Revista Nº40 "POLÍTICA Y DEPORTES"

Universidad de las Ciencias de la Cultura Fisica y el Deporte

 

Título:”Cultura de Paz:Un referente martiano para  la  formación humanista de los profesionales cubanos”.

 

Autores:

MSc. Dámaris Gastón González.        Correo electrónico: damarisgg@uccfd.cu 

Código Orcid (0000-0001-5330-7661).

 

 MSc. Yoenia Bebert Ortega         Correo electrónico: yoenia771009@gmail.com

 

Msc. Orlaidis Luna David           Correo electrónico: orlaidisld@unah.edu.cu

Universidad Agraria de La Habana “Frustuoso Rodríguez”

 

Resumen:

La concepción martiana se hace cada vez más evidente y significativa en cuanto a la formación armónica e integral del hombre, lo que resalta la calidad y profundidad de su pensamiento. El ideario martiano siempre estuvo inspirado en una concepción humanista que le permitió significar las verdaderas necesidades del hombre para su formación. Martí consideró que el ser humano debe estar preparado para enfrentar los retos que imponen la cotidianidad y el paso del tiempo, por tanto, es importante educarlo, primeramente, en función de adquirir una cultura que le permita la coexistencia pacífica, dígase una cultura de paz. Hoy, cuando el mundo es globalizado, unipolar y la guerra es uno de los más graves problemas que enfrenta la humanidad, es necesario educar y desarrollar una cultura de paz para poder vivir en un mundo mejor. Urge entonces implementar estrategias que contribuyan al cumplimiento de ese propósito, lo cual corresponde al sistema educacional. La educación cubana no queda exenta de tal fin, por ello le corresponde incorporar estos saberes y modos de actuación a las actuales y futuras generaciones. El área de las ciencias sociales y las humanidades pudiera ser la encargada de esta tarea sobre la base del estudio de la concepción martiana. Resulta pertinente en los momentos actuales hacer reflexiones, valoraciones y acotaciones de aspectos que no deben perderse de vista en nuestro sistema educacional más aun, cuando constantemente se reciben influencias foráneas, producto de los adelantos de la ciencia y la técnica, es por ello que resulta pertinente fundamentar la importancia de la concepción martiana para la formación humanista desde una cultura de paz.

Abstract

Martí´s conception is made more and more evident and significant as to the man's harmonious and integral formation, that highlights the quality and depth of its thought. Martí´s ideology always was inhaled in a humanist conception, it permitted him to mean the man's true needs to his formation. Martí considered that the human being must be prepared to confronting the challenges that the habitual and the passing of time impose, therefore, it's important to educate him, firstly, in function of acquiring a culture that let him a pacific coexistence, in other words: a culture of peace. Today, when the world is globalized, unipolar and the war is one of the more serious situations that humanity confronts, it is necessary to educate and to develop a culture of peace to be able to live in a better world. It is urgent then to implement strategies that contribute to the fulfillment of that purpose, which corresponds to the educational system. Cuban Educational system does not get exempt of such aim, for it, he incorporates these knowledges and modes of acting to the present-day and future generations. The area of social sciences and humanities may be the responsible of this task, on the base of the study of Martí´s conception. In the present-day moments, it's pertinent to meditate, to assessment and to make marginal notes of aspects that must not get out of sight in our educational system. Furthermore, when the foreign influence us constantly, like result of the scientific and technician advances. For that reason, it's pertinent to fundament the importance of Martí´s conception for the humanist formation from a culture of peace.

Key words: culture of peace, formation of values, humanist formation.  

 

Introducción:

 Los problemas de la cultura, ha dicho Armando Hart (1990), se ventilan en el marco de la educación porque la cultura es el objetivo de la educación. Entender la cultura y los valores, como creaciones humanas y la educación como proceso de interiorización por el ser humano, de la cultura y los valores acumulados a través de la historia, tiene honda significación para los educadores que se hallan ante el reto de contribuir a la formación de generaciones que deben movilizarse con urgencia para asimilar y difundir valores que permitan salvar al mundo de la crisis de inequidad que amenaza con destruirlo. Es necesario partir del criterio de asumir responsablemente la paz como valor humano, necesario es también esclarecer qué se entiende por valores humanos, a partir de criterios filosóficos, sociológicos y psicológicos que conducen a una comprensión pedagógica de este concepto.

. En este proceso y en permanente comunicación social, surgen en el ser humano necesidades materiales y espirituales, que al concretarse en objetos que las satisfacen, convierten a estos en valores. Por tanto, los valores humanos pueden identificarse con cualquier objeto material o espiritual que, al satisfacer una necesidad humana, se interiorizan por cada individuo, a partir de elementos cognoscitivos y afectivos, a través de su propia experiencia vital y bajo la influencia de determinado contexto histórico - social: esto da un sentido personal a las significaciones del mundo exterior del sujeto.

Por eso es que dirigen y orientan la actividad humana de forma consciente y, a la vez, como proceso individual, permiten diferenciar a unos hombres de otros como entes únicos e irrepetibles. Dos personas pueden realizar una misma acción y estar motivados por valores diferentes. De ahí que se afirme que son significados subjetivos que poseen un fuerte componente individual (González R., Fernando. 1995, González M., V. 1995).

Los valores se forman en el proceso de socialización del hombre, bajo la influencia de diversos factores: familia, escuela, medios de difusión masiva, organizaciones sociales, políticas, religiosas, etc. y, en medio de contradicciones entre lo social y lo individual, lo ideal y lo real, lo universal y lo particular, lo nuevo y lo viejo. No son inmutables ni absolutos, su contenido puede modificarse por circunstancias cambiantes y pueden expresarse de manera diferente en condiciones concretas, también diferentes. En la medida en que los seres humanos se socializan y la personalidad se regula de modo consciente, se va estructurando una jerarquía de valores que se estabiliza, estos se van adecuando de acuerdo al contexto, el conocimiento de lo anterior es de suma importancia para los educadores, quienes deben incidir  en las distintas etapas del desarrollo del individuo a partir de saber identificar cuáles son aquellos fenómenos que inducen y sostienen la actividad de sus alumnos y alumnas, lo cual da la posibilidad de conocerlos como personas para establecer con ellos y ellas una adecuada comunicación y dar un tratamiento individualizado y no sólo grupal al proceso docente educativo. Asimismo, da la posibilidad de crear un sistema de influencias educativas apoyadas en las necesidades de los educandos, de acuerdo con la edad de los mismos como grupo y con las características personales de cada uno (Glez. M, V. 1995).

Si las pretensiones son influir en la conformación del sistema de valores de nuestros educandos, hay que identificar sus necesidades e intereses y contribuir a que surjan otros. Esto permite apreciar qué significados se interiorizan y se integran a su personalidad con sentido personal y en qué direcciones sería pertinente accionar para favorecer su desarrollo integral. Esta labor educativa tributa a la función autorreguladora de la actividad inherente a la esfera motivacional de los seres humanos. Entender la paz como valor humano significa pues, convertirla en motivo que oriente nuestra actividad en las diversas esferas de la vida social (moral, intelectual, laboral, artística, política...); trabajar como educadores para influir en su interiorización por todas aquellas personas que nos rodean; contribuir a crear ambientes apropiados para el desarrollo armónico de las relaciones interpersonales; aprender y enseñar a solucionar conflictos de manera que estos sean fuentes de desarrollo y no causas de agresividad, en fin, hacer todo lo posible por lograr que la paz, en su más amplia concepción, ocupe un lugar significativo en la jerarquía de valores, tanto en las dimensiones individual y grupal, como en la nacional y en la internacional.

En tal sentido es necesario acudir a la concepción martiana como sustento pedagógico para el logro de este fin. La paz es la única posibilidad de la humanidad de sobrevivir de ahí la importancia de esta temática desde el punto de vista social y pedagógico como una de las prioridades para la formación de la actual y nueva generación. Con acierto se señala que la Educación a favor de la Paz está vinculada a la concepción de la educación en cada país, a su realidad social, a su sistema social, a su política gubernamental y a otros factores. Y ciertamente, en los últimos años han surgido diversas interpretaciones acerca de la educación para la paz, desde las más abarcadoras concepciones, hasta las que le confieren una proyección limitada a la subjetividad del individuo. En tal sentido este trabajo propone como objetivo: Valorar la significación de la concepción martiana para la formación humanista desde una cultura de paz. 

 

 Desarrollo:

El anhelo de paz en los seres humanos es tan antiguo como su propia existencia, matizada esta de conflictos diversos con el medio natural y social que los rodea. En la historia de la humanidad han existido significativos momentos que representan hitos muy importantes en la búsqueda de la paz. Es necesario detenerse de manera general en los tiempos  que forman parte de la contemporaneidad, para ello es importante señalar que como pensamiento social más o menos organizado, los conceptos de cultura de paz y educación para la paz, después de la Segunda Guerra Mundial, al calor del desarrollo del movimiento democrático internacional que sigue a la derrota del fascismo y vinculado asimismo a la extensión del socialismo en Europa y Asia y a los avances de los movimientos de liberación nacional en Asia y Africa han cambiado.

Desde su surgimiento en la Conferencia de Londres (noviembre 16 de 1945), la UNESCO dejó explícita su finalidad: “utilizar, proteger, aumentar y difundir la educación, la cultura y la ciencia que puedan contribuir significativamente a la paz y a la seguridad”, o sea, no se trata de acrecentar o difundir el conocimiento por el conocimiento mismo (Carr, 1948). La concepción de Cultura de Paz está en los principios fundacionales de la UNESCO y ha sido desarrollada por muchas personalidades a lo largo de las últimas décadas. Del mismo modo, no han faltado las voces que han criticado las posiciones de países miembros o de individuos que se han apartado de estos principios y han tratado de alejar de ellos a la organización.

La actual visión de Cultura de Paz supone una forma de convivencia socio-cultural que se caracterice por la vivencia de los derechos humanos, el desarrollo sustentable y el desarrollo humano, la justicia, el respeto a las diferencias, la democracia, las nuevas relaciones con la naturaleza, la superación de la pobreza y la solidaridad en las relaciones humanas, que vincule estrechamente componentes universales y nacionales.

Desde la visión martiana, el cual revela en muchos de sus escritos que la cultura de paz se logra a partir de la homogeneización social, desaparición de diferencias y conflictos, y que para ello debe primar la tolerancia, la negociación y el diálogo a pesar de dejar bien entendido que no deben ser toleradas las diferencias que supongan injusticia u opresión y que el desarrollo debe estar en torno a las personas y no las personas en torno al desarrollo.

 Otro aspecto a destacar desde la óptica de Martí con respecto a la paz es lo relacionado con la cultura de los pueblos de América, quienes por su origen, composición social y diversidad cultural tienen grandes potencialidades para asumir con rigor y proyección entre todos una política de paz donde prime el ideal de redención, equilibrio entre sus naciones lo que debe conducir a la defensa de los derechos humanos de manera consecuente, lo anterior subyace en el  concepto de hombre de Martí al señalar ¨(…)dígase hombre, y ya se dicen todos los derechos. ¨ 

Evidentemente para Martí tanto la educación, como la cultura, se complementan y son aspectos que todo hombre debe tener y mostrar como parte de dos de los valores supremos: la inteligencia y el amor, ambas se unen con un matiz muy peculiar, cuya intencionalidad es lograr la paz entre los seres humanos.

 La interrelación cultura-educación fue algo que Martí desde una posición bien definida señaló a partir de destacar el arte, la política y las ideas como parte de la  identidad de los pueblos lo que está asociado al equilibrio entre los hombres y las naciones, como garantía además del equilibrio necesario, que en esencia es la paz.

En la visión martiana estaba presente la necesidad insoslayable de luchar tanto por la justicia social como por los cambios que hicieran posible la supervivencia del género humano, era necesario cambiar los  modos de pensar, formar principios éticos y desarrollar en su más alta escala el fundamento de unidad de nuestros pueblos eran las más claras revelaciones de Martí acerca de los principios de paz de su ardua lucha política. Se revela Martí como un orientador de la cultura humana a favor de la justicia para todos los hombres y los pueblos

La concepción martiana encuentra a través del sistema educacional un espacio ideal para su realización. Se trata de concebir la cultura como objetivo de la educación, en la promoción de la paz como valor humano.

En la época contemporánea y con los cambios políticos operados en  países de América donde se materializa el pensamiento martiano, la cultura de paz  toma cuerpo. Los años 50, representaron, sin dudas, un poderoso impulso a la difusión de las ideas en torno a la paz. El apoyo de los países socialistas y del movimiento comunista internacional al movimiento mundial por la paz es bien conocido.

La teoría y la práctica de la Educación para la Paz ha ido evolucionando desde entonces. Forjar en la mente de los hombres los baluartes de la paz, ha sido y es la idea central de esta tendencia, al calor de la cual han surgido instituciones que han realizado una gran labor como es caso de la UNESCO.

También en los años 50, en América Latina, hay un quehacer enfilado en esta dirección: en Cuba la Comisión Nacional de la UNESCO publicó una selección de trabajos de pedagogos destacados en torno a la Educación para la Paz y, en México, desarrolla una serie de experiencias la maestra Trinidad J. de Bárcena, las cuales fueron publicadas en 1965 por la Secretaría de Educación y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación bajo el título "Una Educación Positiva para que los hombres vivan en paz"; son sólo dos ejemplos de una faceta de la historia de la educación en nuestro continente que valdría la pena investigar con sistematicidad.

La convicción de que la lucha por la paz requiere una formación profesional hace que en 1970 surja la Academia Internacional de la Paz, patrocinada por algunas personalidades ligadas a la ONU, con el objetivo de adiestrar a diplomáticos, militares, ejecutivos y estudiosos en general.

La sistematización de las ideas relacionadas con la educación para la paz en sus versiones más recientes, data de los años 80, siempre desde diferentes ángulos y asumiendo distintas posiciones en consonancia con puntos de partida derivados de diversas corrientes del pensamiento social. Por ejemplo, el pedagogo checoslovaco Otakar Chaloupka (1984) habla de Educación a favor de la Paz como parte de la educación integral, la cual debe dirigirse a inculcar en niños y jóvenes actitudes, principios y valores contra la guerra, que no es ya una alternativa a la paz, sino que es equivalente a la liquidación de la especie humana.

Evidentemente que hoy, frente a un nuevo siglo y un nuevo milenio, cuando estamos ante la mayor ola  de violencia que ha conocido la humanidad, se ha llegado a la conclusión de que no basta el estudio jurídico de las relaciones internacionales y el establecimiento de regulaciones en este sentido para conservar la paz. Hay que estudiar los elementos que desatan la agresividad en los individuos y enseñarles habilidades que les permitan disminuir, hasta donde sea posible, el uso de la violencia en sus diferentes manifestaciones, buscando la solución pacífica de los conflictos entre las personas.

Es necesario involucrar en esta tarea la familia, la escuela, los medios de difusión y todos los factores sociales que pueden incidir de forma positiva, convirtiéndose en buenos educadores  a partir de cumplir con una de las máxima martiana.

"educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido: es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente, hasta el día en que vive; es ponerlo a nivel de su tiempo, para que flote sobre él y no dejarlo debajo de su tiempo, con lo que no podrá salir a flote, es preparar al hombre para la vida".

Partiendo además, de entender la paz como valor humano, esta se  asume con una concepción de paz que no se identifica solamente con la ausencia de guerra y por tanto la proyectamos en variadas dimensiones.

 En Martí hallamos asimismo una interpretación de la paz, arraigada en nuestras tradiciones culturales y que tiene vigencia en la actualidad. Es curioso que en octubre de 1894, cuando en su apostólica misión de recaudar fondos para lo que él mismo llamó "la guerra necesaria" para librar a Cuba del colonialismo español, Martí vislumbrara ya el futuro de una República independiente y señalara que:

"El gobierno de un pueblo es el arte de ir encaminando sus realidades, bien sean rebeldías o preocupaciones, por la vía más breve posible, a la condición única de paz, que es aquella en que no haya un solo derecho mermado."

Si bien Martí señala la paz como una necesidad en las relaciones entre los hombres no excluye la posibilidad que la educación para la Paz, lleva implícita la educación para la defensa de todos los derechos humanos, entendidos estos en su integralidad como sistema.

El conocimiento profundo de la historia de Cuba permite comprender que cuatro siglos de dominación colonial y más de medio siglo de dependencia y humillación neocoloniales, hayan condicionado una tradición de defensa de la cultura, de la identidad y de la soberanía nacional. Son sobradas las razones para asumir la concepción martiana que postula: "es lícito aborrecer la violencia y predicar contra ella, mientras haya modo visible y racional de obtener sin violencia, la justicia indispensable para el bienestar del hombre. Pero cuando por la incompatibilidad de caracteres y de mente política y aspiraciones, nos agraden, hay que acudir a responder a la violencia y estar preparados"

Se aprecia que para Martí estuvo claro que no existe una única manera de luchar por la paz: el contexto histórico social es determinante para tomar las direcciones apropiadas. Los educadores y educadoras cubanos, han sido siempre abanderados de los ideales de paz, aceptándolos como valores humanos justos y democráticos, tratando de hacerlos corresponder con las singularidades nacionales, de modo que constituyan no solo el fundamento cultural y educativo de la lucha por la paz y el entendimiento mundial, sino también estímulo para educar a nuestros ciudadanos y ciudadanas en el camino que conduzca al desarrollo humano. En este sentido se puede afirmar  que el quehacer en la esfera de la Educación para la Paz  es una prioridad.

 Educar para la Paz en el contexto socio-político de la Cuba de hoy, supone tanto aborrecer la violencia, en cualquiera de sus manifestaciones, como prepararnos para responder ante ella.

Hay que decir, que un análisis de las posiciones de la Revolución Cubana muestra claramente la postura definida a favor de la paz desde 1959. En los documentos de los Congresos de nuestro Partido (1975, 1980, 1986, 1992, 1999, hasta hoy dia) se ha ratificado la defensa cubana del concepto de paz, a la vez que se han criticado los factores que la obstaculizan a escala global. La paz para los cubanos está íntimamente vinculada a la defensa de nuestra soberanía, identidad y derecho a consolidar un proyecto social socialista que garantice que no haya un solo derecho mermado.

Es válido señalar los principios de la Educación para la Paz, por los cuales se rige el sistema educacional cubano y que constituyen una guía para esta labor.

•      La educación para la paz es parte de la educación integralmente concebida, tanto en su expresión formal como no formal. entre los cuales destacamos: madres y padres, personal que labora en los centros docentes, personal que atiende la salud, escritores y artistas, promotores culturales, científicos, comunicadores sociales y dirigentes de organizaciones sociales, estatales, políticas y de masas.

•      La educación para la paz se realiza a partir de determinados objetivos, contenidos, métodos y medios.

•      Debe partir de un ideal de ser humano que responda a lo mejor de la tradición y a las necesidades y aspiraciones presentes y futuras del pueblo cubano.

•      La educación para la paz se fundamenta en los presupuestos generales de la lucha por la paz, vinculada a la justicia social y al consecuente desarrollo humano.

•      La educación para la paz se basa en el concepto martiano de dignidad plena del hombre y constituye una de las vías más importantes en el proceso de asimilación de valores humanos.

•      Una de las direcciones fundamentales de la educación para la paz es la educación para los derechos humanos, entendidos estos en su concepción integral: civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y de la solidaridad.

 La Educación para la Paz en Cuba incluye la Educación de los Derechos Humanos: ambas se integran en una concepción sistémica de la formación de la personalidad de los cubanos y las cubanas del presente y del futuro, sin perder de vista nuestras raíces históricas.

         La educación para la paz denuncia el bloqueo que los EU han impuesto a Cuba, por lo que  hoy se ha convertido en una constante lucha impostergable siendo  fruto de la apertura de  relaciones diplomaticas,de intercambio mutuo, del respeto al derecho ajeno, a las relaciones de paz y justicia social, excluidas de injerencias e intervenciones en los asuntos internos de las naciones,  por lo que debemos continuar la batalla para que perpetúe esta conquista recien lograda, por el gobierno de Cuba,  hoy  dia se logra una de las conquistas más importantes con el gobierno de los EEUU,  lo que trae como consecuencia el hecho de alcanzar una de las conquistas más importantes de estos tiempos relacionada con la apertura de esas relaciones de paz, fraternidad libertad y el  legítimo derecho al respeto a la cultura e identidad nacional, de manera que  la vida ciudadana y en particular en el desarrollo de los procesos educativos.

Conclusiones:

 En la actualidad educar para la paz, por el respeto y salvaguarda de los derechos humanos, a los hombres y mujeres de todas las edades, devienen en un deber insoslayable en la impostergable tarea en que aspiramos construir un futuro en el cual las nuevas relaciones internacionales, garanticen un desarrollo sostenible, y a la vez personas más solidarias, que sean capaces de garantizar oportunidades para todos y todas, en las sociedades en que se desenvuelven.

. La concepción cubana de Educación para la Paz es necesario tener en cuenta a quien es considerado el más progresista en el pensamiento social, pedagógico en particular, en el más brillante de los pensadores del siglo XIX: José Martí, guía para la formación de la cultura para la paz.

 Se tienen en cuenta además las experiencias del movimiento de educadores por la paz en otros países, del mundo, como es el caso del presidente de la republica de Angola considerado, el Arquitecto de la Paz. Y la propia experiencia teórica y práctica en el desarrollo de la educación en dicho pais, el que continua luchando por conservar la paz para la nación hasta nuestros días

. Es importante asimismo, concebir una estrategia didáctica apoyada en que favorezcan el diálogo, la participación, la reflexión y la acción concreta para la transformación del entorno, a partir de la identificación de los problemas que es necesario afrontar para contribuir al cambio del medio en sentido positivo. 

El mundo globalizado en el que estamos insertados hoy, necesita de una cultura de paz para resolver los problemas globales a la que está sujeta la humanidad para que sea un mundo mejor. Educar para la paz significa aprender a vivir con las y los que nos rodean.

 

Bibliografía.

Documentos/Trabajos para Revista/Mén  -Iresha Mención.doc/homcolectivos socales en diversos            niveles y se apoya en la creatividad humana.

Documentos de los Congresos de nuestro Partido (1975, 1980, 1986, 1992, 1999).

Pedagogía y la  Psicología (Rojo, 1999).

 Manuales Escolares, (Alemania, Reunión Internacional de Profesores de Historia, 1951),

Conferencia de Londres (noviembre 16 de 1945), la UNESCO .

La Paz conflicto Psicológico ( Lacayo, 2000).Editorial Félix Varela.

José Martí1894 La guerra necesaria. Editorial Ciencias Sociales 19938-(Glez. M, V. 1995).

 Otakar Chaloupka (1984)  Educación a favor de la Paz.

Armando Hart (1990), Los problema de la Cultura   en el contexto de la Educación .Editorial     Ciencias Sociales.

Constitución de la  república de Cuba.