Resumen
El presente trabajo busca analizar el desarrollo de la economía, la política y la sociedad argentinas durante los gobiernos de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner. Se analizarán medidas y alianzas en estas esferas a fin de arrojar luz sobre la salida de la crisis argentina de 2001. Se tratarán medidas como la sanción de la Ley de Emergencia Pública y Reforma del Régimen Cambiario y la aplicación de retenciones las exportaciones. A su vez se estudiaran las condiciones iniciales de ambos mandatos en relación a la legitimidad con la que contaban al momento de asumir, los gabinetes que conformaron y las alianzas que armaron con diferentes actores del arco político. Finalmente, se evaluará el rol desempeñado por Diálogo Argentino, las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y el Grupo Clarín.
Palabras clave: Crisis de 2001, Duhalde, Kirchner, economía, política, sociedad.
Abstract
The present paper aims to analyze the development of politics, economy and society during Eduardo Duhalde and Néstor Kirchner terms. We will study policies that were taken such as Public emergency Act, the reform of exchange system and the deductions from the exports and alliances made in order to leave behind argentine crisis in 2001. Besides we will also study legitimacy conditions at the beginning of presidencies, cabinets created by them and the alliances made with different politicians. Finally, we will evaluate the role played by Argentine dialogue, Plaza de Mayo mothers and grandmothers organizations and Clarín Group.
Key words: 2001 Crisis – Duhalde – Kirchner – economy – politics – society
Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner. La recuperación argentina luego de la crisis de 2001.
Por Juan Francisco Pedrazzi*
Introducción:
Replanteando Nuestra Realidad
El siguiente trabajo intenta analizar el desarrollo de los gobiernos de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner en una perspectiva comparada, centrándonos sobre todo en algunas medidas económicas, en la relación que mantuvieron éstos líderes con ciertas instituciones políticas y en el apoyo social que recibieron durante sus respectivos mandatos.
Este tema de investigación comenzó a intrigarnos a partir de la “mediáticamente” llamaba “lucha con el campo” que mantuvo la presidente Cristina Fernández de Kirchner con algunas entidades que nuclean a productores rurales. En ese episodio que mantuvo cautivo al país, se reflotaron ciertos temas en relación al modelo de país y al papel que jugaron ciertos sectores en el crecimiento sostenido de la economía argentina en los últimos años. Dentro de ese renovado debate alrededor de las retenciones a las exportaciones agrarias, se pudo escuchar marginalmente, que la medida que tantos problemas causaba había sido adoptada durante el gobierno de Duhalde. Ese mencionado hecho llamó nuestra atención, ya que apenas fue tratado por alguno de los actores.
A partir de allí, comenzaríamos a notar algunos dichos en discursos del oficialismo que continuaron llamando nuestra atención. Luego de esta “pelea con el campo” el gobierno sufrió en el 2009 una importante derrota electoral. Ciertos analistas políticos y periodistas consideraron que el oficialismo iba a tener que ser más conciliador en adelante, ya que no contaba con las mayorías parlamentarias que tenía antes de diciembre de 2009. Sin embargo, a nuestro entender, el gobierno se mostró más dispuesto a dar batalla que antes, sobre todo esgrimiendo como argumento la necesidad de garantizar la gobernabilidad. Es en este marco en el que se comenzó a notar que muchos de los discursos políticos de los funcionarios del oficialismo destacaban el trabajo hecho en los últimos años. El eje de estos discursos era la condición terminal en la que Néstor Kirchner había asumido el Poder Ejecutivo en mayo de 2003, y la casi milagrosa recuperación del país.
En ese punto nos preguntamos si la situación en la que se encontraba el país en el 2003 era tan límite como se planteaba desde el oficialismo, o, si por otra parte, para cuando Kirchner asumía como presidente, la situación económica, política y social se encontraba sustancialmente más estable que en el período de fines de 2001 – 2002. A su vez, nos preguntaríamos si las principales medidas de las cuales el gobierno buscaba obtener el crédito no habían sido tomadas durante el mandato de Duhalde.
En definitiva, se decidió hacer un trabajo sobre este tema para tratar de comprender mejor cómo había sido la recuperación argentina de la crisis de 2001, para ver cuáles fueron las medidas (y qué actores las llevaron a cabo) que permitieron que la economía y los índices sociales se recuperaran sostenidamente desde el 2003 hasta la actualidad y para poder de este modo, comprender mejor el rumbo que ha estado y está tomando el país, sobre todo considerando que la actual presidente está a la mitad de su mandato y le quedan todavía dos años por delante.
Es por eso que en el presente paper buscaremos analizar algunos de los aspectos que consideramos más importantes para comprender qué cambios sustanciales ha habido entre la presidencia de Eduardo Duhalde y la de Néstor Kirchner. Para tal fin tomaremos tres ejes: El primero de los ejes es el económico. Pensamos que muchos de los logros que plantea como propios el ex presidente Kirchner se refieren al plano de la economía. Si nos detenemos en este punto va a ser fácil observar que efectivamente la economía argentina viene creciendo de manera sostenida a una elevada tasa desde el 2003. En este punto hay ciertas medidas económicas que resultan paradigmáticas, ya que demuestran cómo pudo la economía argentina recuperarse de la forma en que lo hizo y mantener ese ritmo durante tanto tiempo. Por eso tomaremos algunos de esas medidas para detenernos en su análisis. Dentro de este grupo incluiremos: la Ley de Emergencia Pública y Reforma del Régimen Cambiario (que incluye la devaluación del peso) y las retenciones a las exportaciones.
Sin embargo, creemos que las medidas económicas no son tomadas aisladamente, sino dentro de un contexto político y social. En el caso que estamos investigando, nuestra realidad política y social sufrió grandes cambios en la crisis de 2001, y por ello son de especial importancia para comprender las decisiones que se tomaron en materia económica. Por eso, tiene una gran relevancia el análisis de las condiciones políticas que marcaron tanto al gobierno de Duhalde como al de Kirchner. En este plano nos centraremos sobre todo en: la legitimidad con la que cada uno de estos gobiernos comenzó, la conformación de los gabinetes y las alianzas que cada presidente supo realizar para darle sustentabilidad política a su proyecto.
Por otro lado, el plano del apoyo social que recibió cada presidente también es de gran importancia. Los diferentes sectores de la sociedad civil que acompañan o se oponen a un proyecto y líder determinado, son claves para comprender las decisiones que éstos toman. En este sentido consideramos de gran importancia analizar a algunos actores sociales y las posturas que fueron tomando a lo largo del período estudiado. Algunos de los grupos que examinaremos son: Diálogo Argentino, Madres y Abuelas de Plaza de mayo (y otros movimientos de derechos humanos), movimientos de pobres y desocupados que surgieron con la crisis de 2001 y la CGT.
En resumen, con este trabajo nos proponemos dar respuesta a una serie de interrogantes acerca de la recuperación del país luego de la crisis de 2001. Intentaremos ver cuál es el modelo de país que se fue estructurando desde el 2002 hasta el fin de la presidencia de Néstor Kirchner, cuáles son los rasgos distintivos de ese modelos, y quiénes fueron sus principales promotores. A su vez trataremos de echar luz sobre el contexto que rodeó los procesos de toma de decisiones. Y ver qué es lo que motivó a algunos actores a tomar determinadas decisiones; puede haber sido la búsqueda de apoyo social, de alianzas políticas o un cálculo técnico. En definitiva, nos preguntaremos: ¿cómo salió la Argentina de la crisis de 2001? y ¿de dónde provinieron las principales medidas que permitieron esa recuperación? La hipótesis con la que comenzamos el trabajo será la siguiente:
“El comienzo de la recuperación se habría originado durante el gobierno de Duhalde, por lo cual, el gobierno de Kirchner heredó una serie de políticas que, de acuerdo a la interacción con otros actores, habría profundizado o descartado.”
Algunas consideraciones sobre cómo se llegó a la crisis de 2001
El presente trabajo busca analizar de manera comparada las presidencias de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner a fin de comprender mejor cuáles fueron las medidas que permitieron a la Argentina experimentar una recuperación luego de las crisis de 2001. Sin embargo, para comprender mejor el origen de la crisis y las decisiones que debieron tomar ambos presidentes, es indispensable primero describir las transformaciones que la sociedad y la economía argentinas habían sufrido en el período anterior.
A simple vista se destaca que la crisis de 2001 de la República Argentina fue la manifestación del agotamiento del modelo neoliberal implementado en el país durante la década del `90. A lo largo de esa década hubo un consenso mundial alrededor de una serie de reformas que debían llevar a cabo los Estados a fin de lograr la estabilidad y el crecimiento económico. Argentina fue uno de los países de la región que con más fuerza adhirió a este programa1.
Sin duda, es importante destacar el contexto de crisis en el que asumió la presidencia Carlos Menem. Para 1989 se había desatado en la Argentina un proceso hiperinflacionario que generaba gran preocupación en todos los sectores sociales. Esto obligó a Alfonsín a adelantar la sucesión presidencial a fin de buscar estabilizar la situación.2 Menem llega al poder en un marco económico y social que le permite hacer un uso discrecional de su poder, ya que la sociedad estaba dispuesta a ciertos sacrificios institucionales con el fin de volver a la normalidad.
Esto hizo que Menem pudiera hacer uso de ciertos medios para ejercer el poder que no eran habituales antes. El ejemplo más claro de esto es el uso de Decretos de Necesidad y Urgencia durante su presidencia. Este liderazgo fuerte sumado al contexto de crisis, le permitieron a Menem experimentar en materia económica sin tener que demorar las decisiones consultando al Congreso o buscando consenso allí.
Es así como en una de sus pruebas económicas implementa un nuevo tipo de paridad cambiaría para contener la hiperinflación. Menem crea una ley según la cual cada peso emitido por el Banco Central debía estar respaldado por un dólar en las Reservas. De ese modo se frenaba drásticamente la emisión y con ello el proceso inflacionario. Al comienzo este plan fue todo un éxito, y funcionó tal y como se esperaba. A su vez, generó un fuerte apoyo político para el presidente, ya que la clase media que antes observaba como sus ingresos eran reducidos constantemente por la inflación ahora podía hacer viajes al exterior y consumir todo tipo de artículos ya que la moneda contaba con un fuerte respaldo en dólares.
Sin embargo, este modelo tan exitoso al principio, empezó luego de un par de años a mostrar sus falencias. Para poder aplicarse, este modelo debía atraer grandes cantidades de dólares para permitir la emisión de dinero. Esto se buscó a través de dos medios que además concordaban con la visión neoliberal imperante en el mundo en aquellos años. El primero fue la privatización de empresas estatales.3 De acuerdo a la teoría neoliberal el Estado no era un empresario eficaz, ya que su objetivo no era la competitividad. De este modo, la participación del Estado trastornaba al mercado, haciéndolo funcionar defectuosamente. Además las empresas públicas eran vistas como atrasadas y proveedoras de servicios de poca calidad. La teoría sostenía que era necesario que esas empresas pasaran a manos privadas para de ese modo permitir un correcto funcionamiento del mercado y mejorar la calidad de los servicios públicos. Para el gobierno de Menem esto era también beneficioso ya que a través de la venta de estas empresas el Estado recibía grandes cantidades de dólares que servían para sostener el modelo. Es por eso que la Argentina se caracterizó como uno de los países que más empresas públicas privatizó. Lo hizo en todos los sectores: comunicaciones, agua, etc. Incluso llegó a privatizar YPF, la empresa petrolera argentina, sector que en muchos países quedó en manos del Estados por considerarse de importancia estratégica.
La segunda medida consistía en quitar todas las regulaciones que dificultaran la entrada de divisas al país. El neoliberalismo consideraba que toda barrera aduanera distorsionaba el libre flujo de capital, bienes y trabajo entre los países, lo que afectaba de manera directa al funcionamiento del mercado mundial. Los teóricos neoliberales sostenían que era imprescindible permitir el libre tránsito de los factores de producción para que los países pudieran hallar ahí su lugar en el mercado mundial de manera igualitaria. Es así como en la Argentina se procedió a una desregulación aduanera. Esto generó que creciera considerablemente la economía financiera en el país, ya que fondos de todas partes del mundo eran depositados en el país con fines especulativos. La bolsa de Comercio de Buenos Aires multiplicó sus actividades y los volúmenes de dinero que manejaba.
Esto fue efectivo al principio, ya que permitió que la Argentina se reinsertara en el mundo y fuera vista como un lugar previsible que acataba las normas internacionales. Sin embargo, estas medidas tuvieron consecuencias desastrosas para ciertos aspectos de la economía nacional. La producción bajó considerablemente. La convertibilidad sumada a la desregulación aduanera hacía que fuera más barato importar cualquier producto que producirlo acá4. A su vez era muy difícil ubicar productos para la exportación, ya que el tipo de cambio hacía que perdieran toda capacidad de competencia con productos de países con monedas más débiles. Es así como la producción industrial y agropecuaria cayeron estrepitosamente. Esto generó un aumento sin precedentes del desempleo. A esta situación se sumó la flexibilización laboral, es decir, la precarización de las leyes que protegían a los trabajadores, haciendo más fácil su despido. Esta dirección era promovida por la concepción neoliberal, ya que se sostenía que el trabajo era también una mercancía del mercado y por eso debía estar sujeta a las libertades propias de un mercado sano. A su vez, la situación se vio empeorada por las políticas sociales que implementó el gobierno. Hasta los `90 la cuestión social era vista por los gobiernos desde una perspectiva universalista, lo que significa que la ayuda era para todos. A partir de la última década del siglo XX se privilegió una postura de focalización de las políticas públicas. Esta ayuda pasaba a dirigirse exclusivamente a las personas que habían sido excluidas del sistema y caían en la indigencia. Además se trasladaba gran parte de la aplicación de estas políticas a organizaciones privadas, con lo cual se buscaba aumentar la eficiencia de los planes, pero además, inhibir la proliferación de movimientos sociales ya que no se creaba la conciencia de unidad en los grupos excluidos.
Algo que vale la pena destacar y que tendrá consecuencias importantes en la crisis de 2001 es cómo se pudo mantener este modelo durante tantos años. Esto se debe a que grandes sectores de la clase media cuyos ingresos no dependían del sector productivo, se vieron enormemente favorecidos por la paridad entre el peso y el dólar. Podían darse lujos impensados hasta hacía poco como viajes a cualquier parte del mundo y el consumo de todo tipo de bienes antes inaccesibles. Es la famosa época del “Déme dos”. Esto generó un fuerte apoyo político para Menem, y por eso la convertibilidad que en sus orígenes estaba pensada como una medida pasajera para luego ir aumentando la tasa de cambio fue mantenida a pesar de los costos económicos y sociales. Tal era el impacto de esta medida que De la Rua prometió mantenerla en caso de ser elegido.
Estos son algunos aspectos muy simplificados de cómo se fueron delineando la economía, la sociedad y la política argentinas durante la década de los `90. Sin embargo, para comprender la crisis de 2001 es de vital importancia analizar las acciones y omisiones del gobierno de La Alianza entre 1999 y 20015.
Este gobierno se caracterizó en primer lugar por estar integrado por una alianza cuyos miembros sólo habían podido coincidir con fines electorales. Estas divisiones internas se hicieron particularmente visibles con la renuncia de Carlos “Chacho” Álvarez el 6 de diciembre de 2000. A partir de allí se podían observar los problemas para conseguir sustento político que tenía el oficialismo. Este fuerte desgaste político llegó a su punto máximo con las elecciones legislativas de octubre de 2001. En dichos comicios, la Alianza sufrió una fuerte derrota a manos del Partido Justicialista que quedó con una gran mayoría en la Cámara de Senadores y muy cerca del quórum propio en la Cámara de Diputados.
En el plano económico el gobierno de la Alianza cometió importantes errores. Probablemente uno de los mayores errores haya sido mantener la convertibilidad cuando era totalmente imposible.6 De la Rua se aferró a la idea de que esa medida era muy popular (aun cuando en realidad había dejado de serlo porque sus efectos negativos eran ya inocultables), e hizo todos los esfuerzos posibles por mantenerla. Eso llevó a numerosos ajustes en todos los sectores para buscar reducir el déficit fiscal, una estrategia planteada por el FMI.
La figura de Cavallo en el Ministerio de Economía, la relación con el FMI, la fuerte recesión y los emergentes movimientos sociales, entre otros factores, terminaron de socavar cualquier posibilidad de mantenimiento del presidente que, en el medio de un clima de profunda crisis y numerosas movilizaciones, debió renunciar dejando a un país en llamas.
Trabajos previos que abordan la temática analizada
En cuanto a nuestro objeto de estudio podemos observar que ya se han publicado trabajos que se aproximan a este objeto. Sin duda uno de los más importantes es el libre “La Resurrección” de Levy Yeyati y Valenzuela. En este trabajo se exploran ciertas variables económicas y políticas adoptadas para explicar la recuperación de la economía argentina después de la crisis de 2001.
Otra investigación que se destaca es la realizada por Maristella Svampa llamada: “Las fronteras del Gobierno de Kirchner: entre la consolidación de lo viejo y las aspiraciones de lo nuevo”. A lo largo de este trabajo se buscan iluminar ciertos aspectos de la gestión de Néstor Kirchner. El objetivo que se plantea la autora es ver los quiebres y las continuidades del período de Kirchner como presidente en relación a las administraciones anteriores. Desde esa perspectiva sostiene que la relación con ciertos movimientos sociales y sobre todo de derechos humanos ha experimentado una sustancial mejoría durante el mandato del santacruceño. Sin embargo, la autora destaca que se puede observar una continuidad y hasta incluso una profundización en la manera de concebir el ejercicio de poder. Svampa concluye que Kirchner ha actuado siempre de acuerdo a los patrones de una democracia fuertemente delegativa y decisionista.
Finalmente podemos destacar otro trabajo que intenta explicar ciertas semejanzas entre el gobierno de Kirchner y los presidentes anteriores. Se trata de la publicación del Dr. Santiago Leiras titulada “De Carlos Menem a Néstor Kirchner, cambios y continuidades en la democracia argentina”. En el desarrollo de este trabajo el autor sostiene que si bien hay ciertos aspectos positivos o novedosos algunas medidas tomadas por el gobierno de Kirchner, en realidad se trata solamente de cambios superficiales, ya que las cuestiones de fondo se mantienen intactas desde la década de 1990. De las ideas de este autor nos parece especialmente importante para nuestro trabajo el concepto de matriz ideológica. Leiras sostiene que la matriz ideológica es el intento de construir un discurso que genera consecuencias simbólicas. Esta construcción se realiza a través de tres ejes principalmente. El primero es una reinterpretación de la historia: se busca establecer una nueva bisagra en la historia que permita sostener que comienza una nueva etapa fundacional. Esto es de gran importancia para nosotros ya que buscamos probar que Kirchner establecerse como el iniciador de una etapa fundacional con la salida de la crisis, y para lograr eso debía omitir el mandato de Duhalde, ya que sino no sería Kirchner quien inició esta nueva etapa sino su predecesor. El segundo eje es la redefinición de los fundamentos del orden político: para Kirchner la crisis de 2001 es la muestra acabada del fracaso de las políticas neoliberales, lo que le permite erigir un nuevo orden a través del discurso que se adapte a sus necesidades. El tercer eje es el intento de reorganización que se da en tres sectores: jurídico, organizacional y doctrinario. En el plano jurídico se destaca la reforma de la Constitución de 1994. En cuanto a lo organizacional, en los `90 se aplicó una fuerte reforma del Estado, buscando limitar tanto su tamaño como su alcance, delegando la mayor cantidad posible de funciones y descentralizando la aplicación de políticas hacia las provincias y municipios. Doctrinariamente, Menem basó su gobierno en la idea de un Estado de excepción permanente, ya que la crisis hiperinflacionaria si bien había sido superada podía reaparecer en cualquier momento, y por eso se necesitaba de un presidente fuerte que pudiera actuar de forma veloz evitando largos procesos deliberativos en el Parlamento. Estos tres aspectos del tercer eje no sólo fueron sostenidos, sino también reforzados durante la presidencia de Kirchner adaptando su contenido a las nuevas situaciones y problemas.
Economía
Ley de Emergencia Pública y Reforma del Régimen Cambiario (Ley 25.561)
Para comprender mejor el fenómeno de la recuperación argentina luego de la crisis de 2001 es necesario comenzar por analizar las medidas económicas que posibilitaron este desarrollo. Dentro de este grupo de medidas profundizaremos nuestra investigación en la Ley de Emergencia Pública y Reforma del Régimen Cambiario (dentro de esta ley destacaremos por su relevancia la devaluación de la moneda nacional) y la implementación de las retenciones a las exportaciones de los productos agropecuarios.
La Ley 25.561 de Emergencia Pública y Reforma del Régimen Cambiario fue la primera medida de importancia tomada por el presidente Duhalde durante su mandato. Se sancionó el 6 de enero de 2002. Un dato que vale la pena destacar es que en la votación en la Cámara de Senadores de la ley participó Cristina Fernández de Kirchner, quien en aquellos años se desempeñaba como senadora nacional por la provincia de Santa Cruz. En aquella votación la senadora se abstuvo, lo cual es paradójico, ya que la ley fue fuertemente defendida y prorrogada durante la presidencia de su marido Néstor Kirchner y la suya propia.7
Esta ley posibilitó tomar muchas medidas al Poder Ejecutivo, y sigue teniendo una importante influencia en la actualidad. Entre otras cosas esta norma estableció retenciones a los hidrocarburos y permitió al Poder Ejecutivo fijar los precios de los productos de primera necesidad, desindexar y “desdolarizar” las tarifas de los servicios públicos, renegociar muchos contratos con empresas privatizadas y establecer el sistema cambiario poniendo de ese modo fin a la convertibilidad uno a uno entre el peso y el dólar.8
La mayoría de los analistas económicos coinciden en que estas medidas tuvieron un peso muy importante en los años posteriores. Entre otras cosas permitieron que el Estado argentino pudiera comenzar a recuperar el control de empresas que habían sido privatizadas en los `90. Si bien los ejemplos de esto no abundan (se pueden mencionar casos como el de AySA o Aerolíneas Argentinas), las puertas están abiertas, y puede que se trate de un camino largo, pero en el que el país ya dio sus primeros pasos.
La devaluación del peso merece un párrafo aparte. Es cierto que para cuando Eduardo Duhalde ocupó la presidencia, la salida de la convertibilidad ya era un hecho, se hacia insostenible ese tipo de cambio y ya ciertos actores comenzaban a interactuar como si no existiera. Sin embargo, el problema era que nadie quería formalmente anunciar la medida. Esto era así por dos razones: en primer lugar, nadie se quería hacer cargo de tomar una medida de semejante magnitud, de abandonar una política que se había mantenido firme por una década. En segundo lugar, la realidad era que no había consenso alrededor de qué sistema debía ocupar el lugar dejado por la convertibilidad. La argentina era una sociedad que se manejaba principalmente en dólares. Si bien las transacciones en billetes se hacían en pesos, todos los depósitos, las deudas y los créditos estaban expresados en dólares. Ante una eventual salida de la convertibilidad que no se manejara correctamente la economía argentina podía sufrir aun más de lo que estaba sufriendo. Por otro lado, en su discurso a la Asamblea Legislativa del 1º de enero, Duhalde, había prometido que quien había depositado dólares recibiría dólares. Esta fue una promesa desacertada, probablemente fruto de un líder que debía infundir confianza y esperanza en una sociedad completamente desmoralizada y enfurecida. Por las razones que fueran, la promesa de Duhalde era imposible de cumplir. Ningún banco contaba con los dólares necesarios para devolver los depósitos. En una reunión con diversos periodistas, Duhalde debió rectificar sus dichos. En aquella oportunidad sostuvo que lo que había querido decir era que se comprometía a mantener el poder adquisitivo de los dólares depositados, aunque fuera en pesos9. De esa forma nació la idea de la pesificación asimétrica. Éste fue un proceso muy complejo, con muchas idas y venidas que hicieron que aun hoy sea difícil conocer sus alcances exactos. Sin embargo, a continuación trataremos de simplificar un poco el problema a fin de sacar alguna conclusión.
La pesificación asimétrica consistía en reconocer a los ahorristas que tenían depósitos en dólares un valor de esa moneda equivalente a 1,40 pesos más el CER. La deudas en cambio se pesificaban al tipo de cambio en el momento de ser contraídas (en la práctica era 1 a 1, ya que habían sido contraídas durante la convertibilidad). Para los que buscaron retirar sus depósitos existieron tres planes. El primero fue el Boden 12, que le costó el puesto al Ministro de Economía Remes Lenicov. Este plan obligaba a los ahorristas a comprar bonos públicos en dólares. Por supuesto que nunca pudo ser aplicado por la fuerte resistencia que genero en los ahorristas. El sucesor de Remes, Roberto Lavagna, propuso en primer lugar el plan Boden I. En la práctica consistía en lo mismo que el Bonden 12, pero de manera voluntaria. Luego se vio obligado a implementar un nuevo plan, que fue el Boden II. Este plan fue el más acatado. Es el que se explica más arriba: dólares equivalentes a 1,40 pesos más el CER y títulos Boden 13 por la diferencia cambiaria. Si bien en ese momento no se percibía, tanto el plan Boden I (similar al de Remes) como el Boden II, ofrecían a comienzos de 2007 un retorno levemente menor al de un depósito en dólares en el exterior, con lo cual los ahorristas no perdieron en definitiva mucho10. Por supuesto que esos números pueden estar cambiando o cambiar en el futuro dada la actual crisis económica mundial, pero con los datos de que disponemos hasta ahora se puede decir que la pesificación no resultó tan negativa.
La situación de los deudores, en cambio, fue muy favorable. Al reconocer las deudas a un valor de 1 a 1, se liberó a los deudores del riesgo implícito de la convertibilidad. Lo que es más, la nueva Ley de Quiebras que se sancionó por aquellos días, terminó beneficiando aun más a ciertos deudores. El caso paradigmático es el del deudor – depositante11. Sin embargo, nos contentaremos con lo detallado hasta aquí, para no introducirnos en una cuestión extremadamente técnica que poco nos acerca a los objetivos planteados en la presente investigación.
El otro punto clave que nos proponemos analizar son las retenciones a los productos del campo. Es un tema muy importante este, ya que a partir del debate que generaron durante el primer año de mandato de Cristina Fernández de Kirchner fue que surgió la idea de desarrollar esta investigación. Durante aquel debate los sectores kirchneristas del plano político y social defendieron vehementemente la necesidad de establecer un mecanismo de movilidad para el porcentaje de las retenciones ya que se esperaba que el precio de los commodities siguiera ascendiendo. Aquella defensa se basó en que el sector agropecuario había sido el que más había ganado en la era poscrisis y que podía dar más. Sin embargo, estos actores no se detuvieron a analizar en profundidad el rol desempeñado por este sector en la recuperación de la economía ni el origen de esta medida.
El propio Duhalde explica en su libro que al asumir la presidencia buscaría impulsar el país a través de la producción, pasando de un capitalismo financiero a uno basado en la economía real. Este ex presidente declara que para lograr una reactivación de la industria debía comenzar por potenciar la producción agropecuaria. De acuerdo a ciertos datos, para el año 2002 el sector agropecuario atravesaba las mismas dificultades que el resto del país. Los productores se encontraban quebrados y endeudados. Sin embargo, era el sector que mantenía más alta su producción. A esto se suma que durante la época del 1 a 1 que tan mala resultó para la producción agropecuaria, los productores por lo menos aprovecharon la ventaja cambiaria para importar maquinaria y tecnología de la más avanzada. Por eso, si bien el campo tenía mucha capacidad ociosa, también tenía un potencial increíble para desarrollar, y sobre todo lo podía explotar rápido. Otro dato que no es menor es que durante ese año se alcanzó una cosecha histórica. Todos estos elementos hacían que Duhalde considerara que este era el primer paso que debía dar en el camino de la producción. El plan era que el desarrollo del campo arrastrara a los demás sectores reactivando cadenas de valor y el consumo interno. Por otro lado, esta esfera de la economía podía ser también la que proveyera divisas al Estado que muy desesperadamente las necesitaba para equilibrar los índices económicos, pero sobre todo para financiar los planes sociales12, dentro de los cuales se destaca el Plan Jefes y Jefas de Hogar Desempleados.
Todos estos factores y circunstancias eran muy promisorios, sin embargo, existía un riesgo. El intentar favorecer a la producción agropecuaria potenciando a través de la exportación podía suceder que los precios internos de esos bienes exportables se fijaran en dólares. Esto ocurre cuando un productor puede vender toda su producción en el mercado mundial a un precio y no tiene incentivos para vender a un precio menor en su propio país. De suceder eso en una economía con una moneda devaluada combinada con salarios bajos podía resultar catastrófico para el consumidor local. La situación se veía agravada por el hecho de que se trataba de bienes de primera necesidad. Vale la pena aclarar que esta circunstancia no se da con todos los artículos, bien porque algunos no encuentran demanda en el mercado exterior o bien porque la demanda que encuentran no es suficiente para ubicar toda su producción, y ahí se ven obligados a vender en el ámbito local aceptando sus precios. Esta situación de precios demasiado altos fue superada a través de las retenciones. Cuando se aplica este derecho a la exportación el productor no recibe el total del precio de venta, sino que se le resta un porcentaje que se queda el Estado. Ese mismo porcentaje es el que se le resta a la venta local del producto, porque después de todo, de una forma u otra, al productor no le cambia si se lo queda el Estado o si lo descuenta él mismo directamente. Para ilustrar esto daremos un ejemplo muy simple. Supongamos que puedo vender una tonelada de un producto que en el mercado mundial tiene un valor expresado en pesos de 300, el productor se verá motivado a vender a ese precio tanto en el exterior como en el interior de su país. Pero si el Estado le quita a través de las retenciones un 33,33% de esa venta, el que produce sólo percibirá 200 pesos de ganancias al exportar. Por lo tanto es lo mismo para él vender a 200 pesos en cualquier ámbito, por lo que se logra bajar el precio del producto que se consume dentro del país.
Además las retenciones presentaban otra ventaja. Permitía al Estado recaudar grandes sumas de dinero sin tener que aplicar gravámenes a sectores que no podían afrontarlos. Por supuesto que algunas asociaciones de productores presentaron resistencia a esta medida, pero a fin de cuentas estaban obteniendo tal renta extraordinaria que la terminaron aceptando13. Vale la pena algunas aclaraciones con respecto a la aplicación de retenciones a las exportaciones en otros países del mundo. En primer lugar son pocos los países que las han implementado. En segundo lugar, se trata de medidas extraordinarias, tomadas en momentos de crisis para superar coyunturas desfavorables. Esto nos indica que suelen ser aplicadas de manera pasajera, por un período acotado de tiempo y luego se las reduce hasta eliminarlas o suplantarlas por otro impuesto como el impuesto a las ganancias, que tiene otras características. Sin embargo, en la Argentina, quedó demostrado en el 2008 que las retenciones son vistas como una de las partes fundamentales del modelo actual y que no se piensa por lo menos por ahora en su desaparición. Hoy siguen siendo igual de importantes que cuando se implementaron, tanto para controlar los precios como para proveer de dinero al Estado, aunque por razones distintas. En este punto resulta ineludible la comparación entre las retenciones y la convertibilidad. Ambas fueron medidas muy exitosas en su momento que permitieron sortear crisis que parecían terminales. Además, ambas produjeron resultados políticos muy favorables, en un caso para Menem, en el otro para Kirchner. Ambas fueron diseñadas como medidas transitorias que una vez superada la coyuntura debían reducirse hasta desaparecer. Sin embargo, la lógica política se impuso en el caso de la convertibilidad hasta que fue demasiado tarde. Con las retenciones parece que podría llegar a suceder algo parecido, pero en todo caso, se puede pensar que un agotamiento de este modelo no produciría consecuencias tan profundas como en el 2001.
La posición de Kirchner con respecto a las retenciones es bien sabida. El ex presidente basó gran parte de su política de redistribución del ingreso y de control de precios a partir de esta medida. Existen numerosos críticos del uso que se le ha dado a las ganancias que generó el campo para el Estado a partir de la implementación de este derecho de exportación. Muchos analistas sostienen que esa gran cantidad de dinero no se destinó a la consolidación de la industria y a su desarrollo, sino que se destinó casi exclusivamente ha socorrer a los sectores empobrecidos a través de planes sociales, en muchos casos manchados de clientelismo. Si bien el sector industrial argentino parece haberse desarrollado en los últimos años, muchos especialistas en economía declaran que no se trató de un verdadero crecimiento del sector, sino de una recuperación, de volver a poner en marcha capacidad ociosa, pero que la relación entre el crecimiento del país y el de la industria muestra que esta última no fue potenciada como podría haberlo sido. Aquí yace una diferencia fundamental entre los dos gobiernos que estamos analizando. Durante el mandato de Duhalde la situación era extrema, se consideraba más acertado asistir primero a los sectores más pobres a través de políticas sociales y luego analizar una forma de generar desarrollo. Dentro de ese marco, la aplicación y uso que se hicieron de las retenciones no parece muy desacertado, si bien se podría haber hecho mejor. En cambio, durante el período de Kirchner, parece que se ha mantenido la misma postura, aun cuando el contexto sea diferente. Esto nos demuestra que si bien las retenciones se han mantenido prácticamente inalteradas en ambos gobiernos, a veces el cambio de las circunstancias hace que la misma medida deje de ser tan efectiva o beneficiosa. En una conferencia brindad por el Dr. Terragno en Mendoza éste decía: “La economía es como la medicina, ambas buscan detectar una enfermedad, realizar un diagnóstico y aplicar un remedio que la sane. Pero en medicina no se observan penicinólogos, es decir, médicos que crean que todo se pueda curar con penicilina. En la economía en cambio, hay quienes piensan que hay ciertas recetas que siempre son igualmente buenas para curar cualquier enfermedad.”14 Durante el gobierno de Kirchner parece haberse caído en la trampa de un “fundamentalismo del modelo”. Esto significa que se ha sostenido la necesidad de mantener inalteradas grandes políticas ya que habían sido beneficiosas hasta un punto, entonces se pensaba que siempre lo serían. Es más, en materia de retenciones, hemos observado cómo se han intentado profundizar las agropecuarias como si eso fuera una política macroeconómica de largo plazo.
Junto con estas observaciones es importante destacar la postura que han mantenido los Kirchner frente a la Ley de Emergencia Pública. Como ya se ha mencionado, tanto Néstor Kirchner como Cristina Fernández han prorrogado esta ley a lo largo de sus mandatos. Un punto crucial es la capacidad que otorga al Estado de renegociar los contratos de las empresas privatizadas15. De este punto el matrimonio ha hecho una de sus puntas de lanza en la batalla por posicionarse como la nueva fuerza progresista en el país. Sin embargo, en práctica se pueden observar escasos ejemplos de empresas reestatizadas, y sólo en situaciones límite.
Otro ítem importante de la ley fue la fijación de retenciones a los hidrocarburos. Cuando se aplicó la ley, nunca antes en el país se había establecido una tasa tan alta para un sector extractivo. El modelo kirchnerista también las profundizó y llegó a establecerlas en un nivel más alto que el de las retenciones agropecuarias16. Esto también protege el precio de los combustibles al tiempo que genera grandes ingresos para el Estado nacional17. Sin embargo, es de extrañar la falta de aplicación de mecanismos similares para otras esferas. Dos casos paradigmáticos son el de la pesca y la minería18. En ninguno de ellos el oficialismo ha siquiera intentado debatir la posibilidad de aplicar algún gravamen a estas actividades. Resulta extraño, ya que ambas son actividades que generan importantes ingresos, sobre todo la minería, pero que dejan una muy baja cantidad de esas ganancias en el país. En este sentido, el sector minero sigue rigiéndose por las leyes de los `90, a las cuales Kirchner tanto critica, pero que no intentó modificar en su mandato. Las razones para esta omisión pueden ser muchas, desde una trama de corrupción hasta un plan estratégico que contemple la necesidad de no aplicar a estor sectores las retenciones. Sea como fuere, ninguna de les explicaciones parece tener mucho sentido para los economista, sin embargo, eso no compete a nuestro tema.
El último de los puntos que tocaremos respecto a la economía es el de la devaluación y la pesificación asimétrica. Estas son medidas claramente tomadas durantes la presidencia de Duhalde, con las que Kirchner tuvo que encontrarse inevitablemente. Sin embargo, encontramos que el patagónico tomó un rumbo concreto y bien definido en este aspecto. Si bien el tipo de cambio nominal aumentó de 2,84 pesos en mayo de 2003 a 3,15 pesos en septiembre de 2007, es decir un 11%, se puede observar que esa alza no ha superado la tasa de inflación acumulada en esos años, que es muy superior. Teniendo esto en cuenta, podemos decir que la tasa de cambio real descendió en ese período. Esto quiere decir que el dólar ha perdido poder adquisitivo real, a pesar de que aparentemente vale más que antes19. Por ejemplo, en el caso del campo, si bien a medida que se devalúa la moneda los productores ganan más en términos nominales, al incrementarse los costos de producción (insumos, salarios, arrendamiento, etc.) en una proporción mayor, terminan ganando menos que antes. Este aspecto combinado con una tasa de interés baja como la que defiende este modelo puede llevar a una aun mayor inflación con el riesgo de reducir la demanda de pesos. A este punto es al que se refieren los economistas cuando insisten en que se debería elevar un poco las tasas de interés y reducir el ritmo de crecimiento, ya que de lo contrario la inflación podría llegar a niveles demasiado altos provocando conflictos gremiales y en definitiva perjudicando a los sectores exportadores y a los industriales sustitutivos de importaciones. Este es el panorama con el que se encuentra la actual presidente Cristina Fernández, cuyos márgenes de acción son cada vez más acotados.
Política
Legitimidad, Gabinetes y alianzas.
Tanto en caso de Duhalde como en el de Kirchner nos encontramos con diferentes problemas del orden de la legitimidad en el momento de la toma del poder. Las circunstancias en las que Duhalde fue elegido son las más particulares. En primer lugar debemos recordar la estrepitosa caída de De la Rua. La crisis política que originó este proceso se manifestó en la boca de toda la población con la famosa frase:” ¡Que se vayan todos!”. Esto generó una situación de profunda ingobernabilidad en la cual había pocos políticos dispuestos a hacerse calor de la presidencia. En el lapso de pocos días se sucedieron cinco presidentes: De la Rua, Puerta (presidente del Senado), Rodríguez Saa, Camaño (presidente de la Cámara de Diputados) y Duhalde. Hubo momentos en los que el único poder visible llegó a ser el Secretario de Seguridad Álvarez, y la Corte Suprema amenazaba con ejercer la presidencia20. En esas circunstancias la elección de Duhalde no se dio por el voto popular, sino por el voto de los legisladores. Este fenómeno en Latinoamérica ha sido estudiado por muchos autores como Aníbal Pérez Liñán o Kathryn Hochstetler. De acuerdo a estos autores, la movilización callejera de grandes grupos de la población es un factor desestabilizante para cualquier gobierno. Sin embargo, las crisis de gobernabilidad se explican por el sistema presidencialista, que hace competir al Poder Ejecutivo con el Legislativo, ya que ambos emanan de la voluntad popular directa. De este modo, las situaciones críticas no se dan con la movilización, sino cuando un presidente no tiene el apoyo legislativo necesario para mantenerse en el cargo21. Por supuesto que la movilización constituye un factor importante, pero no es el decisivo. En este aspecto se puede observar que la derrota en las elecciones legislativas de la Alianza fue una herida de muerte para el gobierno de De la Rua.
El otro aspecto abarcado por estos trabajos y que tiene gran repercusión en nuestro tema es la salida que se le encuentra a estas crisis. De acuerdo a Pérez Liñán, hasta la tercera ola democratizadora las crisis de gobernabilidad llevaban a un colapso del sistema político y de las instituciones que hacían que otra fuerza no política (las Fuerzas Armadas) tomaran el poder. Sin embargo, en la actualidad este paradigma ha cambiado. La salida del 2001 representó la caída de un gobierno, pero no de las instituciones. En este sentido, fue muy similar a una salida parlamentaria22. En definitiva, con la caída de De la Rua existe la posibilidad de que se haya inaugurado una época de parlamentarismo de facto en caso de crisis presidenciales. Lo único que podemos afirmar por ahora es que en la Argentina Duhalde resultó presidente por la elección de los legisladores el 1º de enero de 2002, en la cual logró establecer alianzas eficaces. De ese modo, si bien podía gobernar gracias al apoyo del Congreso y el tibio respaldo de los gobernadores, su legitimidad de cara al pueblo se encontraba muy débil. El entonces presidente debió enfrentarse a una situación de extrema ebullición social y fuerte rechazo de la política y los políticos. Si bien el margen de acción brindado por los demás partidos le permitió ejercer la presidencia, siempre debió estar atento a los movimientos populares, ya que su base no era lo suficientemente sólida como para poder enfrentar una revuelta generalizada23.
Es así como se entienden muchas de las medidas iniciales de Duhalde. Debía conseguir apoyo popular rápido o correría la misma suerte que los cuatro presidentes anteriores. En esa dirección apuntaron medidas como la fijación de precios a los productos de primera necesidad, la pesificación asimétrica y el Plan Jefes y Jefas. Dentro de este contexto se puede comprender mejor que a Duhalde no sólo le preocupaba encontrar un rumbo económico, sino también darle sustentabilidad a su proyecto político, y es por eso que algunas medidas parecen no muy acertadas desde el punto de vista económico, pero sí desde la lógica política.
El caso de Kirchner fue también muy particular, pero diferente. Él sí accedió a la presidencia a través del voto popular, pero en unas elecciones que presentaron características únicas. En primer lugar se había suspendido por orden judicial las internas del Partido Justicialista, por lo que en las elecciones generales se dio la participación de muchos referentes del peronismo que competían entre si. Estos candidatos eran Menem, Rodríguez Saa y el relativamente desconocido Kirchner. Otra peculiaridad de esas elecciones fue que reflejaron el fuerte descrédito de la población hacia la política, registrando un porcentaje de abstencionismo muy elevado. A eso se suma una paleta de candidatos muy fragmentada, con los tres peronistas ya mencionados más Carrió y López Murphy como potenciales opositores.
En definitiva, en esa elección de 2003 todos los candidatos obtuvieron pocos votos. El ganador en primera vuelta fue Menem con un 25%, seguido por Kirchner con el 22%. Dados esos resultados estos candidatos debían competir en una segunda vuelta. Sin embargo, Menem no se presentó, dado que le resultaría muy difícil obtener más votos que en la primera vuelta por el rechazo de grandes sectores del electorado. Es por eso que Kirchner termina asumiendo la presidencia con solo el 22% de los votos, es decir, el presidente argentino con menor porcentaje de votantes en la historia.24
Sin duda esta circunstancia lo dejaba muy débil, ya que cualquier fuerza política o social podía argüir que este presidente no era representativo del pueblo, y así lograr desestabilizarlo. A este paisaje de poca legitimidad popular hay que sumarle que al haber ganado gracias al apoyo de Duhalde, muchos (tanto políticos como no políticos) creían que Kirchner simplemente sería un títere del ex presidente. Todos estos factores hacían que nadie confiara mucho en que Kirchner lograra siquiera finalizar su mandato.
Tomando en cuenta todas estas variables, es muy fácil ver que los primeros actos de Kirchner debían estar destinados a ganar apoyos en todos los sectores. Al ser poco conocido en aquel entonces, tenía más posibilidades de conseguir ese respaldo adaptando su discurso a lo que tanto los políticos como la gente deseaba escuchar. Dentro de este marco se pueden comprender el rumbo que tomó su gobierno.
En primer lugar debía despegarse la figura de Duhalde para poder ganar credibilidad. Esto lo consiguió de dos formas. La primera era marcando en sus discursos que la crisis no aun estaba en su peor momento y que el ex presidente no había logrado tomar las medidas que guiarían al país fuera de esa situación. De ese modo, Kirchner trasladaba el componente fundacional de la matriz ideológica al comienzo de su mandato, pasando por alto el año y medio de gestión de Duhalde. De esta manera también lograba justificar la poca importancia que le prestaba a las instituciones, ya que se debía garantizar ante todo la gobernabilidad. Las únicas menciones que hacía acerca del presidente saliente se referían a su corporativismo y su debilidad frente a los lobbies empresariales. La segunda forma de tomar distancia consistió en crear su propio espacio político. Tornando su discurso que antes era de centro hacia la izquierda logró cooptar a los actores políticos que se encontraban en ese espacio político. Sin embargo, no se deshizo de ciertos representantes de la derecha, aunque públicamente los criticara y culpara de muchos males del país. Esta estrategia resultó efectiva, ya que la fragmentación histórica de la izquierda argentina le facilitó el camino para postularse como su representante. Sólo ciertos grupos que se consideraban más extremos se resistieron a esta cooptación.
Lo segundo que debía lograr era ganar apoyo de la sociedad civil. Aquí también se valió de la cooptación de referentes sociales. A pesar de su escasa militancia en materia de Derechos Humanos, se mostró como un presidente muy sensible a ese tema. Se acerco notoriamente a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y se encargó de demonizar todo lo relacionado con la última dictadura. Esto fue muy bien recibido por amplios sectores de la población, ya que la Argentina es un país muy sensible a estos temas, y la sociedad percibía que la condena de la dictadura era una cuenta pendiente todavía para la Nación. Esto le permitió incluso acercarse a personajes del espectáculo de izquierda que le brindaron su apoyo. Otro sector al que buscó relacionarse fue la CGT, intentando mostrar su ideología peronista. Hoy por hoy la CGT es uno de los actores con mayor capacidad de negociación y poder de veto de la sociedad. Esto queda muy en claro en los aumentos salariales que consigue, muy por encima de la inflación aceptada públicamente por el oficialismo. Finalmente, se valió de un tercer elemento discursivo. Polarizó a la sociedad alrededor de cuestiones políticas y las convirtió en cuestiones morales. Él se representó a si mismo como el bien, que luchaba por los Derechos Humanos, que se oponía a los monopolios, que luchaba por la redistribución del ingreso, etc. Todo aquel que se le oponía era el mal, cercano a la dictadura, golpista, defensor de monopolios que destruyen el empleo, etc. Esta postura dio muchos frutos, ya que al poco tiempo mucha gente se identificó con su discurso y se alineó de su lado.
En cuanto al siguiente punto que nos toca, la conformación de los Gabinetes de Ministros, observamos una paradoja. A pesar de los múltiples intentos de Kirchner por despegarse de la figura de Duhalde, vemos que de los ministros que ocupaban cargos durantes la presidencia de Duhalde, cuatro puestos claves siguieron estando ocupados por las mismas personas. Se mantuvieron ejerciendo cargos ministeriales Roberto Lavagna en Economía, Aníbal Fernández en Interior, José Pampuro en Defensa y Ginés González García en Salud. En la actualidad observamos que excepto Lavagna que se muestra más ambiguo, los otros tres son de los más férreos defensores del modelo kirchnerista. La permanencia de Lavagna en su cargo seguramente sea una de las señales más claras de que el nuevo gobierno en realidad no modificó las políticas económicas de fondo, sino que su cambio fue más bien discursivo.25 Otro dato relevante es que más allá de los ministros, hubo un gran número de funcionarios de segunda o tercera línea que también permanecieron en su cargo o dentro del gobierno. Solo para ejemplificar se puede mencionar a Sergio Massa, quien era titular de la ANSES, y luego fuera una figura asociada al oficialismo kirchnerista, llegando incluso a ser Jefe de Gabinete por un corto tiempo durante la presidencia de Cristina Fernández. Casos como este hay muchos, incluso de funcionarios cuyo ingreso a la política se había dado durante la denostada década de los `90.
El último punto que vamos a tratar es el de las alianzas políticas que ambos presidentes tejieron para poder sostener sus gobiernos, sobre todo teniendo en cuenta lo expresado acerca de la necesidad de contar con apoyo del Poder Legislativo. En el caso de Duhalde es importante destacar que fue elegido por el voto parlamentario. Eso da a entender que los arreglos con los distintos bloques ya estaban armados desde antes de que asumiera. En la votación que lo nombró presidente obtuvo 262 votos positivos, 21 negativos y hubo 18 abstenciones. Para obtener esos votos contó con el apoyo de la UCR,, los legisladores de San Juan, el Movimiento Popular Neuquino, el Partido Renovador de Salta, Fuerza Republicana, el Frepaso, Acción por la República, la Unión de Centro Democrático, del Polo social, el Frente Cívico y Social de Catamarca y del Partido Liberal de Corrientes.26 Según cuenta el propio Duhalde en su libro, él ya tenía en la cabeza la idea de crear un gobierno basado en la concertación y el parlamentarismo. Más allá de estas palabras, la realidad es que no había otra forma de salir adelante. Duhalde necesitaba a los miembros del Congreso para ser elegido presidente y para poder finalizar el mandato, pero los miembros del Congreso también necesitan una figura fuerte que pudiera aglutinar al fragmentado arco político. Sólo quedaron por fuera ciertos sectores de la izquierda más extrema que en medio de la crisis quería que se diera a un llamado a elecciones para una Asamblea General Constituyente que modificara toda la carta magna. Esta enorme cantidad de votos a su favor nos muestra la habilidad política de Duhalde, que supo aprovechar los momentos y entender que debía empezar a concentrar fuerzas a su alrededor incluso antes de que alguien mencionara su nombre como un posible presidente.
En una situación completamente diferente se encontraba Kirchner cuando asumió. En el momento en el que se hizo cargo de la primera magistratura contaba con apenas 14 diputados que respondían a él. El bloque oficial del Justicialismo estaba conformado por más de 70 diputados que respondían a Duhalde. Había además otros pequeños grupos bajo la sombra de personajes como Menem o Romero. En poco tiempo el grupo kirchnerista logró quedar al frente de la mayoría de los diputados del Partido Justicialista27. Esto trajo un poco de aire a su gobierno, sin embargo era insuficiente para asegurar una estabilidad duradera. Otro de los aciertos de Kirchner fue sumar diputados de la centroizquierda. Este ha sido históricamente un grupo que si bien ha mantenido un respetable número de seguidores y representantes, se caracteriza más que nada por la incapacidad para unirse y de ese modo convertirse en una fuerza de peso. Kirchner brindó a los dispersos diputados de es sector alinearse tras la figura de un líder y formar parte de la coalición gobernante. Es razonable suponer que quienes se encolumnaron en ese Frente pensaran que al ser una fuerza con un líder poco conocido podrían tener bastante influencia en ciertas políticas, y así por lo menos lograr un triunfo parcial. En definitiva, a pesar de ser pocos, la débil coalición del presidente les daba la esperanza de por lo menos tener poder de chantaje. Esta alianza se concretó en 2006 en lo que se llamaría la Concertación Plural. La idea era emular a la Concertación de Partidos por la Democracia de Chile, y al igual que ésta, aglutinaba a diferentes grupos del espacio de centroizquierda28. Otra característica es que a la Concertación ingresaron miembros del Partido Radical, los llamados “radicales K”, lo que generó numerosos conflictos al interior de este partido. Sin lugar a dudas, la manifestación más clara y explícita de esta estrategia de cooptación y división fue la elección de Julio Cesar Cleto Cobos para acompañas como vicepresidente a Cristina Fernández de Kirchner en las elecciones presidenciales de 2007. Hoy que conocemos el desenlace de la relación del matrimonio presidencial con Cobos nos parece que la jugada les salió mal, sin embargo, en aquel entonces fue un gran acierto. El último hecho que vale la pena destacar es que en las elecciones legislativas de 2005 el kirchnerismo logró posicionarse como primera minoría en el Congreso. A partir de allí la sombra de la debilidad desapareció. A pesar de esto, la Concertación Plural fue importante por dos razones. Por un lado permitió que el oficialismo contara con una mayoría importante en ambas cámaras que le permitía conseguir las leyes que se propusieran. Es de difícil explicación entonces el porqué Kirchner tomó tantas decisiones a través de Decretos de Necesidad y Urgencia. La otra razón es que esta amplia superficie de apoyo le sirvió a Néstor Kirchner para impulsar la candidatura presidencial de su esposa Cristina Fernández.
Sociedad
El rol de los actores de la sociedad civil en cada presidencia
El tercero de los ejes en los que basaremos la comparación de las presidencias de Duhalde y Kirchner es su relación con algunas organizaciones de la sociedad civil. En el caso de Duhalde sin duda alguna el hecho más importante en este aspecto fue la formalización de Diálogo Argentino el 14 de enero de 2002. Diálogo Argentino se trató más que de una organización concreta, de un espacio de encuentro y debate intersectorial. Surgió en un momento de debilidad institucional y fuerte agitación social. En un comienzo fue conformada por la Iglesia Católica a través de la Conferencia Episcopal Argentina, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el presidente Eduardo Duhalde. A través de una fuerte tarea de comunicación y de un trabajo muy detallado llegó a reunir a diferentes credos, ONGs, organizaciones de la sociedad civil, empresarios y sectores sindicales. Según describe el propio Duhalde, el apoyo parlamentario en aquella etapa de debilidad era insuficiente y fue Diálogo Argentino quien ayudó en gran medida a sostener su gobierno al reducir la violencia política y social imperantes y constituirse como un espacio confiable de debate sincero entre actores con visiones muy diversas.29 Sin duda, la intención de Duhalde en aquel momento fue la de que este nuevo terreno se constituyera en una especie de consejo capaz de diagramar políticas de Estado que perduraran por varios años.30 Este propósito no se ha cumplido. Sin embargo, esto no disminuye la relevancia de este nuevo actor en el momento de crisis.
En su primera etapa, que abarca desde su formación hasta julio de 2002, Diálogo Argentino entabló relaciones bilaterales con diversos actores de la sociedad a fin de escuchar sus demandas y analizar los acuerdos mínimos que se debían lograr. Aquí la idea fue superar la desconfianza y demostrar que la acción que se desarrollaba no era un simple ejercicio de retórica. En este punto se lograron reuniones con más de 500 organizaciones y actores de lo más diversos. En un segundo momento, se crearon Mesas Sectoriales en las cuales ya participaban las diferentes organizaciones interactuando unas con otras. Aquí se buscaban medidas concretas para superar la emergencia, pero además lograr cierto consenso alrededor de algunas políticas de mediano plazo.
La segunda etapa abarcó de agosto de 2002 a abril de 2003. En este período la sociedad civil tomó la conducción del proceso, aunque el Estado y el PNUD se mantuvieron como actores apoyando la iniciativa. A su vez se formó la Mesa Ampliada de Diálogo que se dedicó a buscar los medios para implementar las propuestas de las Mesas Sectoriales.31
A lo largo de su crecimiento, Diálogo Argentino elaboró una serie de documentos de entre los que se destacan: “Bases para el Diálogo Argentino”, “Construir la Transición” y “Bases para la Reforma”.
En cuanto a los actores que se vieron involucrados con este espacio se destaca la escasa participación de miembros del Congreso y de Partidos Políticos, que sólo lo hicieron esporádicamente, a pesar de que fueron invitados en numerosas oportunidades. En el sector empresarial hubo dos tendencias contrapuestas. La primera era la de aquellas empresas como las públicas privatizadas o los bancos transnacionales que perdían con la caída del modelo, pero que viendo que eso era prácticamente inevitable, buscaban reducir sus pérdidas. Éstos adoptaron la postura de ni ingresar a Diálogo Argentino y negociaron directamente con el Poder Ejecutivo en muchos casos a través de enviados especiales de sus países. Los representantes de la segunda tendencia, que como principal actor tenía a la Unión Industrial Argentina, participaron activamente. En esta corriente también se inscribieron asociaciones como la de Bancos Privados Argentinos para mejorar su imagen o la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas por cuestiones ideológicas.
La posición de los sindicatos fue errática, sobre todo la de la CGT oficial. La CTA participó, pero de manera limitada. Los movimientos sociales, como los de desocupados o los piqueteros, fueron difíciles de congregar. Estos movimientos oscilaban entre objetivos muy diversos, desde cambiar profundamente la estructura del Estado e instaurar un gobierno de asambleas hasta la simple obtención de ayuda y subsidios del Estado.
El papel de los medios de comunicación fue muy importante, sobre todo al principio. Se constituyeron como una de las bases fuertes del proyecto, ayudando a canalizar demandas a través de encuestas y aportando nuevas formas de expresión para los ciudadanos, consumidores o usuarios. Luego de este período inicial, los empresarios mediáticos se fueron alejando y los periodistas dejaron de cubrir la evolución de Diálogo Argentino. En este aspecto también fue de gran importancia la participación activa de la sociedad civil que estaba nucleada alrededor de diferentes organizaciones, las cuales fueron escuchadas y aceptadas en la medida en que se mostraran predispuestas al diálogo.
El papel de los credos también fue fundamental encarnando el elemento ético. Si bien la Iglesia Católica fue uno de los impulsores del proyecto y un actor participante, no se puede obviar la presencia de otras Iglesias como las protestantes, la Comunidad Judía y la Casa del Islam. Cuando se crea la Mesa Ampliada, la presencia de los obispos católicos es reemplazada por laicos.
Una de las características más novedosas de esta esfera fue la inclusión de diversos organismos internacionales. El primero, que junto a la Iglesia Católica impulsó Diálogo Argentino, fue el PNUD que aportó capacidad técnica y un canal de diálogo fluido con la ONU. En este punto fue de vital importancia en el comienzo el papel desempeñado por el liderazgo de Carmelo Angulo, Representante Residente de PNUD y Coordinador Residente del sistema de Naciones Unidas. Hubo otros organismos internacionales que participaron fuertemente aportando fondos, recursos humanos o simplemente apoyo, aunque en la mayoría de los casos pasaron desapercibidos. Algunas de estas instituciones son: el BM y el BID, la CEPAL y UNICEF y la OMS/OPS. A pesar de que se mantuvieron reuniones con el director del FMI, Kohler, la relación no fue buena dadas las críticas de muchos de los actores de Diálogo Argentino hacia ese organismo.
El balance que se puede sacar de esta etapa es que Diálogo Argentino logró impulsar una serie de proyectos que fueron sacados por decreto y algunos después hechos ley. Entre estas medidas se destacan: la Ley de Emergencia Pública y Reforma del Régimen Cambiario, el decreto de Emergencia Ocupacional Nacional, el decreto 214/02 que transformaba todas las obligaciones expresadas en dólares, el decreto de Emergencia Sanitaria, el decreto que modificaba el presupuesto y la aplicación del Plan Jefes y Jefas de Hogar Desempleados. En el plano institucional que el Estado, ciertos empresarios, los partidos políticos y algunas instituciones tuvieron problemas para adaptarse a esta nueva metodología de trabajo y terminaron por recelar de Diálogo Argentino, hecho mucho más evidente con la asunción de Kirchner como presidente.32
Como en los otros ejes, el punto de partida de Kirchner en esta cuestión fue muy diferente al de Duhalde. Kirchner se encontró con una sociedad más tranquila y estabilizada. Sin embargo, en el plano de sus relaciones con actores de la sociedad civil esto no le resultó siempre favorable. Al encontrar una sociedad más ordenada que la que encontró su predecesor pudo moverse con un margen más amplio en cuestiones económicas o políticas, pero se chocó con una sociedad que ya no sentía el colapso como algo inminente, y que por lo tanto estaba dispuesta a pedir mayor institucionalidad y transparencia al gobierno, elementos con los que Kirchner no se lleva bien.33 Durante el gobierno de Duhalde muchas personas estuvieron dispuestas a ciertos sacrificios institucionales en pos de la superación de la situación crítica, pero en el caso de Kirchner esto no se dio. El mayor reflejo de esto fue la derrota electoral del kirchnerista Rovira en Misiones que deseaba reformas la Constitución provincial para permitir la reelección indefinida.34 A su vez, Kirchner debió acoplar su estrategia en cuanto a qué sectores de la sociedad acercarse a su estrategia política. Como ya hemos visto, Kirchner basó su gobierno en una alianza con representantes de ideas más izquierdistas que Duhalde, y por lo tanto se vio en la obligación de conceder ciertos beneficios para esos sectores.
El primer punto que se destaca es la lucha de Néstor Kirchner por los Derechos Humanos y la actualización del debate alrededor de lo acontecido durante la última dictadura. Esta jugada se inició a través de la sustitución de 6 miembros de la Corte Suprema, lo que le permitió revisar la Ley de Punto Final de 1986, la Ley de Obediencia Debida de 1987 y los indultos de Menem de 1990.35 El caso Simón fue el puntapié inicial de un proceso que perdura hoy de enjuiciamiento a los responsables de la dictadura. La idea de que la sociedad pueda cerrar heridas del pasado y reconciliarse con su historia es muy sana y bien realizada puede potenciar a una sociedad. Sin embargo, hay numerosos factores que hacen que las intenciones de Kirchner sean por lo menos cuestionables. En primer lugar, como ya se mencionó, al matrimonio Kirchner no se le conoce ninguna lucha particularmente fuerte por la defensa de los Derechos Humanos y la condena a la última dictadura anterior a asumir la presidencia. Es más, algunas investigaciones periodísticas sostienen que los Kirchner comenzaron a amasar su fortuna durante esos oscuros años, beneficiándose de ciertas medidas de los militares.36 Otro factor es que las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo eran vistas positivamente por grandes grupos de la sociedad como pacíficas defensoras de los derechos de sus hijos y nietos. Con la reedición del debate, la radicalización y el protagonismo que han adquirido es posible que esa percepción haya cambiado para mucha gente. Por otro lado está el factor político. Para poder acercarse a grupos de izquierda era necesario que Néstor Kirchner tuviera gestos concretos, y el acercamiento a estas agrupaciones fue un claro signo de que no se trataba de un engaño político. Lo concreto es que durante la presidencia de Kirchner se le otorgó un subsidio a la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo, e incluso en la actualidad Kirchner ha declarado que donará su dieta como diputado a esa entidad. Este giro también le permitió al ex presidente convocar a figuras de la música, la actuación y el arte a sus filas, sumando así popularidad. Famosos de reconocida trayectoria en la lucha por los Derechos Humanos, como León Gieco y Mercedes Sosa, han participado en actos oficiales. Esta estrategia ha resultado muy exitosa durante la presidencia de Kirchner, ya que ha sido recibido como un compañero de los referentes en la cuestión.
Otro de los grupos con los que Kirchner ha tenido una relación muy estrecha es el Grupo Clarín, sobre todo el diario Clarín. Durante todo su mandato, Kirchner mantuvo una excelente relación con el multimedio. Clarín solía tener las primicias de todos los actos y declaraciones oficiales. A su vez, el medio destacaba las virtudes del, en aquel entonces, presidente, haciendo sobresalir sus valores, su entereza y su gran capacidad de gestión. La relación entre el patagónico y Magneto, CEO del Grupo Clarín, era tan buena que solían compartir reuniones y comidas regularmente. Otra de las ventajas que obtuvo el Grupo fue la autorización firmada por Kirchner para la fusión de Multicanal y Cablevisión, que otorgaba a Clarín el monopolio en la prestación de servicio de televisión por cable en muchos lugares del país.
A pesar de todo, durante la lucha con el campo de Cristina Fernández el Grupo Clarín se alejó del gobierno y se convirtió en uno de sus mayores críticos. Las causas de este distanciamiento no son muy claras y existen muchas especulaciones al respecto. La realidad es que en los últimos tiempos el oficialismo ha encarado una dura embestida contra el Grupo Clarín, cuya máxima expresión es la Ley de Medios. Eso no quita que durante la presidencia de Néstor Kirchner el grupo haya sido uno de sus mayores aliados, y posiblemente un gran partícipe en el aumento de la popularidad del gobernante.
En resumen, como podemos observar, las intenciones de ambos ex presidentes para acercarse a unos grupos y distanciarse de otros pueden ser por convicción, pero la realidad es que es muy difícil constatar esto. Lo que sí queda claro es que ambos supieron quiénes debían ser sus aliados en la sociedad civil para poder superar la coyuntura en el caso de Duhalde y consolidar su gobierno en el caso de Kirchner. Qué proporción hubo de convicción y de conveniencia es probable que nunca se pueda determinar. Pero sí ha quedado demostrado que más allá de eso, ambos son grandes estrategas, que han sabido conquistar a quiénes les representaban un buen rédito político en momentos cruciales.
Conclusiones
A lo largo de la presente investigación se han tomado ciertos puntos de referencia para evaluar las dos primeras presidencias posteriores a la crisis de 2001 con el objetivo de ver cuál de ellas tomó las medidas principales que han permitido que hoy la Argentina haya recuperado terreno y haya mantenido varios años de crecimiento sostenido. Sin lugar a dudas hay muchas cuestiones y medidas que no han sido trabajadas por considerar que su influencia en la marcha económica, política o social del país fue secundaria. Esto no significa que no hayan sido medidas importantes, sino únicamente que no son determinantes para los objetivos de este trabajo. A modo de ejemplo, no hemos profundizado en las negociaciones que ambos gobiernos han mantenido tanto con el FMI como con otros acreedores. En este sentido Kirchner ha realizado una de las mayores negociaciones de la deuda externa de la historia argentina. Sin embargo, este hecho no parece demasiado importante como política anticrisis. En el plano político tampoco hemos tomado en cuenta medidas como la reforma de la Corte Suprema llevada a cabo por Kirchner. Si bien esta es una medida importante que avanza hacia una mayor institucionalización del país, consideramos que el manejo que continúa teniendo el Poder Ejecutivo del Consejo de la Magistratura hace la medida sea incompleta, tornándola así en ineficiente.
Ejemplos como estos hay muchos, y no se los puede mencionar a todos ya que se presentan a lo largo de todo el ejercicio de ambas presidencias. En cuanto a las medidas que hemos analizado valen la pena algunas conclusiones.
En materia económica se hace evidente que las medidas más fuertes y decisivas que permitieron la salida de la crisis han sido tomadas durante el gobierno de Duhalde. Tanto la Ley de Emergencia Pública y Reforma del Régimen Cambiario como la aplicación de retenciones a algunos productos de exportación son claramente significativas y han sido profundizadas durante el mandato de Kirchner. Éste ha continuado con la emergencia económica a pesar de que la situación ha dejado de ser crítica hace varios años ya. El papel de la devaluación se ha reducido mucho durante el gobierno de Kirchner debido a la inflación, que acotó los márgenes de ganancias de todos los sectores. Esto puede responder tanto a impericias económicas del gobierno como a una estrategia clara de no modificar el rumbo en sus aspectos principales mientras siguieran dando frutos. Sea como fuere, parece que medidas transitorias que debían ir variando de acuerdo a los tiempos se han convertido con Kirchner en posturas duras a las cuales no se permite ni siquiera el más mínimo cambio.
En el plano social y político podemos ver que las acciones de Duhalde han estado dirigidas a conformar alianzas que le permitieran contener la situación y asegurar un mínimo de gobernabilidad. En esa estrategia se inscriben la formación y el papel que ha desempeñado Diálogo Argentino y las alianzas con rivales políticos como la UCR y el Frepaso. Kirchner en cambio, ha tejido alianzas que le permitan consolidar su poder con el objetivo de mantenerse en la presidencia (él mismo o su mujer) por muchos períodos. De esta forma se pueden comprender el acercamiento a sectores progresistas y a organismos de Derechos Humanos. Pero en este aspecto, el ejemplo paradigmático ha sido la Concertación Plural. El nacimiento de este acuerdo se enmarca en una visión en la cual no alcanza con disponer del apoyo necesario para poder gobernar bien, sino que hace falta concentrar la mayor cantidad de poder posible para que el presidente pueda actuar sin constricciones por parte de las instituciones. Si bien hoy parece que la Concertación ya es imposible de recomponer, durante los años de gobierno de Néstor Kirchner ha sido de vital importancia y le ha permitido tomar toda clase de decisiones de manera unilateral.
En resumen, la hipótesis que planteamos al comienzo del trabajo es acertada. Los primeros pasos hacia la superación de la crisis fueron dados bajo el gobierno de Duhalde. El ex presidente Kirchner heredó muchas de las medidas más importantes que iban en esa dirección y las profundizó. Sin embargo, haciendo un análisis de la actualidad, pareciera que ya es tiempo de comenzar a abandonar algunos de esos lineamientos, ya que esas medidas fueron pensadas para sacar al país de su peor momento, pero hoy parecen estar sentadas las bases para que sean reemplazadas por políticas de más largo plazo y más consensuadas.
*Facultad de Cs. Sociales. Carrera de Ciencia Política (UBA).
Bibliografía:
Libros
- Duhalde, Eduardo (2007): El nuevo Rumbo 1. Memorias del incendio. Los 120 primeros días de mi presidencia. Sudamericana. Buenos Aires. 2da edición.
- Godio, Julio (2003): Argentina: luces y sombras en el primer año de transición. Las mutaciones de la economía, la sociedad y la política durante el gobierno de Eduardo Duhalde (enero – diciembre de 2002). Biblos. Buenos Aires. 1ra edición.
- Valenzuela, Diego y Levy Yeyati, Eduardo (2007): La resurrección. Historia de la poscrisis argentina. Sudamericana. Buenos Aires. 1ra edición.
WWW
Documentos
- Hochstetler, Kathryn (2008): Repensando el presidencialismo: desafíos y caídas en el Cono Sur.
- Leiras, Santiago César (2007): De Carlos Menem a Néstor Kirchner, cambios y continuidades en la democracia argentina.
- Pérez Liñán, Aníbal S. (2003): Pugna de poderes y crisis de gobernabilidad: ¿Hacia un nuevo presidencialismo?
- S/L (2004): Evaluación del Diálogo Argentino.
Conferencias
- Rodolfo Terragno. Cierre de Ciclo de Charlas del Bicentenario de la Fundación Contemporánea. Mendoza. 20 hs.
1 VEASE Eduardo Duhalde: El nuevo Rumbo 1. Memorias del incendio. Los 120 primeros días de mi presidencia. Sudamericana. Buenos Aires, 2007, pp. 68.
9 Eduardo Levy Yeyati y Diego Valenzuela: La resurrección. Historia de la poscrisis argentina. Sudamericana. Buenos Aires, 2007, pp. 61 y 62.
14 Rodolfo Terragno. Cierre de Ciclo de Charlas del Bicentenario de la Fundación Contemporánea. Mendoza. 20 hs.
21 Kathryn Hochstetler: Repensando el presidencialismo: desafíos y caídas presidenciales en el Cono Sur.” Universidad de Salamanca. S/L, 2008, pp. 61 y 62.
22 Aníbal S. Pérez Liñán: Pugna de poderes y crisis de gobernabilidad: ¿Hacia un nuevo presidencialismo?. S/L. S/L, 2003, p. 188.
31 S/L: Evaluación del Diálogo Argentino. S/L. S/L, 2004, pp. 3 y 4
33 Steven Levitsky y María Victoria Murillo: Argentina: de Kirchner a Kirchner. S/L. S/L, S/L, p. 81 y 82
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