Revista Nº44 "TEORÍA POLÍTICA E HISTORIA"

 

RESUMEN:

“El presente artículo rescata las memorias de la guerra civil española del intelectual republicano liberal Manuel Chaves Nogales”

Palabras Claves:

República, guerra, civil, comunismo, fascismo.

 

MANUEL CHAVES NOGALES: MEMORIES OF WAR OF THE THIRD SPAIN III

 

ABSTRACT:

The current essay recovers the Spanish Civil War memories of the republican liberal intellectual Manuel Chaves Nogales”

 

Key words:

Republic, war, civil, communism, fascism.

 

MANUEL CHAVES NOGALES: MEMORIAS DE GUERRA DE LA TERCERA ESPAÑA III

Por: Por: IÑAKI VÁZQUEZ LARREA[1]

 

 

INTRODUCCIÓN

                                               Por: Javier Mina[2]

 

A mediados de abril de 1944, Manuel Chaves Nogales se retira a una playa del sur de Gales. Necesita recobrar fuerzas. Está enfermo. Siente fuertes dolores de estómago y ha adelgazado mucho. Cuando el diplomático y escritor Salvador de Madariaga intente contactarle para que le ayude con alguna gestión, Frances Kaye, secretaria del periodista, le notificará que Manuel no se halla en condiciones de realizar trabajo alguno. Su amigo desde los tiempos de El Heraldo, Antonio Soto Angulo, se teme lo peor y lamenta que Chaves Nogales no viva para cuajar la gran labor periodística que está llevando a cabo en Londres. Y es que el periodista sevillano ha repetido, con mayor éxito si cabe, lo que hiciera durante el exilio francés: crear una revista de prensa que sirviese para mantener en activo la información sobre la Guerra Civil española y, de rebote, ofrecer un modesto trabajo a periodistas y escritores exiliados. Cuando los nazis le obliguen a huir de Francia, trasladará la experiencia a Inglaterra. Comienza por dirigirla agenciade noticias The Atlantic Pacific Press Agency, de Deric Pearson, para acabar creándola Manuel Chaves Nogales Features Agency.En ambos casos el cometido es doble y el mismo:

a)   Informar a América Latina, principalmente, sobre el conflicto europeo (en Argentina las colaboraciones aparecieron en La Nación, El Mundo o Rivadavia).

b)  Contratar para ello a periodistas, escritores y traductores españoles en el exilio.

Madariaga estaría en la nómina de la agencia junto a otras firmas importantes, como Eugenio de Larrabeiti, Luis Araquistáin, Salazar Chapela, Luis Cernuda, Luis Portillo, Teresa Magalo Elisabeth Aldabaldetrecu. Y es que Chaves Nogales ayudaba, en la medida de lo posible, alos exiliados republicanos por igual, sin distinción de siglas. La muerte le sorprende el 8 de mayo de 1944 cumpliéndose su corazonada de que no llegaría a ver el desembarco de las tropas aliadas en Normandía.

  Es precisamente por su condición de demócrata y defensor del Estado de derecho por lo que hubo de exiliarse antes de que finalizara el año 1937. Lo hizo horrorizado no tanto por la guerra sino por el comportamiento deshumanizado y cainita de ambos bandos. Como asegura en el famoso prólogo de A sangre y fuego (1937), los dos se habrían disputado gustosos el honor de fusilarlo. Todo eso es lo que explica en su documentado artículo Iñaki Vázquez. Pues bien, será esta condición de republicano ejemplar, horrorizado por la violencia partidista, la que ha hecho que muchos consideren a Chaves Nogales como representante genuino de una tercera España cuya existencia es tan verdadera o falsa como las dos Españas, al menos si se toma al pie de la letra el verso de Machado, que se limitaba a describirlas como la que nace y la que bosteza. No estaría de más recordar que, efectivamente, España se sintió renacer a través de la República y su oferta de un mundo mejor, más justo e igualitario, en el que pudieran tener voz quienes no la habían tenido. Solo que algunos de sus protagonistas estaban a otra cosa. La extrema derecha -compuesta por anacrónicos monárquicos, nacientes falangistas y demás ultras recalcitrantes- y una extrema izquierda, representada por comunistas -teledirigidos por el Komintern- y socialistas de la facción más extrema, capitaneada por Largo Caballero, se disputaban en las Cortes buscando el disenso que justificaría pasar a mayores, cosa que ya hacían en la calle con las pistolas. Se trataba de desprestigiar el Estado de derecho y el juego parlamentario para hacer realidad la profecía autocumpliente de que, al no servir para nada, había llegado la hora de la revolución. ¿De cuál?, de la que más prisa se diera.

Si esas eran las dos Españas en liza, no parece fuera de tiesto postular la existencia de una tercera menos ruidosa, que creía en el sistema democrático posibilitado por un modelo republicano y cuyos partidarios no pudieron -o no supieron- sacar adelante. ¿A qué España pertenecían Alcalá Zamora, Ortega y Gasset o Madariaga? La República de Weimar, que precedió a la española, es un buen ejemplo de sistema que se fue al traste porque las dos Alemanias -la representada por ultraderecha belicista, que achacaba la derrota de la guerra a puñaladas por la espalda principalmente judías, y los comunistas, que protagonizaron un levantamiento armado al socaire de la inestabilidad económica y moral que produjo la Primera Guerra Mundial- no querían creer en él y preferían escenarios más turbulentos en los que aniquilar al adversario. Como quiera que sea, Manuel Chaves Nogales quedará como un hombre que trabajó sin descanso para ilustrar a las masas a través de su labor periodística, cuando residía en España, y para combatir la sinrazón de los totalitarismos, que conoció de primera mano en sendas visitas a la Unión Soviética y Roma y luego vio enfrentarse cara a cara. Fue el hombre que estuvo allí, incluso cuando España se desangraba.

 

MANUEL CHAVES NOGALES: MEMORIAS DE GUERRA DE LA TERCERA ESPAÑA III

Por: IÑAKI VÁZQUEZ LARREA.

 

Me fui cuando tuve la íntima convicción de que todo estaba perdido y ya no había nada que salvar, cuando el terror no me dejaba vivir y la sangre me ahogaba ¡Cuidado! En mi deserción pesaba tanto la sangre derramada por las cuadrillas de asesinos que ejercían el terror rojo en Madrid como la que vertían los aviones de Franco, asesinando mujeres y niños inocentes”

Manuel Chaves Nogales

“Como desde el fondo de un abismo infernal al que nadie se atreviera a asomarse, suben a la superficie del mundo civilizado los gritos ahogados de quienes están condenados a sufrir y a morir en el infierno de la España nacionalista. Tres meses después del fin de la guerra, las ejecuciones capitales se siguen produciendo diariamente: miles de infelices son sacados de sus hogares por la fuerza para perecer lentamente en los campos de concentración: un pueblo entero tiembla bajo el látigo de una minoría implacable”

Manuel Chaves Nogales.

 

 Tal y como recordaba Santos Julia, el compromiso del intelectual liberal Chaves Nogales con la República, como “camarada” director del diario “Ahora”, vino determinada por su visión inicial de la contienda, desde un micro cosmos madrileño, no como una guerra civil fratricida, sino como la de una España que lucha contra la fuerza armada de la nación que ha traicionado el poder constituido.

Esa es su visión inicial durante las primeras semanas de guerra civil, y es lo que determina su compromiso con la República hasta mediados de 1937, cuando parte hacia el exilio parisino.

 El 8 de agosto de 1936 escribe en Madrid lo siguiente: “No es verdad que la mitad derechista del país se haya alzado contra la mitad izquierdista. No es exactamente una guerra civil. Media España no lucha contra la otra media, sino contra la fuerza armada de la nación que ha traicionado el poder constituido… ¿El porvenir? Un gobierno de izquierdas de aparato democrático y parlamentario, pero con una indiscutible base de fuerza: la fuerza del proletariado triunfante por las armas de la insurrección…No es creíble que estos futuros gobiernos sean de tipo comunista. La experiencia comunista de Rusia dará al nuevo régimen español unas aportaciones típicamente comunistas, pero la tónica general de la gobernación del país será la que triunfó el 14 de abril.

Un liberalismo republicano democrático y parlamentario sostenido por una fuerza proletaria que hoy, a los diez y ocho años de la Revolución rusa, conoce sus posibilidades más exactamente de lo que sus adversarios suponen…República democrática sostenido por el proletariado organizado que, naturalmente, seguirá luchando por sus ideales socialistas, pero dentro ya de una legalidad y un posibilismo que no serán por la utopía de los núcleos anarquistas, que hay que ir reduciendo, y por residuos criminales que las revoluciones y las guerras civiles ponen  a flote” (Nogales, pag. 29).

 A lo que Nogales asiste horrorizado, desde su atalaya madrileña, es a lo que Antonio Muñoz Molina denomina como la “lógica de un derrumbe”. Esto es, a la transmutación de la supuesta “guerra heroica”, en un combate despiadado entre dos totalitarismos, el fascismo y el comunismo.

 En La Defensa de Madrid, Nogales se fusiona con las desventuras del General Miaja, que son, esencialmente, las suyas y las del propio pueblo de Madrid. Sin embargo, pasado el triunfalismo del ¡¡¡No pasaran!!!, la devastadora lógica de la guerra deja paso a la menos heroica visión de españoles que se están matando “por la revolución social o por el imperialismo capitalista”.

 La saña de los combates en la Ciudad Universitaria en marzo de 1937, en la que “aglomeraciones de españoles” se matan entre sí, es, a su vez, la metáfora de la destrucción de la civilización europea por totalitarismos de diverso cuño.

“Ninguna de aquellas dos aglomeraciones heroicas podía tremolar el verdadero pabellón español. En aquella batalla de la Ciudad Universitaria se hallaron frente a frente los hombres que representaban genuinamente las fuerzas de destrucción de Europa, la horda que amenaza destruir nuestra civilización” (Nogales, pag. 196).

Es esta noción, que se irá acrecentando con su exilio de mediados de 1937, lo que determina su “deserción republicana”. Con el paso del tiempo, “unos y otros”, constatan que sus ensoñaciones totalitarias se han desvanecido, con lo que él sin sentido de la guerra aumenta.

 El 1 de octubre de 1937 Nogales lo afirma de la siguiente manera: “Ha pasado un año. Durante este tiempo, todos los españoles que se han dejado matar heroicamente por la revolución social o por el imperialismo capitalista, y están en el alba trágica de un segundo año de guerra, constatan, unos y otros, que sus sueños se han desvanecido.

 Los falangistas que querrían seguir los “cursos de marxismo” en las plazas españolas, los que sueñan aún con atacar a pedradas los consulados de Inglaterra y de Francia. Pero ya no cuentan. En el otro lado la situación es similar. El Gobierno de Negrín, que sustituyó al de Largo Caballero, ha renunciado definitivamente a toda ilusión revolucionaria. Lucha por defender la República democrática.

 Los españoles, abandonados a sí mismos, la hubieran acabado hace tiempo. Pero España padece hoy una doble invasión extranjera. Los españoles de Burgos creen que luchan por la independencia de su país contra la dominación de la URSS. Los españoles de Valencia defienden el territorio nacional contra la invasión de los italianos y de los alemanes… Ya no se lucha en España ni por el fascismo ni por el comunismo. Uno y otro están apartados de las posibilidades hispánicas. Se lucha contra Rusia y contra Italia y Alemania” (Nogales, pág. 58).

 Al final de la contienda, ya no se trata si quiera de españoles en liza, sino “de extranjeros” interesados en el triunfo de una de las dos ideologías. A finales de 1938 Nogales concluye que: “Los españoles lo saben. Pero los extranjeros no. Y son precisamente los extranjeros, interesados en el triunfo definitivo de una de las dos ideologías en lucha, quienes poco a poco sustituyen a los españoles en la barricada” (Nogales, pag. 70).

BIBLIOGRAFÍA:

CHAVES NOGALES, M.: Crónicas de la Guerra Civil, Espuela de Plata, Sevilla, 2011.

CHAVES NOGALES, M.: La defensa de Madrid, Espuela de Plata, Sevilla, 2011.

CHAVES NOGALES, M.: A sangre y fuego (Héroes, bestias y mártires de España), Asteroide, Barcelona, 2013.

 

 



[1] Profesor Asociado de Sociología, UPNA (Universidad Pública de Navarra). Doctor en Filosofía y Antropología.Social.

[2] Escritor, Licenciado en Literatura Comparada. (La Sorbona, Universidad de Paris)