Reseña

La siguiente reseña se inspira, en la obra de Juan Vich, un joven escritor vasco, quien rompe con el estereotipo escolástico del regionalismo vasco, y se direcciona a lograr cierto universalismo más común a nuestro siglo.

 

 

Abstract
The following review is inspired by the work of Juan Vich, a young Basque writer, who breaks with the scholastic stereotype of Basque regionalism, and aims to achieve a certain universalism more common to our century.

 

 

LA REBELIÓN EXISTENCIALISTA DE LA NUEVA LITERATURA VASCA:

 

Por: IÑAKI VÁZQUEZ LARREA[1].

 

 

Más allá de una literatura vasca ahogada en las estrecheces del bucle identitario o historicista, irrumpe una generación de jóvenes escritores que no recurre ni a la vieja Luna de Bilbao (Joseba Zulaika), ni al euskera, para imaginar el País de los vascos de otra manera.

 Uno de sus más brillantes precursores es, sin duda, Juan Alberto Vich. El San Sebastián de Juan Vich nos acerca a una realidad que como en “Mas leve es el Viento, Absalón” (Felipe Juaristi) no puede ser explicada a través de la cordura o eso que llamamos razón.

 En La Siega  (Círculo Rojo, 2017)  Vich,  invita a sus oyentes a  participar en una “auténtica temporada en el infierno”, en clara alusión a uno de los más ilustres malditos, Arthur Rimbaud. La magia de su prosa nos atrapa en una huída hacia adelante  de un “yo, desequilibrado y roto” que retrata a sus paisanos con un aire de desdén barojiano.

 Los problemas de Tener un hijo suicida (Tabula Rasa, 2020) es su segunda obra. Lo que pasa por un mero Manual de Educación, resulta ser un auténtico “Árbol de la Ciencia”  posmoderno. A la mediocritud y gregarismo educativos, “la ikastolarización universitaria”, se aúna la producción en masa de millones de “Mersaults adictos a internet  y la pornografía”.  Ante este panorama, el recetario educativo, quizás pase por la relectura del famoso pasaje de Camus en “El Hombre Rebelde”:

“¿Qué es un hombre rebelde? Un hombre que dice no. Pero negar no es renunciar: es también un hombre que dice sí desde su primer movimiento (…) El rebelde (es decir, el que se revuelve contra algo) da media vuelta. Marchaba bajo el látigo del amo y he aquí que hace frente. Opone lo que es preferible a lo que no es”.