Revista Nº32 "NSTITUCIONES Y PROCESOS GUBERNAMENTALES"

Resumen:

El presente artículo realiza un abordaje diacrónico de la construcción del liderazgo político y el ejercicio neodecisionista del poder durante la primera gobernación de Carlos Alberto Reutemann en la provincia de Santa Fe. Partiendo de un abordaje de sus antecedentes pre políticos, figura pública proveniente del automovilismo, se procede a analizar el contexto social e institucional en el cual podrá aparecer y configurarse su centralidad en la escena política provincial. Una vez explicada su llegada al poder ejecutivo, el trabajo se focaliza en aquellos rasgos y episodios que permiten hablar de Reutemann como un caso de neodecisionismo subnacional.

Abstract:

The article presents a diachronic approach to the construction of political leadership and the neodecisionism during the first governorship of Carlos Alberto Reutemann in Santa Fe. Analyzing his pre political background at first, a public figure from motorsport, we then proceed to study the social and institutional context in which Reutemann was able to construct himself and appear as the main figure in the local political scene. After explaining his arrival to office, the work focuses on those features and episodes that allow us to speak of Reutemann as a case of subnational neodecisionism.


 

Carrera política y construcción del liderazgo neodecisionista de Carlos A. Reutemann en la provincia de Santa Fe (1991-1995)

 

 

                                                   SEBASTIÁN CORTESI (UBA)

Introducción

 

Justificación: Los antecedentes personales de Reutemann permiten comprender el surgimiento de una figura pública, la cual posteriormente devendrá en un actor principal de la política santafecina y nacional. Capitalizando dicha imagen, y realizando conjuntamente una serie de decisiones políticas estratégicas, logrará construir un liderazgo neodecisionista que resultaría indispensable para comprender buena parte de la historia política reciente.

Objetivo: El presente trabajo pretende llevar adelante un seguimiento de la carrera política de Carlos A. Reutemann, para cubrir un vacío en la literatura sobre liderazgos neodecisionista  (aquel referido a actores de este tipo en escala subnacional). Partiendo de sus orígenes deportivos, en los cuales se conformará su perfil, posteriormente se centrará el mayor énfasis en sus períodos ejecutivos durante los cuales actuó como un líder neodecisionista.

Planteo del problema: Al comenzar la década del noventa la provincia de Santa Fe se encuentra en una situación sumamente compleja, sumado a los problemas macroeconómicos que enfrentaba el país en estaban también serios problemas de naturaleza netamente política. Por el lado de la oferta, nos encontramos con las propias estructuras partidarias en una situación sumamente delicada en cuanto a su cohesión; lo cual se veía reflejado en problemas a la hora del armado de listas y sobretodo en el comportamiento legislativo. Del lado de la demanda existía una profunda desconfianza con respecto a la política partidaria, principalmente causada por escándalos de corrupción vinculados al poder ejecutivo y episodios extraños en torno a la gobernanza electoral que provocaban desconfianza con respecto a los resultados. Este enmarañado contexto conformará el escenario en el cual se erigirá un nuevo liderazgo, radicalmente distinto de aquellos hasta entonces conocidos, el cual pretenderá acumular poder para poder llevar adelante sus determinaciones. Este planteo nos llevará a la siguiente pregunta: ¿Carlos Alberto Reutemann podría ser considerado uno de los nuevos líderes personalistas de la región?

De acuerdo al problema esbozado anteriormente podríamos llegar a la siguiente hipótesis del trabajo:

Hipótesis: “Carlos Reutemann presentaría los elementos constitutivos de un liderazgo neodecisionista en escala subnacional”

Marco teórico: La cuestión del decisionismo ha vuelto a estar en boga en los ámbitos académicos a partir de las reformas estructurales sufridas por las democracias latinoamericanas en la década de los noventa (Baldioli y Leiras, 2010). Estos autores proponen comprender analíticamente dicho contexto a partir de tres elementos constitutivos: la crisis del modelo estatal-nacional, la creciente fragmentación social y la crisis de representación política. Estos elementos trazan el contexto inicial que configurará los patrones propios del neodecisionismo, el cual se diferencia de sus antecesores estatistas/populistas. Dada la inexistencia de literatura sobre la trayectoria de Reutemann, se recurrirá a una serie de artículos que abordan la relación de este actor con los elementos antes mencionados. Los aportes Sheinin (2008) nos permiten aproximarnos al perfil prepolítico de Reutemann y su relación temprana con la opinión pública. Mientras que los textos de  Lascurain (1991, 2011, 2009) nos dan insumos indispensables para entender la llegada de “Lole” a la gobernación y su relación con el electorado alienado del sistema de partidos. A su vez se recurrirá a Hugos Ramos (2011) para abordar las diversas estrategias electorales adoptadas por Reutemann. Por último los estudios de Torre (2016) y Esther Fontana (2007) nos ilustrarán ejemplos de cómo nuestro líder supo imponer su decisión política en contextos de adversidad.

La presente propuesta radica en poder compilar todos estos elementos mencionados, en un tratamiento diacrónico de la carrera política de Reutemann entendido como líder neodecisionista.

Estado de la cuestión

Luego de transcurrido un tiempo prudencial de la 3º ola de democratización, los estudiosos del cono sur fueron lentamente abandonando su interés por la región en clave transitológica y comenzaron a surgir nuevos interrogantes sobre el tipo régimen que se estaba consolidando. La producción de Guillermo O´ Donnell (1997) adquirió una enorme relevancia para la literatura especializada, ya que su nuevo tipo de régimen era capaz de explicar y volver inteligibles los rasgos autoritarios y los déficits en términos de accountabilty existentes; que a su vez convivían con elementos claramente poliárquicos tales como las elecciones directas y relativamente limpias.

Las democracias delegativas crecen sobre una premisa básica: el que gana la mayoría en las elecciones presidenciales (...) está facultado para gobernar el país como crea conveniente, y hasta tanto lo permitan las relaciones de poder existentes, por el término en que ha sido elegido. (…)Al usar el término “delegativa” me refiero a una concepción y práctica del poder ejecutivo según la cual por medio del sufragio se le delega el derecho de hacer todo lo que le parezca adecuado al país (O´ Donnell, 1933)

Tomando en consideración estas incipientes democracias a través las anteojeras de O´ Donnell, se comenzó a investigar más sobre este tipo de liderazgos ejecutivos que distaban de tener las características de otros ejecutivos mas institucionalizados. En este sentido merecen destacarse los aportes de Baldioli y Leiras (2010) y Bosoer y Leiras (2001) que abordan la cuestión de estos liderazgos definidos como neodecisionistas. Dicho abordaje resulta sumamente innovador y útil, ya que es capaz de conminar criterios analíticos de naturaleza histórica, sociopolítica y filosófico-conceptual como “un intento por comprender el liderazgo ejecutivo en contextos históricos que incluyen variables institucionales pero no se limitan a ellas” (Pérez Liñán, 2012:11). La categoría de liderazgo neodecisionista permite reconocer anclajes históricos en los países de América Latina con una prolongada tradición de caudillismo y liderazgos personalistas fuertes que operan políticamente desde una visión organicista e incluso paternalista de la sociedad. Pero, a diferencia de sus antecedentes históricos, el fenómeno neodecisionista se produce en el marco de una crisis del modelo estado-céntrico, desencadenando  simultáneamente por una crisis de representatividad política y una creciente fragmentación y desintegración social. Otra diferencia sustancial entre ambos modelos estriba en que el líder neodecisionista si bien presenta atributos populistas, dista de llevar adelante estrategias políticas que impliquen la movilización masiva de grupos sociales.

El neodecisionismo tendría las características esenciales que tiene el “viejo” decisionismo pero a diferencia de este, si bien mantiene la idea de un liderazgo fuerte en el Poder Ejecutivo, es proclive a un Estado sin tanta funcionalidad y centralidad ante la sociedad, propicio con las ideas neoliberales y su Estado Mínimo, y del neoconservadurismo con sus planes sociales focalizados y su folclore de valores socio-políticos. (Baldioli y Leiras, 2010)

A grandes rasgos, podríamos sostener que el neodecisionismo tiene 3 pilares fundamentales: una reinterpretación de la historia reciente (generalmente sosteniendo la existencia de una situación de crisis causada por una elite política desviada de sus funciones reales), por otro lado una resemantización de los fundamentos del poder político como garante del orden (principalmente se conforma como la perfecta contraposición a los ideales liberales ilustrados del orden basado en normas esencialmente racionales y producto de la negociación e armonización de intereses entre interlocutores legítimos). Finalmente por generar una estructura normativa tendiente a viabilizar y facilitar el ejercicio de la decisión política, generalmente negando el principio de división de poderes y presentarlo en cambio como una mera especialización funcional de un único poder soberano cuya existencia política es esencialmente distintita del aparato legal mediante el cual actúa.

El presente trabajo pretende llevar adelante un seguimiento de la carrera política de Carlos A. Reutemann, para cubrir un vacío en la literatura sobre liderazgos neodecisionista  (aquel referido a actores de este tipo en escala subnacional). Para llevar adelante tal seguimiento se recurrirá a tanto a fuentes primarias como secundarias, a literatura existente en la cuestión y a artículos periodísticos. Si bien existe literatura politológica sobre Reutemann, suele tomar como objeto de estudio aspectos de su desempeño electoral o su comportamiento institucional pero no hay abordajes sobre la construcción y ejercicio de su liderazgo político.

Se pretende abordar el desarrollo de su carrera política: partiendo de sus orígenes deportivos, en los cuales se conformará su perfil, posteriormente se centrará el mayor énfasis en sus períodos ejecutivos demostrando la existencia de los elementos ya mencionados que permiten hablar de un liderazgo neodecisionista. Se demostrará que Reutemann elaboró un discurso sobre la dirigencia política que lo antecedió, de la cual se diferenciará en miras a construir una mayor legitimidad de tipo personalísima. También elaboró, al igual que Menem, una Ley de Emergencia Económica y Reforma del Estado que constituirá el punto de partida para establecer un nuevo modelo estatal. El accionar político de Reutemann a partir de dicha ley, conjuntamente con otros episodios ( la cooptación de la Corte Suprema de Justica provincial y el nombramiento de allegados por decreto en el poder judicial) permiten reconocer una concepción funcionalista de la división de poder (este siendo uno solo en realidad, pero manifestándose en distintas instancias institucionales).Finalmente también se ilustrará el aparato discursivo, desarrollando principalmente durante los períodos de campaña electoral, tendiente a justificar y generar una demanda ciudadana de liderazgo fuerte con capacidad de actuar rápidamente en oposición a la vieja política partidaria corrupta e ineficiente. Mediante ese discurso buscará construirse una imagen de líder que encarna los principales valores morales de su sociedad y por lo tanto se considera por encima de las partes y de los intereses mezquinos, como un representante de la ciudadanía como una masa homogénea con la cual entabla una relación de proximidad (materializada en prácticas concretas como se verá más adelante).

Al comenzar la década del noventa la provincia de Santa Fe se encuentra en una situación sumamente compleja, sumado a los problemas macroeconómicos que enfrentaba el país en estaban también serios problemas de naturaleza netamente política. Por el lado de la oferta, nos encontramos con las propias estructuras partidarias en una situación sumamente delicada en cuanto a su cohesión; lo cual se veía reflejado en problemas a la hora del armado de listas y sobretodo en el comportamiento legislativo. Del lado de la demanda existía una profunda desconfianza con respecto a la política partidaria, principalmente causada por escándalos de corrupción vinculados al poder ejecutivo y episodios extraños en torno a la gobernanza electoral que provocaban desconfianza con respecto a los resultados. Este enmarañado contexto conformará el escenario en el cual se erigirá un nuevo liderazgo, radicalmente distinto de aquellos hasta entonces conocidos, el cual pretenderá acumular poder mediante una estrategia estrictamente individualista para poder llevar adelante sus determinaciones. Este planteo nos llevará a la siguiente pregunta: ¿Carlos Alberto Reutemann podría ser considerado uno de los nuevos líderes personalistas de la región? Consecuentemente se esboza la siguiente hipótesis: “Carlos Reutemann presentaría los elementos constitutivos de un liderazgo neodecisionista en escala subnacional”.

Las particularidades y modalidades del neodecisionismo en la provincia de Santa Fe

Santa Fe es una provincia ciertamente relevante en el concierto de las unidades subnacionales argentinas, y no solamente por su peso específico en materia económica en función de la gran producción agropecuaria. La provincia de Santa Fe es a su vez el 4º distrito electoral, lo cual la torna sumamente relevante para la contienda presidencial. También es uno de los pocos distritos con una magnitud de distrito grande (19), de modo que proporcionalidad que arroja en los resultados electorales para diputados nacionales la convierten en posible escenario de nacimiento de terceras fuerzas nacionales (Calvo, Szwarberg, Labanca y Micozzi, 2001).

Es indispensable tener en cuenta el diseño institucional provincial, dado que el mismo influye sobre las modalidades en las cuales se ejercerá el liderazgo de Reutemann. Si bien el objetivo de este trabajo es demostrar que el mismo fue de tipo neodecisionista, ciertos aspectos del mismo se ven ligeramente atemperados en comparación con otros a nivel nacional, sin implicar que estemos en presencia de un subtipo disminuido (Collier y Levitsky, 2000). La constitución provincial prescribe un sistema de gobierno unificado (Sartori, 2001) dado que conjuntamente con la elección del gobernador cada 4 años se vota para renovar completamente ambas cámaras del poder legislativo. En el caso de diputados las 50 bancas se reparten acorde al sistema de premio a la mayoría, por el cual la lista que alcanza la mayoría simple gana invariablemente 28 bancas (56%) y las restantes 22 (44%) pertenecientes a las minorías se reparten proporcionalmente acorde a la fórmula D´Hondt; es decir que el premio a la mayoría anula la proporcionalidad otorgada por la magnitud de distrito. En cuanto a los 19 senadores, estos resultan electos en circunscripciones uninominales coincidentes con los departamentos en los cuales se divide el territorio provincial; además del claro efecto mayoritario de este sistema se debe aclarar que presenta un claro sesgo partidario a favor del justicialismo (Calvo, Szwarberg, Labanca y Micozzi, 2001). Históricamente la oposición al partido predominante (Puig de Stubrin, 1997), que ha ganado todas las contiendas para la legislatura provincial y diputados nacionales desde el retorno democrático hasta el 2007, viene del sur y principalmente de los grandes centros urbano. Es posible sostener que el diseño electoral de la cámara de senadores favorece la configuración territorial del justicialismo. Sumado al diseño electoral de naturaleza constitucional, en 1990 la legislatura implementó para las categorías de gobernador, vicegobernador, legisladores provinciales, intendentes y consejeros municipales la ley 10524 conocida como ley de lemas. El DVS es un mecanismo de selección de candidatos, mediante un voto preferencial intra partidario (Buquet, 2003). Consiste en permitir “la presentación de varios candidatos a un mismo partido. El partido se constituye como lema y cada corriente interna presenta su lista constituyendo un sublema. De esta manera el partido acumula la totalidad de votos que reciben los sublemas” (Calvo y Escolar, 2005). El elector participa simultáneamente, con un único voto, en la interna del lema y en la elección general. Al emitir sufragio manifiesta su preferencia en primer instancia por un lema, y luego por su candidato o lista particular. En el escrutinio los votos se asignan primero al lema para resolver cual ganó, y después se consideran los votos obtenidos por cada línea interna.

Esto conduce a que el candidato o lista ganador no sea necesariamente el más votado en términos absolutos, sino el más votado dentro del lema mayoritario. Quien obtiene individualmente la mayoría de los votos no siempre resulta ganador, como sucedió en ¾ de las elecciones ejecutivas durante su vigencia[1].

Considerada la dimensión institucional, es entonces explicable la baja cantidad de decretos ejecutivo emitidos por Reutemann con respecto a las administraciones precedentes, ilustrado en la tabla 1. También es entendible porque su reinterpretación del pasado político no fue tan tajante, dado que él representaba la continuidad de los gobiernos justicialistas y tampoco estaba en condiciones de desdeñar el apoyo de esa base electoral. Finalmente también indica que deben ser observados como arenas de disputa del liderazgo político los siguientes dimensiones: el aparato del PJ local, las mayorías justicialistas en diputados, y la lucha por el control de las listas para cargos locales y nacionales (Ramos, 2011).

Tabla 1: Cantidad de Decretos emitidos por el Poder Ejecutivo provincial por año desde retorno democrático.

Año

N decretos

1983

5827

1984

5132

1985

4721

1986

5257

1987

5620

1988

6243

1989

6179

1990

5214

1991

6374

1992

4595

1993

4088

1994

4059

1995

3841

Fuente: Archivo de Decretos del Poder Ejecutivo- Provincia de Santa Fe.

Tabla 2: Distribución bancas en la legislatura provincial

Cámara de Diputados

Partido

1983

1987

1991

1995

PJ

28

28

28

28

UCR

18

13

17

-

DP

4

6

1

-

US

-

3

-

-

HTE

-

-

4

-

ALIANZA SANTAFECINA

-

-

-

22

 

 

 

 

Cámara de Senadores

Partido

1983

1987

1991

1995

PJ

9

16

15

13

Oposición

10

3

4

6

 

Fuente: Atlas Electoral de Andy Tow.

 

Perfil y antecedentes pre políticos

Consideramos necesario hacer un breve repaso de la historia personal de Reutemann, dado que la misma ilustra elementos de su personalidad y a su vez explica la situación privilegiada desde la cual partió cuando decidió lanzar su primer candidatura a gobernador. En función de lo mencionado revisaremos los antecedentes de la figura central de la política santafecina durante la década del 90, la cual no solo lograría reconstruir la confianza ciudadana en la representación política sino que sería el único gobernador desde el retorno democrático que se ha logrado acceder al cargo en una segunda ocasión.

Carlos Alberto Reutemann nace en la ciudad de Santa fe un 12 de Abril de 1942, hijo de Flora Molina y el Dr. Enrique Reutemann (productor agropecuario). Nacido en el seno de una familia de tradición demócrata progresista, esta no le proveería de vinculación alguna con el mundo político (Lascurain, 2011). Reutemann continuó la tradición paterna y nunca abandono la actividad empresarial agropecuaria, aunque se diferenció del padre en otros aspectos: nunca obtuvo un título universitario, razón por la cual se convertiría más adelante en el único gobernador de la historia de Santa Fe en contar sólo con educación secundaria. Además, rompió con la tradición política familiar al incursionar en el justicialismo. Dicha conversión fue fruto de un contacto personal que tuvo Reutemann con Perón cuando era piloto de Fórmula Uno y referente nacional del deporte, contacto que le habría dejado fuertes vinculaciones de índole emocional con la tradición peronista (Cherny, 2003).

Reutemann debuta en el automovilismo en el año 1965 en La Cumbre (Córdoba) en la categoría Turismo Mejorado con un Fiat 1500. Sus logros deportivos a nivel local le permitieron en 1970 participar en la Fórmula Dos en Europa dentro del equipo del Automóvil Club Argentino, allí se destacará notablemente obteniendo al año siguiente la oferta de unirse al equipo Brabham de Fórmula Uno (F1) . De la mano de dicho equipo alcanzaría su primera gran victoria en F1: el Gran Premio de Sudáfrica 1974. Su carrera continuaría en asenso, y a causa del accidente del austríaco campeón Nikki Laura en el ´76, le es ofrecida la posibilidad de incorporarse a Ferrari. Lamentablemente Lauda tuvo una recuperación física milagrosa, por lo cual Reutemann debió correr durante dos años sin el auto oficial. Recién en el año 1978 sería nombrado primer piloto de Ferrari, puesto en el cual se mantendría por otros dos años, dado que la ambición de victoria lo llevará a incorporarse a la escudería Williams (campeona del año anterior de la mano del piloto Jones). Dichas especulaciones exitistas se mostrarían erróneas, Reutemann no contaría con iguales posibilidades de disputar dentro del equipo el título de 1981. Ya en la primera carrera participando en Williams, desarrollada en Long Beach, se le indicó desde boxes que debía abstenerse de superar a su compañero. Esta indicación sería deliberadamente violada por Reutemann en su segunda carrera en Brasil, bajo una lluvia torrencial que convirtió su hazaña en heroica, lo cual le costó el respaldo de su equipo y la ruptura de relaciones con los demás pilotos de Williams. Esta ruptura de relaciones sería el inicio de la decadencia en su carrera deportiva, ese mismo año Reutemann accidentalmente mataría con su automóvil a Giovanni Amadeo en boxes. Aunque gano esa carrera declaró “No puedo sentirme feliz” (El Gráfico, 19 Mayo 1981), lastimosamente perdería el tan deseado campeonato del ´81 por tan solo un punto.

Aunque a partir de la experiencia política de la década de los noventa, en la cual muchos deportistas y figuras del mundo del espectáculo incursionaron en la política partidaria, la vinculación entre la historia deportiva de Reutemann y la opinión pública es un tanto más compleja. En su estudio de los medios “oficialistas” durante la última dictadura en la Argentina, Sheinin (2008) lanza una hipótesis explicativa del alto impacto político e la figura de Reutemann. El autor sostiene que el régimen militar se valió de varios medios gráficos y televisivos para normalizar la situación de terror, mediante la manipulación de imágenes, información y el recurso de una “comunicación habilidosa”. En ese contexto Sheinin sostiene que estos medios condicionaron la visión de Reutemann en el espacio público, ya que para estos su figura representaba los valores de prosperidad, modernidad y éxito que el régimen quería proyectar tanto al interior como al exterior. Reutemann era vinculado a los valores morales tradicionales, incluso su divorcio fue endilgado por estos medios a las presiones de la F1, pero sin por ello demostrarse incapaz de estar a la altura de la competencia internacional. El autor sostiene que Reutemann se cristalizó en la imaginario político de clase media antiperonista, que en dicho período subscribió a la cultura y política militares en función de sus por promesas de modernización y prosperidad, junto a una pronta transición democrática.

Reconstruyendo la confianza: el auge de la figura de Reutemann en el escenario político

Comprender la situación provincial durante el cambio de década es de suma importancia, este contexto social, político y económico fue la condición de posibilidad del surgimiento de Reutemann como la principal figura de la política local; y a su explica las modalidades y prácticas a las cuales debió recurrir para ganarse dicho lugar.

A principios de la década del noventa Santa Fe atravesaba una situación de enorme descontento, en el ámbito económico se sentían los avatares de la hiperinflación y el agotamiento del modelo macroeconómico que había configurado el gobierno radical. Pero este período de desventura económica se montaba sobre problemas anteriores, incrementándose la gravedad de la situación. Se trataba de un cóctel explosivo: escándalos de corrupción, dudas sobre la transparencia del proceso electoral y por ende de sus resultados sumados a una profunda crisis de representatividad.

Los dos gobiernos, justicialistas, que habían ocupado el ejecutivo en la provincia desde el retorno democrático estaban directamente vinculados a episodios de corrupción. Antonio Vanrell, vicegobernador de José María Vernet[2], resultó destituido por malversar fondos al comprar juguetes a empresas fantasma (Toppi, 2015). Esa fórmula había asumido luego de un proceso electoral sobre el cual hubo inconsistencias en cuanto a la gestión electoral, las cuales provocaron desconfianza por parte de la oposición (Torres, 2016). Ocurrió un apagón durante el recuento provisorio, en donde iba ganando el candidato radical hasta el retorno del suministro eléctrico que revirtió la tendencia. En las elecciones siguientes, en las cuales volvió a imponerse un justicialista, hubo múltiples denuncias de urnas flotando sobre el Río Paraná. Si bien Víctor Reviglio logró terminar su mandato, lo hizo con una gran cantidad de pedidos de juicio político (Tula, 1997). Esta serie de hechos cimentaron una profunda crisis de representatividad, que impactó en las estructuras políticas marcadas por enormes conflictos a la hora del armado de listas y de actuar concertadamente en las instituciones. La ciudadanía exigía sistemáticamente una mayor transparencia y representatividad, frente a elencos políticos que le parecían únicamente preocupados por sus intereses corporativos y sus pugnas internas (De Riz, 1992). Los partidos comenzaban a ser considerados como burocracias inadecuadas para reclutar dirigencias aptas y dar respuestas eficaces a las demandas sociales. Sus propuestas e intervenciones públicas parecían responder al microclima de la sociedad política, y denotan un distanciamiento respecto del ciudadano.  Solamente considerando este escenario es que puede comprenderse la implementación de la reforma electoral que incluyó a la Ley de Lemas al sistema electoral santafecino, la cual sería una herramienta clave para la llegada de Reutemann a la gobernación.

El justicialismo, en crisis interna a nivel provincial, tenía ciertamente la impresión de que no lograría imponerse nuevamente en el ´91; diagnóstico compartido por el radicalismo santafecino que consideraba asegurada su victoria. En el mes de abril finalmente se dio a conocer la candidatura de Reutemann con un sublema justicialista propio llamado “Creo en Santa Fe”. La candidatura fue apoyada por el entonces presidente Menem, en lo que Duhalde luego denominaría “operación empresario exitoso”, aunque Reutemann jamás quiso ser reconocido como el candidato del menemismo.

“Con la única persona que hablé específicamente del tema ( su candidatura) fue con el Dr. Menem quién me pidió que trabaje por Santa Fe y no para los dirigentes peronistas de Santa Fe, por lo que no tengo otra referencia dentro del partido” (El Litoral, 3/9/91, p.7)

“Menem lo único que me dio es aliento. Me puso su mano en el hombro y me dijo que si me animaba podía ser candidato. Toda la campaña la estoy haciendo con gas oíl, sin recursos” (El Litoral, 20/8/91, p.7)

Lascurain (2011) indica que la aparición de Reutemann significó una ruptura con respecto al perfil de político profesional post transición, tradicionalmente vinculado a la red clientelar de naturaleza caudillista que llegaba a compromisos con sectores de la política y del sindicalismo a partir beneficios selectivos. La autora resalta que esa modalidad de armado político entro en crisis durante la década de los ´80 debido a la crisis fiscal, lo cual considera que condujo a los episodios de corrupción mencionados. El mismo Reutemann se reconocía como un emergente de la crisis de representatividad, y explotaba consecuentemente su origen outsider. Si bien el armado de su sublema no respetaba las líneas internas del peronismo local, su candidatura no fue combatida desde ningún sector del partido a nivel local por dos motivos: el apoyo del presidente por un lado, y por el otro Reutemann era percibido como única posibilidad de retener la gobernación. Desde la perspectiva del propio Reutemann la selección del PJ como lema era doblemente beneficiosa ya que le permitiría asegurarse una besa electoral de sectores populares, que si bien estaban desencantados con la política tradicional no habían roto su identidad partidaria (Lascurain, 2009). Además, la baja institucionalización del PJ santafecino era proclive a conformar lo que Ramos (2011) denominó autonomía enraizada: situación en la cual un determinado liderazgo político se consolida, hecha su raíces en la estructura partidaria y se autonomiza de la misma.

“Hoy en Santa Fe y en el país se da una aparición como la figura mía en la escena política, no es culpa mía sino de los políticos. Si yo puedo llegar a tener éxito (...) es porque han sido los políticos los que me brindaron la oportunidad de estar en esto. Es decir, si los políticos no se hubieran equivocado en algunas cosas, yo no existiría como candidato” (El Litoral, 5/9/91)

“Mi conformación mental es diferente a la de un político tradicional (…) Los políticos cuando se hacen funcionarios pierden el contacto real con la gente (…) Hay un gran resentimiento contra el funcionario, el burócrata, que siempre pide cartas, papeles, y más papeles y no es capaz de arreglar una cuenta en dos minutos. Me parece que se anquilosan, se encuentran demasiado cómodos en los escritorios, se pasan en la discusión de los aspectos teóricos y se olvidan de lo práctico” (El Litoral, 31/8/9)

Reutemann emprendió de esta manera una campaña electoral extremadamente exitosa, al punto tal de que en dos meses logró revertir las encuestas que daban como ganador al candidato radical Usandizaga. Su discurso de campaña se articuló alrededor de 3 pilares fundamentales (Lascurain, 2014). Primero se encontraba la crítica a la política tradicional, frente a la cual se prestaba como un outsider ajeno a la corrupción y pugnas internas. La posición distante con respecto al sistema político era aprovechado en dos dimensiones: resaltar sus cualidades deportivas de velocidad y eficiencia frente a una gestión ineficiente y corrupta de público (frente a la cual anticipaba una gestión austera y de corte tecnocrático), y una identificación con el ciudadano común basada en una comunión de valores  fundamentales (ausentes en el resto de la dirigencia política).

“Yo no soy político, tengo la ventaja de no tener que pintar paredes. El 85% de la gente me recibe porque no soy político, pero ha llegado el momento de participar, de meterse en el juego, de producir hechos” (El Litoral, 20/8/91)

“No veo por qué no puedo entrar a la alta política y gobernar. Si la alta política es por años a los comités a tomar café, fumar, pegar carteles y hacer empanadas, no creo que sea este un certificado de autorización para hacer política” (El Litoral, 23/8/91)

“A la provincia la puede manejar una persona que sea organizada y con un buen equipo. No necesariamente debe ser un político. Con que sea una persona de bien, con sentido común y firmes principios morales, que seleccione a los mejores para cada área, se puede perfectamente manejar la provincia (…) a Santa Fe le beneficiaria que haya menos política y mas acción” (El Litoral, 5/9/91)

Frente a la corrupción corporativa y a las pugnas internas de la dirigencia clásica, Reutemann busco erigirse como un líder personalista y decisionista transcendiendo las identidades partidarias y las mediaciones de intereses.

“Gobernar es cumplir con la voluntad del pueblo superando cualquier presión de grupos interesados, de bajos agravios o meros intereses partidistas (…) Muy por encima del gobierno, de los intereses sociales y de los partidos políticos prima la necesidad de atender bien al común del pueblo” (Reutemann, Discurso de Apertura Sesiones Legislativas, 1/5/92)

La vinculación de índole moral con el ciudadano de a pie tenía una raíz objetiva, la enorme cantidad de indecisos que mostraban las encuestas. Este colectivo de indecisos rondaba alrededor del 21% en los días próximos a la elección (Lascurain, 2014); estos junto  al considerable aumento del voto en blanco eran muestras de la crisis representativa.

Tabla 3: Votos en blanco

Categoría

1987

1991

Gobernador y vice gobernador

1.70%

4.62%

Diputados provinciales

2.19%

9.24%

 

Fuente: Atlas Electoral de Andy Tow.

En consonancia, Reutemann dirigió su discurso a los indecisos. Sin embargo esa búsqueda de apoyo por parte del electorado enajenado del sistema de partidos no significó que prescindiera de crecer sobre la vasta base electoral justicialista; operó de esta manera una re significación del significado de la doctrina  justicialista en consonancia con la “actualización doctrinaria” de Menem. Los indecisos conjuntamente con la base justicialista desencantada, consistirían en la mayoría con la cual buscaría identificarse directamente. La noción de inmediatez en la identificación era tomada en términos literales por Reutemann, quien fue el primero en Santa Fe en innovar las modalidades de campaña, corriendo personalmente la provincia charlando con dirigentes y ciudadanos (Lascurain, 1991).

“Si bien es cierto que estoy en un sublema del Partido Justicialista, vuelvo a recordarles que soy independiente, por eso en mi gobierno habrá una apertura a todos los sectores con vocación de servicio que quieran colaborar por el bien de toda la sociedad y de la provincia de Santa Fe” (El litoral, 21/9/91)

“Perón decía que mejor que decir es hacer, pero parece que los mismos peronista después lo olvidan (…) es intolerable la mentalidad burócrata, enredada, complicada. Conmigo puedo asegurar que todo va a ser diferente” (El litoral, 26/8/91)

“El justicialismo es una gran pasión (…) He conocido gente del justicialismo que cumple buenas funciones, que nada tienen que ver con lo hecho anteriormente. Hay gente buena, honesta y trabajadora. Es una oportunidad para demostrar que esto es así” (El litoral, 25/8/91)

Finalmente Reutemann se impuso en 1991, elecciones en las cuales el justicialismo inauguró una nueva estrategia electoral: la manipulación del calendario electoral (Torres, 2016). Santa Fe fue una de los primeros distritos en romper con la concurrencia horizontal, lo cual no solamente evitaba el arrastre de los cargos nacionales sino que tenía una implicación mucho más concreta, significaba que todo el proceso electoral sería organizado por autoridades locales. El poder ejecutivo provincial cuenta con injerencia directa en el Tribunal Electoral ya que designa a unos de los secretarios que la integran, situación problemática en función de los antecedentes ya mencionados. Aunque Reutemann no resultó individualmente el candidato más votado, su sublema prevaleció en función del efecto acumulador de la Ley de Lemas. La sumatoria de votos del lema justicialista conformó un 46.83% contra el 40.54% del radicalismo; sin embargo merece resaltarse que el sublema Convergencia Santafecina de Usandizaga obtuvo 524904 votos (ninguna otra fórmula radical superó los 64 votos en la categoría de gobernador) en oposición los 488105 votos del sublema de Reutemann.

 

Reutemann en el gobierno

“La legislatura de la provincia tendrá una presupuesta ajustado para permitir que el Poder Legislativo, legisle, nada más. No queremos que se convierta en una juguetería o en una distribuidora de sidra y pan dulces. Esto se los aseguro porque no hay nadie que me pueda torcer el brazo” (El Litoral, 25/8/91)

Tal y como lo anticipó durante su campaña, Reutemann impondría un esquema de gobierno neodecisionista basado en la austeridad y la responsabilidad fiscal, donde primaría su decisión política por sobre la normativa que lo precedía y la división formal de poderes. Dicha decisión seria acompaña e implementada por equipos técnicos especializados que compartirían su visión eficientista de corte empresarial.

Al igual que Menem, su injerencia sobre las políticas públicas conforme a la construcción de una nueva forma de estatalidad, propia del neodecisionismo de tinte neoliberal, se fundamentaría sobre una legislación especial. Al mes de haber asumido la gobernación, y haciendo uso de las mayorías automáticas en el legislativo, impulso la ley 10798 también conocida como de “Emergencia económica y reforma del Estado”. Este recurso jurídico no solo le facilitó la toma de decisiones al ejecutivo con respecto a las cuestiones fiscales, privatizaciones y el manejo presupuestario; sino que también protegía dicho accionar de ser intervenido judicialmente tanto por fallos como por apelación a legislación anterior.

Con respecto a la libertad decisoria se destaca la posibilidad de intervención de todos “los entes públicos autárquicos o descentralizados, empresas públicas o cualquier otra naturaleza jurídica dependiente del Estado provincial” (art. 25) para regularizar su situación y proceder a privatizarlos, la posibilidad de hacer concesiones de obra pública por medio del mero decreto (art. 38) y la recesión de cualquier contrato estatal justificada por el contexto de emergencia que la ley instauraba (art. 22). En cuanto al proceso privatizador, la comisión bicameral conformada para su contraloría únicamente dispondría de un plazo de 15 días para emitirse en la cuestión, de modo contrario quedaría aprobada la misma (art.70).

En materia de protección jurídica al proceso de toma de decisiones neodecisionista se destaca la suspensión de la ejecución de sentencias que condenen a pagar sumas de dinero al Estado provincial, o cualquier entidad dependiente de este, mientras la ley este en vigencia (art.15). También se impedía la disposición de trabas mediante medidas cautelares contra el Estado o sus entidades (art.21), y finalmente el art. 75 completaba la protección jurídica al prescribir que cualquier conflicto normativo debía resolverse necesariamente en favor de la presente ley.

La construcción de poder de Reutemann distó de limitarse a los amplios márgenes otorgados por la novedosa legislación y el diseño institucional tendiente al gobierno unificado, sino que se propuso cooptar dos instituciones que resultarían clave para garantizar su modelo de gobernabilidad. Por un lado instaló a Jorge Massat, senador provincial y amigo íntimo de Reutemann, como presidente de la comisión bicameral creada por la ley 10798 para controlar el proceso de privatizaciones. Massat será posteriormente procesado y condenado por enriquecimiento ilícito, vinculado al rol que ocupó durante el gobierno de Reutemann. No obstante, el mayor esfuerzo de cooptación fue dedicado a la Corte Suprema de Justicia, donde logró hacer ingresar a su primo y a su abogado[3]. El Dr. Rafael Gutiérrez, primo de Reutemann y entonces presidente del Consejo de la Magistratura, había sido rechazado tanto en la comisión como en el plenario de la cámara de senadores en el primer intento de Reutemann para nombrarlo juez de la Corte. Eventualmente pudo efectuar su aprobación en un segundo intento. También logro hacer que Eduardo Spuller, ex abogado suyo y también delegado del gobierno ante el Consejo de la Magistratura, integrase la Corte. Como si fuesen pocas las vinculaciones de Spuller con el ejecutivo de turno, su esposa era funcionaria en la Secretaría de Promoción Comunitaria, específicamente en la dirección de la tercera edad. Los nombramientos de individuos que acabaron la mira de la justicia no se limitaron a los poderes legislativo y judicial, es destacable que la sobrina de Reutemann, Verónica, quien se desempeño como su secretaria privada y acabó procesada por compras efectuadas con facturas espurias por un monto de alrededor de los 10 millones de pesos-dólares.

Decidiendo hasta el último día: las polémicas elecciones de 1995

Al año siguiente de desempeñarse como Convencional Constituyente en la Reforma de la Constitución Nacional, Reutemann cumplió un papel primordial en la salvaguarda del proceso electoral y el traspaso pacífico de mando en la provincia de Santa Fe. Torres (2016) en su análisis de las instituciones de gobernanza electoral indica que las elecciones de 1995 no solamente fueron las más controvertidas de la historia provincial, sino que resalta la importancia que tuvo la resolución política de la crisis por parte de Reutemann. Dicha crisis, agravada por las injerencias del entonces gobierno nacional provocaron a su vez una ruptura en las relaciones entre Menem y Reutemann y muchas rispideces entre distintos sublemas del PJ provincial y su homónimo nacional.

Reutemann, en tanto gobernador saliente y sin posibilidad de reelección, había optado por celebrar los comicios el día 3 de septiembre. La intención residía en separar la elección provincial de lo que sería la reelección presidencial y por ende de las eventuales influencias políticas que estas traerían aparejadas, objetivo que no se logró en última instancia. Se disputaban entonces la gobernación dos facciones internas del justicialismo, por un lado Héctor Cavallero apoyado por Menem y por el otro Jorge Obeid que se encolumnaba detrás del entonces gobernador. Dado que el poder ejecutivo había roto la concurrencia horizontal, la organización de la elección en la cual votarían 2.001.700 ciudadanos (1.030.668 mujeres y 971.042 varones) aproximadamente el 9 % del padrón nacional quedaría nuevamente en manos de las autoridades locales.

Los problemas comenzaron antes del día mismo de la votación con la aparición de inconsistencias jurídicas, ya que la Alianza Santafecina encontró trabas por parte del Tribunal Electoral para su reconocimiento legal.  Un pequeño partido político, que había conformado un sublema del justicialismo en las elecciones de 1993, promovió el rechazo de la aceptación legal de la coalición alegando que la UCR no estaba facultada por su Carta Orgánica[4] a constituir alianzas; finalmente “La cuestión termino con algún apoderado de la AS (entrando) por la ventana de la Justicia Electoral, dándole en propia mano, después de vencidos los plazos, al Presidente del Tribunal Electoral el acta constitutiva de la Alianza” (Real, 2007: 136).

ENCOTESA, correo oficial, había sido la empresa contratada para realizar el recuento oficial de los votos. Con ese objetivo la empresa colocó equipos informáticos en la sede de la gobernación, estos equipos comenzaron a fallar durante el suministro de datos y el mismo se corto abruptamente. En los monitores únicamente aparecía la frase “esperando información”, provocando una situación de alarma en todos los partidos y autoridades vinculadas a la elección. Rápidamente,  aprovechando la situación, sectores allegados al presidente Menem salieron a dar ganador a Cavallero porque así lo dictaban sus encuestas realizadas en boca de urna. Reutemann interpretó la situación con respeto a la falla informática como un intento por parte del Ministerio de Interior de la Nación, presidido por Carlos Corach, para injerir en el resultado electoral a favor de Cavallero. De esta manera procedió a tomar tres decisiones que resultarían fundamentales para arribar a buen puerto: primero suspendió el recuento provisorio de datos (medida apoyada por el resto de los partidos), en segundo lugar dispuso que la definición de la elección se efectuaría en dependencias militares, y finalmente dio por acabado el contrato con ENCONTESA e inició una demanda judicial por intermedio de la Fiscalía de Estado. Para empeorar aún más la situación de tensión e incertidumbre, ENCOTESA no obedeció inmediatamente y continuó durante el día siguiente con el recuento provisorio aduciendo seguir órdenes provenientes de nación. La denuncia acabó por resolverse en el año 2002 a instancias de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, el fallo resultó a favor de Santa Fe y agregó que las deficiencias acontecidas no eran imputables al entonces gobierno provincial. Esta postura acompaño la línea esbozada en el momento de los hechos por el propio Tribunal Electoral, que hiso caso omiso a las denuncias de fraude efectuadas. Finalmente, y luego de un inédito plazo de 37 días, se dieron a conocer los resultados finales: el lema justicialista había resultado el más votado con un 47.82%. Al interior del mismo, Obeid resultó electo gobernador con 327147 votos contra los 295058 de Cavallero; nuevamente bajo el imperio de la Ley de Lemas no resultó electo el candidato más votado el cual fue nuevamente el radical Usandizaga que cosechó 464270 sufragios en total.

Conclusión

El presente trabajo ha reconstruido la construcción y el ejercicio durante el primer mandato del liderazgo neodecisionista de Carlos Reutemann, con miras a dicho objetivo se han analizado principalmente las dimensiones institucionales y discursivas del mismo; pero colocándolas siempre en una perspectiva histórica que las logre situar y dar consistencia. Si bien no son aquí analizados los principales aspectos de su segundo mandato, puede afirmarse que Reutemann constituyó uno de los novedosos liderazgos personalistas de la región durante la década de los noventa. Más allá de las desavenencias macroeconómicas o los manejos poco institucionales que puedan adjudicársele, es menester resaltar que Reutemann logró efectivamente reconstruir la confianza de la ciudadanía santafecina en el justicialismo y también permitió salir adelante en una situación que podría haber devenido caótica en función de los acontecimientos de 1995.

 Por lo general los estudios sobre neodecisionismo centran su atención en los liderazgos presidenciales, por razones obvias esta selección de objeto de estudio no puede ser discutida. Sin embargo, esto no implica que no puedan desarrollarse este tipo de liderazgos a escala subnacional e incluso que haya interacción entre estos actores en función de la dimensión multinivel de muchos países del cono sur. Ampliar el campo en el cual pueden estudiarse los liderazgos neodecisionistas puede resultar sumamente provechoso para el desarrollo del conocimiento sobre los mismos, ya que la disciplina podrá contar con una mayor cantidad de casos con los cuales poner a prueba sus diversas hipótesis.

 

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·        Atlas Electoral de Andy Tow

·        El litoral

·        La Nación

·        Notife

·        Sepa Argentina

·        Sitio oficial del Honorable Senado de la Nación

 

Fuentes

 

·        Discurso Apertura de Sesiones Legislativas 1992

·        Ley 10798 Emergencia económica y reforma del Estado. Boletín Oficial, 30 Enero de 1992.

 



[1] Si bien Reutemann accedió a su primer gobernación gracias al efecto acumulador de esta ley, cuando logró ser electo nuevamente en 1999 resultó el candidato individualmente más votado. Esto lo convierte en un político único en la historia electoral de Santa Fe, ningún otro logro accedió dos veces al cargo ni ninguno accedió (durante el período de fruncimiento de la ley de lemas) siendo el candidato mas votado.

[2] Primer gobernador de la nueva democracia santafecina.

[3] Si bien el segundo mandato de Reutemann no es objeto de este trabajo, durante el mismo favoreció la llegada a la corte de María Eugenia Gastaldi. Apadrinada por Reutemann desde el ´91, se había desempeñado como diputada provincial, participó del Consejo Deliberante de Rosario y de la Defensoría del Pueblo.

[4] Esa situación había sido salvada por una Convección Provincial de la UCR reunida para resolver la aprobación de la constitución de dicha alianza.