Revista Nº25 "INSTITUCIONES Y PROCESOS GUBERNAMENTALES"

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Resumen

El presente trabajo se concentrará en analizar el proceso de juicio político llevado adelante contra el Presidente de la República de Paraguay Fernando Lugo en el año 2012, procurando analizar las causas que posibilitaron la salida anticipada del presidente paraguayo del Ejecutivo. El liderazgo del presidente Lugo se enmarca dentro del naciente conjunto de líderes de centro-izquierda que gobernaron América Latina con posterioridad a las reformas neoliberales llevadas adelante en los noventa. Sin embargo, a diferencia de otros líderes como Chávez, Morales, etc. el liderazgo de Lugo no podrá perpetuarse en el tiempo. El presente articulo planteará que la falta de un escudo legislativo defensivo, el desgaste de la imagen presidencial y los escándalos políticos sumados a una actitud malediciente por parte del Partido Colorado, acostumbrado a gobernar el país, se transformarán en una “bomba de tiempo” que Lugo será incapaz de desarmar a tiempo, eyectándolo del gobierno antes de la culminación de su mandato constitucional.

 

Summary

This work will focus on the analysis of  the impeachment procedure that took place in 2012 against the Paraguay´s President Fernando Lugo, trying to figure out the causes that allowed the early departure of the presidente from the Office. President´s Lugo leadership is part of the emerging group of center-left leaders that ruled Latin America  after the neoliberal reforms carried out in the nineties. However, unlikely other leaders such as Chávez, Morales, etc. Lugo´s leadership won´t perpetuate. This work argues that the lack of a defensive legislative shield, the deterioration of the presidential image and the political scandals added to an unfair attitude from Colorado party will become a “time bomb” that Lugo won´t be able to defuse at time, taking him out from government before the end of the constitutional term.

 

"Juicio Político al presidente: El caso de Fernando Lugo como signo del nuevo patrón de inestabilidad presidencial a comienzos del Siglo XXI en América Latina"

 

                                            Juan Martín Scarramberg[2]

 

1) Introducción

 

El 22 de Junio del 2012, el Senado paraguayo depuso al presidente Fernando Lugo, a través de un juicio político de dudosa legalidad. En el término de 24 horas, la oposición liderada por el Partido Colorado con el Partido Liberal Radical Auténtico presentan y aprueban la acusación contra Lugo en la Cámara de Diputados y al día siguiente, esta se torna efectiva con el voto del Senado. El proyecto político del ex obispo católico queda trunco, así como las esperanzas de los sectores campesinos de poder revertir las profundas desigualdades económicas y sociales inherentes al Paraguay. La oposición colorada sumada al alejamiento de los liberales de la coalición de gobierno socavó la influencia de Lugo en el Congreso, así como imposibilitó su capacidad para formar un escudo legislativo que lo protegiera frente a los intentos de juicio político. Por otro lado, el accionar de los grandes grupos económicos y de los medios de comunicación tuvo especial importancia para, con razones o sin ellas, deslegitimar la figura del obispo.

El presente trabajo procura desarrollar un análisis institucional respecto a las causas que posibilitaron la caída del presidente Lugo dejando de lado cualquier consideración legal sobre el juicio político. Es decir, no procuraré determinar si el juicio político fue legal o no, o si se asemejó a un voto de censura al estilo de los sistemas parlamentarios, sino que se procurará dar cuenta de las relaciones de poder existentes, partícipes en la ruptura institucional.

Aníbal Pérez Liñan (2009) sostiene que entre los años noventa y el primer lustro del nuevo siglo, América Latina fue azotada por una ola de juicios políticos, fructíferos algunos de ellos y fracasados otros. Estos episodios, dice el autor, dan comienzo a un nuevo patrón de inestabilidad presidencial. Como en las décadas anteriores “los gobiernos elegidos democráticamente siguen cayendo, pero a diferencia de las décadas anteriores, no se derrumban los regímenes democráticos[3]. Las elites civiles se encuentran imposibilitadas de recurrir a los militares, a partir del desprestigio en el que se sumieron las Fuerzas Armadas luego de los procesos dictatoriales de los años setenta, por lo que deben recurrir a mecanismos constitucionales para deshacerse de aquellos elementos que consideran como “indeseables” sin destruir el orden constitucional (Pérez Liñan, 2009). El caso de Lugo es un ejemplo de un fenómeno conocido como de “presidencia interrumpida” (Llanos et. al, 2013), entendida como aquel proceso en el cual un presidente electo popularmente es forzado a una salida extraordinaria del poder antes del término del mandato fijado constitucionalmente. El proceso llevado adelante contra Lugo se enmarca perfectamente en el análisis realizado por Pérez Liñan, en tanto puede ser entendido como el resultado de la confluencia de la partidocracia paraguaya con el fin de deshacerse de un elemento ajeno a la misma, elemento que no respondía a los intereses económicos y políticos impulsados, principalmente, por quién había sido amo y señor del Paraguay, durante más de 60 años, el Partido Colorado.

 

2) Justificación e hipótesis del artículo

 

Haber cursado la materia “Líderes y Liderazgos políticos en América Latina” me ha permitido tener una visión más cabal de los procesos políticos llevados adelante en el Cono Sur, las transiciones hacia la democracia llevadas adelante en los últimos treinta años, así como la necesidad de consolidar dichos regímenes. Paraguay es un caso paradigmático de transición permanente, donde la caída de Stroessner implicó el punto de partida del proceso democrático, pero en 25 años podría decirse que dicho proceso todavía sigue en construcción. A partir del análisis del libro "Juicio político al presidente y nueva inestabilidad política en América Latina" escrito por Aníbal Pérez Liñan, resulta interesante comprender la idea del juicio político como nuevo mecanismo de caída de gobiernos y de remoción de líderes incordiantes para las élites en reemplazo del golpe de Estado militar. Este es un concepto fuerte que concuerda a la perfección con la realidad latinoamericana de la década de los '90 pero que adquiere una nueva fuerza con el proceso de juicio político llevado adelante contra el presidente del Paraguay, Fernando Lugo.

Lo que se busca determinar con este trabajo es si el liderazgo del presidente Lugo, a diferencia del de Hugo Chávez, Evo Morales o Rafael Correa, poseía una falla de nacimiento que lo colocaba en una posición de vulnerabilidad crítica, debido al hecho de que gobernaba en el marco de una coalición muy endeble y enfrentaba a un partido acostumbrado a gobernar como lo es el Partido Colorado, dispuesto a todo con tal de recuperar el poder. La hipótesis con la que se trabajará, la cual se buscará corroborar o refutar es la que sostiene que "el gobierno de Fernando Lugo no hubiera caído de haber contado con un escudo legislativo defensivo propio en el Congreso, por mayor fuera el número de escándalos políticos."

 

3) Haciendo un poco de historia.

 

Liliana de Riz (2007) sostiene que Paraguay posee una historia en la cual la idea del orden está fuertemente vinculada con la de autoritarismo. La existencia de fuertes líderes tales como Morinigo, Stroessner o Lino Oviedo puede entenderse como consecuencia de esta asimilación entre orden y autoridad. Por otro lado, al decir de la misma autora, existe una vinculación entre “inestabilidad y vigencia de las libertades democráticas[4]. Sólo entre 1910 y 1912 se sucedieron doce presidentes en el gobierno (Soler, 2009). El sistema de partidos paraguayo, uno de los más longevos de América Latina, se gestó a la luz del faccionalismo, la violencia política y de la inestabilidad institucional distintiva del régimen político instaurado con posterioridad a la denominada Guerra de la Triple Alianza. El origen, tanto de la Asociación Nacional Republicana (los Colorados) como el de los Liberales (hoy Partido Liberal Radical Auténtico) data del año 1887. La violencia política, que caracterizó durante mucho tiempo la vida política del país, tiene su fundamento tanto en las luchas facciosas intrapartidarias, como así en la rivalidad existente entre los dos partidos.

Tanto Colorados como Liberales fueron hegemónicos en el gobierno en el tiempo en que se hicieron cargo del Poder Ejecutivo. El Partido Liberal gobernó ininterrumpidamente entre 1904 y 1940, mientras que los Colorados hicieron lo suyo entre 1947 y 2008, con la particularidad del gobierno dictatorial de Alfredo Stroessner entre 1954 y 1989. La vida política nacional estuvo dominada en todo momento por estos dos partidos políticos tradicionales.

En 1940, tras la muerte del último presidente liberal, José Félix Estigarribia, asume la presidencia, su ministro de guerra, Higinio Morinigo. Este instala una “dictadura sin partidos” fiel al sentimiento antiliberal que primaba en las Fuerzas Armadas paraguayas, fuertemente nacionalistas. Con el transcurrir de los años, Morinigo se fue acercando poco a poco al Partido Colorado, produciéndose, para el fin de la Segunda Guerra Mundial, un fenómeno de asociación entre la Dictadura y el partido. La principal causa de está asociación es el desprestigio de los elementos nazi fascistas que integraban el régimen, luego de las caídas del Duce y del Tercer Reich, y la necesidad de dotar de cierta institucionalidad al régimen (López 2010a). Será en el año 1947 que el Partido Colorado se hará del poder formal del Estado, conservando a Morinigo como figura presidencial, comenzando uno de los proyectos políticos más longevos que conocerá la historia de Latinoamérica. Siete presidentes colorados se sucederán entre 1948 y el 15 de agosto de 1954, cuando el líder colorado, General Alfredo Stroessner Matiuda se haga del poder.

Stroessner logrará “capitalizar la imperiosa necesidad política y social de conformar un gobierno estable[5]. A lo largo de tres décadas y media, llevará adelante un gobierno autoritario, ejerciendo el poder desde un triángulo de jerarquías, ser la cabeza del Estado, del Partido y de las Fuerzas Armadas (López 2010a). El general entendió que el Partido Colorado, a partir de sus estructuras fuertemente clientelistas y prebendarias,  le proveía, además de una base de identificación nacional, una penetración institucional y territorial, de la cual carecía el propio Estado Nación (Soler, 2009). López sostiene que el régimen stronista demostró un profundo interés por conservar la fachada de ciertas lógicas democráticas. Será en este sentido que llevará adelante procesos electorales presidenciales, manchados fuertemente por el fraude y el clientelismo, y asimismo mantendrá en funcionamiento el Poder Legislativo, conservando 2/3 de los miembros de cada Cámara. Por otro lado, a tono con las demás dictaduras del Cono Sur, se producirán violaciones a los derechos humanos, principalmente hacia opositores, políticos disidentes y líderes de movimientos sociales. Stroessner profundizará, con su accionar político, los rasgos autoritarios del Partido Colorado.

Sin embargo, a mediados de la década del ochenta, la fuerte crisis económica, producto de la caída de los precios internacionales de los productos agropecuarios y la finalización de la construcción de la represa binacional Itaipú, sumado a la crisis política interna del Partido Colorado, y el desgastamiento de la figura de Stroessner, producto de los largos años de gobierno, comenzaron a producir grandes resquebrajamientos en la coalición dirigencial y acelerarán la caída del régimen. La insistencia en los sectores más adictos al régimen de colocar al hijo del general, Gustavo Stroessner, como cabeza del Ejecutivo provocará fuertes resquemores en las facciones coloradas disidentes, sumadas al descontento en las propias filas de las Fuerzas Armadas a partir de la decisión del dictador de autorizar el ascenso de militares de su riñón. El pase a retiro de los más altos cargos del Ejército, incluyendo a su consuegro, el general Andrés Rodríguez Pedotti, provocará que entre el 2 y el 3 de febrero de 1989, Rodríguez encabece un golpe y deponga a Stroessner, dando cierre a 35 años de dictadura. De Riz sostiene que “consistente con la atipicidad paraguaya, un golpe de Estado instauró su transición a la democracia[6].

Soler (2009) sostiene que la transición se inicia por un resquebrajamiento en la élite dominante pero este proceso se va a ver acompañado por “fragmentarias pero evidentes manifestaciones y movilizaciones de la sociedad civil, en un contexto de democratización regional y de una nueva política exterior impulsada por Estados Unidos en la región[7]. La transición se caracterizará por ser un proceso limitado y contradictorio que, a su vez, contuvo fuertes avances democratizadores. Por un lado, el Partido Colorado, el partido de la dictadura, será quien se haga de la presidencia hasta el año 2008, por otro lado, en abril de 1996, marzo de 1999 y mayo del 2000 nos encontraremos frente a tres rebeliones militares, y, como corolario, ningún gobierno de la transición investigará y juzgará las violaciones de los derechos humanos llevadas adelante durante el stronismo.

Luego del golpe, el general Rodríguez asumirá la presidencia y al verse impedido de ser reelecto, abandonará el país, siendo sucedido por el empresario Juan Carlos Wasmosy. Será bajo el gobierno de este, que se acrecentará la importancia del general Lino Oviedo, colaborador cercano de Rodríguez. Oviedo se convertirá en el hombre fuerte del régimen y del Partido Colorado, por lo que Wasmosy lo pasará a retiro y lo acusará de sedición ante un tribunal militar, luego de que el general hubiera resultado victorioso en las elecciones internas contra la facción stronista liderada por Luis Argaña. Con el arresto de Oviedo, las disposiciones legales indicaban que Cubas Grau, su candidato a vice-presidente encabezaría la fórmula junto a Argaña, el candidato derrotado. De esta manera, el Partido Colorado se presentó a las elecciones de 1998 con una fórmula que unificaba las líneas al interior del mismo.

Cubas Grau, al asumir su cargo, procuró, por todos los medios, liberar a Lino Oviedo. Pérez Liñan (2009) sostiene que al verse imposibilitado de indultar al general, el presidente le conmutó la pena provocando la liberación inmediata y la ira de los argañistas y de la oposición. Por su parte, la Corte Suprema declaró inconstitucional el decreto de conmutación de penas, sin embargo, Cubas Grau decidió no acatar el fallo. A raíz de esta equivocación en la liberación del general Lino Oviedo, la Cámara de Diputados aprobó la apertura de un proceso de juicio político contra el presidente, ante su decisión de desconocer el fallo judicial. De haber prosperado, dice Pérez Liñan, quien hubiera asumido el poder sería la facción colorada disidente, de la mano de Luis Argaña, sin embargo dos hechos marcaron la coyuntura y posiblemente la historia política del Paraguay. En la mañana del 23 de marzo, un grupo de hombres vestidos con uniformes militares interceptaron y asesinaron al vicepresidente Argaña y a su guardaespaldas. En la tarde de ese fatídico día, la gente comenzó a volcarse a la calle exigiendo la renuncia del presidente Cubas, en lo que se conoció como “el Marzo Paraguayo”. Luego de dos días de tensiones entre quienes apoyaban y quienes rechazaban la administración colorada, las protestas contra el presidente darán un giro mortal, en tanto que, francotiradores apostados en edificios cercanos a la multitud abrirán fuego contra ella, ocasionando la muerte de siete manifestantes. Estos eventos forzarán la renuncia de Cubas Grau y la asunción del presidente del Senado, Gonzalez Macchi.

Pérez Liñan (2009) indica que el naciente gobierno de unidad nacional fue un experimento poco duradero ya que a la falta de legitimidad electoral de González se le sumaban los efectos de cinco años de recesión económica, con el adicional de denuncias de corrupción del presidente lo que rápidamente desgastó su figura. El 15 de agosto, luego de haber sobrevivido intentos de juicio político, González Macchi cedió el bastón presidencial a quién había resultado victorioso en las elecciones presidenciales realizadas en el mes de abril, Nicanor Duarte Frutos.

Abente Brun sostiene que “nunca desde el apogeo del general Lino Oviedo en la década de 1990 la política nacional giró por tanto tiempo y de manera tan exclusiva, y hasta excluyente, alrededor de los intereses de una persona[8]. Durante cinco años la política paraguayo giró en torno a la figura de Duarte Frutos. El gobierno se vió jaqueado por grandes crisis económicas, ejerciendo, según López, “un ecléctico accionar dirigido a conseguir un consenso conservador, aplicar medidas económicas neoliberales, ejercer un rol paternalista sustentado en el clientelismo y el padrinazgo; siempre enarbolando un origen humilde y el desligamiento de los sectores más conservadores y militaristas del coloradismo[9]. Entre 2003 y 2008, la presidencia de Duarte Frutos coincidió con un período de mejora gradual pero sostenida de la tasa de crecimiento que alcanzó 6,8% en 2007, el valor más alto desde el auge producido por la construcción de Itaipú en los 80, señala Nickson (2008). El área de cultivo de soja se expandió rápidamente y la productividad aumentó gracias a la mecanización y la introducción de métodos de rotación de cultivos, convirtiendo a Paraguay en uno de los más importantes productores de soja del mundo. Sin embargo, Paraguay continuaba siendo uno de los países latinoamericanos más desiguales con un índice de pobreza que oscilaba el 35,6% (Nickson, 2008)

La imposibilidad de Duarte Frutos en 2008 de ser reelecto, más allá de todo intento llevado adelante por el líder colorado para forzar los mecanismos constitucionales, ocasiona una fuerte crisis al interior del partido y un realineamiento en las filas opositoras, que desembocará en la nominación del ex obispo Lugo como candidato a presidente por la Alianza Patriótica para el Cambio.

La presente sección procuró dar un somero y breve pantallazo del derrotero en el que se encontró sumida la República del Paraguay a partir del siglo XX y hasta la llegada de Fernando Lugo, haciendo énfasis principalmente en el papel ocupado por el Partido Colorado en tanto dominador de la escena política durante sesenta años así como buscando sentar los antecedentes que dieron lugar a la presidencia de Lugo. No se puede entender a este último si no se estudia el faccionalismo imperante en las filas coloradas, si no se conoce la profunda desigualdad social existente en Paraguay y la necesidad de llevar adelante un cambio radical, tal como se estaba llevando adelante en el resto de los países de América del Sur.

 

4) El gobierno de Fernando Lugo

 

El “fenómeno luguista”, tal como sostiene Soler (2009), encuentra su antecedente en los intentos del presidente Duarte Frutos de impulsar su reelección, intentando violar la prohibición impuesta por la Constitución paraguaya en su artículo 229 que sostiene que tanto el Presidente y el Vice-presidente “no podrán ser reelectos en ningún caso[10]. "La Constitución es tajante en que no puede ser reelecto y por algo estamos buscando la ingeniería jurídica y tratando de encontrar la posibilidad a través de la enmienda de que Nicanor pueda ser reelecto"[11], sostenía José Alberto Alderete, titular de la ANR. Con la finalidad de enfrentar cualquier intento por parte del presidente de forzar la posibilidad de la reelección, Lugo encabezó una marcha multisectorial que reunió a decenas de miles de personas bajo el lema “Paraguay está harto” (Soler, 2009). De allí en adelante su carrera política se disparó.

 

4.1 El pensamiento de Lugo

 

Fernando Armindo Lugo Méndez era obispo de la Diócesis de San Pedro, una de las regiones más pobres del país. Adscribiendo a la doctrina de la Teología de la Liberación había luchado junto a los campesinos sanpedrinos en la búsqueda de reformas agrarias que posibilitaran el acceso de los mismos a la tierra. Luego de su salto a la fama en 2006, renunciará a sus hábitos y se candidateará a la presidencia de la República encabezando la Alianza Patriótica para el Cambio, una heterogénea coalición política que incluía principalmente al PLRA, el cual le brindaba el aparato partidario y colocaba al vice-presidente Federico Franco, y a una decena de partidos pequeños desde la centro-izquierda hasta el centro, junto a agrupaciones y movimientos sociales.

Levitsky y Roberts (2013) sostienen que el comienzo de Siglo XXI atestigua una ola de victorias electorales de líderes de izquierda nunca antes vista. El giro hacia la izquierda dicen los autores “change not only who governed in Latin America, but also how they governed[12]. Los principios neoliberales que habían sido palabra santa durante los años noventa se encontraban fuertemente deslegitimados, mientras que la idea del Estado presente, en la búsqueda por disminuir las desigualdades sociales se encontraba revigorizada. El ideario económico de la propuesta de Fernando Lugo se puede observar en la siguiente frase:

 

Si la misión de la economía consiste en satisfacer las necesidades generales mediante una planificación razonable del Estado, entendemos que tenemos que constatar que este sistema económico no cumple con su tarea. No es el crecimiento demográfico, como algunos quieren hacernos entender, ni tampoco la naturaleza o el hombre los que tienen la culpa de la creciente miseria y del hambre del sector pobre, sino nuestro sistema económico: la economía del caos en la cual los productos y servicios no se intercambian a su valor, sino al precio del mercado mundial. La economía nacional que ha probado la economía del mundo, también miles de años atrás, está llegando a su fin[13].

 

Lugo se compremetió a abordar la enorme inequidad en la distribución de las tierras como en la del ingreso, sosteniendo que existen “demasiadas diferencias entre el pequeño grupo de 500 familias que viven con estándares de vida del primer mundo frente a la gran mayoría que vive en una pobreza que roza la miseria”[14]. El obispo accederá al gobierno levantando las banderas del socialismo del siglo XXI, mismas banderas que levantarán Morales en Bolivia, Chávez en Venezuela o Correa en Ecuador, con sus propios matices:

 

No habrá socialismo sin transformación económica, no habrá socialismo sin una democracia participativa y protagónica en lo económico, no habrá socialismo sin ética socialista; el amor, la solidaridad, la igualdad entre todos los hombres y las mujeres, entre todos, son los elementos fundamentales del socialismo y del pueblo común[15].

 

Sin embargo tomará cierta distancia del líder bolivariano considerando que la falta de pluralismo en el gobierno venezolano se constituirá en un peligro para la democracia real.

Por otro lado, con una fuerte crítica al modelo de gobierno y de Estado que había impuesto el Partido Colorado en tanto “es sinónimo de mediocridad, de negligencia y corrupción, efectos perversos de una concepción clientelista y personalista del Estado[16]”, Lugo venía a proponer un nuevo modelo de participación ciudadana, “si el fantasma que recorría el mundo en el siglo XVIII era la democracia formal, hoy el fantasma que recorre la América Latina del siglo XXI es la democracia participativa[17]”, sostenía en una conferencia llevada adelante en Ecuador con anterioridad a asumir su cargo. Mi discurso, mi persona y mi testimonio están por encima de los partidos políticos, cuyos propios miembros están deseosos de un cambio y quieren poner fin a un sistema que pone los intereses partidarios por sobre aquellos de la nación[18] marcaba Lugo, criticando el sistema de partidos que habían construido Colorados y Liberales durante el siglo XX. El discurso luguista, siguiendo la línea de los gobiernos populistas de izquierda de la región llegaba para proponer un nuevo modelo de democracia, cada vez más cercana a la participación popular y a la idea de una democracia directa y más alejada de la visión propiamente liberal de la democracia, tal como sostiene Michael Coppedge (2002) para el caso de Venezuela.

 

4.2 La victoria de Lugo

 

Lachi (2009) sostiene que el ingreso de Fernando Lugo al ágora política paraguaya, constituye uno de los eventos políticos más importantes desde la caída del gobierno de Alfredo Stroessner, en tanto su victoria supone la interrupción del gobierno colorado luego de 60 años y en tanto supone la introducción en el debate político nacional de los sectores históricamente excluídos del mismo, los sectores sociales y populares y la izquierda política.


Tal como se desprende de los datos de la Figura 1, la victoria electoral del ex obispo se produce en un contexto de desprestigio del gobierno del gobierno de Nicanor Duarte Frutos, como así mismo, en un contexto de desencanto general con el Partido Colorado. La figura de Lugo llega para oxigenar el escenario político paraguayo, sumido en los veinte años desde la caída de Stroessner en escándalos de corrupción y clientelismo, crímenes políticos y, por último, el intento de Duarte Frutos de perpetuarse en el poder, a través de la habilitación de la reelección presidencial.

 

La victoria de Lugo constituirá, al decir de Nickson (2008), la primera vez, desde la creación del sistema de partidos paraguayo, en el cual una fuerza política le cederá el poder a otra en una elección pacífica.

 

4.2.1 La elección presidencial

 

La Constitución paraguaya, en su artículo 230, dispone que “el Presidente de la República y el Vicepresidente serán elegidos conjunta y directamente por el pueblo, por mayoría simple de votos, en comicios generales que se realizarán entre noventa y ciento veinte días antes de expirar el período constitucional vigente[19], es decir que establece un mecanismo de los conocidos como “first past the post”, el que más votos obtiene es quien se lleva la victoria, sin la necesidad de recurrir a un ballotage o segunda vuelta.

Las elecciones presidenciales del 20 de Abril de 2008 se caracterizaron por la presencia de tres candidatos fuertes, Fernando Lugo, encabezando la Alianza Patriótica para el Cambio, Blanca Ovelar, delfín de Duarte Frutos, por la ANR (Partido Colorado) y el general (R) Lino Oviedo por la UNACE.

De los 18 distritos (17 departamentos más el distrito capital) en los cuales se encuentra dividida la República del Paraguay, Lugo se impuso en 11 de ellos, incluyendo la capital Asunción y el departamento Central, el más populoso, donde obtuvo la victoria por más de cien mil votos. Tal como se desprende de la Tabla 1, la APC obtuvo en total 766.502 votos sobre un total de 1.874.127, sacando una ventaja de casi 200.000 votos por sobre el Partido Colorado, al punto que el ex presidente colorado Wasmosy sostuvo que el desempeño de la ANR era “catastrófico”.

 

Tabla 1

Poder Ejecutivo – Elecciones 2008

 

Partido

Votos

Porcentaje

Asoc. Nacional Republicana

573.995

30,63%

Humanista Paraguayo

6.744

0,36%

Alianza Patriótica para el Cambio

766.502

40,90%

UNACE

411.034

21,93%

Patria Querida

44.060

2,35%

De los Trabajadores

2.409

0,13%

Mov. Teta Pyahu

3.080

0,16%

Blanco

38.485

2,05%

Nulo

27.818

1,48%

Total

1.874.127

100%

Fuente: Elaboración propia sobre datos electorales del Tribunal Superior de Justicia Electoral

 

 

La victoria de la APC puede ser explicada a partir de la conjunción de distintas causas que a continuación desarrollaré:

1)          En primer lugar, la propia figura de Lugo. La presencia de un outsider de la política, que no se encontraba manchado por las vicisitudes del juego político, que por otro lado, había sido clérigo en un país con una fuerte impronta católica como es el Paraguay, pudo aglutinar a la oposición política al Partido Colorado en un único frente.

2)          En segundo lugar, el hastío de gran parte de la población hacia el Partido Colorado, ocasionando la peor elección desde el retorno de la democracia. Si bien Ovelar obtuvo más de medio millón de votos, convirtiéndose en la candidata colorada, luego de Cubas Grau (887.196 votos), más votada en términos nominales, su porcentaje de votos fue el más bajo para la ANR en sus últimos 20 años de existencia. Esto puede encontrar una explicación a partir de la postulación de un hombre fuerte de la política paraguaya como lo era Lino Oviedo, ex colorado, y su partido UNACE, que obtuvo casi el 22% de los votos “robándole” electores hacia la derecha al Partido Colorado. Abente Brun (2008) considera que la fuga de votos colorados que, efectivamente, favoreció a Oviedo, fue producto de una sensación generalizada de que el verdadero ganador de la interna colorada había sido Luis Castiglioni, y no la candidata Ovelar.

3)          La presencia de un partido fuerte como el PLRA en la coalición electoral vencedora, dotó a la misma de una estructura partidaria como de un caudal de votos fundamentales para que se pronunciarán ganadores. EL PLRA, en las cuatro elecciones presidenciales llevadas adelante en Paraguay desde 1993, nunca había disminuido su caudal electoral de un 24% del total de los votos, y, asimismo, había obtenido la victoria en la elección de vice-presidente del año 2000 luego del asesinato de Argaña.

 

4.1.2 Las elecciones legislativas

 

Al mismo tiempo que se celebraban las elecciones para dirimir el nuevo presidente, los electores paraguayo concurrían a las urnas para determinar quiénes serían los nuevos senadores y diputados, tal como lo establece el artículo 187 de la Constitución Nacional el cual versa que “los senadores y diputados titulares y suplentes serán elegidos en comicios simultáneos con los presidenciales[20] durando cinco años en su mandato.  La Cámara de Diputados está compuesta por 80 miembros como mínimo, con la presencia de un diputado por distrito como mínimo quedando en el Tribunal Superior de Justicia Electoral la facultad de determinar antes de cada elección y de acuerdo al número de electores por distrito, la cantidad de ediles que les corresponde a cada uno. Por su parte, la Cámara de Senadores se compondrá de 45 miembros electos directamente por el pueblo en una única circunscripción electoral. En ambos casos se utilizará la fórmula D´Hondt para la conversión de los votos en escaños.

A diferencia de lo que ocurrirá en la elección presidencial donde la oposición mayoritariamente concurrirá a las urnas con la boleta del APC encabezada por Fernando Lugo, los partidos que conforman el frente concurrirán a las elecciones legislativas con sus propios sellos. El resultado de esto será que la ANR obtenga la primera minoría tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados, seguida muy de cerca por el PLRA, mientras que el apoyo puramente propio que obtenga Lugo en el Congreso, expresado en el Movimiento Popular Tekojoja (MPT) y en el Partido País Solidario (PPS), sea muy pequeño.

Tabla 2

Composición Poder Legislativo – Elecciones 2008

 

 

ANR

PLRA

UNACE

PPQ

PPS

MPT

PDP

Total

Diputados

30

29

15

4

0

1

1

80

Senadores

15

14

9

4

1

1

1

45

Fuente: López, M. (2010b)

 

La República de Paraguay está dividida en 18 distritos (17 departamentos más la capital Asunción). La magnitud de distrito, la cantidad de representantes que corresponde a cada distrito, varía desde los 19 diputados del departamento Central al único diputado correspondiente a los departamentos Alto Paraguay y Boquerón. Sin embargo, esto no queda aquí ya que, del total de los distritos, 13 de ellos poseen magnitudes que al decir de Dieter Nohlen (1994), se constituyen como magnitudes pequeñas, las cuales producen efectos mayoritarios en el sistema electoral favoreciendo a los partidos grandes y estructurados en detrimento de los partidos pequeños.  Esto permite explicar como el Partido Colorado obtiene el 37% de las bancas con el 31,13% del total de bancas y el PLRA obtiene el 36,25% de las bancas con el 26,70% de los votos, mientras que, por poner un ejemplo, el Movimiento Popular Tekojoja obtiene el 1,25% de los escaños con el 3,45% de los votos. Tal como surgen de los datos de la Tabla 3, podría avizorarse, aunque no concluirse, que en Paraguay existe un sesgo mayoritario y partidario que favorece a los partidos tradicionales.

 

Tabla 3

Valor Diputado – Elecciones Legislativas 2009

 

Partido

Votos totales

Bancas

Valor Diputado

ANR

582.932

30

19.431,06

PLRA

500.040

29

17242,75

MPT

64.566

1

64.566

Fuente: Elaboración propia en función de datos electorales del Tribunal Superior de Justicia Electoral.

 

Como señala López (2010b) uno de los problemas más acuciantes que enfrentará el presidente Lugo será la tendencia demostrada por los senadores y diputados colorados y los oviedistas de la UNACE, de unirse en votaciones y debates parlamentarios, con el único fin de formar una oposición hacia el presidente. Esto se agravará cuando el PLRA abandone la coalición de gobierno, dejando muy debilitado al gobierno en el Congreso.

 

4.3 La cuestión económico-social

 

Lugo, tal como sostiene Llanos (2013), en su derrotero como presidente paraguayo fue capaz de obtener algunas victorias en áreas como la lucha contra la corrupción, las mejoras en la salud pública y otras prestaciones sociales, como por ejemplo, visitas médicas gratuitas, planes dentales, subsidios, etc, y la renegociación de los pagos efectuados por Brasil al Paraguay en concepto de cesión de energía de la represa binacional de Itaipú.

  

Durante el gobierno aliancista la economía paraguaya tuvo sus vaivenes. El desempleo disminuyó lentamente, la inflación se mantuvo controlada por momentos, siendo en la lucha contra la pobreza donde se percibirá una línea más coherente y continua. Durante el gobierno de Duarte Frutos, hacia el año 2006, los niveles de pobreza habían aumentado hacia un 43,7% y comenzado a descender con posterioridad. Entre el 2008 y el 2012, con el gobierno de Lugo, se producirá un sostenido retroceso en los niveles de pobreza. La Encuesta Permanente de Hogares (EPH) determinaba que para el año 2008, el 37,9% de los paraguayos se encontraban debajo de la línea de pobreza[21]. Lugo asume el poder con la visión de llevar adelante un cambio radical en el Paraguay. “Soñamos con un Paraguay socialmente justo. Donde nunca más exista tanta inequidad que convierte a los unos en adversarios de los otros[22] sostiene en su discurso de asunción. Para el año 2011 nos encontraremos con una pobreza que oscilará en un 26,9%.

Sin embargo, por otro lado, Lugo se verá incapacitado para cumplir una de sus principales promesas y eje de campaña, la reforma agraria. En 2008, según los datos de la DGEEC, el 48,8% de la población rural se encontraba por debajo de la línea de pobreza. Llanos (2013) sostiene que, en un país donde el 2% de la población es dueña del 80% de la tierra, los conflictos agrarios están en el orden del día. Dichos conflictos habían sido recurrentes durante los gobiernos de González Macchi y Duarte Frutos pero, durante el gobierno de Lugo, adquieren una nueva dimensión por dos razones. Primero, por los intentos de Lugo en avanzar en leyes referidas a la temática agraria, intentos que chocaron contra la oposición parlamentaria colorada y liberal ya que en la consideración de dichos partidos se encontraba la idea de que dichas reformas violaban la protección constitucional de la propiedad privada. En segundo lugar, el conflicto agrario adquiere un matiz radicalizado a partir del salto a la escena pública del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), un movimiento guerrillero del norte del país, a partir de la perpetración de asesinatos, atentados, etc. El EPP, ante el incumplimiento de Lugo de su promesa electoral, comienza a convocar al campesinado a la ocupación masiva de las propiedades de los terratenientes, sosteniendo la necesidad de llevar adelante un uso intensivo de la violencia en la lucha popular. Lugo, va a decir Llanos, se encontrará en el medio del fuego cruzado entre la derecha y la izquieda.

 

5) El Juicio Político

 

Los estudios sobre caídas presidenciales posteriores a la recuperación de la democracia en el Cono Sur (Pérez Liñan, 2009, Hochstetler, 2008) tienden a considerar que aquellos presidentes que se han visto desafiados han sido quienes fueron más proclives a estar personalmente implicados en escándalos, seguir políticas neoliberales y carecer de una mayoría parlamentaria propia. Este modelo no puede aplicarse completamente al gobierno de Lugo, ya que el mismo no se caracterizó por llevar adelante medidas económicas de corte neoliberal sino por cuestionar al establishment paraguayo y modificar la angustiante desigualdad social existente en el país. Sin embargo, sí es posible buscar en la ausencia de un escudo legislativo propio en el Congreso, sumado a un accionar malediciente por parte del Partido Colorado y la salida de los liberales de la coalición de gobierno, como en el papel de los medios de comunicación, las causas de la caída del obispo. La República del Paraguay tenía antecedentes de intentos de juicio político contra los presidentes Cubas Grau y González Macchi, teniendo como resultado la renuncia del primero antes de que el Senado pudiera votar por la destitución y la supervivencia del segundo frente a los intentos de destituirlo del cargo (Pérez Liñan, 2009). El presente apartado procurará realizar un análisis del proceso de juicio político llevado adelante y dar cuenta de las posibles causas del éxito de este mismo, debiendo aclarar, nuevamente, que no se procura demostrar la legalidad o ilegalidad de dicho proceso, aunque, en opinión personal, son patentes las irregularidades del mismo desde la falta de solidez de muchas de las acusaciones efectuadas como del limitado tiempo otorgado a la defensa de Lugo para que este realizara su descargo.

 

5.1 La acusación

 

El 20 de junio de 2012 el diputado colorado Luis Gneiting presentó una propuesta para tratar sobre tablas un pedido de juicio político contra el presidente de la República. El juicio político está expresamente regulado por la Constitución paraguaya en su artículo 225 el cual versa que el Presidente de la República, entre otros, podrá ser “sometidos a juicio político por mal desempeño de sus funciones, por delitos cometidos en el ejercicio de sus cargos o por delitos comunes[23], debiendo obtener una mayoría de dos tercios para proceder exitosamente. El expediente número D-1223769 será girado a la comisión de Asuntos Constitucionales, aprobado, y, finalmente, con la mayoría de dos tercios correspondientes en el pleno, enviado al Senado. El 22 de junio con el voto a favor de 39 senadores, Lugo será destituido de su cargo.

El proyecto D-1223769, el cual consta de 9 páginas, presentaba cinco puntos de acusación contra el Presidente Lugo:

1)             Haber autorizado en el año 2009 una concentración política de jóvenes socialistas en el Comando de Ingeniería de las Fuerzas Armadas, cuyas instalaciones fueron utilizadas para la reunión de jóvenes, los cuales “colgaron banderas con alusiones políticas, llegando a izarse una de ellas en sustitución del pabellón patrio”.[24]

2)             Ser el responsable, como instigador y facilitador, de las invasiones de tierras en la zona de Ñanducay en el año 2012. El presidente Lugo, sostiene la acusación, ha “utilizado a los militares para generar un verdadero estado de pánico en toda esa región, violando el derecho de propiedad e ingresando a inmuebles de colonos” acompañados por dirigentes de la Asociación de Carperos, quienes “abiertamente dirigían la labor de los técnicos y de los integrantes de las fuerzas militares [25], sometiendo a las fuerzas militares a los denominados “carperos”.

3)             Haber sido incapaz de desarrollar una política efectiva para disminuir la creciente inseguridad ciudadana, demostrando “la falta de voluntad del Gobierno para combatir al Ejército del Pueblo Paraguayo, que se ha convertido, al amparo y complicidad del Gobierno, en el azote de los ciudadanos[26], acusando, asimismo, a Lugo de mantener vínculos con los grupos de secuestradores que forman dicho movimiento.

4)             Haber firmado el Protocolo de Ushuaia II, en diciembre de 2011, el cual “constituye un ATENTADO CONTRA LA SOBERANÍA de la República de Paraguay” teniendo como principal característica la “identificación del Estado con la figura del presidente  para, en el nombre de la defensa de la democracia, defenderse unos a otros[27].

5)             Por último, la denominada “Masacre de Curuguaity” del 15 de junio de 2012, en la cual fallecieron 5 policías y 11 campesinos en una serie de sucesos muy confusos, se constituyó como el principal frente de acusación contra el presidente paraguayo. La acusación sostiene que la inoperancia, negligencia, ineptitud e improvisación por parte de Lugo abrieron la posibilidad para que se desarrollara la masacre, promoviendo “el odio entre los paraguayos, la lucha violenta entre pobres y ricos, la justicia por mano propia y la violación del derecho de propiedad”, constituyéndolo en el “directo responsable[28] de los días de luto vividos por el país.

Lo que podemos concluir respecto de la acusación efectuada contra Lugo es que en primer término algunas de las acusaciones efectuadas, particularmente la del punto 1 y la del punto 3 no constituyen un grado de gravedad institucional tal como para que se constituyan como causal de juicio político, en tanto que el izamiento de una bandera partidaria en reemplazo de una nacional, si bien puede ser un insulto contra los sentimientos nacionalistas del pueblo paraguayo y de sus representantes, no constituye más que una contravención o que una falta, y que por otro lado, el Protocolo Ushuaia II procura garantizar, en una región caracterizada por las rupturas en los regímenes democráticos, “la plena vigencia de las instituciones democráticos y el respeto por los derechos humanos[29] siendo aplicable en caso de ruptura o amenaza al régimen democrático. La oposición al Protocolo Ushuaia II proviene principalmente del Partido Colorado, por lo que tal oposición representa la opinión de un partido político y por lo tanto no representa la totalidad de las opiniones políticas del Paraguay. En segundo término las acusaciones respecto a la Masacre de Curuguaity, Ñanducay y el Ejército del Pueblo Paraguayo no pasan de ser eso, meras acusaciones, sin que existan avances notorios en la justicia paraguaya que den cuenta de la responsabilidad del presidente paraguayo en las mismas.

Pérez Liñan (2009) sostiene que en condiciones ideales, los miembros del Congreso sólo iniciarían juicio político al presidente si hubiera prueba suficiente de un delito grave y no lo harían si las acusaciones tuvieran motivos meramente partidarios o personales pero que, sin embargo, la realidad indica, sostiene el autor, que los legisladores pueden levantar cargos contra el presidente aún cuando no haya pruebas reales para tal proceso. En este segundo supuesto se ubica el caso del presidente Lugo, en el cual primaron más que nada motivos partidarios que acusaciones reales de delitos graves.

 

5.2 El papel de los medios de comunicación

 

Los escándalos políticos han sido un común denominador en todos los casos de juicio político sostiene Pérez Liñan (2009). La combinación de la política democrática junto al desarrollo de medios concentrados de información y un nuevo papel otorgado al periodista generó mayores incentivos para la utilización del escándalo como arma política. El caso de Fernando Lugo no se constituyó en la excepción a esta regla.

Gottero y López (2011) sostienen que la figura de Lugo encarnaba las posiciones del “Paraguay creyente” con el “Paraguay político”, la idea del ex obispo que se sentía llamado a la participación en la función pública pero que no renunciaba a su amor a Dios. Sin embargo, a meses de su asunción, en el año 2009, un suceso de su vida privada cobraría trascendencia pública, al ser señalado como el padre de un niño de dos años, y posteriormente, ser querellado por dos mujeres más. Las autoras sostienen que la “paternidad irresponsable” del presidente Lugo, sin embargo, no tuvo sanción desde ningún punto de vista, ni judicial, ni social, ni político.

La presente sección procurará demostrar como el tratamiento que llevaron adelante los medios de comunicación, especialmente el diario ABC, frente a este escándalo y otros, fue socavando la imagen del presidente Lugo, a medida que pasaron los años.

El diario ABC fue uno de los medios de comunicación más virulentos frente al gobierno de Lugo. Desde los comienzos de la campaña electoral lo posicionó como un líder castro-chavista, peligroso para la dirección del Estado (Gottero y López, 2011). La construcción de la noticia debe ser analizada dentro esta postura de oposición del diario ABC al gobierno de Lugo. El tratamiento que se le dió a la noticia fue minucioso y detallado. El mismo día que se radica la denuncia por la filiación, el diario ABC comienza a referirse a Lugo con la figura del “Presidente ausente”. Titulares como “Lugo está escondido” o “Perdido en Semana Santa” dan lugar a “la interpretación de un funcionario público que se esconde y/o huye de los sucesos recientemente acaecidos[30]. A las denuncias iniciales de paternidad poco a poco se le irán sumando más, que el presidente desestimará, sin embargo, la ridiculización del presidente pasará ahora por mostrar la figura de un individuo incapaz de manejar la situación y detener la ola de desprestigio que se le avecina.

La creación de una imagen de Presidente poco honesto, corrupto e inmoral y, a su vez, poco idóneo, incapaz e ineficiente es constantemente ejercida por el periódico paraguayo[31] socava la imagen presidencial en forma mayor que las denuncias por la paternidad irresponsable. La publicación de encuestas sobre la inoperancia del presidente, sondeos de opinión pública referidos a la ineptitud del presidente así como su incapacidad de cumplir con las promesas electorales va socavando poco a poco la imagen del mandatario Lugo. Los altos niveles de confianza existentes hacia Lugo poco a poco fueron descendiendo (tal como se desprende de la figura 3), a pesar del relativo buen andar de la economía paraguaya.


 

5.3 La ausencia de un escudo legislativo

 

Pérez Liñan (2009) sostiene que aquellos presidentes que cuenten con legisladores leales pueden evitar o salir airosos de procesos de juicio político aún cuando se encuentren sitiados por acusaciones y protestas. El autor sostiene que, para comprender el papel de las instituciones en el proceso en cuestión, es preciso considerar a los legisladores como “guardianes”, miembros de un jugador colectivo con poder de veto, capaces de hacer avanzar o bloquear la acusación contra el presidente. El presidente, para  evitar los procesos de juicio político, si logra mantener el control del Congreso, hará que su destitución a través de este mecanismo constitucional sea virtualmente imposible. La creación de escudos legislativos, el objeto de esta sección, dependerá tanto del número de legisladores que rindan lealtad hacia el presidente como de los umbrales de votos necesarios establecidos constitucionalmente para avanzar exitosamente en el juicio político.

Como se señaló anteriormente, la Constitución de la República del Paraguay exige una mayoría de dos tercios del total de los miembros de cada cámara con el fin de aprobar la destitución del presidente. Es decir que, con tener un tercio más uno en alguna de las dos cámaras, el presidente podrá ser capaz de sortear con éxito los intentos por parte de la oposición de quitarlo del poder.

Llanos (2013) sostiene que en regímenes presidenciales con sistemas de partidos consolidados, como Paraguay, las elites tradicionales suelen monopolizar la representación política. El sistema de mayoría relativa o first past the post podrá permitir que candidatos outsiders lleguen a la presidencia pero sin garantizarles el apoyo parlamentario. El líder y su partido deberán gobernar forjando alianzas intraparlamentarias y negociando con las demás fuerzas políticas. Lugo, dice Llanos, falló en los dos frentes.

El presidente paraguayo contará con un ínfimo apoyo legislativo y, además, se verá sumido en tensiones con quienes eran sus socios en la coalición que resultó victoriosa en las elecciones presidenciales, los liberales. El PLRA desde el año 2009 había decidido quitarle el apoyo al electo presidente, si bien no había resuelto llevar adelante una política desleal contra Lugo. Será la decisión de este último de nombrar al colorado Candia Amarilla luego de la Masacre de Curuguaity al mando de la cartera de Interior lo que ocasionará que el Partido Liberal brinde a los colorados el número de diputados y senadores necesarios para llevar adelante el proceso de juicio político. Por su parte, el Partido Colorado llevó adelante una política coherente en contra del obispo paraguayo. En todo momento abogó por destituir al presidente a través del mecanismo del impeachment. Lugo fue, por un lado, incapaz de mantener la alianza con los liberales, la cual le otorgaría capacidad para gobernar y lo dotaría de una defensa frente a los intentos colorados de destituirlo, y, por otro, no logró revertir la imagen de un presidente radicalizado, al estilo de Chávez o Evo Morales, lo que le restó capacidad de negociación con el Partido Colorado. Por supuesto que realizar historia contrafáctica no tiene ningún sentido en términos de recabar conocimiento empírico, sin embargo, resulta interesante preguntarse si el Partido Colorado, acostumbrado a manejar durante tanto tiempo los hilos del gobierno, no hubiera llevado adelante las mismas políticas desleales frente al presidente, de haber sido este un moderado o un liberal.

La incapacidad de Lugo de dotarse de un escudo legislativo lo colocó en una posición de inestabilidad muy gravosa. Tal como se desprende la Tabla 4, el presidente Lugo, en comparación con los casos de Cubas Grau, fue quién tuvo el porcentaje más alto de votos a favor del juicio político en la Cámara de Diputados. Asimismo fue el único que resultó destituido por el Senado paraguayo ya que Cubas Grau renunció antes de que los senadores fallaran mientras que Gónzalez Macchi resultó victorioso en  el Senado pudiendo concluir su mandato. Lugo y Cubas fueron incapaces de lograr la formación de escudos legislativos defensivos lo que derivó en la salida de ambos del Ejecutivo. Considero que la medición del escudo legislativo del presidente debe realizarse tomando en cuenta los datos de los procesos de juicio político y no de la composición partidaria de cada Cámara ya que mirar únicamente cuántos diputados o senadores posee cada partido en el Congreso y en función de esto hablar de existencia o no de escudos legislativos, nos sesga en nuestra visión. Los bloques legislativos no son homogéneos, dentro de ellos priman distintas visiones sobre las decisiones políticas. Uno de los 4 senadores que votaron en contra de la destitución de Lugo era miembro del PLRA, algunos diputados colorados votaron por la destitución de un presidente de su propio partidos, Cubas Grau. Tomar como referencia el voto nominal en el proceso de juicio político nos permite dar cuenta certeramente de la construcción de una alianza ofensiva contra la figura del presidente.

 

Tabla 4

Resultados Juicios Políticos Paraguay

 

 

A favor

En contra

Ausentes

Total

A favor (% del total )

En contra (% del total)

Cubas Grau (Diputados, 1999)

49

24

7

73

67,12

32,88

Gónzalez M.

(Diputados, 2001)

38

38

4

76

50

50

González M. (Diputados, 2002)

52

0

28

52

100

0

González M.

(Senado, 2003)

25

19

1

44

56,81

53,19

Lugo (Diputados, 2012)

76

1

3

77

98,70

1,30

Lugo (Senado 2012)

39

4

2

43

90,69

9,31

Fuente: Elaboración propia con datos de Pérez Liñan (2009) y Llanos (2013).

 

Pérez Liñan (2009) sostiene que parece existir una relación causal entre el liderazgo del presidente y la fortaleza del escudo legislativo. Los presidentes que adoptaron estrategias aislacionistas o fueron forzados al aislamiento, como el caso de Fernando Lugo, se encontraron en una posición especialmente débil para impedir el avance del juicio político. Mientras que líderes más confrontativos se encuentran en una situación más fuerte, aún si en última instancia, no lograron sobrevivir a sus cargos, como fue el caso de Cubas Grau, el cual estuvo a un voto en diputados de que el proceso no avanzara.

 

5.4 El resultado

 

Como es harto conocido, el 22 de junio de 2012, con el voto de 39 senadores, el presidente Fernando Lugo fue destituido de su cargo, quedando Federico Franco, el vicepresidente, miembro del PLRA, a cargo del Poder Ejecutivo hasta que se realicen nuevas elecciones en el año 2013. El 26 de junio, la Corte Suprema de Justicia rechaza un recurso de inconstitucionalidad presentado por la defensa de Lugo, la cual alegaba que el plazo de veinticuatro horas con el que contó Lugo para hacer su descargo frente al Senado violentaba su legítimo derecho a la defensa. Entre los fundamentos sobre los que se basó el supremo tribunal para fallar en contra del mandatario depuesto nos encontramos con la idea de que “como se trata de un procedimiento que técnicamente no es jurisdiccional, las garantías propias del proceso judicial, aunque puedan ser aplicables, no lo son de manera absoluta sino parcial” y que el juicio político “es un procedimiento parlamentario administrativo [en el que] se juzgan conductas políticas [y no] un juicio ordinario de carácter jurisdiccional[32]. A mi criterio, la Corte Suprema sienta, en este fallo, un precedente peligroso donde niega al acusado sus derechos de defensa en juicio otorgando absoluta discrecionalidad al Congreso en tanto se someta a los mínimos requisitos que establece explícitamente la Constitución paraguaya en el artículo 225.

En un principio Lugo sostuvo que aceptaría los hechos y se manifestó en contra de realizar nada que pudiera poner el peligro la paz de los paraguayos. Hochstetler (2008) sostiene que la protesta callejera es decisiva en las caídas presidenciales, actuando de poder moderador de los nuevos regímenes civiles. El estudio de la citada autora sugiere que las caídas presidenciales deben incluir a la sociedad civil como un participante activo. Pérez Liñan (2009) sostiene que hay tres formas en que una movilización masiva puede debilitar a un presidente electo. En primer lugar, las protestas populares pueden enviar a las elites una señal de que el presidente ha perdido el respaldo popular, segundo, el malestar popular puede adquirir un carácter violento en forma de saqueos o disturbios, y en tercer lugar, si el Estado responde a la protesta con represión puede ocasionar un vacío de legitimidad que acelere la caída presidencial. Sin embargo el caso Lugo nos muestra algo distinto. Desde el 20 de junio se registraban pequeñas movilizaciones en apoyo al presidente, las cuales confluyeron en las puertas del Legislativo durante los dos días del proceso. Más allá del registro de pequeñas escaramuzas, se puede decir que el proceso fue pacífico y que no se registró una escalada de violencia. En ningún caso puede afirmarse que la caída de Lugo se vió acompañada por una movilización ciudadana activa que reclamara la deposición del presidente, a diferencia de lo que sí ocurrió en el marzo del 99, el conocido “Marzo Paraguayo”, el cual desembocó en la caída del presidente Cubas Grau.

En el plano internacional, la salida anticipada de Lugo provocó reacciones tanto del MERCOSUR como de la UNASUR. En el caso de esta última, el 29 de junio, con Paraguay suspendido, se decidió la creación de una comisión para asegurar el respeto de la voluntad de los ciudadanos en las elecciones del año 2013 así como el mantenimiento de la suspensión de la República del Paraguay hasta tanto no se llevaran adelante las elecciones presidenciales del año siguiente, sin embargo, no se aplicaron sanciones económicas ni diplomáticas. El MERCOSUR, por su parte, emitió una declaración sobre la ruptura del orden democrático en Paraguay firmada por todos los estados parte y asociados. Asimismo se suspendió a Paraguay al derecho a participar en los distintos órganos institucionales hasta tanto no se efectuaran las elecciones presidenciales sin que existieran sanciones económicas y diplomáticos. Con Paraguay suspendido, se aprobó el ingreso de Venezuela como miembro pleno del MERCOSUR, acto que había generado resistencias dentro de la diplomacia paraguaya.

 

6)      Conclusiones

 

La hipótesis con la que me manejé al realizar el trabajo sostenía que, de haber construido un escudo legislativo defensivo en el Congreso, por mayor número de escándalos políticos que se hubieran producido, el gobierno de Fernando Lugo no hubiera caído. El análisis efectuado en el texto me ha permitido dar cuenta que, en realidad, el eje que guía la hipótesis es erróneo, si bien la misma es correcta.

Si Lugo hubiera construido una coalición legislativa en el Congreso hubiera podido salir airosa de cualquier proceso de Juicio Político al que se hubiera enfrentado. Los legisladores, señala Pérez Liñan (2009), pueden levantar cargos contra un presidente por más que no existan pruebas fehacientes respecto a aquello que se le imputa o pueden proteger a un mandatario por más que las pruebas sean muy evidentes. Los escándalos políticos, si bien tienen un peso muy importante en tanto son una herramienta de presión de los medios de comunicación hacia los representantes, en el caso de Fernando Lugo quedaron en segundo plano. La cuestión de la “paternidad irresponsable”, si bien socavó la confianza del presidente, no provocó una sanción judicial o política hacia el presidente. El accionar de los medios, especialmente el diario ABC, repercutió principalmente a partir de la construcción de una figura presidencial inútil o corrupta, lo que provocó una caída en la imagen positiva del presidente. Sin embargo, según el modelo de análisis con el que se está trabajando, por mayor que hubiera sido el número de escándalos, por mayor caída que hubiera sufrido la imagen de Lugo, si el presidente hubiera mantenido un número de legisladores fieles dispuestos a defenderlo de los intentos de destitución, hubiera podido culminar su mandato.

La realidad nos muestra que Lugo no pudo mantener este número de legisladores fieles ya que en ningún momento contó con ellos. El gobierno del ex obispo nació con una debilidad institucional en tanto carecía casi por completo de representantes en el Poder Legislativo, el cual estaba dominado por Colorados y Liberales. Una vez que el PLRA se alejó de la coalición de gobierno, este quedó desguarnecido frente a cualquier tipo de ataque legislativo contra la figura presidencial. En este punto se encuentra el error en el eje de la hipótesis al cual me referí al comenzar el presente apartado. Las propias características del sistema de partidos y del sistema electoral imposibilitan a jugadores que provengan de otras arenas de la política a conformar una representación parlamentaria de proporciones importantes.

El sistema electoral favorece el desenvolvimiento político de los partidos más estructurados y desplegados territorialmente. El sesgo mayoritario y partidario existente, a partir de magnitudes de distrito relativamente bajas, permite que los partidos tradicionales de la mano de su anclaje clientelar en las zonas rurales, obtengan un mayor número de bancas a “precios” más bajos respecto a la representación que obtienen los partidos de centro y centro-izquierda, con estructuras más pequeñas y sin acceso a los recursos del Estado. Por esta razón, la única posibilidad seria que barajó Lugo para llegar al gobierno fue la de llevar adelante una alianza con uno de los miembros del sistema de partidos tradicional, el PLRA.

Por otro lado, la existencia de un partido muy fuerte como lo es la ANR, acostumbrado a manejar los hilos del poder dentro de la política paraguaya, observa de forma reacia el surgimiento de cualquier experimento nuevo. Los sucesos posteriores a la caída de Stroessner nos muestran que, hasta el 2008, la política paraguaya se vió condicionada en todo momento por lo que ocurría dentro de las filas coloradas. La caída de Lugo produjo un cuarto intermedio dentro del faccionalismo del partido. Los colorados dejaron de lado sus diferencias con el fin de hacerle frente a un “enemigo” en común. Cinco años nada más les tomó recuperar el poder perdido ante Lugo y los liberales, ya que en las elecciones del 2013, recuperaron el bastón presidencial de la mano del empresario Horacio Cartés. Por su parte, el PLRA, acostumbrado a salir segundo en las elecciones, vió con buenos ojos la alianza con el obispo en tanto se constituía en la posibilidad real de remover, finalmente, a los colorados del poder. Sin embargo con el pasar de los primeros años del gobierno y el alejamiento liberal, la posición del partido cambió. La posibilidad de profundizar los rasgos de clientelismo y patronazgo del partido desde la Presidencia de la Nación, actuaron como incentivo para hacer caer a Lugo y asumir el poder.

El experimento Lugo nació como una luz de esperanza dentro del desprestigio que sufría la democracia paraguaya hacia el año 2008. Sin embargo, poco a poco fue perdiendo la fuerza que lo llevó a la victoria electoral que quitó a los Colorados del gobierno luego de 60 años en el poder. El presente trabajo procuró dar cuenta de alguna de las causas que, desde una visión institucionalista, nos permiten explicar la caída del presidente Fernando Lugo. Este no hubiera caído de haber construido un escudo legislativo defensivo, por mayor hubiera sido el número de escándalos políticos que se hubieran revelado, pero, sin embargo, la construcción de este escudo se encontraba fuertemente condicionada por las características institucionales de Paraguay, principalmente de su sistema de partidos dominado por Colorados y Liberales, y de su sistema electoral, cuyas características perpetúan las condiciones políticas existentes.

 

 

BIBLIOGRAFÍA

 

Libros

 

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Revistas o Artículos

 

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Otras fuentes consultadas

 

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-Dirección General de Estadísticas, Encuestas y Censos. Encuesta Permanente de Hogares (2005-2012).

-Latinobarómetro (2012). Informe flash – Paraguay 1995-2012.

-Tribunal Superior de Justicia Electoral (2003). Estadísticas electorales. Elecciones 2003.

-Tribunal Superior de Justicia Electoral (2008). Estadísticas electorales. Elecciones 2008.

-Proyecto de Resolución N° 1223769,  Juicio Político a Fernando Lugo.  

-Diario ABC, Asunción, Paraguay.

-Diario Última Hora, Asunción, Paraguay.

-New York Times, Nueva York, Estados Unidos.

 

 

 



 

[2] Ciencia Política (UBA)

[3] Pérez Liñan, A. (2009). Juicio político al presidente y nueva inestabilidad política en América Latina. Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, Argentina. (pp. 19 y 20)

 

[4] De Riz, L. (2007).Los dilemas de la democracia paraguaya” presentado en el seminario de Cultura Política y Alternancia en América Latina, Madrid. (p. 2)

[5] López, M. (2010a).La democracia en Paraguay. Un breve repaso sobre los partidos políticos tradicionales, el sistema electoral y el triunfo de Fernando Lugo Méndez” en Revista Enfoques, Vol. III, Universidad Central de Chile, N° 13. (p. 4)

[6] De Riz, L., op.cit., (p. 3)

[7] Soler, L. (2009). ¿Viejas estructuras para nuevos actores? Transformaciones del orden político y  la democracia en Paraguay (1989-2008. en Revista Alas: Controversias y Concurrencias Latinoamericanas, N° 2. (p. 105)

[8]Abente Brun, D. (2008).Paraguay: ¿jaque mate?” en Revista de Ciencias Políticas, Santiago de Chile, N° 28. (p. 330).

[9] López, M. (2010a), op. cit., (p.7)

[10] Constitución Nacional de la República de Paraguay, art. 229.

[12] Levitsky, S. y Roberts, K. (2011). The resurgence of the Latin American Left. The Johns Hopkins University Press, Maryland, Estados Unidos. (p. 2) (El giro hacia la izquierda cambio no sólo quien gobernaba en América Latina, sino como se gobernaba)

[14] New York Times (27/02/2007). “Paraguay´s Ruling Party Faces Threat of a Populist Bishop”

[16] Ibidem

[17] Ibidem

[18] New York Times (27/02/2007). “Paraguay´s Ruling Party Faces Threat of a Populist Bishop”

[19] Constitución Nacional de la República de Paraguay, art. 230.

[20] Constitución Nacional de la República de Paraguay, art. 187.

[23] Constitución Nacional de la República de Paraguay, art. 225.

[24] Proyecto de Resolución N° 1223769 (p. 2)

[25] Ibídem, p. 3.

[26] Ibidem, p. 4.

[27] Ibidem, p.6.

[28] Ibidem, p. 7

[29] Protocolo Ushuaia II (Protocolo de Montevideo sobre Compromiso con la Democracia en el MERCOSUR) p. 2.

[30] Gottero, L. y López, M. (2011). “El “Caso Lugo” en la prensa paraguaya y argentina: entre la “misión” pública y la “obligación” privada” en Revista Argentina de Comunicación, Buenos Aires, N° 6. (p. 6)

[31] Ibídem, p. 10.