| Resumen Este trabajo  intenta analizar comparativamente la aplicación de la Teoría de Gobierno  Neodecisionista en las presidencias ocurridas luego de la restauración  democrática en la República Argentina,  determinar cambios y continuidades, estilos de gobiernos y capacidad de  gestión. Se focaliza el  trabajo en   gobiernos de origen  peronista,  de Carlos Menem, ocurrida  entre los años 1989-1999 y  de Néstor  Kirchner, entre los años 2003- 2007. Gobiernos  donde la  emergencia y la crisis se invocan como principio legitimador. Gobiernos que  hacen uso discrecional del poder, neutralizan adversarios, avasallan el  principio republicano de división de poderes a través del abuso en la  utilización de los Decretos de Necesidad y Urgencia, con el consecuente  debilitamiento de las instancias deliberativas, logrando gobernar como “crean  conveniente” al mejor estilo del “soberano schmittiano”. SummaryThis work tries to analyze in a comparative way the application of  Neodecisionist Theory to Argentinian governments included in the period of  recovered democracy started in 1983. We also try to establish their changes, different styles  and decision capacities.
 
 It is focused on peronist governments headed by Carlos Menem (1989 -  1999) and Nestor Kirchner (2003 - 2007).
 
 Both terms took emergency and crisis as their rightful principles,  made free usage of power, neutralized opponents, subdued the  republican principle of power division abusing of Need and Urgency Decrees  and decreased the debates ruling as they wished reflecting an “‘schmittiana’  sovereign style”.
 
 “Neodecisionismo  y Democracia: Los gobiernos de Carlos Saúl    Menem y Néstor Kirchner con sus presidencias  imperiales”.                                                                                        Por  Paula Gálligo1. IntroducciónJustificación
 El trabajo intenta  analizar comparativamente las dos gestiones institucionales que desde la  restauración democrática en 1983, han culminado sus mandatos de acuerdo a la Constitución   Nacional. La importancia del tema, caracteriza dos  liderazgos: el de Carlos Menem (1989-1999) que llega al poder con un discurso  populista, promesas de “cambiar el presente”, “del salariazo” y “revolución  productiva”. Por otro lado, Néstor Kirchner  (2003-2007) que asume con un bajo caudal   de votos, logrando durante su gestión consolidar su posición con el  apoyo  de la ciudadanía.  Objetivo Ambas gestiones tienen el denominador común de  caracterizarse como “presidencias imperiales”2,  con todo el bagaje institucional que encierra esa frase. La finalidad del  presente trabajo, sería la de analizar sobre la cuestión de la decisión  política, la concentración del poder y la anulación de las instituciones  democráticas, cuando estas particularidades se tendrían en el mismo como  premisa fundamental, en un gobierno elegido por el pueblo.  Planteo del Problema y Problema A través de la aplicación de la Teoría  Neodecisionista, se busca  determinar cambios y continuidades, estilos de gobierno y capacidad de gestión  en ambas presidencias. ¿De qué manera se aplica la teoría a la gestión de  Carlos Menem?, ¿por qué se lo considera un líder neodecisionista? Néstor  Kirchner ¿continúa o rompe con este estilo de gobierno durante los años  de su presidencia? Estas son algunas de las  preguntas que se intentan responder en las páginas siguientes. La hipótesis del trabajo es la siguiente: “El  estilo decisionista como teoría de gobierno, tiene continuidad en los gobiernos  peronistas de Carlos Menem y Néstor Kirchner, porque mantienen la tendencia al  monopolio presidencial a través de la concentración de poder, anulando las  instancias deliberativas y avasallando los principios republicanos de división  e independencia de poderes”.   Algunas consideraciones preliminares. Para poder  abordar la cuestión del  neodecisionismo  en las presidencias de Carlos Menem y Néstor  Kirchner es menester que se realicen algunas consideraciones sobre su génesis y  desarrollo. Para esto, a continuación y luego de llevar a cabo una revisión  bibliográfica, se exponen algunas de las teorías que sirven como marco teórico  y ayudarán a tener una primera aproximación al escenario neodecisionista en la  Argentina redemocratizada. La génesis  del Decisionismo la encontramos en la Dictadura Romana,  “un órgano extraordinario que se podía activar, según procedimientos y dentro  de los límites constitucionalmente definidos, para hacer frente a una situación  de emergencia”3. El dictador, en un  periodo máximo de seis meses, “…debía restaurar el orden, reordenar las  instituciones, combatir a los enemigos (…) y   devolver el supremo poder al Senado una vez terminada su tarea, en la  cual la decisión sumaria era imprescindible”4. La Dictadura era, en la  Republica Romana (509 a. C.  – 27 a. C.),  “un modo de suspender temporalmente su propio  orden constitucional para preservar su integridad y permanencia”5.  Nicolás  Maquiavelo, gran admirador de la Republica Romana como organización  política,  dará en su obra “El Príncipe”  gran importancia a la virtud en la  decisión  política, a la necesidad de una  figura  fuerte para sobrellevar las etapas de crisis retomando, de esta manera, la Dictadura Romana  y presentando analogías con esta institución.  El pensador político Carl Schmitt   pondrá también  acento en el poder  de decisión del soberano. Entiende que  ante “un caso excepcional, el Estado suspende  el derecho en virtud del derecho a la propia conservación”6.  Sobre este  “estado de excepción”,  definido como un “caso de peligro para la existencia del Estado” será el soberano  quien monopolice la última decisión y,   dotado de poderes extraordinarios, no obedecerá a ningún patrón legal  preestablecido7.  En un contexto  signado por “la crisis del liberalismo político” y una Alemania derrotada en la Primera Guerra Mundial y  sumergida en una “crisis institucional y estatal”, Schmitt, intentando salvar  la Constitución de la Republica del Weimar (1919-1933), propone reforzar la figura del soberano dotándolo de amplios  poderes. Su teoría dará lugar al ascenso del nacionalsocialismo, que, con el  triunfo de Adolf Hitler, desemboca en una dictadura totalitaria8. Vemos así que el decisionismo se define como “…una  estrategia para el gobierno en tiempos difíciles…”9, un  modelo de gobierno que necesita de fuertes liderazgos autorizados, en el marco  de una forma de democracia “delegativa”10, a  gobernar como “crean conveniente”, monopolizando de la última decisión y  prevaleciendo sobre los demás poderes en  contra del principio republicano de división de poderes11. De  esta manera, y como sostienen Bosoer y Leiras, “el mismo concepto de crisis  queda indisociablemente atado, desde una misma acepción, al de decisión  excepcional (…). Para  el decisionismo,  la crisis y la decisión política se implican y precisan mutuamente”12. En los años  90 esta teoría aparece como “… una fórmula que trasciende e implica estilos de  gobierno y estrategias de decisión para encarar procesos de cambio”13,  cambio que, durante su presidencia, Carlos Menem tenía por objetivo y pudo  llevar a cabo, pasando a la historia como un “gran reformador”. En un contexto  de inestabilidad económica, optimista frente a la posibilidad de cambiar el  presente argentino, distanciándose de la “doctrina peronista” y con un estilo  “hobbesiano” en la toma de decisiones14 pudo  convertirse en un fuerte líder neodecisionista,   que supo concentrar poder, fortalecer su partido político y neutralizar  opositores15. Esta concentración de poder en manos del presidente y su  uso discrecional  conlleva una “…  reinterpretación de la división de poderes del Estado como una división de  funciones de un mismo y único poder”.16 La utilización, por parte del  Poder  Ejecutivo, de los Decretos de Necesidad de Urgencia como expresión de su  “decisión política”, y su intromisión en la Corte Suprema, son ejemplos de  este desdibujamiento del principio de separación y autonomía de poderes.   La década Menemista. Su  llegada al Poder. El 14 de Mayo  de 1989 Carlos Menem, candidato del Frente Justicialista Popular, obtenía  mayoría en el Colegio Electoral venciendo a Eduardo Angeloz en las elecciones  presidenciales. Ante la renuncia de Raúl Alfonsín (1883-1889), el Presidente  electo asume su cargo seis meses antes de lo prescripto por la Constitución Nacional.  Este hecho marcó un hito en la historia argentina,  fue la primera vez que se realiza, por vía  democrática, un traspaso de mando entre dos Presidentes de signos partidarios  diferentes.Carlos Menem  se hace cargo del Poder Ejecutivo en un contexto signado por la hiperinflación17,  caos social y político,  endeudamiento  gubernamental, inestabilidad y  crisis  fiscal, que llevó a un “colapso del   modelo estatal vigente” y  puso en  tela de juicio su legitimidad.
 Con un  “discurso populista” y distinguido por su gran carisma, aparece en escena como un  “caudillo restaurador-revolucionario” que es reverenciado por la ciudadanía  como  “líder para remontar la emergencia”.  Una vez en el poder, supo invocar al “contexto  de inestabilidad” y de crisis para concentrar el poder en sus manos. Las  “recetas neoliberales” y el distanciamiento de la “doctrina peronista” Como primeras medidas  de gobierno,  el electo Presidente manda  al Congreso dos proyectos de ley que fueron rápidamente aprobados. Se trata de  las Leyes de Emergencia Económica (Ley 23.967) y  de Emergencia Administrativa (Ley 23.696). De  esta manera, se  delega al Poder  Ejecutivo amplias facultades que le permitieron intervenir en el proceso  económico, controlar el gasto público, contener la inflación y llevar adelante  un enorme proceso de privatizaciones de empresas estatales18. Como  sostienen Fabián Bosoer y Santiago Leiras, estas leyes “constituyeron el punto  de partida para el intento de establecer un nuevo modelo estatal”19. Durante su  gestión promovió las “recetas neoliberales” dejando a un lado las promesas de  campaña y distanciándose cada vez más de   “la doctrina peronista”,  llevó  adelante una reforma del modelo de acumulación apostando al libre mercado y a  su autorregulación.
 Redefinió el  papel del Estado, reduciéndolo a un Estado mínimo, dejando al mercado como  asignador de recursos. Promovió el achicamiento de la administración estatal y  abandonó el modelo de industrialización por  sustitución de importaciones. Llevó   adelante un proceso de privatización de empresas estatales, delegó  diferentes funciones a las provincias y reformó la estructura tributaria,  siguiendo al pie de la letra los consejos  del  Consenso de Washington20.
 Como lo afirma  Carlos Acuña, “la gestión menemista constituye una revolución, aunque de signo  y dirección muy distintos a los esperados por el movimiento político que lo  llevó al poder”21. Una vez en el poder,  Menem adoptó medidas completamente diferentes de las llevadas adelante por el  propio Perón.  La “ideología  histórica de peronismo” se redefine, sus valores fundamentales dejan de ser los  que eran y ganan terreno las fuerzas neoliberales que tiñen el proceso de  reforma. Firmeza contra las fuerzas opositoras. Si bien su  giro neoliberal provocaría “problemas de credibilidad”, divisiones dentro de la Confederación General  del Trabajo (CGT) y duras acusaciones por parte de diversos sectores sociales,  supo llevar adelantes todas las reformas que se propuso sin una fuerte  oposición y sin  perder seguidores,  contando con el apoyo de los agentes económicos más importantes, tanto internos  como externos, de los sindicatos, de las “minorías de riesgo” afines al  peronismo y de los Gobernadores provinciales de Partido Justicialista. Con gran  astucia y por medio del manejo indiscrecional de recursos con fines  “clientelares” y de “prebendas”, logró conseguir aliados y obtener el  apoyo necesario para llevar adelante su  política reformista. Para evitar el  aislamiento político, Menem puso a cargo del Ministerio de Economía a  empresarios representantes de Bunge y Born22,  nombró en su gabinete asesores de la Unión Industrial Argentina  (UIA) y la Cámara Argentina  de Comercio (CAC) y  a líderes del principal  partido de derecha, Unión del Centro Democrático (UCeDé)23.  Con respecto a  los sindicatos, el Poder Ejecutivo puso en juego la estrategia de “premios y  castigos”. Las opciones eran enfrentar al gobierno, a riesgo de sufrir, entre  otras cosas, el aislamiento político y la disminución de servicios para sus  afilados, o bien dejar los conflictos a un lado, acompañar la política  reformista, negociar y obtener beneficios24. Si bien no  todos los grupos empresarios fueron beneficiados con la apertura económica,  quedando en situación de desventaja frente a la competencia externa, el  gobierno utilizó la misma estrategia que con los sindicatos, “…gestos de  intercambio acompañados por amenazas de sanción en el caso de no poder  encontrar un punto de resolución de conflictos…”25. En lo tocante  a la oposición dentro de propio Congreso, es menester recordar que al principio  el Poder Ejecutivo no encontró   impedimentos para sancionar las Leyes de Emergencia las cuales le permitieron  concentrar poder y llevar adelante la reforma  del modelo estatal y de acumulación. “En el Congreso existió por lo menos un  compromiso para garantizar la continuidad institucional”26. En  aquellos temas sobre los cuales no se llegó a un  acuerdo o eran muy bajas las posibilidades de  conseguirlo, el Presidente optó por   gobernar mediante  Decretos  Excepcionales.  Neutralizó la  oposición, como bien detalla Carlos Acuña, a través de diferentes medios o estrategias  de gobierno. En primer lugar, mediante la mayoría propia en el Senado o la constitución de mayorías en Diputados, por medio de  acuerdos con la centroderecha.  En segundo  lugar, mediante la utilización de los DNUs, evitando el debate y la negociación  con el Poder Legislativo, poniendo en evidencia su voluntad  de “gobernar unilateralmente”. Por último, logrando un acuerdo con el radicalismo para llevar a  cabo la reforma constitucional que tuvo lugar en el año 1994.27 Este  acuerdo, materializado con la firma del Pacto de Olivos, le va a permitir a  Carlos Menem la reelección presidencial para “no  detener la historia”  y continuar con las  reformas que inició durante su primer gobierno. Las  privatizaciones. El proceso de  privatización implicó “…la reapropiación por parte del mercado de tareas  realizadas por el Estado…”28 e  incluyó a las empresas relacionadas con la aeronavegación, el teléfono, canales  de televisión, la generación y distribución de electricidad, la red de  distribución de agua, el correo e YPF.  De esta manera, la actividades empresariales  son transferidas al sector privado y se modifican la responsabilidad y  administración  de la prestación de  servicios. Con la  privatización de YPF, que contó con apoyo de Néstor Kirchner, en ese momento gobernador  de la provincia de Santa Cruz, el Estado pierde el control sobre su empresa  petrolera, la cual quedó en manos españolas y el país pasó de ser “productor y  exportador” a “dependiente e importador”.  Se presentó a  la desestatificación de las empresas como “… un canal para eliminar la corrupción  y la ineficacia estatal…”29. Las  privatizaciones permitirían la universalización de los servicios, mayor  eficiencia en la prestación y rebaja en las tarifas.  Si bien se puede decir que, en términos  generales, hubo mejoras en la prestación de los servicios, no se alcanzaron las  promesas de universalización de los servicios ni las demás las metas  fundamentales.  En manos  privadas, las empresas redujeron su personal y bajaron salarios, la  consecuencia inmediata fue un cambio profundo en la situación del mercado de  trabajo,  aumentando la desocupación y  pauperización. Contrariamente  a lo prescripto por el “manual del buen privatizador”, lo primero en privatizar  fueron los servicios público, las empresas no se sanearon ni se reestructuraron  antes de venderlas, y el mecanismo de supervisión y regulación por parte del  Estado,  permaneció ausente30.  “El mito de la Convertibilidad”. En Abril del  año 1991, luego de la llegada de Domingo Cavallo al Ministerio de Economía,  entra en vigencia, a través de una Ley del Congreso, un nuevo plan económico.  Se trata del Plan de Convertibilidad que establecía la paridad 1 Peso- 1 Dólar  y prohibía la emisión monetaria sin el respaldo de divisas en las reservas del  Banco Central. Si bien es  cierto que la fijación del tipo cambiario sirvió, en principio, para combatir  la inflación, el “uno a uno” trajo consigo una gran recesión,  el incremento de la desigualdad y  la   desocupación. El aumento de  las importaciones, el auge del consumo de productos importados, llevó al  deterioro de la competitividad de la producción nacional, con lo cual muchas  industrias nacionales tuvieron que cerrar sus puertas acrecentando los índices  de desempleo. Las  posibilidades de consumir productos importados, la “ficción de los viajes al  exterior” fueron algunos de los éxitos de la Convertibilidad, cuyas bases  ilusorias se derrumbaran poco después. La reforma constitucional. En el año 1993,  un proceso de negociación entre el ex Presidente Raúl Alfonsín y el entonces  Presidente Carlos Menem  culmina con la  firma del Pacto de Olivos dando lugar a la reforma constitucional de 1994. De las  modificaciones introducidas en esta modernización de la Constitución se  pueden nombrar el acortamiento del mandato presidencial con posibilidad de  reelección. Su elección directa por el pueblo y la introducción de la segunda vuelta  en caso de que ninguna fórmula que se presente a las elecciones consiga el 45%  de los votos afirmativos válidos o, al menos,   el 40% pero con una diferencia mayor de diez puntos frente a la fórmula  que le sigue.  En el texto  constitucional de 1853 la cláusula de la no reelección  fue contemplada como un mecanismo propicio  para evitar la pretensión de los Presidentes de eternizarse en el poder.  Sin embargo, la nueva Constitución Nacional  establece la posibilidad de reelección presidencial, impactando profundamente  sobre la naturaleza de los poderes presidenciales. En el año 1994, la incorporación de la reelección por un solo  período consecutivo, más allá de ser unos de los principales objetivos que  Carlos Menem tenía en la mira, buscaba impedir el fenómeno conocido como “lame  duck” (pato rengo) que describe  una  situación de “…pérdida de poder presidencial tiempo antes de finalizar su  mandato, al conocerse con certeza que la misma persona no podrá continuar en el  poder”31. Además, se  crea la Jefatura  de Gabinete como una forma de atenuar el híper presidencialismo, aunque bien se  sabe que ese plan no se  cumplió. Se crea  el Consejo de la Magistratura y se incorpora el tercer Senador.  Fortaleciendo  el presidencialismo argentino, se incorporan la facultad de dictar Decretos de  Necesidad y Urgencia, la posibilidad de vetar las leyes, promulgando el resto  de su contenido y la delegación legislativa tal como lo expresan los artículos  99 inciso 3, el 80 y  el 76 del nuevo texto constitucional respectivamente. De esta manera, y como  sostiene Santiago Leiras, “las nuevas reformas no morigeraron el componente  decisionista del liderazgo presidencial, sino mas bien, los nuevos incentivos  institucionales tenderán a exacerbar las tendencias a la concertación del  poder…”32. Es  decir, el reconocimiento constitucional de estas facultades presidenciales “…  significará un reforzamiento de su poder y no contribuirá para nada a atenuar  la concentración de poder en el Ejecutivo”33. Con respecto a  los nuevos derechos y garantías se incorporan la iniciativa popular y el  referéndum, y se le otorga rango constitucional a la acción de amparo y al  habeas corpus. La reelección y su segundo gobierno. Gracias a la  reforma constitucional del año 1994, Carlos Menem pudo presentarse en las  elecciones presidenciales el 14 de Mayo de 1995, alcanzando así  su segundo mandato ganando con casi el 50% de  los votos junto con su compañero de fórmula Carlos Ruckauf. Los resultados  de la elección ponen de manifiesto que Carlos Menem pudo consolidar su  liderazgo y que era considerado por la ciudadanía, que disfrutaba del contexto  de estabilidad, de la fantasía de los viajes al exterior y de los “beneficios”  promovidos por el programa económico neoliberal, como el “hombre de estado que  supo resolver la crisis”. De acuerdo a  su promesa de campaña de no cambiar el presente, en su segunda presidencia  mantuvo y continúo con las políticas económicas y con la reforma de Estado  iniciada en  su primer gobierno.  Pero el  presente para Carlos Menem fue cambiando poco a poco, su popularidad fue  decayendo frente a las diferentes denuncias de corrupción, y ante una gran masa  de población que sufre el desempleo, viviendo por debajo de la línea de pobreza  y sin seguros sociales. Pese a ello, su  ambición de poder no terminaría con los 10 años de mandato interrumpidos,  acercándose la etapa final de su segundo gobierno, Carlos Menem fue por más y  “apostó por la re- reelección”. Contaba con el apoyo del Partido Justicialista  que tenia mayoría en el Senado y además una “Corte adicta” que no declararía  como inconstitucional su proyecto de presentación como candidato nuevamente en  las elecciones presidenciales. Sin embargo,  no todo salió como esperaba. Sumergido en un enfrentamiento con Eduardo  Duhalde, en ese entonces Gobernador de la Provincia de Buenos Aires,  y con la oposición, Carlos Menem decide  finalmente renunciar a  su intención de  un tercer mandato. A partir de  allí, comienzan a perfilarse los candidatos para la sucesión presidencial. Será  el candidato por la Alianza,  Fernando De la Rua, quien se impondrá ante el binomio Duhalde-Ortega. De esta  manera, la coalición centro izquierda llega de al poder, prometiendo  terminar con   los 10 años de corrupción   menemista.
 Néstor Kirchner. “Un presidente sin votos”.  2001: el año de la crisis. En el año 2001, Argentina sufre una de las más graves,  profundas y generalizada  crisis de su historia, “… pues abarcó la totalidad de la vida política,  social, económica y cultural de la Argentina.34.  La política  económica de convertibilidad comienza a mostrar sus debilidades,  volviéndose insostenible. El país se  endeudaba cada vez más para mantener la paridad 1 Peso- 1 Dólar.  La sucesión de  Ministros de Economía daba cuenta de la situación agravada  por la fuga de capitales y la introducción de  restricciones para el retiro de depósitos bancarios (Corralito denominado  popularmente). Ante este  escenario, la reacción de la población  contra la situación económica no se hizo  esperar, estallando en una protesta general los días 19 y 20 de Diciembre. La  movilización de los ciudadanos fue espontánea y,  golpeando cacerolas, exigían “que se vayan  todos”, evidenciando el quiebre de los “lazos representativos” y el “derrumbe  de la confianza”. Por la tarde  del 20 de Diciembre, el Presidente Fernando De la Rua, luego de haber declarado,  la noche anterior, el estado de sitio, anunciaba en Cadena Nacional su renuncia  como Presidente de los argentinos.  Será Eduardo  Duhalde quien, luego de la sucesión de cinco Presidentes en trece días35,  asumirá el coste político de la crisis, le abre la puerta de salida a la  convertibilidad y allanará el camino de  llegada al poder de Néstor Kirchner. “Minoritario en las urnas”. En las  elecciones presidenciales que tuvieron lugar el 27 de Abril del 2003, Néstor  Kirchner obtiene tan sólo un 22% de los votos, quedando en segundo lugar frente  a Carlos Menem.  Debido a que  ninguna de las fórmulas obtuvo más del 45% de los votos válidos emitidos o, por  lo menos, el 40% con una diferencia de diez puntos sobre la fórmula que le  sigue, tal como lo prescribe la Constitución Nacional  de 1994, los candidatos tendrían que disputarse en una segunda elección. Sin  embargo, el ballotaje no se llevará a cabo debido a la renuncia de Carlos Menem  a su candidatura, quedando de esta manera, Néstor Kirchner como Presidente de la Nación Argentina.  Siendo un “Presidente sin votos”, con un  “déficit de legitimidad” y pocos “recursos  institucionales”. Con una fuerte retórica antiliberal y antimenemista, tomando  a la emergencia y a la crisis como principios rectores. Con la promesa de “Un  país en serio”, lema de su campaña, y un perfil socialdemócrata consiguió, poco  a poco, consolidarse y conquistar el apoyo de la ciudadanía. Redefinición del papel del Estado. A diferencia  de lo ocurrido en los años 90`, donde se llevó adelante un proceso de  privatizaciones de empresas estatales,  durante  el gobierno de Néstor Kirchner, el Estado vuelve a participar en la economía y  toma el control sobre las empresas privatizadas. Por medio de  un decreto, el Poder Ejecutivo rescinde la concesión del Correo que se  encontraba en manos privadas, quedando nuevamente el servicio postal a cargo del  Estado. Buscando tener  una empresa aérea federal, como manera de reparar la venta de Aerolíneas  Argentinas, se crea por decreto la empresa estatal Líneas Aéreas Federales  Sociedad Anónima (LAFSA), una “aerolínea virtual” que no tenia aviones propios y  que, en su corta vida,  acumuló varias  denuncias por irregularidades. 36 En el año  2004, se crea la empresa Energía Argentina Sociedad  Anónima (ENARSA), que se dedicará a la exploración y explotación de yacimientos  de hidrocarburos, su transporte, almacenaje, distribución, comercialización e  industrialización.  Su creación es parte  de las medidas que el Presidente tomó para contrarrestar el contexto de crisis  energética y desabastecimiento, luego de la “irreparable pérdida” de la empresa  estatal petrolera, que contó con el aval del propio Néstor Kirchner.  Asimismo, en  el año 2006 se rescinde el contrato de Aguas Argentinas, quedando en manos del  Estado y del sindicato la propiedad de la   nueva empresa Agua y Saneamientos Argentinos (AySA).   Así como las privatizaciones llevadas adelante por el ex  Presidente Carlos Menem no dejaron de suscitar denuncias de corrupción e  irregularidades, la estatización  y  creación de empresas,  en el marco de  redefinición del papel del Estado37,  no están exentas de acusaciones y múltiples quejas por parte de los usuarios.
 Neutralización de adversarios.
 Tanto Carlos Menem como Néstor Kirchner, aunque con estrategias  diferentes, actuaron con firmeza frente a los adversarios.
 La táctica kirchnerista fue la ignorar casi por completo a la  oposición. Caracterizado por un discurso agresivo y de permanente confrontación,  hizo oídos sordos y “estigmatizó” a las voces opositoras,  señalándolas  como provenientes de  “sectores con vocación golpista”.  Con una actitud intolerante, evitó el debate  de ideas, no aceptó ninguna iniciativa de la oposición en el Congreso y señaló  siempre a los medios de comunicación como la mayor oposición a su gobierno.
 A través de la “caja kirchnerista”, con fondos del Tesoro Nacional, logró   conquistar el apoyo de  los Gobernadores e Intendentes,  tanto del Partido Justicialista como  de la   UCR, y desmovilizó a quienes no le fueron leales.
 Con el tiempo pudo  controlar y cooptar las voluntades de las  “organizaciones de la nueva pobreza”, o las  denominadas “organizaciones piqueteras” incorporándolas en secretarias de  acción social o comunitaria de su gobierno,  o mediante la entrega de diferentes subsidios,  intentando evitar cualquier manifestación en su contra.38 Como indica  Maristella Svampa, “… la estrategia desarrollada por Néstor Kirchner (…) fue  “exitosa”, no sólo en términos de cooptación de las corrientes afines, sino de  control y aislamiento del movimiento piquetero…”39.
 Siguiendo esta línea de acción y ante la necesidad de contar con el  apoyo sindical absorbió y provocó la  pérdida  de autonomía de las organizaciones sociales oficialistas, como por ejemplo a la Confederación General  del Trabajo,  que, a partir de ese  momento, atendieron a sus propios intereses.40
      “Superpoderes”. En Agosto del año 2006 se aprueba la reforma a  la   Ley de Administración Financiera, por medio de la cual se le  otorgan al Jefe de Gabinete, de manera permanente, amplias facultades para  modificar el presupuesto, sin que medie autorización del Poder Legislativo.  Además, el Jefe de Gabinete queda eximido de los límites que la Ley de Responsabilidad Fiscal  impone al gasto41. Esta ley de “superpoderes” profundiza la  discrecionalidad en el manejo de los fondos del Estado, elimina la  transparencia en su administración y revela el perfil de un gobierno que busca  concentrar todo el poder,  dando lugar a  un “decisionismo presupuestario”, devaluando y modificando el papel y las  funciones propias del Congreso. Vale la pena recordar que el ex Presidente Carlos  Menem también obtuvo “superpoderes” cuando, en Marzo de 1996, logró convertir  en Ley el capitulo impositivo de la segunda reforma del Estado, por medio del  cual se delegan,  tanto al Poder  Ejecutivo como al Ministro de Economía, las facultades para modificar alícuotas  tributarias sobre las ganancias, sobre el Impuesto al Valor Agregado (IVA) y  sobre los bienes personal, y  para eliminar  exenciones42. ¿“Un país sin estadísticas”?43  El Instituto  Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) es un organismo técnico del Estado,  no político, que debería tener autonomía en su funcionamiento sin la  intromisión del gobierno.  Sin embargo, a comienzos del año 2007 se  emprende la intervención del organismo y la manipulación en sus métodos  estadísticos. De este modo, se pone de manifiesto la  intención del gobierno de acrecentar su poder  hacia todos los organismos del Estado. El gobierno  buscó desprestigiar el INDEC elaborando sus propios índices, favorables y  funcionales a su gestión. De esta manera, se abre paso a la contradicción entre  el índice oficial y la percepción de los bolsillos ciudadanos.  Cabe destacar,  que la manipulación no se limitó solo al Índice de Precios al Consumidor, sino  que se extendió sobre las mediciones de pobreza, indigencia, desempleo, entre  otras.   Lamentablemente la inflación, la desocupación,  la indigencia no se pueden mitigar si se las oculta, sino asumiendo los  problemas y gestionando políticas para solucionarlos. Todavía  las contradicciones entre las mediciones  públicas y privadas siguen siendo contradictorias, y nuestro país  “…se está quedando sin un sistema estadístico  oficial confiable…”44
 Méritos. Carencias y  Sucesión.
 Algunos de los méritos indudables de Néstor  Kirchner son crecimiento y recuperación económica, así como también la disminución  sensible de los índices de desocupación, pobreza e indigencia, la baja en el  Riesgo País y su política de defensa de los Derechos Humanos.
 Durante su gobierno, la Corte Suprema  resolvió la derogación de las Leyes de Obediencia Debida y  de Punto Final, dictadas bajo la  presidencia  de Raúl Alfonsín,  obligando la reapertura de los juicios contra  los militares, y comienzan a  declararse  inconstitucionales los indultos menemista. De este manera y como sostiene  Maristella Svampa, “… el gobierno de Néstor Kirchner asumió como  política de Estado la condena de la violación de los derechos humanos  realizadas durante la última dictadura militar…”45.
 Sin embargo, continúan las fallas en el  sistema educativo,  en la prestación del  servicio de salud y la inseguridad deja de ser una sensación para pasar a  convertirse en  realidad.
 Con respecto a la calidad institucional, el  balance es claramente negativo. El Presidente no se detuvo a la hora de  concentrar el poder en sus manos, despreció los mecanismos deliberativos, destruyó  los organismos de control, gobernó con firmeza y como creyó conveniente, a  través del poder de la “decisión” conformando un gobierno personalista.
 Además, y a pesar de haber desaparecido el  “contexto de excepcionalidad” producto de la crisis del 2001, se decidió  extender, por séptimo año consecutivo, la “emergencia económica” (Ley de  Emergencia Pública) como una forma para conservar los amplísimos poderes que se  encontraban en manos del Ejecutivo.
 Acercándose la etapa final de la presidencia  de Néstor Kirchner, la sucesión presidencial parecía una incógnita. La gran  duda giraba en torno a quién sería el candidato a Presidente por el Frente para  la Victoria  en las elecciones previstas para Octubre del 2007.
 La  opinión pública se pregunta si Kirchner apostaría por la reelección o  renunciaría a esa posibilidad que la propia  Constitución le concede, nominado, en su lugar, a su esposa. ¿Pingüino o  pingüina?,  era la cuestión. Finalmente,  el enigma será revelado cuando Cristina Fernández de Kirchner lanza oficialmente  su candidatura a Presidente en Julio del 2007.
 De esta manera, triunfando en las elecciones  presidenciales de Octubre del mismo año, la titularidad del  Poder Ejecutivo pasa “de un Kirchner a otro  Kirchner”. Siendo la primera mujer Presidente electa directamente por el  pueblo, “inaugurando la sucesión matrimonial”, Cristina  asume la presidencia con el compromiso de dar  continuidad al proyecto de su marido y solucionar los problemas existentes.
 Por medio de una “reelección enmascarada”, Néstor  Kirchner sigue teniendo injerencia en la toma de decisiones presidenciales,  convirtiendo al Poder Ejecutivo en una “diarquía” con el “matrimonio  presidencial” al mando, “… una especie de “Jefe de Estado” en el llano, con  reconocimiento público, Néstor Kirchner, y  por el otro, un “Jefe de Gobierno”, con todas  las facultades constitucionales, la Presidenta Cristina  Kirchner…”46.
 Decretos de Necesidad y Urgencia.
 Un “vicio reiterado” de los señores Presidentes.
 Los  Decretos de Necesidad y Urgencia (DNUs), o  también llamados Decretos de Excepción,   refieren a las facultades legislativas de competencia constitucionales  propias del Poder Legislativo que se atribuye el Poder Ejecutivo “sin que medie  delegación, ni autorización o consentimiento”47 previo por parte del Congreso.              El Poder Ejecutivo asume  competencias legislativas, aumentando su poder en detrimento del Congreso y se  convierte en una suerte de “Poder Legislativo alternativo”. De esta manera, se  lleva al límite la idea de un “Monarca con el nombre de Presidente” que Alberdi  planteaba en las Bases y se hace una “…excepción transitoria al principio de  división de los poderes…”48. La Constitución Nacional  Argentina del año 1853 indicaba que los Presidentes tenían facultades  legislativas sólo para emitir “decretos delegados”, “decretos autónomos” y “decretos  reglamentarios”. Pese a ello, los DNUs   existieron como prácticas para-constitucionales suscitando fuertes cuestionamientos  sobre su legalidad, siendo recién incorporados a la Constitución Nacional  luego de  su reforma en el año  1994. Entre los años  1853 y 1989 se emitieron sólo 33 DNUs, 8 de los cuales fueron bajo la  presidencia de Raúl Alfonsín (1983-1989). Sin embargo, un salto cuantitativo se  produce en la presidencia de Carlos Menem.  Su llegada al poder significó “…un cambio  trascendental en las formas de tomar decisiones…”49. Por  medio de su “gobierno por decreto” llevó a cabo gran parte de la reforma del  Estado y, sólo durante su primer mandato (1989-1994), firmó 336 Decretos.  El artículo 99  de la Constitución  reformada advierte  que “El Poder  Ejecutivo no podrá en ningún caso bajo pena de nulidad absoluta e insanable,  emitir disposiciones de carácter legislativo”50. Sin  embargo, en el párrafo siguiente establece que“ solamente cuando circunstancias  excepcionales hicieran imposible seguir los trámites ordinarios previstos por  esta Constitución para la sanción de las leyes, y no se trate de normas que  regulen materia penal, tributaria, electoral o el régimen de los partidos  políticos, podrá dictar decretos por razones de necesidad y urgencia, los que  serán decididos en acuerdo general de ministros que deberán refrendarlos,  conjuntamente con el Jefe de Gabinete de Ministros”, asumiendo funciones  legislativas propias del Congreso.
 Ante el silencio  de la ley, surgen los problemas de cómo se establece la existencia de esa  imposibilidad y qué se considera de necesidad y urgencia. Para Goretti y  Ferreira Rubio, los DNUs encuentran fundamento sólo cuando exista en el país “…  una situación de crisis extrema, la necesidad de abordar un tema resistido por  la ciudadanía o un Congreso cerrado o una minoría oficialista, condiciones que  no se cumplen.”51
 Asimismo, el  nuevo texto constitucional establece la creación de  una Comisión Bicameral Permanente que debía  reunirse cada vez  que el Ejecutivo firma  un DNU, analizarlo y elevar su dictamen “en un plazo de diez días al plenario  de cada Cámara para su expreso tratamiento, el que de inmediato considerarán  las Cámaras”52. Su “composición deberá  respetar la proporción de las representaciones políticas de cada Cámara”53.   Uno de los  objetivos que se perseguía en la   creación de la   Comisión Bicameral era   dar un freno al accionar del Poder Ejecutivo.  Sin embargo, la Comisión nació doce años  después (en el año 2006 bajo el gobierno de Néstor Kirchner a través de la ley  26.12254 que  regula la intervención del Congreso en los DNUs) y en sus primeros años de  labor sólo  se dedicó a ratificar los  Decretos presidenciales. Además, su carácter de permanente fue suspendido por  unos meses debido a tiempos de campaña política, en ese receso se pasaron por  alto cuatro Decretos, uno de los cuales modificaba la ley de Presupuesto. La ley 26.122  falla en no fijar un plazo para que las Cámaras pronuncien la validez o  invalidez del DNUs analizado, y en establecer que el silencio de ambas cámaras  o el rechazo de sólo una de ellas bastará para que sea aprobado. El uso de la  “herramienta extraordinaria de los DNUs” parece ser un “vicio reiterado” en las  presidencias de Carlos Menem y Néstor Kirchner. Como se dijo anteriormente, en  su primera presidencia Carlos Menem emitió,  con la complicidad de la Corte Suprema,  336 DNUs, sumando un total de 545 durante los diez años que duró su gobierno,  superando ampliamente la cantidad de Decretos firmados en 136 años de historia.  Con respecto a la temática, los decretos  tratan de normas que regulan los salarios, materia impositiva, funciones y  controles de servicios públicos y restructuración de empresas estatales55.     
                  
                    | Decretos de Necesidad y Urgencia por períodos    presidenciales   |  
                    | Presidencia  | Decretos (DNU) | Meses | Decretos x mes |  
                    | Menem (08-12-1999    / 20-12-2001)  | 545  | 125  | 4,4  |  
                    | Néstor Kirchner (25-05-2003 / 10-12-2007)  | 270  | 53  | 5  |  Fuente:  Centro de Estudios Nueva Mayoría 56 Durante su presidencia,  Néstor Kirchner  continúo con la  utilización de los DNUs como expresión de la “decisión política”, en sus cuatro  años de gestión (2003-2007) emitió 270, superando el promedio mensual de los  firmados por Menem lo cual lo convierte, hasta el momento, en el jefe de Estado  que más DNUs ha utilizado en la historia argentina. A pesar de  controlar la mayoría en ambas cámaras del Poder Legislativo, el ex Presidente  modificó, a través de DNUs, la Ley  de Administración Financiera, la   Ley de Ministerios, aumentó los salarios y jubilaciones,  estableció la doble indemnización, aumentó los subsidios de Jefes y Jefas de  Hogar para las fiestas y aprobó el 1º Volumen de la Séptima Edición de  la Farmacopea Argentina57.  Por medio de  la firma de DNUs también se reestatiza la empresa Aguas Argentinas, se crea la Policía de Seguridad  Aeroportuaria y se autoriza a utilizar las reservas del Banco Central para la  cancelación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI)58. Paradójicamente,  Cristina Fernández de Kirchner, ex primera dama y actual Presidenta de la Nación sostenía en Octubre  de 2000: “la práctica establecida durante el último decenio de sortear las  dificultades para la aprobación de las leyes mediante el  (DNUs) y que hoy goza de buena salud, ha desnaturalizado  el rol de este cuerpo (Poder Legislativo) y violenta la letra institucional”59. Así  se pronunciaba como diputada por Santa Cruz.   Parece que años después su postura cambió radicalmente, apoyando la  firma de DNUs por parte de su marido y no absteniéndose del uso de esta  herramienta en lo que va de su gobierno.La utilización  de los DNUs pone de manifiesto la intención de los Presidentes de “gobernar  discrecional y unilateralmente”, vulnerando el principio de equilibrio y  separación de poderes, pasando por alto la discusión y deliberación en el  Congreso con la consecutiva deformación y empobrecimiento de la democracia.
 La realidad  parece demostrar que la “necesidad y urgencia” son de quienes nos gobiernan, ya  que raros son los casos  de “verdadera  necesidad y urgencia”. Hasta se ha llegado a  firmar, bajo la presidencia de Carlos Menem,  DNUs para donar cemento a Bolivia, o  para garantizar la transmisión de los partidos  de fútbol que disputaría la Selección Argentina en  las eliminatorias para el Mundial de 199460.   El  (desdibujado) rol del Congreso. Compuesto por un  grupo de personas elegidas democráticamente por medio del sufragio universal,  representando a todos los  ciudadanos, el  Congreso es un órgano legislativo, y como tal debe legislar y controlar los  actos gubernamentales. Sin embargo, su rol, con el correr de los años, se ha  ido desdibujando. La perversa y  abusiva  utilización de los DNUs por  parte del Poder Ejecutivo, evitando el seguimiento ordinario de la sanción de  leyes,  es una muestra clara del  mal que se le está haciendo a las  instituciones democráticas.  Este déficit  democrático se traduce en la pérdida de la esencia del Poder Legislativo como  órgano de control y lugar donde, producto de la libre deliberación, se  sancionan las leyes. El Congreso ya no tiene exclusivo monopolio en el proceso  legislativo a fuerza de que el Ejecutivo, por medio de  facultades legislativas delegadas,  extiende allí su dominio.  Si bien en la  presidencia de Carlos Menem la utilización de los DNUs fue una “constante  fuente de conflicto con el Congreso”, como sostienen Delia Ferreira Rubio y  Mateo Goretti “las reacciones no han pasado de acciones individuales,  especialmente de diputados. En ninguna ocasión fueron aprobados los proyectos  de ley o resolución presentados para reclamar contra el abusivo uso de los  Decretos de Necesidad y Urgencia…”61.  Durante la  presidencia de Néstor Kirchner, luego de una “injustificada tardanza” se crea la Comisión Bicameral  Permanente. A través de ésta, el Congreso puede, de alguna manera, poner coto a  las tentativas presidenciales de gobernar unilateralmente, estableciendo un  control sobre los decretos,  mejorando  así la calidad institucional y permitiendo al Poder Legislativo, al menos,  tener la última palabra. Sin embargo, siendo  la mayoría de sus integrantes  del  oficialismo, en su corta vida, sólo se ha dedicado a confirmar los Decretos  presidenciales. Como sostiene Delia Ferreira   Rubio, “el diseño de la   Comisión con una mayoría oficialista es contradictorio con la  función de control que debe ejercer62”.De  hecho, se supera el promedio mensual de Decretos dictados durante la década  menemista en tan sólo 4 años. Al parecer, y  como plantea Guillermo Morelli, “el Congreso no reaccionó en defensa de sus  prerrogativas”63. Asumiendo una actitud  pasiva, se convierte en una suerte de “escribanía de la Casa Rosada” que  aprueba Decretos aunque no se correspondan con situaciones de “verdadera  necesidad y urgencia”, sino que ponen de manifiesto las intenciones  presidenciales de “gobernar por decreto” esquivando el debate  en el Congreso y la lentitud propia de la  sanción de leyes. En aquellos casos donde el Congreso se ha promulgado en  contra de los DNUs, el Poder Ejecutivo ha podido contrarrestarlo mediante su  facultad de veto64. Violentando la  letra constitucional, no desempeña tampoco su función de controlar al Poder  Ejecutivo mediante el pedido de informes, con el consecuente deterioro de  la calidad republicana. ¿Y el tercer Poder? El Poder  Judicial debe ejercer controles de constitucionalidad sobre los DNUs y tiene  las atribuciones necesarias para evaluar la existencia e intensidad de la  necesidad y emergencia. Sin embargo, con una “corte adicta” o poseyendo  injerencia sobre el nombramiento y   destitución de sus miembros, tanto Carlos Menem como Néstor Kirchner  pudieron sortear los controles, normalizando el uso de esta herramienta que  debería ser excepcional.  Durante su  presidencia, Carlos Menem buscó garantizar el respaldo de sus políticas por  parte del Poder Judicial.  Cumpliendo con  su objetivo,  mediante la sanción de la Ley 23.774, logra ampliar el  número de Jueces de la Corte Suprema  y nombra,  con acuerdo del Senado, a seis  de sus nueve miembros.  Además,  reemplaza al Procurador General de la   Corte y designa, por Decreto y sin acuerdo con el Senado, su  reemplazante. De esta manera, transforma   la Corte Suprema  de Justicia en una Corte “adicta” que legitima sus DNUs y pasa por alto  denuncias de corrupción administrativa65.  En el año  2006, por medio de una Ley impulsada por Cristina Fernández de Kirchner, en ese  momento Senadora por la provincia de Buenos Aires, la Corte Suprema retornará a su número  histórico de cinco miembros. Asimismo, se promulga la reforma del Consejo de la Magistratura,  reduciendo de 20 a  13  la cantidad de sus miembros.  La Ley de reforma originóduros planteos  de inconstitucionalidaddebido  a que le confiere al oficialismo poder de  veto sobre la designación o destitución de un juez66.  De este modo, ningún Juez podrá acceder a su cargo sin el previo sustento del  oficialismo.Si bien el ex Presidente buscó  poner fin a la Corte  de “mayoría automática” menemista,  a  través de las reformas en su interior e impulsando el enjuiciamiento de varios  de sus miembros, las razones para el nombramiento y destitución de los mismos condiciona   la independencia del Poder Judicial67.
 Consideraciones finales.   La Democracia es una “construcción de gobernados y  gobernantes”, es la forma de gobierno que debemos y elegimos defender. Sin  embargo, en estos últimos años, el estilo neodecisionista de los presidentes  argentinos ha derivado en una concepción delegativa de la Democracia donde se  puede apreciar que las formas deliberativas de la política se han debilitado  por el “desempeño hegemónico de la decisión” y la presencia de gobiernos  personalistas. Un claro  ejemplo de esto son las “presidencias imperiales” de Carlos Menem y Néstor  Kirchner que fueron analizadas comparativamente en el transcurso de este  trabajo a través de la aplicación de la Teoría Neodecisionista. La teoría  Decisionista de gobierno de Carl Schmitt encuentra su fundamento en el “estado  de emergencia” y supone reforzar la figura del soberano dotándolo de poderes  extraordinarios. En este sentido, las presidencias estudiadas tomaron la  emergencia como principio legitimador y, como condición para la conservación  democrática, les fueron conferidos herramientas para gobernar al mejor estilo  de soberano schmittiano. Cada uno, a su tiempo, se presentó como “el poder soy  yo”. Entre las características  comunes de las dos presidencias se pueden destacar: 
                  Invocación a la emergencia y crisis como fuente  de legitimidad y  la presencia del caos  en sus discursos.   
                  Similar concepción del poder, vocación  hegemónica e inclinación hacia la concentración. 
                  Falta de apego y desprecio a las norma,  presentándose como soberanos que deciden y establecen la Ley.   
                  Excesiva concentración de poder en manos del Poder  Ejecutivo y fortalecimiento de la figura presidencial, vulnerando el “espíritu  republicano”. 
                  Maltrato y empobrecimiento de las instituciones  democráticas.    
                  Se vuelve   corriente el uso de una herramienta (DNUs) que debería ser excepcional. 
                  La utilización arbitraria de los DNUs, sin que  se ejerzan controles constitucionales, incompatible con el “principio de deliberación  pública”, desdibuja el rol del Congreso y contradice el principio republicano  de división de poderes.    
                  Monopolio de la decisión. 
                   “Presidencias  imperiales”, debido a la  unilateralidad  en la toma de decisiones.   
                  Intromisión en el Poder Judicial, poniendo en  peligro el principio de respeto a su autonomía. 
                  Resignificación de  la división de poderes como la “división de funciones de un mismo y único  poder”.   
                  Con diferentes tácticas, ambos supieron actuar  con firmeza ante sus adversarios y controlar a la oposición. 
                  Autonomía presupuestaria del Poder Ejecutivo,  con un manejo indiscrecional de los fondos públicos.   Tanto Carlos  Menem como Néstor Kirchner pudieron convertirse en líderes neodecisionistas  fuertes que aprovecharon las circunstancias de emergencia para concentrar  poder, debilitando las instituciones democráticas y lesionando el real  ejercicio del principio republicano de separación y autonomía de poderes, donde  el Poder Legislativo y Poder Judicial coexisten junto al Poder Ejecutivo, lo  limitan y controlan. A ambas  presidencias se le puede objetar el no considerar que la emergencia dura  mientras exista “peligro para la existencia del Estado”, como en el caso de la Hiperinflación de  1989 y el desborde social del 2001 donde reinaba el caos político, económico y  social,  la crisis y la inestabilidad.  Una vez “desaparecido el contexto de emergencia” el “desempeño hegemónico de la  decisión” ejecutiva ya no encuentra justificativo.  De esta forma,  apelar a la emergencia para la adopción de medidas excepcionales encontró  fundamentos sólo durante los primeros años del gobierno de Carlos Menem. Lo  mismo se puede decir para  la gestión de  Néstor Kirchner, aunque el Congreso haya prorrogado por 7 años consecutivos la Ley de Emergencia Publica  dictada durante la crisis del 2001. Vemos así que  gobernar unipersonalmente y de manera monolítica, como un “soberano absoluto”  en contextos donde, de alguna manera, se ha estabilizado la situación  económica, política y social, resignifica a la Democracia y plantea una  versión más autoritaria y delegativa donde, quien resulta elegido en las  elecciones, cree tener todo el poder para decidir “qué es bueno para el país” y  evita todo tipo de “control institucional”.  En este  contexto, el régimen presidencialista argentino evidencia un excesivo  protagonismo del Poder Ejecutivo, de carácter autónomo, con amplísimos poderes  y un “estilo hobbesiano” en la toma de decisiones.  Por ultimo, y  corroborando la hipótesis de trabajo, se evidencia que el estilo neodecisionista  como teoría de gobierno tiene continuidad en los dos gobiernos peronistas  estudiados, porque mantienen la tendencia al monopolio presidencial a través de  la concentración de poder, instalando un gobierno personalista, que anula las  instancias deliberativas, que se entromete en el Poder Judicial, controla y  subordina las instituciones, lesionando, de esta manera,  la República, ya que el poder no se entiende de  manera plural sino de forma singular o unilateral. Paula GálligoCiencia  Política (UBA)
     Bibliografía. Libros - Bobbio,  Norberto, Mateucci, Nicola y Pasquino Gianfranco (Directores): “Diccionario  de Política”. Editorial Siglo XXI. México, 2005 - Bosoer,  Fabián y Leiras, Santiago: “Los fundamentos filosófico-políticos del  decisionismo presidencial: Argentina 1989-1999. ¿Una nueva matriz ideológica  para la democracia Argentina?”. En Pinto, Julio (Comp.): “La Argentina entre  dos siglos: la política que viene”. Editorial Universitaria de Buenos  Aires. Buenos Aires, 2001.  - Hobbes, Thomas: “Leviatán 1”. Editorial  Losada S.A. Buenos Aires, 2003. - Pegorano  Mara y Florencia Zulcovsky. S/D. - Schmitt,  Carl: “Teología Política”. Editorial Struhart &  Cía. Buenos Aires, 1999. - Thwaites Rey, Mabel: “La (des) ilusión  privatista. El experimento neoliberal en la Argentina”.  Editorial Universitaria de Buenos Aires. Buenos Aires, 2003, p12..
     Artículos - Acuña, Carlos: “Política y economía en la Argentina de los noventa  (O por qué el futuro ya no es lo que solía ser)”.  Revista de Ciencias Sociales, America Latina  hoy. Diciembre 1995. - Cox, Gary W.  y Morgenstern, Scott: “Legislaturas reactivas y presidentes proactivos en  América Latina”. Revista Desarrollo Económico. Volumen 41, Número 163.  Buenos Aires, 2001. - Ferreira  Rubio, Delia y Goretti, Matteo: “Cuando el presidente gobierna solo. Menem y  los decretos de necesidad y urgencia hasta la reforma constitucional”.  Revista Desarrollo Económico. Número 141. Buenos Aires, 1996,  - Maurich,  Mario y Liendo Gabriela: La Argentina de Alfonsín y Menem: ¿estilo decisionista  de gobierno o estrategia decretista de gobierno? En Kvaternik, Eugenio: “Claves  para el análisis político”. Editorial Paidós. Buenos Aires, 1998 - Molinelli.  Gulliermo: “Relaciones Presidente- Congreso en Argentina 1983-1995”.S/D, p. 11  - Mustapic, Ana María y Goretti, Matteo "Gobierno y  oposición en elCongreso: la  práctica de la cohabitación durante la presidencia de Alfonsín (1983-
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 - Maristella Svampa: “Las fronteras del  gobierno de Kirchner”, disponible en: www.clacso.edu.ar           Documentos - Leiras,  Santiago: “De Carlos Menem a Néstor Kirchner: cambios y continuidades en la  democracia argentina”. VIII Congreso Nacional de Ciencia Política de la Sociedad Argentina  de Análisis Político (SAAP). Facultad de Ciencias Sociales. Universidad del  Salvador. Buenos Aires, 2007. Fuentes Institucionales - Constitución Nacional  Argentina ,1994 
                  
                    1  Facultad de Ciencias  Sociales. Universidad de Buenos Aires.  
                    3  Mario Stoppino: “Dictadura”.En:  “Diccionario de Política”, Volumen 1, A-J. Norberto, Bobbio. Nicola, Matteucci.  Gianfranco, Pasquino (Directores). Editorial Siglo XXI. México, 2005, p. 492. 
                    4  Alberto Baldioli: “Neodecisionismo en America Latina:  entre la apatía y la participación cívica. Argentina y Brasil (1989-1992)”.  Revista Debates Latinoamericanos. Número. 1. Centro Latinoamericano de Estudios  Avanzados- CLEA. Buenos Aires, 2003, p. 2. 
                    5  Mario Stoppino. Op.cit.  
                    6   Carl Schmitt: “Teología Política”. Editorial  Struhart & Cía. Buenos Aires, 1999, p.24. 
                    8  Véase: Fabián Bosoer y Santiago Leiras: “Los  fundamentos filosófico-políticos del decisionismo presidencial: Argentina  1989-1999. ¿Una nueva matriz ideológica para la democracia Argentina?”. En  Julio Pinto (comp.): “La Argentina entre dos siglos: la política que viene”.  Editorial Universitaria de Buenos Aires. Buenos Aires, 2001, pp. 60-61. 
                    10  Guillermo O´Donnell define a las democracias delegativas como aquellas que “se  basan en la premisa de que la persona que gana la elección presidencial está  autoriaza a gobernar como el o ella crea conveniente (…)  el presidente es considerado la encarnación  de la nación y el principal definidor y guardián de sus intereses”. Guillermo  O´Donnell: “¿Democracia delegativa?”. En: “Contrapuntos. Ensayos escogidos  sobre autoritarismo y democratización”. Paidos. Buenos Aires, 1997, p. 293 
                    11  Ver:  Fabián Bosoer y Santiago Leiras. Op. Cit.  
                    14  Thomas Hobbes define al “estado natural de los hombres” como un “estado de  guerra de todo hombre  contra todo  hombre”. La salida de ese estado se encuentra en un “contrato” entre todos los  ciudadanos por medio del cual ceden todos sus “derechos naturales” con vista de  asegurar su propia vida y bienes. Un   hombre o asamblea, con poder absoluto sobre sus súbditos, recibirá el  “derecho de representar la persona de todos ellos”. Los ciudadanos  aprobaran  “todas las acciones y juicios  de ese hombre o asamblea como si fueran propios”. Así, “todo hombre particular  es autor de todo lo que el soberano hace, quien se queje de injuria de su  soberano se quejara de algo hecho por el”. Thomas Hobbes: “Leviatán 1”.  Editorial Losada S.A. Buenos Aires, 2003, pp. 128, 165, 168. 
                    15  Véase: Carlos Acuña: “Política y economía en la Argentina de los noventa (O por  qué el futuro ya no es lo que solía ser)”.   Revista de Ciencias Sociales, America Latina hoy. Diciembre 1995, pp.76-  77 
                    16  Fabián Bosoer y Santiago Leiras. Op.cit., p. 76. 
                    17  En  el mes de Julio de 1989, la inflación llegó a un máximo de 200%. Pablo  Gerchunoff  y Juan Carlos Torre: “La  política de liberación económica en la administración de Menem”.  Revista Desarrollo Económico, Numero 143.  Buenos Aires, 1996, p 735. 
                    18  Véase: Delia Ferreira Rubio y Matteo Goretti: “Cuando el Presidente gobierna  solo: Menem y los decretos de necesidad y urgencia”. Revista de Desarrollo  Económico, Número 141. Buenos Aires, 1996,p. 448. 
                    19  Fabián Bosoer y Santiago Leiras. Op.cit., p.70. 
                    21  Carlos  Acuña, Op.cit.,  p 81. 
                    22  Primeramente es nombrado en el cargo Miguel Roig.  Luego de su fallecimiento, a sólo 6 días de  haber asumido el nuevo gobierno, es nombrado para ejercer el cargo Néstor  Rapanelli, también representante del grupo   B & B, uno de los grupos  oligopólicos  multinacionales de origen argentino más poderosos. Carlos H. Acuña. Op.cit., p  62. 
                    26  Ana María Mustapic & Mateo Goretti,: “Gobierno  y oposición en elCongreso: la práctica de la cohabitación durante la  presidencia de Alfonsín (1983-
 1989)”. Desarrollo Económico. Revista de Ciencias  Sociales Número. 126, Volumen. 32,  IDES,  Julio-Septiembre, 1992, p. 32.
 
                    27  Véase.  Carlos Acuña. Op.cit. 
                    28  Mabel Thwaites Rey: “La (des) ilusión privatista. El experimento neoliberal en la Argentina”. Editorial Universitaria de Buenos Aires. Buenos  Aires, 2003, p12. 
                    29  Alberto Baldioli: Op.cit., p14.  
                    30  Véase: Ibídem, pp. 9,11,64-65,67. 
                    31  Mara  Pegorano y Florencia Zulcovsky. S/D. p 147. 
                    32  Santiago, Leiras: “De Carlos Menem a Néstor Kirchner: cambios u continuidades  en la democracia Argentina”. VIII Congreso Nacional de Ciencia Política de la Sociedad Argentina  de Análisis Político (SAAP). Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de  Buenos Aires. Universidad del Salvado. Buenos Aires, 2007, p 7. 
                    33  Delia Ferreira  Rubio y Matteo Goretti.  Op.cit., p.470. 
                    34  Maristella, Svampa: “Las fronteras del gobierno de  Kirchner”. Disponible en: http://www.clacso.edu.ar/clacso/areas-de-trabajo/area-academica/osal/enlaces/documentos/articulos/las-fronteras-del-gobierno-de-kirchner.-maristella-svampa/view 
                    35   El saliente Fernando De la Rua, Ramón  Puerta (Presidente de la Cámara de Senadores),   Adolfo Rodríguez Saa , Eduardo Caamaño (Presidente de la Cámara de  diputados), y Eduardo Duhalde, elegido por una Asamblea Legislativa convocada a  tal efecto.  
                    36  Véase: Antonio Rossi. Disponible en:   http://www.clarin.com/diario/2008/05/12/elpais/p-1670071.htm 
                    37  Véase: Santiago Leiras.  Op.cit., pp. 21-  13. 
                    38  Véase: Maristella, Svampa. Op.cit. 
                    41  “El  gobierno consiguió los superpoderes permanentes”. Disponible en: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=828570 
                    42  “Menem obtuvo anoche los superpoderes”. Disponible en: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=170979 
                    43  Véase: Néstor Scibona: “Errores que se pagan caro”.  Disponible en: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1115413 
                    45  Maristella Svampa. Op.cit. 
                    46  “¿Un presidencialismo distinto?”.  Disponible en: http://www.clarin.com/diario/2008/01/17/opinion/o-1587092.htm 
                    47 Delia  Ferreira Rubio y Matteo Goretti. Op.cit., p 449. 
                    50  Constitución Nacional, 1994. 
                    51  Laura Capriata: “Kirchner firma por año mas decretos que Menem”. Disponible en:  http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=814460 
                    52  Constitución  Nacional, 1994 
                    54  Ley  26.122. Régimen legal de los Decretos de Necesidad y Urgencia, de delegación  legislativa y de promulgación parcial de leyes. Su objetivo es regular el  tramite y los alcances de la intervención del Congreso respecto de los Decretos  que dicta el Poder Ejecutivo. 
                    55  Véase: Delia Ferreira Rubio y Matteo Goretti. Op.cit., p. 453. 
                    57  Laura Capriata: “Kirchner dictó más decretos que Menem”. Disponible en: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=581442 
                    58  Véase: Santiago, Leiras. Op.cit., p. 21. 
                    59  “Una  comisión tan onerosa como inútil”. Disponible en: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1013917 
                    60  Véase: Delia Ferreira  Rubio y Matteo  Goretti. Op.cit., pp. 465-466. 
                    62  Claudio Savoia: “Polémica por la calidad institucional”. Disponible en:  http://www.clarin.com/suplementos/zona/2008/05/04/z-1664312.htm  
                    63  Guillermo Molinelli. “Relaciones Presidente- Congreso en Argentina 1983-1995”.S/D, p. 11. 
                    64  Véase:  Delia Ferreira  Rubio y Matteo Goretti.  Op.cit., p 467. 
                    65  Véase: ibídem. p.447, y  Alberto  Baldioli. Op.cit., p.14. 
                    66  Véase: “Kirchner promulgó la reforma del Consejo de la Magistratura. Disponible  en:  http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=783531 
                    67  Ignacio López. Op.cit.   |