Revista Nº40 "TEORÍA POLÍTICA E HISTORIA"

 

LA MUERTE DE YOYES: HÉROE, TRAIDORA, MARTIR.

THE DEATH OF YOYES: HERO, TRAITOR, MARTYR.                                                                                                     

IÑAKI VÁZQUEZ LARREA

IES EGUZKITZA

inakiva@yahoo.es

 

ABSTRACT

 Si hay una escritora que respondió de forma incisiva al porqué del asesinato de Yoyes, esa es la antropóloga Begoña Aretxaga, donde lee la muerte de Yoyes a través de los varios patrones culturales del mundo nacionalista vasco. Se pretende, a su vez, una deconstrucción de la teoría del conflicto, a través de los propios escritos de Yoyes y de varias historias de vida del documental Yoyes (RTVE, 1988).

PALABRAS CLAVES:  ETA, nacionalismo, Yoyes, Oteiza, iturbe.

 

ABSTRACT:

The anthropologist Begoña Aretxaga tried to understand the killing of Yoyes through the cultural framework of basque radical nationalism. The aim of this essay is just to call in to question the so called basque confict theory, taking in to account Yoyes writings and former ETA militant’s life stories.

KEY WORDS: ETA, nacionalismo, Yoyes, Oteiza, Iturbe.  

 

INTRODUCCIÓN: HISTORIAS DE VIDA SOBRE NEKANE (DOCUMENTAL “YOYES” dirigido por BALTASAR MAGRO, RTVE, 1988)

Pleno del Ayuntamiento de Ordizia, horas después de su asesinato, 10 de septiembre de 1986: “Quienes han asesinado a Yoyes son muy conscientes de lo que hacen, demostrando su talante totalitario, fascista, antidemocrático”.

Respuesta del concejal de Herri Batasuna en el pleno:” Es la negociación política el único camino para terminar con esta situación de represión y violencia”

“Mi hermana solo buscaba la verdad en sí misma, y tu hombre sencillo confundiste evolución con traición…dejó de creer en banderas, en las patrias”

Hermano de María Dolores González Katarain

“Si Yoyes se había traicionado a sí misma, solamente ella podía podía juzgarlo. Ellos (ETA) se atribuyen unas responsabilidades que en absoluto les corresponden”

Glori González Katarain (hermana de Yoyes)

 

“ETA no permite que una persona piense por sí misma”

Arantxa Otaño (prima de Yoyes)

“Creamos un monstruo que ahora devora a sus hijos. Siento vergüenza de que en este país haya gentes que se crean con el derecho de juzgar y condenar a pena de muerte a otras gentes solo por el hecho de no pensar como ellos”

Isa González Katarain (ex militante de ETA).

1.- LA MUERTE DE YOYES SEGÚN BEGOÑA ARETXAGA:

 Por primera vez en la historia del nacionalismo vasco, se acusaba y ejecutaba a una mujer por traición. ETA (m), la rama específicamente militar de la organización, acusó a Yoyes de “traicionar al País Vasco y a sí misma” por regresar al País Vasco después de años de exilio… Desde la perspectiva de ETA (m) el regreso de Yoyes presuponía la aceptación del plan de reinserción social del Gobierno español para aquellos miembros de ETA que deseaban abandonar la lucha armada. Si se veía en relación con el “arrepentimiento” de otros nacionalistas, esta muerte no tenía sentido. Después de más de trescientos traidores de ETA PM ¿Qué ventaja política se obtenía por asesinar a esta?

 En 1972 ingresa en ETA; en su exilio en el País Vasco francés opta por ETA militar y no por ETA político militar. La muerte de Argala en 1978, marca un creciente distanciamiento con la línea dominante en la cúpula dirigente de ETA (M) hostil a la participación en las estructuras políticas del Estado español. Yoyes estaba en fuerte desacuerdo con esta línea. Varios meses después, anunció a la organización su decisión de dejarla y trasladarse a México, a donde huyó en diciembre de 1979. ETA (m) pidió a Yoyes  que mantuviera su decisión en secreto, por lo que su ruptura con la organización permaneció oculta.

En 1984, Yoyes pensó en mudarse a París, donde podría estar cerca del País Vasco, y continuar al mismo tiempo sus estudios. En junio de 1985, huyó a París con su hijo, esperando conseguir una beca para un doctorado en Sociología. Pero no consiguió ese apoyo financiero y al no tener posibilidad de trabajar en París, decidió investigar las condiciones bajo las que podría regresar al País vasco español.

Yoyes cruzó la frontera hispano francesa en octubre de 1985. Su presencia en el País Vasco creo inquietud y fue denunciado vehementemente en los círculos nacionalistas radicales. Aparecieron acusaciones de traición pintadas en las paredes de la ciudad natal de Yoyes, donde años antes se la había retratado como una heroína.

 Yoyes temía que la situación fuera más allá de las palabras airadas y del rechazo social. “Es como si todo el mundo quisiera matarme” escribía en su diario refiriéndose a las interpretaciones mutuamente complementarias de nacionalistas y anti-nacionalistas.

Finalmente, Yoyes fue asesinada el 10 de septiembre de 1986, en plenas fiestas de Ordizia. En aquel contexto político, ETA (M) recurría a un discurso cada vez más mitologizado y actividades ritualizadas, como los funerales para mantener apoyo popular, la situación organizativa y política de ETA (m) era especialmente difícil ante la vuelta de Yoyes. Desde el punto de vista del nacionalismo radical, Yoyes no tenía derecho a regresar en un momento en el, los miembros de su anterior organización estaban siendo extraditados y asesinados.

 Su muerte podría, pues, interpretarse en este sentido como el resultado de una conjunción histórica concreta: como solución radical a la que ETA (m) consideraba una nueva amenaza que debilitaba la fe y la cohesión de sus militantes y simpatizantes.

2.- “YOYES” DESDES SU VENTANA (RETAZOS SOBRE LA EVOLUCIÓN DE UN PENSAMIENTO POLÍTICO)

Si el diario del Che le había hecho mella antes, en agosto de 1971 lee Iraultza (Revolución),  en el que se recogían diversos escritos de Txabi Etxebarrieta, sobre el que llega a decir “ Morir por los demás y por Cristo no lo veo fácil pero él al menos nos ha dado una solución a todo”  (Yoyes, pag. 60).

 A principios del curso 1972- 1973 (cursando Magisterio en San Sebastián), Yoyes adquiere el rango de militante de ETA. El 15 de diciembre de 1973, cruza la frontera, iniciando un exilio que iba a durar doce años. A lo largo de 1976, Yoyes y Pertur, habían participado juntos en las reuniones del recién creado organismo KAS, ella como portavoz de ETA Militar, y él de ETA Político. Militar. Una plataforma que aspiraba a ser un partido político de masas al margen de la lucha armada, y no como en 1977 una  mera plataforma de una organización armada.

 En 1977 no oculta su fascinación por Oteiza y su “búsqueda del alma vasca”: “Es increíble su búsqueda del “alma vasca”, para reconstruirla, y es increíble que no haya más gente que la busque conscientemente” (Yoyes, pag. 85). Tras el atentado contra Argala se hace depositaria de sus documentos y ocupa su lugar en la Oficina Política, pero por poco tiempo.

 La pérdida de rumbo de la organización, en la que el puro activismo va arrinconando al cuidado del aspecto teórico y la visión política, y más las divergencias que venía manteniendo con algunos miembros de la dirección, divergencias que se iban agudizando con el paso del tiempo, la desmoralizan. Así, a finales de enero de 1979 había confiado ya todos los medios y responsabilidades de la Oficina Política a otro miembro de la organización.

En otoño de 1979 escribe:

Ya no puedo quererte más,

Pueblo mío

No puedo quererte más

Hay amores que matan, dicen

Es que el amor puede convertirse en odio y éste si mata.

Pero no es eso, mi amor por ti

No se ha convertido en odio,

Pero me está agotando.

Es el mío un cansancio infinito.

Es la mía una soledad inmensa.

 En 1980 cambia de nombre, Nekane, rehúsa cualquier contacto con refugiados políticos, no se siente militante de ETA. Estudia Sociología en México y trabaja para Naciones Unidas. La distancia le hace relativizar y ver el problema de Euskadi con otros ojos. En este sentido, la lectura de Milenarismo Vasco de Juan Aranzadi va a causarle una fuerte impresión en las valoraciones políticas que ella mantenía hasta entonces. El intento de desmitificación de ETA realizado por Aranzadi no disgusto a Nekane en general, e incluso le pareció bastante acertado.

 A finales de 1984, escribe a una ex compañera de ETA (M): “No pienso, ni remotamente, en volver a la órbita de la organización, lo repito nuevamente, que nadie lo dude, y si siento presiones en ese sentido, sólo servirá para alejarme más de lo que estoy en la actualidad. Vaya la observación de que no veo por qué la organización se ha ido cerrando cada vez más (aunque de alguna manera lo presentí y temí antes de venir), es como si todo empujara a un callejón que ella misma ha contribuido a formar.

 Dejé la organización, no sólo por cansancio, sino porque había cosas en ella, posiciones de diverso tipo: que no me gustaban, y el tiempo me ha dado la razón, porque tengo la sensación de que muchas de ellas se han exacerbado, y en definitiva la han debilitado, llegándose a la situación actual que a mi me parece no sólo terrible sino también desastrosa. se prefería el anquilosamiento antes de una renovación que para muchos tomó el nombre de “claudicación” impidiéndose así que cualquiera que viera su necesidad hablara de ello por temor a verse estigmatizado con epítetos de ese tipo” (Yoyes, pag. 180).

 En diciembre de 1984, viaja a París para tantear su regreso a Euskadi (decisión determinada por su recién inaugurada maternidad), pide cita con Txikierdi y Txomin Iturbe (ambos dirigentes de ETA M), cita que nunca llegó a materializarse.

 París, otoño de 1985, Yoyes se instala sola, su hijo es llevado al Goierri para que ella tenga mayor libertad de movimiento. Su objetivo es continuar sus estudios en París (solicitó dos becas en otros tantos Departamentos del Gobierno Vasco).

 Tras la negativa a la concesión de la beca doctoral, Yoyes no ve otra alternativa que retornar a Euskadi. En agosto contacta con Txomin Iturbe con objeto de pedir garantías para que no se atentase contra ella (Txomin Iturbe le plantea su regreso a la organización, a lo que Yoyes se niega). Ni Txomin, menos aún Peixoto, le ofrecen garantías de que ETA no atente contra ella.

 En octubre de 1985, se acoge a la ley de amnistía de 1977, y desde París organiza su marcha a Euskadi. El 8 de octubre, Yoyes redactó este escrito que fue descubierto entre sus papeles tras su asesinato:

 A la opinión pública:

Yo, María Dolores González Catarain, declaro haber sido amenazada por ETA, al enterarse ésta de mi intención de regresar del exilio para vivir en Euskadi Sur junto a mi familia. Tengo la firme convicción de que mi seguridad personal no peligra por el lado de las fuerzas de seguridad españolas que mantienen a este nivel una política de tolerancia bien conocida en los círculos políticos. Por lo tanto, afirmo que la responsabilidad de mi muerte corresponde a ETA.

Conozco las consecuencias de esta afirmación, pero aun sin estar de acuerdo con la política del Gobierno español frente al problema vasco, es inaceptable que una organización que se dice revolucionaria utilice tácticas fascistas o stalinistas, como más guste, con los miembros que en algún tiempo (lejano en mi caso) formaron parte de ella.

El silencio es cómplice.

Deja una nota a Txomin Iturbe, dándole noticia definitiva de su regreso, y el 11 de octubre de 1985, cruza la frontera con su hijo y su marido. En su Diario Yoyes anota que seguir sufriendo por unas creencias, que ya no tiene, supone traicionarse a sí misma: “Yo no estoy de acuerdo con “ellos” (los de ETA) ¿Tiene sentido actuar como si lo estuviera?” (Yoyes, pag. 225).

 Sus declaraciones públicas sobre ETA son nulas, pero su presencia en Euskadi se filtra a la prensa y octubre de 1985 aparecen las primeras pintadas acusándole de traidora y chivata. Yoyes reflexiona en su diario sobre una lucha que ha degenerado en algo “dictatorial y mítico”, que se resume “en pedir más muertos a ETA”. Escribe abiertamente sobre una “pureza demoniaca y maniquea” (Yoyes, pag 229)

 La realidad política, social y cultural vasca le resulta asfixiante. Llega a hablar de un lógica comunitarista que ahoga al ser humano. Para Yoyes Euskadi ha pasado del derecho a la diferencia al deber de uniformidad nacional, que deja a cantidad de gente “fuera de juego” . Observa en el nacionalismo vasco un receso hacia posturas fanáticas e intolerantes, y dice que el 1979 se bajo de un carro militarista “basado exclusivamente en el nacionalismo oscurantista y mítico” (Yoyes, pag 247)

 La inmersión en el euskera tiene ya, para ella, entonces, un nulo atractivo político. Reconoce haber perdido todo interés por el mundo al que la lengua da acceso y que no consigue zafarse del fantasma “mítico y la etiqueta”  de miembro dirigente que otros habían hecho que perdurara.

 El 10 de septiembre de 1986, en plenas de fiestas de su pueblo natal, dos pistoleros de ETA acaban con la vida de Yoyes. Akaitz, su hijo, interpeló a  la madre de Yoyes  en euskera  de la siguiente manera “Amona, amona, bi gizonek hil dute” (abuela, abuela, dos hombres la han matado). Eran las cinco y media de la tarde de un miércoles.

 Para entonces la fiesta había enmudecido. Al día siguiente, Ordizia quedaría paralizada por una huelga general, y horas antes de que Yoyes volviera a la tierra, a la vista del Txindoki,  ETA reivindicó su asesinato mediante un comunicado en el que la acusaba de “colaboradora en los planes represivos del Estado opresor español y traidora al proceso de liberación que el pueblo trabajador vasco lleva a cabo”.

 

BIBLIOGRAFÍA:

ARETXAGA, B: Los funerales en el nacionalismo radical vasco (Ensayo antropológico), Editorial Baroja, San Sebastián, 1988.

LAQUEUR, W: Terrorismo, Espasa Calpe, Madrid, 1980.

YOYES, : Desde su ventana (Diario), Alberdania, Zarautz, 2009.