Revista Nº23 "TEORÍA POLÍTICA E HISTORIA"

 

 

        RESUMEN

En el presente trabajo nos proponemos efectuar un análisis crítico del Movimiento Rexista belga liderado por León Joseph Marie Ignace Degrelle y la Acción Integralista Brasileña creada por Plinio Salgado. Intentaremos discernir cuáles eran las afinidades predominantes en ambos dos objetos de estudio, el primero de clara adscripción al ideario nazi; y  el segundo, vinculado con el fascismo italiano.

 

 

 

ABSTRACT

In this paper we propose a critical analysis of belgian Rexist Movement directed by León Joseph Marie Ignace Degrelle and Brazilian Integrating Action created by Plinio Salgado. Our intention is to distinguish the main similarities between our two objects of study. The first one was closer to nazism and the second one was related to italian fascism.

 

 

 

FASCISMOS CONTEMPORÁNEOS: UNA COMPARACION ENTRE

REXISMO BELGA E INTEGRALISMO BRASILEÑO

Javier Marotte*

Introducción

En el presente trabajo nos proponemos efectuar un análisis crítico del Movimiento Rexista belga liderado por León Joseph Marie Ignace Degrelle y la Acción Integralista Brasileña creada por Plinio Salgado. Intentaremos discernir cuáles eran las afinidades predominantes en ambos dos objetos de estudio, el primero de clara adscripción al ideario nazi; el segundo, vinculado con el fascismo italiano.

Al respecto, desentrañaremos si esas afinidades estaban vinculadas con el conservadorismo, el capitalismo y la derecha; o por el contrario, con la izquierda, el socialismo y la “revolución”. Distinguimos prima facie un difícil punto de coincidencia derivado del corporativismo fascista laico, el nacionalsocialismo pagano y el rexismo e integralismo católicos.

Es preciso adoptar un concepto de fascismo. Para ello, seguiremos a Gaetano Salvemini (1974:439) quien entiende que fascismo significa “prescindir de instituciones libres y es un fenómeno de las democracias fallidas.” Paxton (2005) señala que se puede definir el fascismo como una forma de conducta política caracterizada por una preocupación obsesiva por la decadencia de la comunidad, su humillación o victimización y por cultos compensatorios de unidad, energía y pureza, en que un partido con una base de masas de militantes nacionalistas comprometidos, trabajando en una colaboración incómoda pero eficaz con élites tradicionales, abandona las libertades democráticas y persigue con violencia redentora y sin limitaciones éticas o legales objetivos de limpieza interna y expansión exterior.

 Agregamos que busca instaurar totalitariamente un mundo nuevo, con un sistema económico con fuerte intervención pública y proponen la expansión nacional mediante la invasión y la guerra. Los fascistas personificados por un líder carismático que funciona como catalizador, convocan sin cesar al pueblo concebido como unidad orgánica y mítica. Gustavo Bueno (2004) utiliza el concepto de “fascistización de las formas” que se advierte en el uso de uniformes, saludos y concentraciones de masas.

En la actualidad los partidos fascistas son aquellos que vehiculizan la desconfianza hacia la democracia, proclamando el racismo, la xenofobia, el antisemitismo y el negacionismo, en proporciones diversas. Los fascismos atacan la libertad de mercado y al individualismo económico, propugnan el corporativismo; manifiestan hostilidad a las constituciones políticas de sus Estados y a la soberanía de la ley.

Martínez Albaiceta (1974:20) ha definido las derechas[1] y las izquierdas diciendo que: “son relaciones entre ideologías contrarias.” Roger Eatwell (1997)  por su parte, dice que la derecha es tan solo una variedad de respuestas a la izquierda. Sandra McGee Deutsch (2005:21) agrega que la derecha se consolida en reacción a las tendencias políticas igualitarias y liberadoras del momento y a otros factores que a su juicio socavan el orden social y económico; teme que los impulsos niveladores y los ideales revolucionarios universales debiliten el respeto por la autoridad, la propiedad privada y las tradiciones que valora. La mayoría de los autores tiende a considerar “derecha” la vertiente liberal y conservadora y “extrema derecha” a las vertientes tradicionalista y nacionalista.

A los fines de este trabajo, consideramos que los diferentes fascismos históricos formaban una unidad, dentro de la cual cabían inmensas diversidades y diferentes proyectos de mundo, lo cual generaba conflicto y competencia. Asimismo entendemos que uno de los trazos comunes, el nacionalismo exacerbado, proporcionaba el elemento que impedía la solidaridad completa entre ellos (Bertonha, 2000a:100).

Los diferentes fascismos del período de entreguerras respondían a la gran crisis del capitalismo, en el mismo momento y con armas semejantes: ultra-nacionalismo, irracionalismo, militarismo, desprecio a la democracia, anticomunismo; originados del mismo caldo político y cultural que nos permite llamarlos a todos “fascistas”, desechando los análisis que los consideran entidades autónomas y separadas[2].

 

1.- EL MOVIMIENTO REXISTA DE BELGICA

1.1.- Antecedentes: A partir de los años '20 del siglo pasado, Europa se hundió en el período más siniestro de su historia. Por la década de 1930 el fascismo y lo totalitario estaban de moda (Morales, 2004:10). Es la época de las milicias y partidos de extrema derecha y del surgimiento de los regímenes fascistas y autoritarios que acabarán provocando la Segunda Guerra Mundial y los asesinatos en masa cometidos por los nazis en los campos de exterminio y de concentración. Judíos, cíngaros (gitanos), opositores, homosexuales, testigos de Jehová, fueron los millones de víctimas de esta demencia deletérea y funesta.

Hoy, los antiguos militantes fascistas y sus herederos se reagruparon para formar nuevos movimientos que obtienen importantes resultados electorales a nivel nacional o de la Unión Europea. En el Viejo Continente los partidos de extrema derecha, a los que denominamos “el óxido de la democracia” tienen cada uno su propia manera de funcionar, pero las ideas que defienden contienen numerosas semejanzas.

En general, la extrema derecha se opone a la democracia y pretende instaurar un régimen autoritario, sin ser necesariamente totalitario. Además, aspira a una organización de la sociedad basada en la idea que los individuos que la componen son naturalmente desiguales.

Al patriotismo legítimo, opone un nacionalismo intolerante que limita muy fuertemente el reconocimiento de derechos para los extranjeros a la nación. Privilegia el ius sanguinis (transmisión de la nacionalidad reducida a los niños nacidos de padres del mismo país con relación al ius solii (concesión de la nacionalidad por el nacimiento sobre el territorio nacional y no por sus orígenes) La extrema derecha encuentra el fascismo "muy simpático". Sus modelos son sobre todo Degrelle, Mussolini, Franco, Salazar y Hitler.

 

1.2- Los orígenes en Bélgica: La historia de la extrema derecha en Flandes belga principia en 1931, año en el cual Joris van Severen funda Verdinaso (Verbond van Dietsche Nationaal Solidaristen - Liga flamenca Nacional-Solidarista). Este partido es: antisemita ("El pueblo judío presenta hoy, más que otros pueblos, signos muy graves de degeneración, de orígenes sexuales"), opuesto a la democracia ("la democracia de los partidos saca (...) la superficialidad la democracia") contra los sindicatos (corporativismo) y la huelga. Defiende las políticas de Hitler y de Mussolini. Quería crear un "Estado thiois" es decir la unificación en un solo país de Flandes belga, Países Bajos y Flandes francés. Los miembros del Verdinaso se sumaron a los del VNV tras la muerte de van Severen en 1940, fusilado por soldados franceses.

El VNV (Vlaams Nationaal Verbond - Liga Nacional Flamenca) fundado en 1933 por Staf de Clercq con el fin de crear un Estado flamenco separado de la Wallonie. Defendían la misma ideología que Verdinaso, el VNV en la Segunda Guerra Mundial se acercaron al partido nazi y colaboraron estrechamente con el ocupante alemán. De Clercq, su fundador, declaró particularmente: "Somos fieles a Adolf Hitler. Los flamencos somos germanos (...) es por eso que seremos racistas, anglófobos y antijudíos". Los miembros del VNV participaron en la guerra contra los rusos llevando el uniforme de la Waffen-SS de pleno derecho y mucho antes que los propios rexistas.

Podemos leer en su periódico "De SS-man" en 1941 que: " (...) Para todos los que se oponen, habrá una SS, una policía política del Nacionalsocialismo. Para los que resisten, el SS tendrá una mano de hierro, habrá un látigo en los campos de concentración, porque sin campos de concentración, nada resultará en Flandes".

 

1.3.- El movimiento Rexista[3]: El más importante movimiento fascista del período anterior a la guerra en Bélgica francófona es “Rex” creado por León Degrelle. Al principio fue una simple editorial católica, la que derivó en partido político y luego en movimiento colaboracionista durante la Segunda Guerra mundial. Durante los años 20, la Asociación Católica de la Juventud Belga (ACJB) dirigida por monseñor Picard reagrupaba una cantidad de movimientos influidos por las ideas del movimiento nacionalista francés de Charles Maurràs (antiparlamentarismo, católico, monárquico). La editorial del ACJB se llamaba Christus-Rex la que León Degrelle dirigió a partir de 1930. Sus talentos de publicista le permitían desarrollarla publicando revistas populares, tales como: “Rex” de información política, “Vlan” de información general y “Soirées” con noticias fotográficas del mundo del cine y de la moda.

En 1933, León Degrelle se transformó en el único dueño de la editorial y se rodeó de jóvenes militantes católicos combativos, las publicaciones tomaron un color más político y Degrelle se lanzó a reuniones donde perfeccionaba sus calidades de tribuno en los llamados discursos "musculosos". En 1935, la ruptura con el Partido Católico fue definitiva, cuando Degrelle concurrió en noviembre al congreso del Partido Católico en Courtrai, donde lanzó serias acusaciones de corrupción contra el líder Segers y la dirección partidaria. Tres semanas después el cardenal primado de Bélgica Van Roey pidió parar el ascenso de Rex y prohibió a los sacerdotes católicos participar del movimiento rexista.

Degrelle entonces, dirigió su animosidad contra el clero y el alto sector financiero e industrial del Partido Católico y la influencia de los banqueros y financistas dentro de éste. Hizo una formal declaración de guerra contra lo que tuviese visos de democrático o socialista.

En 1936, Rex se presentó sólo a las elecciones. De manera desordenada, reunía en un espíritu contestatario todas las tendencias contradictorias. Rex no proponía alternativa política y su caudal militante lo conformaban mayoritariamente jóvenes y estudiantes católicos. Su campaña consistía en fustigar a los hombres políticos considerados como corrompidos y a quienes deseaban barrer (por ello su emblema era una escoba). Se apoyó en un nuevo diario de Degrelle, “Le Pays Réel” donde se anunciaban los mítines diarios y se transcribían los discursos del líder. Rex obtuvo el 11,49 % de los votos, 21 asientos de un total de 202 de la cámara de diputados y 12 senadores, en las elecciones legislativas de 1936. Este voto está considerado históricamente como una expresión de protesta frente al Partido Católico.

Por aquella época se consideraba que los principios básicos del rexismo eran: nacionalismo unionista a favor del Estado belga; autoritarismo; corporativismo, monarquía como cabeza del Estado; confesionalismo católico. Otros autores, como Paul Fassange consideraban a Rex como una organización completamente nueva, “uno puede decir que el rexismo era una clase de socialismo popular, radical, idealista y estético”. Para superar las pretensiones flamencas de formar parte de Holanda o de un estado independiente, Degrelle propuso la convivencia separada de las comunidades, en un esquema cercano al autonomismo.

Jean Denis (1936) teórico del rexismo sostenía que el concepto de individuo debía ser sustituido por el de ser humano y el Estado debía cooperar para realizar el bienestar de todos.

Según el autor citado el rexismo pretendía: a) “La destrucción de todo aquello que, en el régimen actual compromete la existencia de las comunidades particulares y suprime su dignidad […] La actual congestión del Estado debe ser aliviada, de modo que se halle en condiciones de cumplir con mayor libertad y de manera más eficaz las funciones que le son propias. b) La reconstrucción de las comunidades particulares a través de una serie de medidas que conduzcan a restituirles su posición, sus derechos y sus deberes en el seno de la comunidad popular. Y es por esto que el programa de Rex es familiar, profesional, cultural, lingüístico y nacional.”

El movimiento rexista basaba su política en algunos principios fundamentales, los que podemos sintetizar en cinco puntos: Lucha contra la democracia, considerada la corruptora de la civilidad. Renacimiento moral de la sociedad belga a través de una recuperación de la recta vía indicada por las enseñanzas de la Iglesia Católica. Institución de una sociedad corporativa fundada en el trabajo. Combate total contra la corrupción. Promoción de la ética según la máxima: Contra todos los partidos, contra todos los corruptos”. Lucha sin cuartel contra el “monstruo rojo” y el tiburón capitalista.

Durante los años del período anterior a la guerra, Rex recibió el sostén económico del régimen fascista italiano, empero Rex desarrollaba también contactos con la Alemania nazi de la cual consiguió asimismo ayuda material y financiera. León Degrelle se encuentra por primera vez con a Hitler en 1936 y firma una alianza con los nacionalistas flamencos del VNV.

Todo esto no le agrada demasiado a su electorado, el cual se contrae ostensiblemente. En el momento de la elección parcial a diputado de Bruselas del 11 de abril de 1937, donde el católico van Zeeland apoyado por todo el arco político (desde el socialismo y el comunismo hasta los liberales y el propio Cardenal van Roey[4]), aplasta a Degrelle, se produce el derrumbamiento del rexismo.

 

1.4.- La fascistización del rexismo: Degrelle pretendió reavivar la mística y las ilusiones de sus simpatizantes. En julio de 1938 se celebró el Congreso de Lombeek-Notre Dame donde se concentraron más de 60.000 seguidores rexistas. Por un lado, fue la concentración política más concurrida de la historia belga hasta ese entonces y por otro, la estética de Rex era claramente fascistizante: Degrelle apareció ante un auditorio uniformado de negro, con banderas ondeando al viento, discursos inflamados desde una tribuna decorada con motivos nacionalistas. Todos vieron en ese Congreso una notable similitud con los del NSDAP en Nüremberg[5].

En 1939, Rex no consiguió más que 4,43 % de los votos y obtuvo 4 diputados y 4 senadores en las elecciones legislativas. No poseía ningún sostén en Flandes. En Wallonie, le quedaba algún apoyo en ciertos lugares y por ende Rex no era más que un grupo marginal. En 1939/1940 Rex sostuvo enérgicamente la política de neutralidad de Bélgica y apoyó al rey Leopoldo III. Reconocía que fue Hitler quien puso en marcha la guerra pero hicieron responsables a los anglo-franceses así como a las "fuerzas ocultas del francmasonería y de las finanzas judías". Degrelle preparaba a Rex para pasar a la colaboración con la potencia ocupante. Ínterin fue deportado a Francia, donde se le torturó y logró sobrevivir a la masacre de Abbeville donde fue fusilado van Severen y 20 detenidos más.

Podemos ver entonces, que durante los años 1937-1938 el rexismo se acercaba a las posiciones fascistas y recién fue en 1941-1942 cuando derivó hacia el nacionalsocialismo. Para Degrelle ello no implicaba una claudicación de los principios fundacionales y se justificó escribiendo en La Jeune Europe: contundente “… estábamos particularmente asqueados por la bajeza espiritual de nuestro tiempo. Preocupados por el deseo de volver a traer una gran pureza y un gran fervor a las masas ávidas de un ideal. No nos asustaba decir, al principio de Rex, que éramos la pasión ardiente de los Apóstoles.”

La doctrina rexista de la primer época participó, en gran medida, de los axiomas clásicos de los denominados pre-fascismos, es decir próximos a corrientes que en algunos casos evolucionarían hacia el fascismo, pero que también supieron inclinarse por convertirse en una derecha autoritaria, por caso, CEDA en España o Dollfuss en Austria. La primera actitud de Rex, con Bélgica invadida y Degrelle prisionero en Francia, fue oponerse a las autoridades alemanas y no colaborar. En julio de 1940 Degrelle retornó a Bruselas y se topó con un vacío de poder que decidió aprovechar. En enero de 1941 en el editorial de “Le Pays Réel” que volvió a salir publicado, acababa con un enérgico “Heil Hitler!” y declaró públicamente la unidad del movimiento rexista con el nacionalsocialismo alemán y el fascismo italiano.

 

1.5.- Colaboracionismo contra el ocupante alemán: Degrelle, como vimos optaba por la colaboración con el Nuevo Orden y es así que los rexistas ocuparon puestos en la administración pública, se reorganizaron los cuadros del movimiento, volvieron a las calles las secciones de asalto, las juventudes desfilaron bajo clara iconografía nazi. Degrelle suscribió un acuerdo de reparto de Bélgica con el VNV. Así Rex controlaba Valonia y VNV Flandes, mientras que Bruselas quedaba para ambos partidos, aunque mayoritariamente flamenco.

En junio de 1941 estalló la guerra contra la Unión Soviética y Degrelle anunció la creación de un cuerpo para combatir al comunismo (Cuerpo Franco-Valonia “por la lucha contra el bolchevismo”), que partió al frente de batalla en uniforme rexista. Muchos de los dirigentes murieron en combate y en 1943 el líder rexista comunicó un cambio substancial en su programa político: “los valones son parte de la Europa germánica” y que la Valonia se incorporaba al III Reich. El movimiento se fascistizó aún más y ello atrajo a miles de jóvenes a sus filas, mientras que los veteranos conservadores lo abandonaron. El objetivo de su discurso era oportunista: él buscaba agradar y complacer a los nazis porque en realidad pretendía lograr mayor poder político en Bélgica.

En mayo de 1943 se produjo el acuerdo Himmler-Degrelle y la legión valona, antes en el Ejército alemán (Wehrmarcht), devino en una división de las Waffen-SS (la SS- Sturmbrigade Wallonien). El arrojo de Degrelle fue reconocido por el gobierno alemán quien le otorgó dos cruces de hierro de caballero (2do grado y 1er grado), mas tarde las Hojas de Roble en oro y Hitler, al entregarle personalmente las preseas, pronunciaba que: “Si tuviera un hijo, hubiera deseado que fuera como Degrelle”[6].

Degrelle y sus voluntarios en abril de 1944 hicieron una gira triunfal por Bruselas, donde fueron aclamados por multitudes de personas. Cinco meses más tarde, esas masas enfervorizadas saludaban y exaltaban a las tropas aliadas de Montgomery que ocuparon parcialmente Bélgica. Hitler lo nombró Volksführer de los valones y le confirió plenos poderes en los territorios liberados en Valonia. Luego de la caída de Berlín, Degrelle combatió hasta último momento y fue nombrado por Himmler general de las Wallen-SS el 2 de mayo de 1945.

 

1.6.- Fin del rexismo: En un avión provisto por Joseph Tervoben, Reichkommisar alemán en Noruega logró huir de los aliados y llegó a las playas de San Sebastián en el norte español, donde Franco le concedió asilo y apoyo incondicional. Los múltiples pedidos de extradición fueron rechazados uno tras otro.

En 1946, los principales dirigentes rexistas fueron juzgados a excepción de Léon Degrelle, condenado a muerte en rebeldía. A fines de la década de 1960 adquirió la ciudadanía española y Bélgica lo consideró públicamente “un extranjero”, empero la prescripción de la pena de muerte se prorrogó ad hoc por diez años, hasta 1974, en lo que se llamó la “lex degrelliana”. Hasta su muerte en marzo de 1994, no renegó jamás de su compromiso nazi y se erigió en referente de la extrema derecha europea en su carácter de ex general de las SS.

Luego de la Guerra el partido rexista resultó una suerte de secta paramilitar con ritos y secretos que los dirigentes no revelaban a los demás miembros ni siquiera a sus familiares. De 1944 a 1949 en Bélgica, 57052 personas fueron juzgadas por actos de colaboracionismo, 53005 fueron declarados culpables (21709 por tribunales de Bruselas y Valonia) 1247 resultaron condenados a la pena capital (241 efectivamente ejecutados: 14 en Bruselas y 122 en Valonia).

 

2.- ACCION INTEGRALISTA BRASILEÑA

2.1.- Preliminar: El fascismo qua movimiento no fue un patrimonio exclusivo de Europa; así por caso, en nuestra región latinoamericana, si bien no podemos establecer la existencia de un régimen fascista convencional encontramos la propagación significativa de esta ideología desde la asunción de Mussolini al poder en 1922[7]. El gobierno y los emigrantes italianos se encargaron de divulgar las ideas y acciones del Duce y del fascismo, con el objetivo de exportar el experimento a otras latitudes y -en el caso brasileño- sentar las bases de un fascismo en América para desafiar la hegemonía regional norteamericana (Bertonha, 2000b).

No podemos soslayar que en América del Sur, principalmente en Argentina y Brasil existía en la época de auge fascista una importante comunidad de inmigrantes italianos, quienes fueron los primeros que se dedicaron de lleno a cultivar un patriotismo que exaltaba la tierra de origen y que, a la par, incluía la fidelidad sincera a la patria adoptiva (Scarzanella, 2007:10). Asimismo, el fascismo les proporcionaba a los italianos en Sudamérica un instrumento de identidad y de integración con la sociedad que los había receptado, llegando a producirse una ecuación donde fascismo era equivalente a italianidad (Trento, 2007:24; 1982, 1994).

Robert Paxton señala que América Latina estuvo mucho más cerca que ningún otro continente de instaurar algo próximo a los auténticos regímenes fascistas europeos entre la década de 1930 y principios de la de 1950. Sin embargo, el autor aclara que lo que se dio en Latinoamérica tuvo mucho de imitación de la escenografía fascista, aunque los diferentes gobiernos adoptaban remedios contra la Depresión calcados tanto del New Deal rooseveltiano, como del corporativismo de Mussolini (Paxton, 2004:226).

Con Paxton (2004:226), Bertonha (2000a:102) y Scarzanella (2007:14-15) entendemos que la Acción Integralista Brasilera (AIB) es el “más próximo a un partido fascista de masas autóctono en América Latina” y el “hermano” del Partido Nacional Fascista. A esta experiencia regional caracterizada como “el más importante movimiento fascista de las Américas” (Bertonha, 1997:114) dedicaremos el análisis que sigue.

 

2.2.- Nacimiento del integralismo: Este movimiento tomó su nombre de un partido portugués de principios del siglo XX que caracterizado por antiparlamentario, tradicionalista, católico, antiliberal y decididamente monárquico[8]. La AIB hacía ostentación de la simbología fascista, adoptando el uso de la camisa verde y la letra griega sigma å como símbolo; a la par, que en una fusión de la imaginería histórica brasileña indígena con las formas del fascismo tradicional adoptó el saludo romano con el grito “Anauê” (que significa en tupí “eres mi hermano”)[9].

 

2.3.-Organización y liderazgo: El partido AIB tuvo una organización paramilitar, realizaba manifestaciones callejeras como exhibiciones castrenses y sus discursos hacían gala de una retórica antimarxista y antiliberal. Periódicamente reiteraba sus rituales conocidos como: “Matinas de Abril” y “Noite dos Tambores Silenciosos”.

Las “Matinas de Abril” eran las solemnidades creadas para homenajear al primer desfile integralista en San Pablo, en 1933, donde los militantes el 23 de abril colocados en dirección al sol naciente, juraban fidelidad al Jefe Nacional y al integralismo.

El 7 de octubre de 1935, cuarenta mil integralistas realizaron por primera vez en Blumenau la ceremonia “Noite dos tambores silenciosos” en conmemoración del aniversario de la fundación de AIB y en protesta contra la extinción de la milicia integralista a consecuencia de la Ley de Seguridad Nacional promulgada por el gobierno de Vargas. La ceremonia debía efectuarse siguiendo un ritual rigurosamente establecido. Su celebración se daba simultáneamente en todas las sedes de AIB del país, bajo la presidencia del afiliado “más pobre, más humilde, que representará al Jefe Nacional.”

Se definía por ser fuertemente nacionalista y su componente esencial era la clase media. Fue el primer partido de masas de Brasil, sostenido con las contribuciones de sus propios miembros, lo que lo distinguía de los partidos tradicionales basados en un modelo oligárquico (Cytrynowicz, 1992).

El fundador y jefe supremo del movimiento era Plinio Salgado, quien siguiendo a John Dos Passos creía que desde Cristóbal Colón en adelante, todos los sistemas que habían sido importados a América Latina resultaron una maldición para este continente y se preguntaba por qué no desarrollar un movimiento autóctono, sin necesidad de trasplantar para el Brasil el fascismo europeo u otros sistemas exóticos (Salgado, 1931)[10].

Los Estatutos de AIB de 1934 consideraban a la persona de Salgado como “intangible” y a su función como “perpetua” con facultades de nombrar y remover a los miembros del Consejo Nacional partidario. Los miembros no podían oponerse ni criticar sus decisiones so pena de expulsión. Se le debía obediencia y sumisión a su autoridad. Impuso el culto a su persona. El juramento de todo nuevo miembro según el Protocolo y Ritual de 1936 era el siguiente: “Juro por Deus e pela minha honra trabalhar para a Açao Integralista Brasileira, ejecutando sem discutir as ordens do Chefe Nacional e dos meus superiores.”

2.4.- AIB parte de la familia fascista: Salgado decía abominar por completo de la dictadura, el cesarismo y el Estado totalitario, defendiendo la democracia integral cristiana, el Estado Ético o Integral, aproximándose más a la Doctrina Social de la Iglesia y del movimiento cristiano democrático de Sturzo que del fascismo de Benito Mussolini.

Antes de crear la AIB, Salgado condenaba al fascismo y a “su hermano” el bolchevismo, a los que consideraba meras tisanas para las dolencias de Europa. Señalando que ambas ideologías representaban una falencia de la democracia y se asemejaban entre sí por ser sendos imperialismos, uno económico basado en el nacionalismo; el otro, político, surgido de la Tercera Internaciona. Los exegetas y apologistas de Salgado creen que si bien su movimiento podía ser catalogado de fascista, ello había ocurrido cuando la Italia de Mussolini aún no se había subordinado a la Alemania hitlerista, ni dictado las leyes ignominiosas que atacaban al pueblo judío.

Estos intérpretes tratan de discernir que la AIB en cuanto fascismo, era una tercera vía entre el comunismo y el liberalismo capitalista. Por ejemplo, para el filósofo Miguel Reale (de militancia activa integralista) el término fascismo adquiría una connotación genérica para abarcar todas las formas de economía dirigida o planificada. Pero, que a raíz de la “técnica de etiquetamiento” izquierdista, la palabra fascismo pasó a ser sinónimo de nazismo, a fin de resultar más cómodo combatirlos a ambos simultáneamente (Reale, 1986:93)[11].

Otros rechazan la ligazón de AIB con Hitler, puesto que la fuerza política fue creada en Brasil cuando la doctrina del alemán era prácticamente desconocida en el país. Empero, creen advertir la repercusión del fascismo mussoliniano en dos ideas principales: el Estado Fuerte y un partido político único organizado con base en corporaciones económicas (Martins, 1968:73). Sin embargo podemos señalar que dentro de AIB existían divisiones entre sus miembros, pues había muchos que veían al fascismo como seductor, aunque otros, adherían al ideario del nacional-socialismo.

Es imposible no reconocer en el Integralismo, una serie de influencias del fascismo italiano y también de otros movimientos fascistas europeos. Esas influencias pasaban especialmente por el campo ideológico, como la doctrina corporativa, el descreimiento en la democracia, la priorización del Estado en relación a la sociedad, etc. Mas también se exteriorizaban en temas aparentemente secundarios, como la mística y la simbología, en las cuales eran evidentes las influencias del fascismo italiano en la mitología del líder, la coreografía de las grandes manifestaciones (las “bandeiras” -caravanas-; discursos dramatizados; estandartes; canciones; uniformes; insignias; rituales; el adoctrinamiento de las juventudes con la organización de los "plinianos", que se asemejaban notablemente a los "balillas" italianos); etc[12].

José Arthur Ríos explica las causas de la atracción que el Integralismo ejercía sobre los ítalo-brasileños: "No tenemos datos que permitan esclarecer en qué medida el Integralismo atraía a los italianos. Siendo un movimiento de características nacionalistas, no debía poseer extranjeros en sus filas. Según todo indica, atraía un número considerable de ítalo-brasileños, para los cuales representaba una forma, de ligarse a la comunidad brasileña y de liberarse del complejo de inferioridad que su condición de marginalidad siempre acarreó.

En muchos ítalo-brasileños, la camisa verde, el saludo “indígena” y la declamación nacionalista, eran una forma de verse confirmados en la comunidad brasileña, de escapar a la inestabilidad de ciudadanos de dos patrias. Para otros, perfectamente asimilados, sin ningún problema de marginalidad, el nombre italiano sería un mero accidente a su adhesión al movimiento, una resultante de la atmósfera de exaltación nacionalista del medio en que vivían (Ríos, 1959:64-65).

Hélgio Trindade considera que a AIB era un partido fascista: "…en función de la composición social de sus adherentes, de las motivaciones de adhesión de sus militantes, del tipo de organización del movimento, del contenido del discurso ideológico, de las actitudes ideológicas de sus adherentes y del sentido de solidaridad del movimiento en relación a la corriente fascista internacional" (Trindade, 1974).

Estos elementos eran un poderoso atractivo diferenciador ante las prácticas de todos los demás partidos políticos brasileños y creaban una mística ritualizada (rituales que regulaban desde el nacimiento hasta la muerte) de adhesión que debería ser considerada no a un partido, sino a un movimiento que se presentaba como renovador de las “fuerzas espirituales de la nación” (Sombra y Guerra, 1998).

 

2.5.- Diferencias y similitudes: AIB tiene como fecha oficial de nacimiento el 5-7 de octubre de 1932, cuando se lanzó el “Manifesto de Outubro” que causó honda repercusión en Brasil, ya que despertaba los sentimientos patrióticos y de unidad nacional. Afirmaba una convicción espiritualista y cristiana a la par que criticaba a las revoluciones sin doctrina. Su programa apuntaba a la justicia social y se resumía en la expresión “Dios, Patria y Familia”. Una de las causas de su atractivo para los sectores de las clases medias urbanas y de independientes no representados por otra fuerza política, era que proponían terminar con el poder y la venalidad de las oligarquías regionales.

A diferencia de otros movimientos fascistas creía a todas las razas iguales en la formación de la nacionalidad brasileña[13], aunque combatía el cosmopolitismo como una plaga destructora de las estructuras nacionales. Llamaba a la unión del pueblo civil y las Fuerzas Armadas para luchar contra el comunismo y el liberalismo capitalista internacionales (Salgado, s/d).

En 1933 el integralismo brasileño asume una posición propia basada en el corporativismo democrático del pensador rumano Mihail Manoïlescu, en cuya obra “Le Siècle du Corporatisme” no aceptaba la tesis fascista de corporación como “órgano del Estado”, pero sí en cambio como estructura democrática con organización social autónoma.

De tal modo, AIB proponía la implantación del “Estado Integral” que difería del Estado liberal y de su “falso” sistema de representación. El Estado Integral permitiría la representación efectiva de los intereses reales y particulares, a partir de la organización de los brasileños en “clases profesionales”. Por ello, cada ciudadano debería inscribirse en una de sus clases y de esa manera elegiría a sus representantes a las cámaras municipales y a los congresos federal y estadual, los cuales a su vez procederían a conformar los poderes ejecutivos correspondientes a cada instancia.[14]

En “Notas Políticas”, Salgado fijó los principios doctrinarios de la acción integralista, donde algunos temas como antiliberalismo o nacionalismo fueron bien definidos, en cambio otros como la organización del Estado, permanecieron vagos y a un nivel intuitivo (Trindade, 1982). Por ejemplo, al definir al Estado Integral lo hacía diciendo que era: “el conjunto de fuerzas materiales, morales e intelectuales… que impone una finalidad humana a los pueblos”. Ese Estado debería ser corporativo, unipartidario y básicamente semejante al Estado Fascista, defendiendo que “lo esencial de la doctrina fascista es perfectamente aceptable como concepción de Estado.”

Salgado consideraba al Integralismo como una “revolución espiritual” que se daría no solo en Brasil, sino en “todo el complejo panorama universal”, inaugurando un nuevo período de la historia del hombre: la cuarta humanidad, denominada “integralista”. Creía que era el ideal de una sociedad armónica entre los hombres y sus clases, donde “fuere posible al obrero más modesto ascender a una elevada posición financiera o intelectual”.

Sostenía Plínio Salgado que: “Brasil no puede realizar una unión íntima y perfecta de sus hijos, en tanto existiesen estados dentro del Estado, partidos políticos que fraccionan la nación, clases luchando contra clases, individuos aislados ejerciendo acciones personales contrarias a las decisiones del gobierno, en fin, todos y cualquier procesos de división del pueblo brasileño”.

 

2.6.- Participación integralista: En 1935, el 24 de noviembre se produjo el “Levante Comunista” en Natal, Recife y Río de Janeiro. La insurrección fue rápidamente reprimida y desactivada; y Salgado aprovechó para poner a disposición del presidente Vargas 100.000 camisas verdes para combatir a los revoltosos y a la vez colocarse en una línea de colaboración con el poder establecido[15].

En 1936, llamado el “Año Verde” AIB abandonó la vía revolucionaria de toma del poder y se transformó en un auténtico partido político (Trindade, 1982) y en las elecciones inmediatas capitalizó el clima anticomunista del momento, obteniendo veinticuatro prefeituras y más de quinientos vereadores, totalizando alrededor de doscientos cincuenta mil votos.

En enero de 1937 AIB inició los preparativos de un plebiscito para elegir al candidato presidencial que representaría a la fuerza en las elecciones de enero de 1938. Por abrumadora mayoría Salgado fue el elegido y el 12 de junio aceptó la candidatura con un discurso conocido como “Cristo y el Estado Integral”. Cuatro mil comités “Pro-Plinio Salgado” fueron constituidos rápidamente y recibió del Conde Galeazzo Ciano (Ministro de Asuntos Exteriores de Italia) una importante suma de dinero como financiamiento para la campaña electoral[16].

El clima político brasileño se enrareció, Salgado sufrió un intento de asesinato y varios militantes integralistas murieron bajo las balas de sus enemigos comunistas. El propio presidente Vargas[17], su ministro de Guerra general Eurico Gaspar Dutra y el Jefe del Estado Mayor del Ejército general Pedro de Gois Monteiro en connivencia con Salgado alentaban un golpe militar para implantar un Estado autoritario de honda raigambre anticomunista.

En una demostración de fuerza desfilaron casi 20.000 camisas verdes, a los que pasó revista el presidente Getulio Vargas. El 9 de noviembre Plinio Salgado retiró su candidatura manifestando el apoyo de los integralistas a Vargas y a las Fuerzas Armadas “en la lucha contra el comunismo y la democracia anárquica, para proclamar los principios de un nuevo régimen”.

 

2.7.- El fin del Integralismo: El 10 de noviembre Vargas ordenó formar un cerco al Congreso, consumando rápidamente el golpe de Estado, anunció radiofónicamente la creación del Estado Novo y promulgó una nueva Constitución, en la que pese a sus promesas previas, no contenía referencia alguna al integralismo. Los partidos políticos fueron disueltos y la misma suerte corrió AIB, que organizó un último desfile también revistado por Getulio Vargas. Al momento de ser disuelta AIB contaba con un millón y medio de afiliados y adherentes.

Pero en enero de 1938 Salgado comenzó a gestar la idea de un golpe cuyos principales objetivos eran deponer al presidente de la República que gobernaba como dictador desde el 10 de noviembre de 1937, re-democratizar el país y restablecer la Constitución del 16 de julio de 1934. Salgado fue apoyado por opositores liberales tales como Otávio Mangabeira ex gobernador de Río Grande do Sul y el coronel Euclides Figueiredo, líder de la Revolución Constitucionalista de 1932. El almirante Nuno Barbosa de Oliveira asumió la dirección militar del movimiento en Río de Janeiro.

A fines de ese mismo mes, el gobierno varguista había dictado una serie de medidas represivas contra los integralistas. El 11 de marzo se produjo la primera tentativa de golpe, la que fracasó y varios integralistas fueron detenidos y sometidos a proceso judicial. El general José María Castro Junior ocupó la jefatura militar del movimiento.

El levantamiento armado se lanzó el 11 de mayo, pero nuevamente fue neutralizado y desarticulado debido a fallas de organización y la deserción a último momento de la mayoría de los integralistas comprometidos con la acción. El Palacio de Guanabara (residencia presidencial) fue asaltado, mas no se pudo apresar al presidente Vargas pese a la precaria resistencia de sus defensores[18]. El 2 de diciembre de 1938 el gobierno decretaba la caducidad de AIB. La mayoría de los revoltosos fueron detenidos, pero no se enjuició ni ordenó la captura de Plinio Salgado, quien permaneció oculto y sólo prestó declaración ante la policía en enero de 1939.

En mayo de ese año reunió en San Pablo un pequeño grupo de seguidores y lanzó una proclama conocida como “Manifesto de Maio” en la cual recomendó “la abstención de cualquier clase de agitación subversiva y de manifestaciones de carácter político, perturbadoras del orden público”. Luego salió al exilio en Portugal donde prosiguió su actividad literaria y política, se reunió con emisarios de Vargas, a quien manifestó públicamente su incondicional adhesión, a extremo tal de expresar su solidaridad con el gobierno brasileño, cuando este declaró la guerra a Italia y Alemania en 1942.

En 1943 pronunció una conferencia en Coimbra y luego de explicar el concepto cristiano de democracia como síntesis de su pensamiento, consideró al totalitarismo nazi-fascista como un “desvío” equiparándolo con el totalitarismo de los Estados comunistas.

 

2.8.- Colofón: Miguel Reale, señala que el integralismo no se reducía a la doctrina seguida por Plinio Salgado, porque existían variantes personales como la de Olbiano de Mello[19] que postulaba un estado más sindicalista que corporativista. Otros integralistas, como Gustavo Barroso (jefe de la Milicia Integralista) se distinguían por un antisemitismo, aunque no de carácter racial o religioso, sino desde el punto de vista económico financiero ya que entendía a Brasil como una colonia de banqueros judíos[20].

Con Trindade, analizando los aspectos doctrinarios de la AIB, entendemos que el integralismo brasileño se aproxima mucho más a los fascismos conservadores portugués (salazarismo) y español (Falange Española) o al Rexismo belga; que al espiritualismo vago del fascismo italiano o del agnosticismo nacional-socialista germano.

Sin embargo, a pesar del discurso violento contra las oligarquías, al pasar del plano del ideario político para el de la negociación para acceder al poder, el Integralismo acabó teniendo una conducta política semejante a la de las oligarquías que decía combatir, asumiendo políticas clientelares y asistencialistas. El partido apoyó, por ejemplo, un arreglo en 1936 para elegir en Maranhão un gobernador ligado a Getúlio Vargas, y participó de una amplia coalición de fuerzas tradicionales de la política local, pasando a integrar la administración pública.

En 1936 y 1937, el Integralismo creció, llegando a tener una emisora de radio, “Rádio Sigma”, y un jornal diario comparable a los mayores de Maranhão, que recibía hasta anuncios de Goodyear. En 1937, en Maranhão, los integralistas participaban de la administración pública, del parlamento estadual, y tenían el apoyo de sacerdotes católicos y jefes políticos locales, sin sufrir ninguna represión (Cytrynowicz, 2001).

 

3.- Conclusiones

La década de 1930 fue una de las más perturbadas del siglo XX, donde las ideologías y las pasiones políticas ganaron fuerza, donde el liberalismo, el fascismo y el comunismo lucharonn por la conquista de espacios cada vez mayores.

En Brasil, por un lado el comunismo es descrito como el enemigo de la nacionalidad, por otro, el integralismo -representante local del autoritarismo fascista- ganaba terreno y abría núcleos en diversas ciudades del país. Usando de la violencia tanto en sus discursos, como en los mismos actos, los integralistas de AIB soñaban con derrotar al comunismo y al liberalismo de una sola vez, para poder implantar un régimen totalitario que según ellos viniera a defender la religión cristiana, la patria y la familia brasilera (Souza de Araújo Neto y Ruiz de Macedo, 2001).

Los integralistas explicitaron en 1934 que: “es un movimiento cultural que abarca: 1) Una revisión general de las filosofías dominantes hasta principios del siglo XX y, en consecuencia de las ciencias sociales, económicas y políticas;  2) La creación de un  pensamiento nuevo, basado en la síntesis de los conocimientos que nos fueron legados, en paralelo, en el pasado siglo XIX.

 El Integralismo en Brasil, es muy diferente del integralismo fundamentalista francés de Charles Maurras, porque ése fue sólo un "nacionalismo integral", preocupado por restaurar las tradiciones. Distinto,  también del integralismo lusitano, que trasplantó el sentido tradicionalista de la corriente francesa, con tendencia a reanudar en el proceso social moderno al espíritu medievalista.

Es diferente, por otra parte, no sólo del "racismo" alemán, cuya tesis de superioridad étnica denota un prejuicio cultural; así como también del "fascismo" italiano, al que solamente  se asemeja en lo concerniente a una nueva actitud del Estado de cara de la lucha social. Por tanto, es un movimiento original, genuinamente brasileño, con una filosofía propia, un nítido pensamiento que se destaca dentro de la confusión del mundo contemporáneo”.

Por su parte, el rexismo belga se caracterizaba por intentar compatibilizar el tradicionalismo católico con un nacionalsocialismo, que más allá de la palmaria contradictio in terminis, es filosóficamente inconciliable. En lo económico, el rexismo era hondamente conservador y su concepto de justicia social muy limitado.

Rex fue un movimiento de profundas raíces cristianas. Degrelle nunca lo negaría ni abjuraría de ello y hasta su muerte seguiría fiel a la Iglesia Católica. El Partido Rexista (Parti Rexiste) surge de la clara inspiración en un principio de Maurràs y el integralismo, en donde se planeaba la regeneración del hombre. Este movimiento, luego de un tiempo, coincidió con el nacional socialismo de Adolf Hitler y el fascismo de Mussolini.

 Principalmente lo que motivó el inicio del rexismo y la importancia de Degrelle en éste, fue que las juventudes católicas exigían un cambio de la derecha en Bélgica, que en aquel momento se había aliado con la izquierda y fue partícipe de la separación de los Países Bajos.

El director del periódico de Lovaina, Léon Degrelle, encarnaba aquel cambio, por lo que fue un claro promotor de nuevas iniciativas y en un principio logró un amplio apoyo en el Parlamento de Bélgica. Las habilidades oratorias del joven se unieron junto a los nuevos entusiasmos para promover el movimiento, más que todo en aquellas clases medias que observaban con cierto recelo las alianzas de Francia con la Unión Soviética. La ideología del rexismo apelaba a la regeneración moral de la sociedad belga de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia Católica romana, formando una sociedad corporativista y aboliendo la democracia.

Como muestra Marilena Chauí (1978) en su ensayo sobre el Integralismo, la crisis es una poderosa imagen engendrada por el propio discurso fascista, que arremete en un discurso emocional e irracional, repleto de imágenes aterrorizantes, blandiendo la amenaza de que la sociedad y sus valores están en disgregación, a la vera del caos, y que sería preciso un movimiento restaurador de los valores, regenerador del hombre y un nuevo orden.

El germen del fascismo se expandió principalmente por Europa, sin embargo sus largos brazos llegaron a todos los continentes, no sólo donde había grandes comunidades de emigrantes italianos o alemanes, sino en países tan distantes como Canadá, Estados Unidos, Japón, China, Sudáfrica, Colombia, Líbano o México[21].

El fin de la historia en el "Estado Integral" y en el "Reich de 1.000 Años" presuponía un estado permanente de armonía social, exterminados previamente en la denominada "solución final" todos los que infringían la irrazonable norma del ideal racista.

Finalmente, es preciso jamás perder de vista que se llame Fascismo, Nazismo, Rexismo o Integralismo, y en que estriben sus diferencias, siempre será una ideología de destrucción, negación, horror, terror y conflicto, de rechazo al diferente y al otro, de odio y de divisiones sociales. Destruye a la democracia y al sistema de representación. Proclama un nacionalismo xenófobo, un liderazgo dictatorial, la guerra, la destrucción de las organizaciones de la sociedad civil, todo dentro del marco de intimidación y del racismo.

 

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*Javier Pablo Marotte (Alberti, 1969), es procurador (1991) y abogado (1992) por la Universidad John F. Kennedy, diplomado en Derecho Procesal Penal (UNC) y doctorando en Ciencia Política CEA-UNC. Tesis doctoral: “Malestar, crisis y reformulación en las democracias sudamericanas: Un análisis de casos”. Es asesor legislativo, árbitro de la Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, consultor independiente de Plataforma Democrática-Fundación iFHC-Centro Edelstein y miembro de la Sociedad Argentina de Análisis Político (SAAP), Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI) y Sociedad Argentina de Escritores (SADE).

 

 



[1] En Europa se utiliza la denominación derechas como correcta, ya que consideran que posee múltiples variantes y nunca fue monolítica.

[2] Por ejemplo el que efectúan Renzo de Felice (1976) quien separa al fascismo italiano del nazismo alemán y Raúl Morodo (1985), para quien no existió un modelo único de fascismo, sino “fascismos europeos” según las características históricas, económicas, sociales y culturales de cada país.

 

[3] Los primeros jóvenes seguidores de Degrelle se llamaban rexistas, por ser estudiantes que se encargaban de distribuir y vender las publicaciones de la editorial Rex. También se señala que la utilización de la denominación Rex la toma Degrelle luego de haber viajado a México en 1930, donde quedó ostensiblemente impresionado por el grito de los contrarrevolucionarios mexicanos en la guerra cristera (Viva Cristo Rey y la Virgen de Guadalupe).

[4] El primado de Bélgica desde el púlpito y ataviado con la mitra episcopal fue rotundo y lapidario: “… Estamos convencidos que [Degrelle] constituye un peligro para el país y para la Iglesia. Y en consecuencia el deber de todo católico leal el 11 de abril es evidente. Y toda abstención debe ser reprobada.”

[5] Durante la guerra Degrelle recordará que los rexistas se sentían muy solidarios con el nacionalsocialismo, con el Fascismo, la Falange Española y con los otros movimientos nacionalistas y socialistas de la “juventud revolucionaria de Europa”.

 

[6] Degrelle se convirtió así en el no alemán más condecorado. Todo alemán tenía la obligación de saludarlo en posición de respeto, incluidos los generales.

 

[7] Pueden verse: Ugelvik Larsen (2001); Berthona (2001:39-61); Scarzanella (2001), entre otros. Ernesto López (en el Diccionario de Política de Norberto Bobbio) remite a la voz “militarismo latinoamericano” cuando trata de definir a las experiencias fascistas latinoamericanas.

 

[8] El partido integralista lusitano había sido fundado en 1914 por Antonio Sardinha y se proponía instaurar en Portugal una nueva monarquía. Se disolvió en 1933.

[9] En 1922 surgió en Brasil, con clara inspiración fascista, la Legião Cruzeiro do Sul. Luego se crearon movimientos, como el Partido Nacional Fascista/Ação Social Brasileira de J. Fabrino, la Legião Cearense do Trabalho, el Partido Nacional Sindicalista de Olbiano de Mello, el Partido Fascista Brasileiro, Ação Imperial Patrianovista Brasileira y la Legião 3 de Outubro.

[10] Siendo en 1930 diputado estadual en San Pablo viaja a Turquía, Egipto y Europa, donde observa de cerca la experiencia fascista italiana y después de un encuentro con Mussolini escribió que “un fuego sagrado” había entrado en su vida. Al regresar a Brasil se lanzó a crear un movimiento “no es exactamente ese régimen [fascista italiano] que precisamos aquí, mas es una cosa semejante” (Salgado, 1930).

[11] Cabe consignar que Reale se refería al “New Deal” de Roosevelt como “un fascismo a la manera yankee”.

[12] Walter Benjamin (1989 [1936]) definió a esa mitología de imágenes -referidas al nazismo- como la “estetización de la política”.

 

[13] Uno de sus eslóganes expresaba: “Unión de toda raza y de todo pueblo”.

[14] En 1935 AIB contaba con un diputado federal, cuatro diputados estaduales, mil ciento veintitrés grupos organizados en quinientos cuarenta y ocho municipios y cuatrocientos mil adeptos.

[15] No olvidemos que para entonces en Brasil existían solo dos partidos de base nacional, el Comunista que se encontraba proscripto y actuaba en la clandestinidad y la Açao Integradora Nacional, que estaba dentro de la ley (Fausto, 1996).

[16] Empero el gobierno de Roma utilizó al movimiento de los “camisas verde” como un instrumento para la defensa de sus intereses en Brasil. Aunque ello se dio en un marco de relaciones realmente intensas, pero con enormes ambigüedades de relacionamiento, oscilando entre la cooperación y el conflicto (Bertonha, 2000a:111 y 2001). También podemos señalar que los poderosos empresarios paulistas de origen italiano (Matarazzo, Crespi, Morganti, Martinelli) pese a ser abiertamente fascistas, no brindaron apoyo alguno a AIB, pese a que los dirigentes integralistas les solicitaron colaboraciones en reiteradas oportunidades (Bertonha, 2001). Una explicación de la razón de las ambigüedades del gobierno de Mussolini para con AIB, estriba en la sintonía que existía entre aquel con el régimen autoritario de Getulio Vargas (Trento, 2007:75).

[17] Cabe consignar que la relación de AIB con el presidente Getulio Vargas fue asaz conflictiva, incluyendo una tentativa de golpe de estado en 1938, la que estudiaremos posteriormente. Empero, tuvieron un fuerte predicamento entre la oficialidad de las Fuerzas Armadas de Brasil, en especial en la Marina, donde el Jefe de Estado Mayor en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, Comandante Gerson de Macedo Soares era un connotado cuadro político de la AIB (http://www.integralismonosul.net). También era afiliado el Jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, general Pantaleao Pessoa y el general Newton Cavalcanti.

 

[18] Reale sostiene que el putsch integralista de 1938 que atacó el Palacio de Guanabara y buscó detener al presidente Vargas era en realidad una alianza de liberales con integralistas que tuvo por finalidad derrumbar el “Estado Novo”, bajo el comando del General Castro Junior. Reale indica que la prueba más contundente de su afirmación es que los integralistas eran comandados por un capitán liberal llamado Severo Fournier.

[19] Este periodista había fundado en 1931 en Minas Gerais el Partido Nacional Sindicalista.

[20] Puede verse el pensamiento de Reale (1934) más en profundidad en su obra “O Estado Moderno”. Barroso en sus discursos sostenía: la “escravização do Brasil aos banqueiros judeus” (Maio, 1992; Rago Filho, 1989; Cytrynowicz, 1990 y 1992; Lesser, 1995, Carneiro, 1988.)

[21] A modo meramente indicativo podemos señalar variantes fascistas tales como: los Blueshirts canadienses, la Silver Legion norteamericana, el movimiento japonés Yuzonsha o el Taisei Yokusankai, el fascismo confuciano del Kuomintang chino, el Partido de las Falanges Libanesas (Kataeb), los Stormjaers sudafricanos, los leopardos colombianos y los camisas doradas de la Acción Revolucionaria Mexicanista.