de la unipolaridad¨ sin cargar el peso que Estados Unidos cierne sobre sus espaldas. La unipolaridad sin hegemonía está destinada a disfumarse lenta pero continuamente, no es un escenario planteado para durar en el tiempo. Por eso posee un carácter de transición, entre la unipolaridad absoluta y alguna otra configuración del sistema internacional. Por eso como mencionamos con anterioridad un posible escenario es el salto hacia la multipolaridad cerrada o abierta. Previamente hemos analizado que implicancias poseen cada una de las variantes. Ahora analizaremos en primer lugar escenario de multipolaridad cerrada, luego la no polaridad dos arenas negativas y finalmente dejaremos para ultimo termino la multipolaridad abierta por constituir la opción más viable para Brasil.
La opción de una multipolaridad cerrada de base regional, y competitiva, representa un escenario que plantea algunas ventajas para Brasil. Por un lado significa un refuerzo al poder Estatal como unidad dentro del sistema internacional, lo cual para Brasil representa la oportunidad de continuar acumulando poder en el marco regional y global si persiste por el camino de políticas que ha tomado. Sin embargo al mismo tiempo bajo esta estructuración mundial también se presenta un desafío ya que,  esta nación ha apostado fuertemente a la cooperación en las instituciones internacionales, las cuales se han convertido en un eje principal de su política exterior como arma para ganar espacios en el tablero global y hacer patente su visibilidad como actor relevante y con peso dentro del sistema internacional. Al mismo tiempo Brasil a utilizado las espacios multilaterales para hacer oír su voz  e intentar modificar aquello en lo que presenta divergencias, como parte de la estrategia de pensarse ¨de adentro hacia afuera¨. Un sistema en que unilateralismo prevalecerá por sobre la cooperación y el consenso, no es la apuesta de Brasil, y no le es conveniente, teniendo en cuanta sus estrategias hasta el momento. Bajo este escenario de multipolaridad cerrada y competitiva, como hemos analizado previamente, los márgenes de cooperación se tornar mínimos, y las instituciones internacionales se ven obstruidas en su normal funcionamiento como canalizadora de posibles conflictos y como espacios de cooperación y coordinación internacional.  Por otro lado este escenario recordemos que aumenta las desconfianzas mutuas, y la política de poder se torna más cruel. La cuestión militar se ve revivida como tema central, porque la falta de cooperación traerá como consecuencia que la seguridad provendrá de la auto-ayuda. Nada más importante para Brasil que mantener un mundo estable y pacifico, sin riesgos de seguridad ni desconfianzas mutuas, y continuo equilibrio de poder descarnado en medios militares. Brasil preferiría  un entorno no hostil para continuar desarrollándose como potencia emergente.
Sin embargo como hemos analizado en la sección previa Brasil parece haber comprendido que esta lógica de una multipolaridad cerrada y competitiva posee bases certeras para materializarse en el futuro, y ha tomado nota de ello. En este sentido si de algo podemos estar seguros es que la configuración de un sistema internacional de estas características no lo tomara por sorpresa a Brasil. Como hemos visto anteriormente ha otorgado importancia creciente a la cuestión militar, aumentando sus gastos e inversiones en el sector y promoviendo su complejo industrial militar. Brasil está cada vez más preparado y equipado para hacer frente a un escenario de este tipo, lo cual no implica que dicho panorama sea su apuesta, sin embargo un Estado inteligente debe estar preparado para adaptarse a diversas condiciones y la administración Lula da Silva ha trabajado y continua haciéndolo en ese sentido. Por encontrarse en relativa buena posición para enfrentar esta lógica, podemos calificar a este elemento a mitad de camino entre un desafío y la neutralidad. Por otro lado este opción plantea una multipolaridad que tiene entre sus características ser cerrada regionalmente. Esta no es la apuesta que ha realizado Brasil hasta el momento. Si bien su política de fortalecimiento y profundización del Mercosur, y más recientemente de la propuesta del UNASUR, representan proyectos de corte netamente regionalistas, dichos esquemas de integración no son cerrados, y están abiertos a fomentar sobre todo en materia económica el intercambio inter-bloques, como con la Unión Europea. Al mismo tiempo Brasil también establece acuerdos y/o negociaciones por fuera del Mercosur en forma bilateral con otros bloques regionales. Por tanto el resurgimiento de un regionalismo cerrado no está dentro de lo esperado como positivo por Brasil. El funcionamiento del foro IBSA que hemos analizado previamente, podría ver coartada su posibilidad de concretar acuerdos interregionales debido al aislacionismo y proteccionismo regional de bloques como la Unión Europea, o el Mercosur, que se daría bajo este escenario sombrío.
Por tanto este escenario de multipolaridad cerrada, de base regional y competitiva posee para Brasil elementos que constituyen tanto ventajas, como desafíos y un elemento a mitad de camino entre la neutralidad y el desafío.
Balance de la multipolaridad cerrada regionalmente, y competitiva para Brasil.
Ventajas:
-Estructura multipolar que lo incluye a Brasil como polo de poder.
- Refuerzo del poder de la unidad Estatal(a diferencia de una configuración no polar)
Desafíos:
- Disminución de la cooperación internacional/ obstrucción de las instituciones internacionales.
- Regionalismos cerrados.
Neutral-Desafío:
- Recrudecimiento de la cuestión militar/equilibrio continuo de capacidades militares.
En segundo lugar el escenario no polar, como hemos analizado en la sección previa no implica una intrínseca indisposición por parte de los Estados para la cooperación, el multilateralismo y el buen funcionamiento de las instituciones internacionales. Sin embargo la difusión y la pérdida de poder por parte del Estado en manos de actores no Estatales, dificulta  la cooperación entre las naciones, no solo se deben tener en cuenta los intereses de las unidades estatales sino además los de actores por fuera de esa lógica. Por lo tanto existe una restricción al libre funcionamiento de las instituciones y organismos internacionales.  Este escenario de pérdida del poder Estatal, representaría un panorama especialmente desafiante para Brasil. La administración del presidente Lula, ha apostado al fortalecimiento de la autoridad del Estado como agente capaz de impulsar el desarrollo en todas las aéreas vitales. Al mismo tiempo este horizonte no polar podría ¨ licuar¨ el poder que ha acumulado Brasil en los últimos años, como potencia regional y potencia media en el ámbito global. En la medida en que el poder se reparte cada vez en mayor cantidad de manos tanto en unidades estatales pero sobre todo en actores no estatales, a la vez que las instituciones internacionales se ven afectadas en su funcionamiento por esta mismas lógica de disfunción del poder, Brasil podría verse afectado en el planteamiento de su estrategia hacia la multilateralidad, la cooperación y las instituciones internacionales como medio para lograr sus objetivos de crecimiento en el plano internacional. La aparición de actores no estatales con un peso vital en el sistema internacional se observa muy bien en las grandes empresas transnacionales, a tal punto que la autora Susan Strange (1997) plantea la ¨diplomacia triangular¨, donde la diplomacia no es solo términos Estado-Estado, sino además Estado-Empresa y Empresa-Empresa. Esto complica el entramado de negociaciones en el marco internacional, aumentando la dificultad de armonizar intereses.  A pesar que Brasil ha mostrado ser un Estado hábil en este tipo de negociaciones a tal punto que está atrayendo inversiones directas más que ningún país de la región sudamericana, sin embargo bajo el escenario no polar la disfunción del poder se acentuara y con ello sus complicaciones derivadas como hemos visto.
Por otro lado este escenario  futuro plantea complicaciones vinculadas a la seguridad, no necesariamente provenientes de otras unidades estatales, sino de actores no estatales como grupos terroristas, organizaciones criminales ( narcotráfico, tráfico de armas por ejemplo).  Si bien esta problemática no es sencilla de contrarrestar, y ha afectado de forma contundente a la Nación más poderosa en septiembre de 2001, y Brasil no está ajeno a estas amenazas, al menos posee los medios militares, de seguridad y logística  para enfrentar en primera instancia el agravamiento de esta tendencia  y brindar márgenes más amplios de seguridad hacia el interior de su territorio en el futuro bajo una configuración no polar.

Balance de la no polaridad para Brasil.

Ventajas:
- Estructura multipolar que lo incluye a Brasil como polo de poder global. ( si bien podría permitirlo al corto plazo, en el mediano y  largo plazo y en la medida que la disfunción del poder se profundice se podría perder dicho status)
Desafíos:
- Perdida de poder Estatal/ disfunción del poder, actores no estatales con gran peso en el sistema internacional.
- Dificultad en el funcionamiento de las instituciones internacionales y regionales, debido al entramado de actores diversos con diferentes intereses.
- Posibilidad en razón de los dos puntos previos, de que se ¨ licue¨ el poder acumulado por Brasil.
Neutral-Desafío.
Enfrentar amenazas a la seguridad proveniente de actores no estatales.
Hemos relegado para último termino el escenario de multipolaridad abierta, de tipo cooperativo y basada en instituciones, porque representa el panorama más optimista para Brasil de cara al futuro. Analizamos las características de este modelo, sumado a que hemos observado las estrategias actuales de Brasil, nos permite observar que esta nación  apuesta mucho mas a este tipo de multipolaridad que a otra, y es lo que permitiría capitalizar y solidificar  todos los logros que ha obtenido Brasil en los últimos años. Una multipolaridad cooperativa, basada en instituciones  reflejaría dicha distribución de poder en el sistema internacional, que representa un pedido que ha crecido por parte de Brasil en los últimos años, un sistema internacional que refleje el mundo actual, al mismo tiempo que canaliza los posibles conflictos de un sistema multipolar por vía de sus resolución mediante la cooperación y las instituciones internacionales. Para Brasil posee un doble beneficio como vemos; consolidaría un mundo multipolar que lo incluye a Brasil como actor que  toma decisiones a la par con otras potencias, y al mismo tiempo le permite continuar su apuesta al multilateralismo y las instituciones internacionales que bajo este tipo de multipolaridad se ven sumamente fortalecidas, y en donde Brasil podría continuar ganando espacios en el ámbito global y aumentar en forma definitiva su injerencia en la gobernanza mundial.
Por otro lado este tipo de multipolaridad no se basa en un regionalismo cerrado, sino abierto. Brasil ha apostado a esta última modalidad que permita sobre todo aumentar los flujos comerciales entre el Mercosur y diferentes bloques regionales y también por fuera del Mercosur bilateralmente con otros bloques regionales, aunque no con gran éxito aun si nos atenemos a los actuales resultados, esta modalidad de regionalismos abiertos podría incrementar la imagen de Brasil como puente entre los bloques regionales, como mediador y portavoz  de los intereses de la región en las negociaciones.
Sin embargo esta configuración del sistema internacional, si bien no es imposible si  requiere un altísimo grado de vocación y compromiso de todas las unidades estatales  para consolidarlo, y un nivel de cooperación constante para mantenerlo, y que no se provoquen grietas fundamentalmente entre las grandes potencias, y se perfile entonces  la estructura multipolar cerrada y competitiva que hemos analizado previamente. Brasil puede apostar a esta configuración que lo beneficia, pero depende de todo el resto del sistema de Estados para construirlo y mantenerlo funcionando.
Balance de la multipolaridad abierta, basa en instituciones para Brasil.
Ventajas:
- Estructura multipolar que lo incluye a Brasil como polo de poder global y lo consolida como tal.
-Refuerzo del poder de la unidad Estatal.( a diferencia de una configuración no polar).
- Refuerzo de las instituciones internacionales y regionales, aumento de la cooperación internacional, permite solidificar y profundizar el peso de Brasil en dichas organizaciones.
-Estructura multipolar que canaliza los posibles conflictos inherentes a esta configuración mediante las instituciones internacionales: multipolaridad basada en el consenso. entorno no hostil beneficia a Brasil.
-Regionalismos abiertos y a su vez  reforzamiento de Brasil como puente inter-bloques regionales.
Desventajas:
- Requiere un alto nivel de cooperación para construirlo, y sobre todo para mantenerlo en funcionamiento y no caer rápidamente en una multipolaridad cerrada y competitiva que escapa a la voluntad y determinación de Brasil.
Conclusión
En el transcurso del presente escrito en primer lugar, hemos analizado el ascenso de Brasil, tanto en el plano regional como en el mundial, donde determinamos que se ha convertido en potencia regional, y potencia media a nivel global. En segundo lugar nos focalizamos en la política exterior de las administraciones del Presidente Lula Da Silva, describiendo sus estrategias para lograr mayores márgenes de influencia y peso en las decisiones y el establecimiento de agendas por parte de Brasil en las instituciones y organismos internacionales, hemos visto que ha apostado fuertemente al multilateralismo y la cooperación internacional como forma de pensarse ¨ de adentro hacia afuera¨, con un planteamiento inteligente y equilibrado, que sin necesidad de una confrontación abierta y explicita contra la superpotencia intenta autónomamente y/o coordinadamente junto con otras potencias emergentes imprimirle al mundo una configuración mas real en cuanto a la distribución de poder actual, que cada vez en menos unipolar y mas multipolar desde la óptica de Brasil, creencia que es compartida en mayor o menor medida por otras potencias emergentes. Hemos observado que Brasil también ha apostado fuertemente a la integración regional bajo la construcción de un modelo que tiende hacia la ¨hegemonía cooperativa¨. Al mismo tiempo hemos establecido que existe una fuerza contradictoria; el liderazgo sudamericano de Brasil no se encuentra totalmente consolidado, dispone de las capacidades de poder objetivas( económicas, militares, políticas-diplomáticas) para ser la indiscutida potencia regional, sin embargo su reconocimiento como tal se consolida en mayor medida en el ámbito global (Estados fuera de la región, organismos/bloques extra-regionales e instituciones internacionales) que en un reconocimiento de los países sudamericanos, como Venezuela o la propia Argentina, esto constituye una tarea pendiente para Brasil en la que deberá trabajar en los próximos años para revertir esta situación,  y además de ser ¨La¨ potencia regional ser  también líder regional, y así poder perfilarse como el interlocutor legitimado de Sudamérica en el mundo. Por otro lado resaltamos que Brasil no ha descuidado su poder militar, no porque posea al menos en la actualidad planes ofensivos expansionistas, sino como parte de una política seria para la defensa de su soberanía territorial con una intención ¨disuasiva¨, y para desarrollar su complejo industrial armamentístico, además de comprender que quiérase o no el poder militar continua constituyendo un tema de peso y relevancia en el sistema internacional y que no puede aspirar a ser una potencia mundial de primer orden sin un poder militar solido que sostenga sus ambiciones. En tercer lugar analizamos como herramienta necesaria para nuestro objetivo, los escenarios frente al cambio en el sistema internacional basado en la unipolaridad, repasamos la unipolaridad sin hegemonía como una conceptualización que se ajusta más a la realidad actual, como escenarios a futuro describimos la multipolaridad cerrada regionalmente y competitiva y la multipolaridad abierta basada en instituciones, y por último la no polaridad. Finalmente a partir de las características de estos modelos hemos identificado ventajas y desafíos para Brasil en cada uno de estos escenarios. La unipolaridad sin hegemonía representa un escenario altamente positivo para Brasil aunque por su lamentable carácter netamente transitorio solo es útil coyunturalmente. Dentro de las restantes opciones la más atractiva  estaría representada por  la multipolaridad abierta basada en instituciones. Sin embargo la instauración de este nuevo sistema internacional representa una opción que involucra altísimos niveles de cooperación sostenidos en el tiempo de forma continua para no caer rápidamente en una multipolaridad cerrada y competitiva. Por otro lado el escenario multipolar cerrado regionalmente y competitivo que devolvería a una fuerte política de equilibrio de poder, no es la apuesta fundamental de Brasil a pesar de estar preparándose para una eventual configuración de este tipo, y no lo encontraría totalmente desprovisto de medios para enfrentarlo . Mientras que la no polaridad es un escenario altamente posible, e implica una abrumadora perdida y difusión del poder Estatal de todas las unidades del sistema, y se obstruye el funcionamiento normal de las instituciones internacional, que son la gran apuesta de Brasil como parte de su estrategia, además para un Estado fuertemente comprometido con la regulación Estatal en diversas aéreas, como lo es Brasil que ha crecido en parte mediante esta política, este escenario resulta en líneas generales más negativo que positivo.
Solo el futuro será testigo de qué tipo de sistema internacional surgirá finalmente, y de como Brasil se insertara en el mismo. Lo cierto es que la política Brasileña ha sido inteligente y seria en su planeamiento y ejecución, Brasil ha sabido aprovechar el viento a favor, lo ha capitalizado y lo está consolidando, mientras otros Estados de la región, como la Argentina  han desperdiciado su oportunidad histórica. Ahora el viento a favor se ha convertido en una suave brisa, pero el ¨barco Brasileño¨ ya ha zarpado a gran velocidad y probablemente llegue a destino con gran éxito, mientras otros nos lamentamos porque ahora la suave brisa no alcanza ni siquiera para levar anclas.


*Egresado de la Carrera de Ciencia Política de la Universidad de Buenos Aires

 

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1   Las clasificaciones de multipolaridad cerrada regionalmente y competitiva, y multipolaridad abierta basada en instituciones son expuestas por el Lic. Juan Battaleme  en su trabajo¨ Posibles escenarios Futuros: transición y cambio en la política internacional¨ (2009).

2  Las clasificaciones de multipolaridad cerrada regionalmente y competitiva, y multipolaridad abierta basada en instituciones son expuestas por el Lic. Juan Battaleme  en su trabajo¨ Posibles escenarios Futuros: transición y cambio en la política internacional¨ (2009).

3 - Dichas ventajas son propuestas por Detlef Nolte, en su documento de trabajo titulado: Potencias regionales en la política internacional conceptos y enfoques de análisis, Octubre 2006.

4 Declaraciones extraídas de la edición digital del diario Clarín, 30 de octubre 2007,  ¨Brasil duplica el gasto militar para recuperar su poder militar, http://www.clarin.com/diario/2007/10/30/elmundo/i-03415.htm .

5 . Las siguientes declaraciones fueron extraídas de un artículo digital, ¨ Brasil: nueva estrategia nacional y alianza con Francia¨ de Fabio de Menezes, Javier Carrera y José Higuera. http://www.enfoqueestrategico.com/reportajes/estrategiaseguridad_brasil.htm