Revista Nº23 "INSTITUCIONES Y PROCESOS GUBERNAMENTALES"

 

Resumen

El siguiente trabajo sobre el liderazgo político de Fernando De la Rúa (1999-2001) intentará demostrar las razones de la crisis de liderazgo presidencial del 2001. Su propósito es observar las problemáticas para liderar el Poder Ejecutivo. Por esta razón se va a hacer mención a las diferentes circunstancias que debió afrontar sin éxito, que desencadenaron una de las crisis económica, política y social más importantes de la Argentina.

Palabras clave: De la Rúa, 2001, liderazgo, crisis, Argentina.

Abstract

The following paper about Fernando De la Rua’s leadership (1999-2001) will try to show the reasons of the 2001 presidential leadership crisis. Its purpose is to watch the problematic to lead the Executive Power. For this reason we are going to mention the different circumstances that he confronted with no success, that lead to one of the most important economic, politics and social crisis of Argentina.

Key words: De la Rúa, 2001, leadership, crisis, Argentina.

 

Fernando De la Rúa - Crisis de una presidencia inconclusa

Por: Emiliano Valenti[1]

 

Introducción.

La importancia de la temática abordada en el trabajo radica, según mi perspectiva, en poder desarrollar  las cuestiones por las cuales un presidente que no pertenece ni a la Unión Cívica Radical ni al Partido Justicialista ha tenido un presidencialismo tan débil al punto tal que ha tenido que dejar inconcluso su mandato por el cual había sido elegido a través del voto popular. El objetivo principal del presente trabajo intentará demostrar las razones de la crisis de liderazgo presidencial del 2001, teniendo en cuenta las condiciones económicas, sociales y políticas.

A fines de los ’90 se presenta la fórmula presidencial de un nuevo partido, la Alianza, Fernando de la Rúa-Carlos Álvarez se imponen con el 48.5% de los votos. Cuando asume la presidencia, lo hace rompiendo el bipartidismo que reinaba por ese entonces en la política argentina, esto tuvo consecuencias, ya que carecía de apoyo en ambas cámaras del Congreso y por ende debía estar continuamente negociando con la oposición para poder gobernar. La situación económica heredada de los 90`, la crisis social, la falta de fuerza de la Alianza tanto al interior como al exterior del gobierno y los escándalos de corrupción causaron graves daños al liderazgo frente al Ejecutivo para el presidente, que no supo recomponer. El gobierno no encontrara la forma de salvaguardar los obstáculos que se le vayan presentando, sus decisiones serán tomadas rápidamente y por ende serán equivocadas, la falta de un líder será clave para el desenlace de la crisis.

A lo largo de la historia pueden observarse momentos de ruptura, momentos que se intuyen importantes cuando están sucediendo, pero cuya dimensión verdadera y sobre todo la dirección futura de acontecimientos que abren, no siempre es posible vislumbrar rápidamente. A diferencia del Cordobazo, que tuvo un grado mucho menor de espontaneidad pero contó con un programa político y un marco de organización más importante, la crisis de diciembre de 2001, la rebelión popular, constituyó uno de esos momentos en los que gran parte de los sectores populares ocupan el espacio público, se ponen como sujetos y producen un corte en la historia, planteando los grandes objetivos que signarán de ahí en más el devenir histórico de la sociedad por todo un período. Esto me lleva a hacerme las siguientes preguntas acerca del rol de líder del presidente; ¿Por qué el presidente De la Rúa no cambio la ley de convertibilidad y no devaluó dada la situación económica? ¿Por qué hubo un estallido social? ¿Por qué su vice presidente Carlos Álvarez renunció? A fin de desarrollar estas cuestiones, me propongo demostrar que la debilidad del liderazgo de Fernando De la Rúa como Presidente de la Republica, agravo la crisis económica, política y social.

 

2. Marco Teórico.

El pensamiento de Maquiavelo en “El Príncipe” sienta tímidamente las primeras bases de la teoría del liderazgo basado en las capacidades o características inherentes de las personas líderes. Maquiavelo no tenía ninguna duda sobre qué era liderar. Para él, desde la perspectiva del siglo XVI, ser un buen líder significaba tener astucia, ser pragmático, poseer inteligencia, tener encanto personal y ser despiadado, con su reflexión se abre una primera teoría sobre el liderazgo. Maquiavelo propone a un líder adaptativo, es decir, aquel que puede cambiar conforme las circunstancias lo requieran, Nicolás Maquiavelo, el fundador de la Ciencia Política moderna, ya escribía en su obra magistral El Príncipe, distintas estrategias de apariencias, imagen, discursos y relación con los demás adversarios políticos para llegar, mantenerse y conservar el poder. La comunicación política ya estaba presente en sus escritos, el pueblo apoyaba o no a un príncipe basándose en su imagen, acciones, y no en su doctrina política. (Maquiavelo, 2009). Por su parte el enfoque decisionista de Carl Schmitt brinda una nueva orientación al sentido y profundidad de la soberanía política como “capacidad para tomar decisiones”. La razón principal no descansa únicamente en la dominación legal, sino en la imposición del liderazgo o la autoridad política específica que en cierta coyuntura ejerce el poder. El líder asume la responsabilidad global del orden político. La lectura de Schmitt sugiere que el liderazgo es una especie de añoranza, semejante a toda intervención divina, que siempre intenta ser secularizada con la apelación a la norma y el orden jurídico. Para Carl Schmitt no se trata de pensar en quién finalmente domina la naturaleza, la descifra y controla sus movimientos, sino quién es capaz de mirar de frente y aceptar, tal cual, el todo del sistema como un orden donde la decisión sobre lo excepcional es la decisión por antonomasia. La decisión representa el corazón del liderazgo y el orden político. (Schmitt, 2005). Por su parte Santiago Leiras hace mención a que líder no necesariamente coincide con liderazgo sino que “un líder político es aquel sujeto particular investido de poder de decisión, mientras que el liderazgo es la relación que el líder activa para resolver una determinada cuestión. Este contenido relacional del liderazgo evidencia que el líder se desenvuelve en un contexto histórico, que determina más o menos su accionar[1].  Partiendo de éste marco teórico me es posible abordar el estudio de caso sobre el liderazgo de Fernando De la Rúa a cargo del Poder Ejecutivo con mayor rigurosidad.

 

3. Antecedentes históricos.

Los problemas heredados de las presidencias de Menem (1989-1999) se caracterizaban,  en lo económico por su carácter neoliberal, la reducción del Estado, la recesión económica, masiva privatización de empresas y servicios públicos, la inmensa deuda externa, inestabilidad de los flujos de inversión externa, la puja entre los empresarios locales y los acreedores externos vinculados sobre todo al capital financiero, la insostenibilidad de la convertibilidad, la desindustrialización, el débil crecimiento de la exportación, altos índices de pobreza y de desocupación, problemas entre el gobierno nacional y las provincias en torno a la distribución de los recursos de coparticipación ,etc. (Novaro, 2004)
En cuanto al contexto político, se evidenciaría una crisis de representación  heredada, una pérdida de confianza en los partidos tradicionales (PJ y UCR), sino también en el Congreso, es una crisis del régimen político en general,  que
se traduce en una notoria pérdida de credibilidad en la política. Las causas de la crisis de representación son varias; la exclusión social provocada por los ajustes, la movilidad social de unos pocos, los incumplimientos programáticos y el doble discurso. Los partidos políticos son cada vez más incompetentes para satisfacer las necesidades del pueblo.

3.1 Antecedentes políticos.

Fernando De la Rúa nació en 1937, en Córdoba, fue estudiante en el Liceo Militar, y se recibió de abogado en la Universidad Nacional de Córdoba a los 21 años. Comenzó su carrera política en la Unión Cívica Radical siendo bastante joven. Su primera aparición política ocurrió en marzo de 1973 cuando se presentó por su partido como candidato a senador por la Capital Federal, siendo el único radical que pudo vencer al justicialismo en ese año. Esta situación llevó a que Ricardo Balbín, tras la renuncia del presidente Cámpora y la convocatoria a nuevos comicios, lo eligiese como candidato a vicepresidente en las elecciones presidenciales de septiembre de 1973 pero no lograron ganarle a la formula de Perón-Perón. De la Rúa fue senador hasta marzo de 1976, cuando el Proceso de Reorganización Nacional tomó el poder. En aquel momento abandonó la actividad política, y trabajó como abogado de la empresa Bunge & Born.
En 1983, al retornar la democracia, compitió por la candidatura presidencial de la Unión Cívica Radical con Raúl Alfonsín. De la Rúa, fue derrotado por quien luego sería electo Presidente de la Nación. En las elecciones de 1983 que determinaron el acceso del radicalismo al Gobierno, De la Rúa fue candidato a senador nacional por la Capital Federal, venciendo al postulante del justicialismo, Carlos Ruckauf. En su mandato como senador, fue presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales. En 1989 se presentó como candidato para revalidar su banca y triunfó en las urnas, sin embargo, el cargo le correspondió al justicialista Eduardo Vaca. Esto se debió a que a pesar de haber tenido muchos menos votos, Vaca fue electo en el colegio electoral gracias a la alianza entre el Partido Justicialista y la UCeDé, triunfando con el voto clave de María Julia Alzogaray. Pese a ello, en 1991 fue candidato a Diputado donde fue presidente del bloque de diputados de la UCR. En 1993 De la Rúa volvió al Senado ganando nuevamente en la Capital Federal. Mediante la reforma de la Constitución Argentina de 1994, la ciudad de Buenos Aires dejó de ser un municipio y consiguió autonomía. Esto modificó la naturaleza del poder ejecutivo de la ciudad, que hasta entonces era ejercido por un intendente elegido por el Presidente con acuerdo del Senado, y que a partir de 1996 es ejercido por un Jefe de Gobierno elegido en comicios. De la Rúa se presentó a las elecciones para dicho cargo en junio de 1996. En esos comicios, De la Rúa como candidato de la UCR alcanzó el cargo con el 40 por ciento de los votos[2].

Al año siguiente de su asunción como Jefe de Gobierno, en agosto de 1997, se formó la Alianza por el Trabajo, la Justicia y la Educación, con varios partidos políticos de centro e izquierda moderada, siendo los principales la Unión Cívica Radical y el Frente País Solidario (FrePaSo). El principal objetivo de la Alianza era conformar listas comunes en la mayor cantidad posible de distritos de cara a las legislativas de ese mismo año, y además, disputarle el poder al Justicialismo en las presidenciales de 1999. Como resultado de los acuerdos entre los dos partidos mayoritarios de la coalición hasta entonces opositora, la candidatura presidencial para las elecciones de 1999 se definiría en internas abiertas entre un candidato de la UCR y un postulante del FrePaSo. Tras lograr el respaldo de la mayoría del Partido Radical,  De la Rúa se convirtió en 1997 en precandidato presidencial por su partido, el FrePaSo le opuso a Graciela Fernández Meijide, que contaba con el antecedente de la elección anterior de haber derrotado al justicialismo en la provincia de Buenos Aires. Fernando de la Rúa logró la victoria en la interna abierta en noviembre de 1998, consagrado como candidato presidencial, el líder del FrePaSo, Carlos Álvarez, decidió acompañarlo como candidato a vicepresidente para reforzar la unidad de la coalición.

 

4. La Alianza asume la presidencia.

Fernando de la Rúa, candidato de la Alianza, fue electo presidente en las elecciones de 1999 con la formula De la Rua-Alvarez, así el partido justicialista perdía la mayoría en la Cámara de Diputados. La Alianza y su fórmula De la Rúa-Álvarez obtuvo el 48,5% de los sufragios, contra el 38,09% del binomio peronista Eduardo Duhalde-Ramón Ortega. En tercer lugar, con el 10,09% de los votos, aparecía el ex ministro de Economía Domingo Cavallo[3]. Leiras lo identifica como un “gobierno dividido o semidividido, con un Poder Ejecutivo encabezado por un líder político que si bien acredita una larga militancia en el seno de la UCR, la misma no dio lugar a la consagración como un auténtico líder partidario[2]

La victoria se debió en gran medida al fuerte rechazo público hacia la figura de Carlos Menem, la pesada herencia económica quedó expresada por De la Rúa en su discurso inaugural ante la Asamblea Legislativa, el 10 de diciembre de 1999: “La situación es grave. El déficit presiona sobre la tasa de interés, afecta las obligaciones básicas del Estado y perjudica al conjunto de la economía. Hay que parar el déficit para disminuir el riesgo país y el costo argentino. Cuando hay que cubrir un bache del orden de los 10 mil millones de pesos no se puede decir alegremente que hay cuentas ordenadas. La situación es peor que la anunciada; más grave que la informada por el gobierno saliente, que habla de un orden financiero que en rigor no existe.[3] Cabe destacar que De la Rúa asume su mandato sin tener un presupuesto aprobado, es aquí donde se pueden observar las primeras falencias como líder, el fracaso en el Congreso adelanta las dificultades que tendrá en la convivencia política con el justicialismo, que conservará el control del Senado, al menos hasta el 2001, esto es vital para poder entender el peso que tenia la Alianza a la hora de negociar[4].

Algo que no debe pasar desapercibido en su discurso, es el hecho que alega que el gobierno de Menem dejo un escenario irregular a su salida, De la Rúa de esta manera confronta abiertamente al menemismo y al justicialismo por la delicada situación financiera del país, asunto que a la hora de negociar en el congreso no debe de caer bien entre los legisladores del PJ “(...) el Congreso es un juego de forcejeos, acompaña desde 1989 la ampliación de los poderes del ejecutivo mediante la delegación de facultades, la reglamentación de los decretos de necesidad y urgencia que incluye su aprobación ficta o tacita, las facultades permanentes otorgadas al Jefe de Gabinete, (..)”[4], en pocas palabras De la Rúa necesitara del Congreso para poder gobernar y su discurso no ayudo a que esto suceda.

 

5 Políticas económicas

De la Rúa desde un comienzo debió aceptar y afrontar  las condiciones heredadas del gobierno anterior, asume en medio de una recesión, en parte favorecida por la ley de convertibilidad que fijaba la paridad del Peso con el Dólar, pero esta ley termino siendo una de las principales causas de la crisis económica de 2001, al no ingresar divisas para poder mantener vigente esta ley, el país debió endeudarse. La convertibilidad era incompatible con el rechazo del recorte del gasto público, con la flexibilización de importantes áreas de la economía o con el incremento del ahorro interno a partir de la expansión del sistema de capitalización previsional.

El resultado de esta tensión fue la profundización de los desequilibrios que presentaba el sistema productivo, acompañado de un proceso de fuga de capitales que disminuyó las reservas internacionales del país y el cierre de los mercados para el acceso al crédito, reflejado en el constante aumento en el índice de riesgo país a lo largo del año 2001.Por ello, la crisis económica fue incrementándose a lo largo de los dos años de administración, siendo sus aspectos más sensibles la caída del consumo y el decreciente ritmo de la actividad económica

La inestabilidad económica se percibía por los constantes cambio que sucedían al interior y al mando del Ministerio de Economía, por allí pasaron José Luis Machinea (1999- marzo 2001), Ricardo López Murphy (marzo-abril 2001) y por ultimo Domingo Cavallo (impulsor de la ley de convertibilidad), se lo veía como el posible salvador porque había sacado al país de la hiperinflación de 1989, el presidente de esta forma generaba aun más dudas respecto a su liderazgo,  ya que al cambiar al titular de un ministerio tan importante en tres ocasiones en un año suscitaba rumores de su incapacidad de rodearse de gente competente.

Cavallo llegó al cargo con el respaldo de la gran mayoría de la oposición del PJ, con un fuerte impulso de parte del líder del FrePaSo, Carlos Álvarez y también desde los medios financieros. Sin embargo, generó muchos conflictos dentro del radicalismo, partido que aún cuestionaba al economista su actitud hacia el gobierno de Alfonsín en los momentos más problemáticos de la etapa hiperinflacionaria en 1989. Cavallo inició su gestión prometiendo un crecimiento anual del 5%[5], e intentando rebajar impuestos distorsivos y reanimar la industria, en lo que se presentó como "Planes de Competitividad", también dispuso la aprobación del impuesto a las operaciones bancarias. A pesar de estas medidas, los mercados reaccionaron tan mal como los organismos internacionales de crédito. Más tarde ese mismo año y  debido a la presión fiscal y a la imposibilidad de normalizar la economía, Cavallo viró hacia una fuerte ortodoxia económica, presentando un plan de "Déficit cero", con un nuevo recorte general de gastos en la administración pública para evitar gastar más de lo que ingresaba en el Estado[6].  La resistencia para obtener del Congreso la ley en cuestión fue muy grande, incluso dentro del radicalismo en los sectores adherentes al alfonsinismo, pero De la Rúa la obtuvo pidiendo un esfuerzo tanto a los legisladores opositores como a los propios y a la población en general. El continuo ajuste contraía aún más la economía en el marco de un contexto internacional de recesión regional (Brasil, el mayor socio comercial de Argentina, liberó su mercado de cambio en lugar de mantener la previa situación de convertibilidad que a duras penas mantenía con el dólar, el real brasileño se depreció rápidamente y esto produjo una caída en las exportaciones al país vecino) y global, que tampoco ayudaba a la Argentina a crecer, “cuando De la Rúa asumió, sin embargo había expectativas positivas: se suponía que el país retomaría el crecimiento, que la prudente política fiscal permitiría mejorar el resultado primario y que, tal como ocurrió luego del Tequila, se reiniciaría la entrada de capitales que, a su vez, relanzaría el crecimiento económico” [5]

Casi a fin de año, el gobierno de De la Rúa inició una reestructuración de los compromisos de la deuda externa, denominada "Mega canje"[6]. El recrudecimiento inusitado de la situación económica, con inversiones que se alejaban debido a la complicada situación política, provocó desconfianza pública en el sistema financiero, por lo que se produjeron fuertes retiros de depósitos bancarios. Para frenarlos, Cavallo impuso restricciones que implicaban el congelamiento de los fondos depositados en los bancos, medida conocida como el “corralito", que fue promulgada el 1 de diciembre y originalmente permitía sólo un retiro de 250 pesos en efectivo semanales, la prohibición de enviar dinero al exterior del país y la obligación de realizar la mayor parte de las operaciones comerciales mediante cheques, tarjetas de crédito o de débito, y tenía prevista una duración por 90 días.
Las dificultades en el frente económico obligaron al nuevo gobierno a buscar logros compensatorios en otras áreas, como la lucha contra la corrupción, una mayor eficiencia de las políticas educativas, de empleo, reformas administrativas, etc. Pero distintos factores actuaron para que estas iniciativas fracasaran o quedaran a medio camino ya sea la falta de los recursos necesarios, que en muchos de esos casos debían ser cuantiosos si se quería tener éxito, la falta de coordinación y control entre las distintas áreas de gobierno, fruto en gran medida del deficiente funcionamiento de la coalición y su incapacidad para crear consensos y juntar esfuerzos a favor de los programas que se querían implementar. Este tipo de medidas de reforma requieren el uso intensivo de capacidades institucionales y de gestión, que no estaban disponibles en el sector público y que la Alianza no se había tomado el tiempo para preparar ni estaba en condiciones de improvisar, “las desesperadas medidas de ajuste fiscal lanzadas por el gobierno en los días posteriores para recuperar el apoyo del Fondo son rechazadas tanto por los legisladores del PJ como por los de la propia Alianza. De la Rúa y Cavallo se hallaban en una situación de casi total aislamiento político. El caos provocado por los saqueos de supermercados en barrios populares de varias ciudades y los cacerolazos de la clase media porteña apuraron la renuncia de Cavallo y la caída de De la Rúa” [7]

5.1 Políticas sociales.

El gobierno de la Alianza no logro establecer buenas relaciones con ningún sector del sindicalismo, se presentaron importantes diferencias con la CTA, la cual se fue distanciando del gobierno al igual que lo hizo la CGT. Esta medida se profundizo tras el recorte de los salarios estatales, lo cual produjo una serie de huelgas y paros generales por parte de los sindicalistas, las cuales fueron reprimidas por el uso de la fuerza policial. La obra social de los jubilados fue derrumbándose a punto de arriesgar sus prestaciones, la ANSeS carece de recursos suficientes,  se multiplican los juicios contra el Estado, se firmo el decreto de necesidad y urgencia para desregular las obras sociales. La falta de empleo, la creciente pobreza y el menor presupuesto para la asistencia social, eran  las principales causas del descontento social que De la Rúa no supo o no pudo contener.

 

6. La corrupción.

Durante la presidencia de De la Rúa hubo un caso de corrupción que marco hasta el final al gobierno, dicho caso fue el de las coimas en el senado donde el secretario parlamentario Pontaquarto confesó que retiró de la ex SIDE dos bolsos con cinco millones de pesos/dólares para pagar sobornos a senadores para que aprueben en abril de 2000 la ley N° 25.250 de flexibilización laboral y que las coimas fueron autorizadas por De la Rúa en una reunión en Casa de Gobierno, esto era visto por la sociedad como una continuidad de las practicas utilizadas por el menemismo.

 

6.1 Se va el vice

En consecuencia de la causa por corrupción en el senado[7], el Vicepresidente Carlos Álvarez, se convirtió en el máximo impulsor de la investigación y reclamó renuncias tanto en el Senado como en el Ejecutivo, con el presidente, quien primero desestimó y luego buscó acotar el alcance del escándalo. Cuando a principios de octubre De la Rúa intentó al mismo tiempo dar por terminada la cuestión y reforzar su autoridad, anunciando un recambio ministerial que reubicaba a figuras clave de su entorno y desplazaba a ministros y secretarios poco confiables (el Jefe de Gabinete y el Ministro de Justicia, ambos de la UCR), sin embargo, el gobierno salía debilitado de la crisis, perdiendo autoridad hacia fuera y hacia adentro de la Alianza, la credibilidad de la coalición se desplomó, ya que la promesa de erradicar la corrupción fue sustituida por las viejas prácticas políticas (Leiras,  2003). Carlos Álvarez renunció a la vicepresidencia y la coalición quedó al borde de la ruptura definitiva, en su discurso de renuncia alega que fundó una fuerza nueva en la Argentina para, entre otras cosas, cambiar drásticamente la forma de hacer política, argumenta que respeta las decisiones del Presidente, sin embargo, no puede acompañarlas pasivamente o en silencio, porque son contradictorias con las decisiones que él viene reclamando[8]. aquí claramente él asume su rol fundacional del FrePaSo, quitándole el carácter de liderazgo a De La Rúa que nunca tuvo. Ramón Puerta quedaba como Presidente del Senado y primero en la línea de sucesión presidencial. 
De la Rúa al intentar pasar por alto la cuestión de la corrupción en el senado, logró poner, aún más distancia de los partidos y sus presiones, conformando un gabinete mucho más disciplinado que el anterior, pero al precio de un total aislamiento que terminó por agravar los problemas que buscaba resolver, debió apoyar a su vicepresidente en la persecución de los culpables del hecho de corrupción pero no lo hizo, el gobierno de la Alianza sumaba así un nuevo golpe del que no se iba a recuperar.

 

 

6.2 La crisis

Durante el mes de diciembre de 2001, a lo largo y ancho del país comenzaron a agravarse los hechos delictivos, saqueos a supermercados, robos, etc. La protesta social se intensificó así como la represión policial que intentaba sofocarla,  como consecuencia  de los desbordes se  produjeron las primeras víctimas mortales. El corralito agravó aún más la recesión económica a causa de la baja de dinero circulante, la bancarización forzada y potenció el descontento social en todos los sectores. Los comerciantes alegaban que sus ventas caían, los trabajadores de la economía informal, por la falta de liquidez, disminuyeron rápidamente sus ingresos, el consumo se derrumbó, ya que no todos los negocios aceptaban el pago con tarjetas de débito, los ahorristas vieron como sus ahorros, en su mayoría en dólares, se quedaban congelados sin la posibilidad de transferirlos o retirarlos. “A su vez el 14 de octubre de 2001 se celebraron las elecciones legislativas, pero en esta ocasión el protagonista además de los candidatos, se trataba del voto bronca (sufragios blancos y anulados) que registró un notable crecimiento. 
El número de abstenciones se incrementó del 18.4 al 26.3%, lo que representó que alrededor de 2.500.000 ciudadanos no acudieron a la votación. Los votos en blanco y anulados sumaron el 22 % del total, mientras que en 1999 dicha proporción había sido del 6.6 %. Sobre un padrón electoral de 25 millones votó el 74 por ciento (18.500.000 personas), no concurrieron 6.500.000 (26 por ciento) y hubo 14.500.000 votos positivos (58 por ciento)”[8].

Las elecciones fueron ganadas a nivel nacional por el peronismo, que de ese modo se aseguraba el control de ambas cámaras legislativas, fueron un certero termómetro del clima social, el cual no era bueno.

 

6.3 El estallido

 

El 18 de diciembre continuaron los saqueos a los supermercados en varios puntos del país, en medio de enfrentamientos se produjeron cuatro muertes y se a eso se le suma la bronca de la gente por el llamado “corralito”, la gente se cansó y salió a la calle. Frente a esta situación  De la Rúa como comandante en jefe  de las fuerzas armadas consultó con los altos mandos del Ejército y decretó el estado de sitio en las primeras horas de la noche, extendiéndolo durante un mes. Esa misma noche, es decir el día 19 de diciembre, el Presidente difundió en cadena nacional de radio y televisión un discurso grabado por él mismo a la tarde, dicho discurso fue lo que colmó la gravedad y la paciencia de los ciudadanos. En el discurso se apelaba a un esfuerzo que se requería por parte de la ciudadanía y a una participación del justicialismo para lograr un gobierno de unidad nacional, este fue el último discurso de De la Rúa[9]. La Plaza de Mayo esa misma noche se llena de ciudadanos, con cacerola en manos y  al grito de “¡que se vayan todos!”, pero no tenía un destinatario en particular, la gente cansada de falsas promesas, emitían ese mensaje para toda la clases política que incluía a De la Rúa, Menem, Cavallo, entre otros. La policía comenzó a disparar balas de goma y gases lacrimógenos en la Plaza de Mayo, frente a esto los ciudadanos se descontrolaron y recrudecieron sus ataques a edificios públicos y figuras que representaban al Estado, llámese policía, “la sociedad avasalló así a un estado, con su legitimidad puesta en tela de juicio y cuya capacidad de respuesta a las demandas sociales fue superada por la magnitud de las mismas”[9] .Cavallo renuncia y  la situación se torna cada vez más violenta y culmina en una batalla entre la policía y los manifestantes, de por medio, represión, piedrazos, etc.  Los medios no paran de transmitir las imágenes de lo sucedido y difunden cifras de muertos que se van elevando con el pasar de las horas. A las 18:47 de la tarde del 20 de diciembre de 2001 el Presidente Fernando De la Rúa, presentó su renuncia[10].

La cuestión fundamental entonces, en lo que concierne a la soberanía es la si el líder está limitado por algo o alguien, si debe rendirle cuentas a algo a alguien, si está por encima de todo derecho y de toda ley, líder es quien con carácter definitivo decide si la situación es, en efecto, normal. El derecho es siempre “derecho de una situación determinada”. El líder crea esa situación y la garantiza en su totalidad, él asume el monopolio de la última decisión. Es la decisión, el monopolio de la decisión lo que constituye pues, para Schmitt, la esencial de la soberanía del Estado. Y recordemos la definición con la que este ensayo se abrió: el soberano es el que decide en estado de excepción.  (Schmitt, 2005)

La partida del político radical en helicóptero desde el techo de la casa rosada principió una cadena de mudanzas en el poder ejecutivo que, a la postre, derivó en crisis institucional, la más grave en democracia conocida por Argentina.

 

7. Conclusiones

 

La Alianza había surgido como estrategia para vencer al menemismo, pero el gobierno de Fernando de la Rúa sufrió un fuerte aislamiento casi desde su comienzo. La carencia de apoyos concretos se vio tanto desde el punto de vista partidario como del de la relación con los diferentes actores sociales. La Alianza se fue desgranando a lo largo de sus dos años de gobierno, se produjo la retirada de un importante número de legisladores que pasaron a formar parte de otras agrupaciones, inclusive los dos partidos que la integraban adoptaron posturas muy críticas hacia la gestión gubernamental.

El gobierno  no logró establecer buenas relaciones con ningún sector del sindicalismo, las divergencias existentes dentro de la coalición gobernante y el permanente intento presidencial por alcanzar amplios consensos, llevaron a que los empresarios tampoco adoptaran un papel muy activo como soportes de las políticas oficiales. El estilo de gobierno del De la Rúa fue señalado también como causa de su progresiva pérdida de legitimidad,  no ejercía el liderazgo indiscutido sobre la UCR. De hecho, su candidatura por la Unión Cívica Radical para las internas de la Alianza en 1998, se relacionó más con la falta de otros candidatos, que con su capacidad para convertirse en un dirigente capaz de generar importantes corrientes de identificación con su figura e ideas. Fernando De la Rúa no conto con el apoyo contundente de su propio partido, situación que se vio agravada por el proceso de disgregación que sufrió el FrePaSo.

Además, para muchos, De la Rúa era un presidente débil porque muchas iniciativas anunciadas públicamente no se llevaban a la práctica por presiones de los grupos afectados. La debilidad del presidente se hacía visible, los propios miembros de su gabinete lo contradecían o criticaban con dureza. Schmitt sostiene que todo orden descansa, en última instancia, en una decisión. Esto debe entenderse en toda su radicalidad, ya que incluso el mismísimo orden jurídico, descansaría no en una norma, sino en una “decisión”. La cuestión es, obviamente, quién decide. (Schmitt 2005)

Desde el punto de vista económico, llego a la conclusión que el presidente no quiso derogar la ley de convertibilidad ya que ésta era incompatible con el rechazo del recorte del gasto público, con la flexibilización de importantes áreas de la economía o con el incremento del ahorro interno a partir de la expansión del sistema de capitalización previsional. El resultado de esta tensión fue la profundización de los desequilibrios que presentaba el sistema productivo, acompañado de un proceso de fuga de capitales que disminuyó las reservas internacionales del país y el cierre de los mercados para el acceso al crédito, reflejado en el constante aumento en el índice de riesgo país a lo largo del año 2001.

Por ello, la crisis económica fue incrementándose a lo largo de los dos años de administración, siendo sus aspectos más sensibles la caída del consumo y el decreciente ritmo de la actividad económica. Por otra parte, la agudización de los problemas de empleo y de incremento en los índices de pobreza e indigencia produjo la erosión de la popularidad del gobierno.

Por último, la Alianza tampoco logró terminar con la corrupción y dotar de mayor transparencia al sistema político, he demostrado que es principalmente por esta causa que el vicepresidente Carlos Álvarez renuncia debido al escándalo producido tras la aprobación de la reforma laboral, provocaron la sensación de desconfianza y de frustración. Este rechazo no se limitó a los miembros del partido gobernante, sino que se extendió a los políticos en general y generó un reclamo de renovación en las prácticas políticas que se popularizó a partir del pedido “que se vayan todos”.

Las consecuencias del liderazgo débil por parte del presidente causaron un estallido social incontenible que dejo muertos y heridas muy grandes en la sociedad que tardaran mucho en sanar, queda claro que el ejemplo del liderazgo  De la Rúa es el opuesto a seguir, el liderazgo, por tanto, debe basarse más en la autoridad y contar con la participación entusiasta y convencida de la gente. Rasgo fundamental de este tipo de liderazgo es que la autoridad se concibe y se practica siempre como un servicio que atiende las legítimas necesidades de los seguidores para su crecimiento y desarrollo como personas humanas“…un líder político es una persona representativa en la medida en que es capaz de representar “el bien común” o algún otro ideal que unifique a la comunidad política. La capacidad representativa del líder político se manifiesta en toda su magnitud en el acto de decisión que hace presente y concreta dicha idea. En ese acto se condensa, por tanto, la condición de la contingencia y la función teológico-política de la trascendencia que son inherentes a la representación política moderna…” [10]

El verdadero líder, en fin, es un agente transformador, es una fuerza de progreso y mejoramiento, es un educador que ayuda a formar a más educadores que vayan abriendo mentes y convirtiendo corazones para continuar y acelerar la infatigable tarea de ir cambiando a los hombres, las organizaciones y las instituciones sociales, a fin de realizar los valores personales y sociales de paz, justicia, solidaridad y bienestar.  (Maquiavelo, 2009)

 

8. Bibliografia

Libros

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Lanata, Jorge: “Argentinos Tomo 2, siglo XX: desde Yrigoyen hasta la caída de De la Rúa”, Ediciones B. Buenos Aires, 2003.

Leiras, Santiago:De Carlos Menem a Néstor Kirchner: cambios y continuidades en la democracia argentina”. VIII Congreso Nacional de Ciencia Política de la Sociedad Argentina de Análisis Político. (SAAP). Facultad de Ciencias Sociales. Universidad del Salvador. Buenos Aires, 2007.

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Novaro, Marcos, “Presidentes, equilibrios institucionales y coaliciones de gobierno en Argentina (1989-2000)” en Lanzaro Jorge (Comp.) Tipos de presidencialismo y coaliciones políticas en América Latina. Editorial CLACSO, Buenos Aires, 2004.

Schmitt, Carl: “El concepto de lo político”. Alianza Editorial. Buenos Aires, 2009.

Schmitt, Carl: “Teología política: Cuatro ensayos sobre la soberanía”. Buenos Aires, 2005.

Diarios, en su versión web.

La nación 1999-2001; www.lanacion.com

Clarín 1999-2001; www.clarin.com

Diario Perfil 1999-2001; www.perfil.com

 

WWW

De la Rúa en toda la Capital, disponible en: http://www.lanacion.com.ar/171737-de-la-rua-en-toda-la-capital , accedido el 16 mayo 2014

Cavallo promete crecer a un ritmo del 5%, disponible en: http://www.lanacion.com.ar/302131-cavallo-promete-crecer-a-un-ritmo-del-5, accedido el 16 mayo 2014

De la Rúa, presidente con cerca del 50%, disponible en: http://edant.clarin.com/diario/1999/10/25/t-00401h.htm accedido el 4 junio 2014

De la Rúa asume sin el presupuesto, disponible en: http://www.lanacion.com.ar/164383-de-la-rua-asume-sin-el-presupuesto , accedido el 9 junio 2014

 

Cavallo: el FMI sólo exige el déficit cero, disponible en: http://www.lanacion.com.ar/332041-cavallo-el-fmi-solo-exige-el-deficit-cero  , accedido el 30 mayo 2014

Comienza el juicio por las coimas en el Senado, disponible en: http://www.perfil.com/politica/Comienza-el-juicio-por-las-coimas-en-el-Senado--20120813-0036.html , accedido el 29 mayo 2014

Discurso De La Rúa 19 Diciembre de 2001, disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=zNCsmbSeysk  , accedido el 3 mayo 2014

 

Renunció el presidente De la Rúa, disponible en: http://www.lanacion.com.ar/360814-renuncio-el-presidente-de-la-rua , accedido el 6 junio 2014

 

 

 

 

 

Documentos

 

Biblioteca Escolar de Documentos, Discurso de Fernando de la Rúa ante la Asamblea Legislativa al asumir como Presidente de la Nación el 10 de diciembre de 1999, disponible en http://biblioteca.educ.ar  

Texto de la renuncia de Carlos “Chacho” Álvarez al cargo de vicepresidente de la Nación en octubre de 2000, disponible en http://archivohistorico.educ.ar/sites/default/files/IX_29.pdf

 



Notas

[1] Leiras, Santiago: “Gobernabilidad y crisis de liderazgo: los difíciles años del gobierno de Fernando De la Rúa” en Legnani, Néstor (Comp.) La democracia  y sus laberintos. Tierra Firme. Buenos Aires, 2003.

[2] Leiras, Santiago: “De Carlos Menem a Néstor Kirchner: cambios y continuidades en la democracia argentina”. VIII Congreso Nacional de Ciencia Política de la Sociedad Argentina de Análisis Político. (SAAP). Facultad de Ciencias Sociales. Universidad del Salvador. Buenos Aires. 6 al 9 de noviembre de 2007. pág. 10

[3] Biblioteca Escolar de Documentos, Discurso de Fernando de la Rúa ante la Asamblea Legislativa al asumir como

presidente de la Nación el 10 de diciembre de 1999, http://biblioteca.educ.ar

 

[4] Leiras, Santiago: Estado de excepción y democracia en América latina Argentina ,Brasil, Perú y Venezuela en  perspectiva comparada compilador homo sapiens rosario santa fe argentina 2010, pág. 12

[5] Gervasoni, Carlos: "¿Son las crisis políticas causa de las crisis financieras? Evidencias del gobierno de la Alianza (1999-2000)". Postdata, nº 9. Buenos Aires, 2003, pág. 152

[6] La operación de mega canje de títulos de la deuda externa consistió en la postergación de los vencimientos que se iban a producir entre 2001 y 2005 hasta el período 2006-2031, a cambio de pagar cuantiosos intereses que hacían incrementar la deuda durante este último período. Varios legisladores nacionales presentaron una denuncia por el supuesto fraude, sosteniendo que De la Rúa buscó beneficiar a los bancos internacionales que intervinieron en la refinanciación.

 

[7] Gervasoni, Carlos: "¿Son las crisis políticas causa de las crisis financieras? Evidencias del gobierno de la Alianza (1999-2000)". Postdata, nº 9. Buenos Aires, 2003, pág. 169

 

[8] Lanata, Jorge. Argentinos Tomo 2, siglo XX: desde Yrigoyen hasta la caída de De la Rúa, pág. 391  Buenos Aires, Ediciones B.2003

[9] Leiras, Santiago: Estado de excepción y democracia en América latina Argentina ,Brasil, Perú y Venezuela en  perspectiva comparada compilador homo sapiens rosario santa fe argentina 2010, pág.33

[10] Novaro, Marcos: Representación y liderazgo en las democracias contemporáneas, pág. 164 Rosario, Ed. Homo Sapiens, 2000.