Revista Nº44 "SEMIÓTICA"

 

Aspectos semánticos de una novela corta. El coronel no tiene quien le escriba de Gabriel García Márquez

 

 

Brahiman Saganogo[1]

 

 

Resumen: éste es una lectura de El coronel no tiene quien le escriba de Gabriel García Márquez, más allá de la temática de la novela de la violencia. En efecto, además del tema de la violencia, principal vertiente temático-morfológica conocida en García Márquez, en este relato, el recurso a algunos modos operatorios tales como los estilos de reportaje, directo, indirecto e indirecto libre y el monólogo interior, y aún, a secuencias breves, imprimen al relato su carácter de novela corta.

 

Palabras clave: El coronel no tiene quien le escriba, novela de la violencia, aspectos semánticos, novela corta, estilos directo, indirecto e indirecto libre.

 

Semantic aspects of a short novel. The colonel has no one to write to him by Gabriel García Márquez

 

Abstract: This is a reading of Gabriel García Márquez's the Colonel Has No One Writes Him, beyond the theme of the novel of violence. Indeed, in addition to the theme of violence, the main thematic-morphological aspect known in García Márquez, in this story, the recourse to some operative modes such as free direct, indirect and indirect reporting styles and the interior monologue, and even In short sequences, they give the story its character as a short novel.

 

Keywords: The colonel has no one to write, novel of violence, semantic aspects, novella, direct, indirect and free indirect styles.

 

En 1961, Gabriel García Márquez pública El coronel no tiene quien le escriba, que más que novela -en el sentido clásico-, resulta ser mucho más una narración relativamente corta por su forma concisa, pues, un punto de viraje en la novelística del autor y una manera de captar y de dar a conocer la realidad socio-histórica de su patria por medio de una nueva técnica narrativa.

¿Entonces, cuáles serían las claves formales y semánticas devueltas por los elementos estructurales en esta novela? De manera hipotética, es de señalar que como narración corta, esta obra resulta ser compleja por recurrir a distintos modos operatorios bastante pertinentes que le imprimen una estructura original y armónica sumamente elaborada y que al mismo tiempo, hacen de ella una obra sencilla y directa.

Por el momento, el estudio se centrará en la determinación de ciertos modos operativos al servicio de la narración breve de la realidad socio-histórica en tanto que suceso.

1.El argumento de El coronel no tiene quien le escriba.

En El coronel no tiene quien le escriba, se narra la historia del viejo veterano de las guerras civiles que anda esperando durante cincuenta y seis años, una carta de gratificación que nunca llega, y conforme va pasando el tiempo se da cuenta de que él, y afirma “yo no tengo quien me escriba” (García Márquez, 2010, p. 23)[2] Mientras pasa hambre en la miseria “Vivían [el coronel y su esposa] en el extremo del pueblo, en una casa de techo de palma con paredes de cal desconchadas […] – respondió el coronel observando la reacción del gallo-. A buena hambre no hay mal pan […] - De manera que ahora todo el mundo sabe que nos estamos muriendo de hambre dijo la mujer […] -Pero se está [la esposa] muriendo de diabetes […] -dijo el coronel […] -Y tú te estás muriendo de hambre […] dijo la mujer-.” (pp. 12, 49, 67, 68), deposita la confianza y la esperanza en un gallo de pelea con la firme ilusión de que con la victoria de éste animal tenga lo necesario para sobrevivir:

 

Los compañeros de Agustín –oficiales de sastrería, como lo fue él, y fanáticos de la gallera- aprovecharon la ocasión para examinar el gallo. Estaba en forma […] Entusiasmados –informó el coronel-. Todos están ahorrando para apostarle al gallo […] “Es una ilusión [el gallo] que cuesta caro”, dijo la mujer. […] Ya le pasaré una cuenta gorda cuando gane el gallo [dijo el médico al coronel] […]- Ya no vale la pena –dijo-. Dentro de tres meses será la pelea y entonces podremos venderlo a mejor precio […]. En enero paga el gallo” (pp. 19, 20, 29, 49, 54).

 

2. Consideraciones poéticas sobre El coronel no tiene quien le escriba.

Al igual que La hojarasca (1955) y La mala hora (1962), El coronel no tiene quien le escriba se inscribe en una de las vertientes temático-morfológicas que caracterizan la novelística de García Márquez, ésta designada por la violencia colombiana en particular, una violencia partidista que ocasionó conflictos armados en el país desde los inicios de la segunda mitad del siglo XX. Pues, en tanto que novela de la violencia, El coronel no tiene quien le escriba es también, una novela de las víctimas, elaborada mediante diálogos, recuerdos, monólogos, esperanza, desesperanza y resignación.

 

Desde cuando terminó la última guerra civil –el coronel no había hecho nada distinto de esperar. Era don Sabas, el padrino de su hijo muerto, el único dirigente de su partido que escapó a la persecución política y continuaba viviendo en el pueblo […] Durante cincuenta y seis años desde cuando terminó la última guerra civil/ El coronel no había hecho nada distinto de esperar […] Nos estamos pudriendo vivos […] -Este entierro es un acontecimiento- dijo el coronel-. Es el primer muerto de muerte natural que tenemos en muchos años […] Tuvo la certeza de que ese argumento justificaba su determinación de conservar el gallo, herencia de su hijo acribillado nueve meses antes en la gallera, por distribuir información clandestina […] Revelaciones sobre el estado de resistencia armada en el interior del país (pp. 15, 7, 12, 20).

 

Aquí, García Márquez a través del narrador, nos da una visión actualizada de lo que fue la lucha entre conservadores y liberales en Colombia, periodo denominado por “La revolución en marcha” que marca el inicio de la violencia en Colombia, época volcada en la novela mediante evocaciones temporales; reminiscencias y resignaciones, y relacionada con el suceso socio-histórico.

 

Durante cincuenta y seis años – desde cuando terminó la última guerra civil –el coronel no había hecho nada distinto de esperar […].-Nació [el muerto] en 1922 –dijo-. Exactamente un mes después de nuestro hijo. El siete de abril […] – se me había olvidado –exclamó don Sabas -, Siempre se me olvida que estamos en estado de sitio […] Tuvo [el coronel] la certeza de […] conservar el gallo, herencia del hijo acribillado nueve meses antes en la gallera, por distribuir información clandestina. […] –Nosotros somos huérfanos de nuestro hijo –dijo la mujer […] – No hay esperanzas de elecciones –dijo el coronel. […] “Desde que hay censura los periódicos no hablan sino de Europa” dijo. […] –dijo la mujer, entregando a su marido el recorte de periódico -, Nada sacamos con que la metan en el cajón como a los indios […] -¿Qué día me incluyeron en el escalafón? La mujer no interrumpió la oración para pensar. – 12 de agosto de 1949 […] -¿Cuándo fuiste al cine por última vez? –En 1931 dijo ella […] Había un letrero clavado sobre la guitarra: “Prohibido hablar de política” […] También tenías derecho a tu pensión de veterano después de exponer el pellejo en la guerra civil. Ahora todo el mundo tiene su vida asegurad y tú estás muerto de hambre, completamente solo (pp. 7-8, 16, 20-21, 36, 38, 46-47, 53, 97).

 

He aquí pasajes que relatan implícitamente, los momentos históricos relevantes de la existencia de Colombia desde los comienzos de la revolución hasta el de la revuelta popular en 1948, fecha que marca el inicio de la más cruda violencia política por el asesinato del líder popular Jorge Eliécer Gaitán.

Se trata de la historia de la violencia Colombiana en sus hitos tales como las historia socio-política, económica y aun moral; historias que tienen un fuerte impacto en los personajes de “El coronel”, su “mujer” y en los demás personajes que terminan apareciendo como sujetos identificados, eso gracias a los elementos deíticos temporales mencionados en el pasaje arriba citado

En efecto, aparentemente sencilla y breve, la obra aparece bastante compleja por recurrir a técnicas de la narración tales como la anterioridad “Nació en 1922 -dijo-. Exactamente un mes después de nuestro hijo. El siete de abril” (p. 8); los discursos directo “«Es una ilusión que cueste caro», dijo la mujer” (p. 20); indirecto “El coronel lo suponía. Era una síntesis de los últimos acontecimientos nacionales impresa en mimeógrafo para la circulación clandestina” (pp. 26-27) e indirecto libre “Era don Sabas, el padrino de su hijo muerto, el único dirigente de su partido que escapó a la persecución política y continuaba viviendo en el pueblo. «Gracias, compadre», dijo el coronel, y caminó en silencio bajo el paraguas” (p. 15), aun al monologo interior “«todo está así», murmuró” (p. 11); y salpicada por frases cortas, muchas veces del registro de la oralidad: “La mujer despertó. – ¿Con quién hablas? – con nadie –dijo el coronel- […]. / […] -Esto te pasa por no frenar la lengua – dijo-” (pp. 47, 69); dichos y refranes: “A buena hambre no hay mal pan […] –la ilusión no se come- dijo ella” (pp. 49, 64) y a pasajes dialogados “-Es para endulzar el café –le explicó - Es azúcar, pero sin azúcar. / Por supuesto –dijo el coronel […]” (p. 59).

En ese flujo de conciencia a cargo de los personajes más activos como El coronel y su mujer, y con la intervención de vez en cuando, de un narrador extradiegético con la interferencia de los tiempos (histórico, de la narración y del reloj), el relato resulta ser no sólo breve y directo, sino rápido. En efecto, se trata de una brevedad justificada por la unicidad del tema en torno al cual se organiza la narración. Todo eso hace de El coronel no tiene quien le escriba, una narración directa en su enunciado y eso gracias al hecho de que las referencias históricas, geográficas y los detalles relativos a la personalidad de los actantes se tejen fácil y rápidamente durante cualquier proceso de acercamiento a dicha obra.

Tocantes al monólogo interior y a los estilos directo, indirecto e indirecto libre que abundan en el tejido textual de El coronel no tiene quien le escriba, éstos imprimen a la obra un estilo mucho más sencillo, un estilo caracterizado por el fenómeno del encabalgamiento visible en la estructura del relato gracias a la presencia de los guiones que inician las intervenciones de cada personaje en comunicación con su interlocutor. Pues, un estilo periodístico (de reportaje) porque la trama parece ser tomada directamente de la crónica que alimenta las conversaciones del tiempo en Colombia mejor dicho como faits divers. En todo caso, sería una crónica ficcional por el hecho de que la idea inicial es estilizada mediante un proceso de representatividad con la finalidad de obtener lo bello o sea, la armonía artística que es del punto de vista estético, El coronel no tiene quien le escriba.

En resumidas cuentas, el estilo de El coronel no tiene quien le escriba es –cabe decirlo-, un estilo simple sin complejidades morfológicas, sintácticas ni léxicales.

En cuanto a las referencias históricas, geográficas, sociopolíticas y temporales, leemos lo siguiente:

 

Desde cuando terminó la última guerra civil – […] -Nació en 1922- dijo-. Exactamente después de nuestro hijo. El siete de abril. […] “Hay un muerto en el pueblo” […] Vio al alcalde en el balcón del cartel en una actitud discursiva […]. Es difícil leer entre líneas lo que permite publicar la censura […] una crónica sobre la nacionalización del canal de Suez […] “Desde que hay censura los periódicos no hablan sino de Europa” […] “Prohibido hablar de política” […] en el pueblo” […] Así sabrá todo el mundo lo que pasa en su respectivo país” […] -¿A cuánto estamos hoy? – 27 de octubre […] – ¿Qué día me incluyeron en el escalafón? […] – 12 de agosto de 1949 […] Los mismos que le enseñaran en la escuela pública de Manaure […] –Con nadie – dijo el coronel -. Estaba pensando que en la reunión de Macondo tuvimos razón cuando le dijimos al coronel Aureliano Buendia que no se rindiera. Eso fue lo que echó a perder el mundo […] “Me voy dijo […] El coronel [“El olor del banano me descompone los intestinos. ”Y abandono a Macondo en el tren de regreso, el miércoles veintisiete de junio de mil novecientos seis a las dos y dieciocho minutos de la tarde. (pp. 7-8, 10, 16, 36, 45, 47, 53, 69),

 

éstas son referentes a sucesos, sucesos tales como la expresión de la realidad colombiana a lo largo de su historia (por lo menos de 1906 a 1949). Por eso, García Márquez aparece más realista en esta obra al narrar directa y sencillamente, la historia de “El coronel” como paragón de las víctimas de la violencia en Colombia, por medio de un estilo de reportaje y de reminiscencias, y a través de elementos retóricos. Historia de “El coronel” como la de la mayoría en una sociedad posrevolucionaria en la cual predominan violencia; censura; resignación; desesperación y lo absurdo, entre las víctimas.

Respecto a los personajes de la obra, cabe señalar que la mayoría tales como “El coronel”, “su mujer”, “don Sabas”, “los compañeros de Agustín”, “el médico” y “el abogado”, por lo que dicen y hacen, resultan ser críticos de una ideología contraria a la normal puesto que aparecen siempre con pensamientos y reflexiones hechas muchas veces a partir de la situación de “El coronel”, actante principal en quien se le puede creer y comprender fácilmente ya que todo gira en torno a su historia, y también víctima y sujeto fabricado por la circunstancia sociopolítica.

Tratándose de la estructura semántica, El coronel no tiene quien le escriba, más allá de la presentación del personaje principal, pone en tela de juicio dos universos: el universo de la clase política y el sub-universo de la mayoría subordinada y olvidada, y cuyo paragón es el Coronel quien afirma de manera simbólica: “Yo no tengo quien me escriba” después de tantas esperas y en un momento de resignación.

Partiendo de esta estructura semántica, se podría desprender oposiciones binarias tales como esperanza            desesperanza; espera         mutismo, clase militar-política          clase baja; actividad             pasividad. El coronel ya jubilado, es mimbro de la clase baja, una clase dialécticamente, contraria a la clase militaro-política privilegiada:

 

[…] – dijo la mujer [del coronel], entregando a su marido el recorte de periódico-. Nada sacamos con que nos la metan en el cajón como a los indios […] Todos mis compañeros se murieron esperando el correo […] Todo el pueblo –la gente de abajo-salió a verlo [a el coronel] pasar seguido por los niños de la escuela […] «Es la misma historia de siempre», comenzó ella [la mujer del coronel] un momento después. «Nosotros ponemos el hambre para que coman otros. Es la misma historia desde hace cuarenta años.» […] También tenías derecho a tu pensión de veterano después de exponer el pellejo en la guerra civil. Ahora todo el mundo tiene su vida asegurada y tú estás muerto de hambre, completamente solo (pp. 38, 40, 90, 97).

 

Por el tiempo que lleva “El coronel” esperando el correo, aparece como un ser excluido y privado de lo que legalmente le corresponde. De ahí que las claves semánticas desprendidas anteriormente, proyectan una serie de críticas de parte de la mujer de “El coronel”, críticas que revelan emociones de tristeza, angustia del micro-universo de “El coronel” y de “su mujer”, micro-universo víctima de la ingratitud del universo opuesto, micro-universo que, por el mismo tiempo de espera, se ve obligado a una existencia parasitaria. Por eso, la situación del país y en particular, del pueblo son preocupaciones en “El coronel”, “su mujer”, “el médico” y de “don Sabas”: “-No hay esperanza de elecciones -dijo el coronel-. -No sea ingenuo, coronel. dijo el médico-. Ya nosotros estamos muy grandes para esperar al Mesías […] Durante media hora sintió la lluvia contra las palmas del techo. El pueblo se hundió en el diluvio” (pp. 23-24, 46). Lo que permite afirmar que el personaje de “El coronel” por el rol temático que desempeña, es a la vez, actor individual y colectivo; el principal “partícipe del componente temático de la gramática de la narración” (Jouve, 2007, p. 82), es decir, un ente verosímil, imagen fiel de la clase baja.

Espera y mutismo aparecen como los polos de atención y de tensión entre los cuales se encuentra y se mueve el coronel; lo que atrae en él sin duda alguna, soledad. Al respecto leemos: “El coronel necesitó setenta y cinco años -los setenta y cinco años de su vida, minuto a minuto -para llegar a ese instante. Se sintió puro, explícito, invencible, en el momento de responder: Mierda” (p. 99). Más que soledad, es la impresión del sinsentido de su vida, una vida ruin por la indiferencia del otro.

Desde otro enfoque, la obra está dominada por la presentación y la descripción de un ser apasionado, “El coronel”; pasión como tema implícito y a la vez, como motivo de la enunciación en un formato bastante corto donde cada detalle de la historia es contado sin vueltas y a veces, reproducido directa o indirectamente y aun, indirectamente libre.

La espera reiterada que proyecta el tema implícito de la pasión, confiere a la novela patetismo, dramatismo y comicidad puesto que se trata de la caída y del aislamiento de un individuo mediante elementos formales que insisten en la esperanza nutrida ciegamente, o sea, la esperanza en un gallo de pelea y la decepción no consumada a pesar de tantos tiempos de espera. La pasión que deriva del largo tiempo de espera de lo debido, favoreció en el plano enunciativo, la construcción de la comicidad y de la dramatización, ambos interferidos en la obra.

En conclusión, García Márquez con su El coronel no tiene quien le escriba, instaura un estilo y una forma peculiar de novelar eso, por alternar relatos y diálogos con un ritmo mucho más rápido, lo que hace que dicha obra “forme parte del género mixto” (Stalloni, 2007, p. 47).

Del punto de vista de la poética, El coronel no tiene quien le escriba más que novela corta, podría ser vista, además, como nouvelle y como novella, por narrar de manera directa y sencilla el estado de “El coronel” y además, por reflejar el determinismo sociopolítico en los micro-universos dentro de los cuales se mueven tanto el propio coronel como los demás personajes, y el contraste de ambos mundos que desemboca en el significante que cierra la novela, [una]: “-Mierda.” (p. 99).

 

Bibliografía

García Márquez, Gabriel (2010). El coronel no tiene quien le escriba, México: Editorial Diana.

 

Jouve, Vincent (2007). Poétique du roman, 2ème édition, Paris: Armand Colin.

 

Stalloni, Yves (2007). Les genres littéraires, Paris: Armand Colin.

 



[1] Universidad de Guadalajara. sbrahiman@hotmail.com

[2] Citamos bajo esta Editorial y consignamos las páginas en el cuerpo del trabajo.